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miércoles, octubre 29, 2008

Escritor Arno?t Lustig recibió en Praga el Premio Franz Kafka

[27-10-2008 15:22 UTC] Por Kate?ina Oratorová (Radio Praga)

El escritor checo Arno?t Lustig recibió en Praga el Premio Franz Kafka, galardón otorgado desde 2001 por la asociación del mismo nombre a destacadas figuras de la literatura mundial.

Lustig
Arno?t Lustig (Foto: CTK)

Autores como Philip Roth, de EE.UU., Elfriede Jelinek, de Austria, y Harold Pinter, de Inglaterra, figuran entre los laureados con el Premio Franz Kafka. El último galardonado, el novelista checo Arno?t Lustig, expresó su alegría por integrar este grupo privilegiado de escritores.
?Me alegro mucho por recibir el premio. Es uno de los galardones literarios más prestigiosos y el único internacional que se otorga en la República Checa. Estoy orgulloso de poder estar entre los laureados?, señaló Lustig.
Nacido en 1926 en el seno de una familia judía, Lustig vivió de joven la experiencia de los campos de concentración de Terezín, Buchenwald y Auschwitz. Fue condenado a muerte en tres ocasiones y en 1945 se escapó de los nazis y se ocultó en Praga hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
Una vez llegada la paz, Lustig estudió periodismo y trabajó en varios medios de comunicación, entre ellos la Radiodifusión Checoslovaca, y fue también guionista en los estudios cinematográficos Barrandov. En 1968 emigró a Estados Unidos.
Los horrores del Holocausto y el sufrimiento humano se convirtieron en el tema principal de la obra de Lustig, según afirma el escritor.
?Escribo sobre los seres humanos que están bajo presión, que lo han perdido todo: sus derechos, sus bienes, su futuro. Estas personas se enfrentan a la realidad cruel, la superan y, al final de la historia resultan mejores que al principio?, sostuvo Lustig.
Algunas novelas de Arno?t Lustig, entre ellas la famosa ?Oración para Catalina Horowitz?, fueron adaptadas al cine con mucho éxito. En 2003, el escritor fue nominado al Premio Pulitzer por su novela Ojos verdes. Este año su nombre sonó para el Premio Nobel.
La Asociación Franz Kafka, fundada en 1990, entrega anualmente el premio, acompañado de un cheque de diez mil dólares, a destacados escritores de la literatura mundial que con su obra contribuyen a desarrollar la democracia, la tolerancia y el humanismo.

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domingo, octubre 19, 2008

Mondadori publica 'La novela luminosa', obra póstuma de Levrero, y sus tres primeras novelas

17:39 - 16/10/2008 EcoDiario

La editorial Mondadori ha publicado esta semana 'La novela luminosa', obra póstuma del uruguayo Mario Levrero en la que, a modo de diario, recorre un año de sus manías, fobias, adición al ordenador y trastorno del sueño.



BARCELONA, 16 (EUROPA PRESS)

Además, la editorial publica sus tres primeras novelas --'La ciudad', 'París' y 'El lugar'--, escritas entre 1970 y 1980 y que forman una suerte de trilogía "involuntaria", como dijo el autor, en la que la temática urbana se mezcla con el desconcierto vital de quien la pisa.

Franz Kafka, determinante en la obra del uruguayo, marca el estilo de estos tres textos, mientras que en 'La novela luminosa', Levrero se reta a narrar ciertas experiencias que él denominaba "luminosas" sin que perdieran esta cualidad. El miedo a la muerte, el amor y desamor, la vejez, la poesía y la naturaleza son algunas de estas experiencias.

Levrero (seudónimo de Jorge Varlotta, Montevideo 1940 - 2004) tiene un estilo que liga con el del grupo de "los raros", según el crítico Ángel Rama, una corriente típicamente uruguaya de autores que no pueden encasillarse dentro de ninguna corriente reconocible, aunque tienden a una especie de surrealismo leve.

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domingo, octubre 05, 2008

Manuscritos de Franz Kafka pueden perderse en Israel

Brod era el albacea de Kafka y llevó los papeles a Tel Aviv en 1938. Ahora están en una casa en ruinas. Por: GWEN ACKERMAN
Fuente: BLOOMBERG. ESPECIAL PARA CLARIN

Esta es una historia sobre Franz Kafka y los nazis, gatos, sionismo. La historia comienza en el lecho de muerte del autor, se traslada de Praga a Israel y termina en la rugosa puerta de madera de un departamento de Tel Aviv, donde una enamorada de los gatos, que se llama Esther Hoffe, acumuló una cantidad de papeles, borradores y pertenencias personales de Kafka durante casi cuarenta años, frustrando a archivistas y académicos por igual.



Cuando Esther Hoffe, la ex secretaria de Max Brod -el albacea de Kafka- murió el año pasado a los 101 años de edad, se abrió la posibilidad de que los seguidores de su obra finalmente pudieran acceder a la intimidad del autor de La metamorfosis, quien murió de tuberculosis en 1924. Pero eso no ocurrió.

