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sábado, julio 14, 2007

Escher y Bach - Canon cancrizante o retrógado

Una de las interacciones más claras entre la obra de Escher y la de Bach es el grabado "Crab Canon", literalmente "canon del cangrejo":



Entre las posibilidades estructurales del canon musical está el llamado "canon cancrizante o retrógrado"; donde la melodía principal se superpone a otra que es exactamente igual peroque procede de forma retrógradada desde el final, es decir el canon mantiene una simetria tal que si se tocara de forma invertida el único cambio sería que una de las voces tomaría la melodía de la otra y viceversa.

Por su caracter especular se convierte en un estilo plenamente conectado con la estética barroca, tan aficionada a simetrias espirales, galerias de espejos y juegos de simetria.

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domingo, junio 24, 2007

Concierto Italiano de Bach por Glenn Gould

Las obras para teclado de Bach son inigualables; en especial ésta y las variaciones Goldberg, que podrían considerarse entre las grandes obras maestras de la cultura germana.

Nureyev aprendió, ya enfermo, a tocar el piano sólo para poder interpretar este concierto, que solía escuchar, de una cinta de cassette, una y otra vez antes y después de los ensayos de danza; en su entierro, en el cementerio de Sainte-Genevieve-des-Bois, se escuchó música, era de Chaikovsky y de Bach.

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lunes, marzo 19, 2007

La piedra que no rodó: Mick Jagger y Escher

En el año nuevo de 1969, Mick Jagger de los Rolling Stones, escribió una carta al famosísimo artista M.C. Escher (1898-1972), mundialmente conocido por sus ?dibujos imposibles?, porque Jagger quería utilizar un dibujo de Escher para la portada de su nuevo LP ?Through The Past Darkly?, ya fuera un diseño nuevo y original o algún trabajo todavía no publicado.

Mick era en ese entonces uno de los más grandes fans de Escher; pero parece ser que el sentimiento no era mutuo. Se sabe que los gustos musicales de Escher eran por la música clásica con un gran énfasis en J.S. Bach, a quien incluso se refería como ?Father Bach?.
La carta de Jagger, a pesar de estar llena de halagos y mostrar la mejor disposición, no fue bien recibida, y parece ser que un detalle tal vez inocente fue justamente la causa del fracaso. Resulta que Mick empezó su carta así: Dear Maurits (Querido Maurits), lo que molestó sobremanera a Escher, pues consideró que dirigirse a él por su nombre era una total descortesía si ni siquiera se conocían.
Escher le escribió a Peter Swales, persona que el cantante había propuesto como contacto, haciéndole saber que la respuesta a las dos preguntas de Jagger (diseño nuevo o no publicado) tenía que ser NO, pues quería dedicar todo su tiempo y atención a todos los compromisos ya adquiridos. Aclaraba además, que no podía aceptar ningún otro proyecto ni perder tiempo en publicidad.

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martes, marzo 13, 2007

Escher apela directamente a la inteligencia pura

El País (ABEL GRAU - Madrid - 13/02/2007 )

Los dibujos de Escher lo hipnotizan a uno hasta que acaba atrapado en su acertijo lógico. El observador sabe por sentido común que una figura que sube por una escalera vertical no puede coexistir con otra que, peldaño a peldaño, avanza por una escalera horizontal. Y, sin embargo, ahí están. La vista percibe algo que contradice la lógica. Los sentidos discuten con el sentido común. Es un callejón sin salida. Un bucle. Un dibujo de Escher.

Maurits Cornelis Escher (1898-1972), dibujante y grabador holandés, trazó arquitecturas imposibles y juegos geométricos obsesivos. En Autorretrato, proyecta su efigie sobre una esfera de cristal: la mirada fija, el rostro enjuto, las cejas luciferinas y las orejas puntiagudas; la viva imagen de un hechicero aritmético.