Las hijas de Esther Hoffe -Ruth y Hava Hoffe- ahora tienen más de 70 años. Se resisten a los pedidos de los archivistas alemanes e israelíes que reclaman la entrega de los restos del legado de Kafka, junto con un cúmulo de papeles del amigo y albacea de Kafka, Max Brod, quien también era escritor. Los israelíes están apelando al honor nacional, los alemanes están preparados para pagar en efectivo.

"Las hijas de Esther Hoffe tienen que decidir cuál es el mejor lugar para los documentos", dijo Ulrich von Buelow, director deldepartamento de manuscritos del Deutsches Literaturarchiv, con sede en Marbach, Alemania. El archivo alemán ya posee el manuscrito de El proceso de Kafka, que Esther Hoffe vendió por 1,98 millones de dólares en una subasta de Sotheby's realizada en Londres en 1988. Un intermediario sondeó a Von Buelow sobre la posibilidad de adquirir otros documentos, dijo el archivista. No han discutido el precio aún, explicó a Bloomberg. El Estado de Israel exhortó a las hermanas Hoffe para que entreguen los documentos --o al menos una copia de ellos- a la Biblioteca Nacional y Universitaria Judía, en Jerusalén.

"El público en general y los lectores de Kafka, no se percatan en qué medida él estuvo involucrado en las actividades judías y sionistas", dijo Mark Gelber, profesor de literatura comparada en la Universidad Ben Gurion de Beer Sheva. "Si supieran, por supuesto que querrían que sus cosas permanezcan aquí", dijo Gelber en una entrevista telefónica.

La saga comenzó con Max Brod, un escritor más conocido por su biografía de Kafka y novelas históricas como Reubeni, príncipe de los judíos. Aunque el último deseo de Kafka fue que se quemaran sus papeles, Brod los guardó y así se conocieron obras maestras como El proceso y El castillo. Los documentos, o algunos de ellos, terminaron en una maleta que Brod se llevó cuando huyó de Praga en momentos en que hacía su entrada el ejército de Hitler. Cuando Brod murió, en 1968, dejó los documentos a Esther Hoffe, quien rechazó los pedidos de los académicos que estudiaban a Kafka y se aventuró, en distintos momentos, a vender algunos textos. En la década de 1980 Hoffe fue arrestada en el aeropuerto internacional Ben Gurion bajo sospecha de que estaba sacando del país documentación importante de contrabando, según el Archivista del Estado, Yehoshua Freundlich.

Las hijas de Esther Hoffe nunca explicaron por qué acapararon los documentos. El profesor Gelber dijo que sospechaba que sus motivos eran económicos, recordando sus propios esfuerzos en la década de 1980 para persuadir a Esther Hoffe de entregar todo a los archivos nacionales.Sólo las hermanas Ruth y Hava Hoffe saben qué documentos siguen en poder de ellas, si son legibles o no, tras haber sido confinados durante años en un húmedo departamento. Los estudiosos de Kafka esperan que los documentos puedan cubrir las brechas que hay en el conocimiento fragmentario de la vida del escritor -hijo de un rico comerciante- que escribió sus visionarias ficciones en Praga, en alemán. Hoy, el departamento de planta baja de las hermanas Hoffe, en un edificio de cuatro plantas oscuro y ruinoso, sólo alberga a los gatos. Hava Hoffe va diariamente a alimentar a los felinos, cuyos maullidos llenan el corredor frente a la puerta rasguñada de madera del departamento. Ella nunca da entrevistas. Las enciclopedias describen a Franz Kafka como ajeno a su herencia judía. No obstante, estudió hebreo y tuvo un interés genuino en el idioma yiddish.

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lunes, septiembre 29, 2008

La partida

Ordené que trajeran mi caballo del establo. El sirviente no entendió mis órdenes. Así que fuí al establo yo mismo, le puse silla a mi caballo, y lo monté. A la distancia escuché el sonido de una trompeta, y le pregunté al sirviente qué significaba. El no sabía nada, y escuchó nada. En el portal me detuvo y preguntó: ?¿A dónde va el patrón?? ?No lo sé?, le dije, ?simplemente fuera de aquí, simplemente fuera de aquí. Fuera de aquí, nada más, es la única manera en que puedo alcanzar mi meta?. ?¿Así que usted conoce su meta??, preguntó. ?Sí?, repliqué, ?te lo acabo de decir. Fuera de aquí, esa es mi meta?.

Franz Kafka

Nota: si te gusta este cuento informate sobre nuestro curso de microrrelato.

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lunes, septiembre 15, 2008

Es posible que por fin vean cierta luz los documentos de Kafka


Ethan Bronner / Tel Aviv, Israel laquintacolumna.com.mx

Es famoso el hecho de que el escritor Max Brod desafiara el último deseo de su amigo Franz Kafka antes de morir en 1924: que se quemaran sus documentos. El mundo obtuvo El Proceso, El Castillo y el adjetivo kafkiano, y Brod, los documentos.