Escher sostenía que era capaz de ver una belleza infinita en un cubo. Seducido por la geometría, construyó centenares de repeticiones pautadas y distorsiones visuales. En Aire y agua, una bandada de pájaros se transforma sutilmente en un banco de peces, o viceversa. En Balcón, el centro de un pueblo costero se proyecta esferizado hacia el espectador. Arriba y abajo es el ensamblaje de dos perspectivas opuestas. Sí, es frío y repetitivo. Escher no pretende conmover. Sus dibujos son un desafío eléctrico lanzado directamente al cerebro.

?Probablemente, de todos los artistas es el que más directamente apela a la inteligencia pura del espectador?, resume Jesús Mosterín, filósofo y miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. ?No despierta sentimientos ni emociones. Su obra constituye un reto permanente a la inteligencia del espectador. No emociona; fascina, deja perplejo?.

Escher lleva más de medio siglo asombrando a matemáticos, físicos, filósofos y, claro, a espectadores comunes; sólo hace falta echar un vistazo a cómo acercan la nariz a sus pequeñas composiciones los visitantes de la muestra Escher. El arte de lo imposible (en el Centro de Arte Canal, en Madrid, hasta el 4 de marzo). Todos quieren aproximarse para desentrañar el enigma del espejo autorreferencial de Tres esferas II, las escaleras entrecruzadas de Relatividad o el caudal de agua de tres pisos en un sólo nivel de Cascada.

El bucle lógico, visual y musical

En Gödel, Escher, Bach (premio Pulitzer 1980 y best seller de literatura científica), un monumental estudio sobre la consciencia, el matemático norteamericano Douglas Hofstadter, se adentra en los paralelismos entre el dibujante holandés, el matemático Kurt Gödel y el compositor Johann Sebastian Bach. ?Gödel determina que hay un límite en cualquier sistema formal: podemos comprenderlo pero no demostrarlo sin salir de él?, explica Jorge Wagensberg, físico y director del área de ciencia de la Fundación La Caixa. (Un ejemplo de sistema cerrado es la paradoja del cretense Epiménides ?Todos los cretenses son mentirosos?.) Esta idea de circuito cerrado, de solipsismo, es la que Escher ilustra magistralmente en piezas como Cascada y Subiendo y bajando.

Quizá el propio Escher no tenía la intención de dar cuerpo a fórmulas abstractas, sino, sencillamente, de recrear paradojas geométricas por puro placer intelectual. ?No son investigaciones matemáticas. Lo que hace es materia prima que se presta para que los matemáticos la interpreten?, observa el filósofo. ?Las matemáticas son la creación más pura de la inteligencia. Es un mundo donde no hay emociones, sólo construcciones mentales. Que se pueden ilustrar bien con un dibujo?, añade Wagensberg.

La intuición que fascina al científico

El divulgador sostiene que el artista puede abrir una ventana a una realidad a la que el científico le cuesta llegar: ?la ciencia puede comprender sin intuir, y el arte puede intuir sin necesidad de comprender. Así, el artista puede darle intuiciones al científico?. Como la del desfile sin fin de hormigas por la Cinta de Moebio, un concepto clave de la topología, la rama de las matemáticas que estudia la continuidad, o la de los lagartos multiplicados de División regular del plano VI, una descripción tentativa de un fractal (una forma geométrica que se repite a escala).

La obsesión de Escher con la repetición se consolidó en una visita a la Alhambra, en Granada, y la Mezquita de Córdoba en 1936. En las intrincadas cenefas arábigas descubrió una estrategia compositiva que consideró eterna. ?Las recurrencias de Escher son una ilustración de lo que es comprender; de la inteligibilidad. La ciencia es buscar la regularidad de las cosas, la repetición; hallar la norma en la naturaleza, allí donde parece que no la hay?, señala Wagensberg.

?Todas sus piezas son representaciones matemáticas. Y, claro, que sea posible en matemáticas no quiere decir que sea posible en la realidad?, añade. Sus composiciones sólo son posibles sobre el papel pero siguen atrayendo como una espiral poliédrica que se repite hasta el infinito.

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