Cuando Brod huyó a Tel Aviv desde Praga en 1939, llevaba consigo una maleta llena de los documentos de Kafka.

Cuando murió en 1968, legó a su secretaria los documentos de Kafka restantes, así como los propios generados durante una rica carrera cultural. Por casi 40 años, Ester Hoffe, la secretaria, mantuvo en ascuas al mundo de la erudición en Kafka, teniendo los documentos en su departamento en una planta baja, en la Calle Spinoza, algunos en pilas altas sobre su escritorio (originalmente de Brod), donde mecanografiaba todo el día y comía.

La última vez que se le permitió la entrada a un académico al departamento fue en los 80. Después, Hoffe vendió el manuscrito de El Proceso en dos millones de dólares. Nadie sabe qué es lo que queda.

Desde su muerte el año pasado, a los 101 años, su hija Hava de 74, ha indicado que se tomará una decisión sobre los documentos codiciados en los meses siguientes. Aun cuando el legado de Kafka ya está en archivos de la República Checa, Gran Bretaña y Alemania, es posible que todavía haya algunos del otro lado de la deteriorada puerta de entrada del departamento Hoffe.

Como lo hizo su madre, Hava Hoffe mantiene en vela a los académicos y archivistas que se preguntan por la condición de lo que creen son cartas, diarios, fotografías y, quizás, obras no publicadas de los escritores checos judíos, siendo Kafka uno de los autores mejor conocidos del siglo XX.

?Brod fue un autor extremadamente versátil, fértil, incluso obsesivo, que llevaba un diario?, señaló Nurit Pagi, quien está escribiendo su disertación doctoral sobre él en la Universidad de Haifa. ?Lo que creemos que Hoffe debe tener es el diario que él llevaba desde el día en el que llegó a Tel Aviv en 1939, lleno de observaciones. Sería de suma importancia para los investigadores.?

Lo que preocupa a los académicos israelíes no sólo es si o cuando Hoffe venderá o donará el patrimonio literario del que son herederas ella y Ruth, su hermana mayor, para compartirlo con el mundo. También está la cuestión de si se podría encontrar la forma de conservar el tesoro en Israel, ya que muchos consideran que es su hogar legítimo en tanto baluarte de la herencia nacional e histórica judía.

?Este material pertenece a Jerusalén?, argumentó Mark Gelber, un erudito en Kafka y catedrático de literatura comparada en la Universidad Ben Gurión en Beersheba. ?Brod se hizo sionista antes de la Primera Guerra Mundial, vivió y trabajó aquí y está enterrado aquí. Se sabe menos el hecho de que Kafka fue una personalidad judía totalmente comprometida y un escritor con muchas conexiones estrechas con el sionismo y los judíos?.

Gelber señaló que la biblioteca nacional en Jerusalén contiene documentos de tales personalidades judías importantes como Einstein y Martín Buber, así es que sería un hogar natural para los de Kafka también.

No obstante, está lejos de ser un punto de vista universal. Para muchos, las novelas y cuentos de desesperación existencial que escribió Kafka en alemán parecen más conscientemente mundanas que vinculadas con cualquier movimiento nacionalista. Los reclamos de los archivos alemanes y de otros países en cuanto a Kafka les parecen igual de determinantes.

En un libro nuevo, que coincide con el aniversario 125 del nacimiento de Kafka, The tremendous world I have inside my head. Franz Kafka: a biographical essay (El mundo tremendo dentro de mi cabeza. Un ensayo biográfico sobre Franz Kafka), Louis Begley argumenta que Kafka fue profundamente ambivalente en cuanto a su identidad judía, es más, de cualquier identidad colectiva.

?Admiro el sionismo y me provoca náuseas?, Begley cita a Kafka. También: ?¿Qué tengo en común con los judíos? Apenas tengo algo en común conmigo mismo, y debería estar parado en un rincón en silencio, satisfecho de que puedo respirar.?

En respuesta, hay todo un arsenal de erudición que blanden Gelber y otros con el que muestran que Kafka aprendió hebreo (todavía existen sus libros de ejercicios con vocabulario), tomó el proyecto sionista en serio, y que incluso esperaba mudarse a esta ciudad. En 1949, por ejemplo, Dora Diamant, su última amante, en cuyos brazos se dice que murió, un cuarto de siglo antes le escribió a Brod diciéndole que el sueño de toda la vida de Kafka había sido ?hacer la aliya y venir a Israel?, usando la palabra hebrea para la inmigración a este país.

Algunos en esta ciudad señalan que documentos tan preciados como los pertenecientes a Kafka y Brod no pueden sacarse legalmente de Israel sin que los archivos nacionales tengan la oportunidad de registrarlos y hacer copias de ellos. Sin embargo, Ofer Aderet, un reportero del periódico Haaretz que ha escrito extensamente sobre los documentos de Kafka, señala que muchos sospechan que Ester Hoffe evadió exitosamente a la ley.

Ahora, la pregunta es cómo van a actuar sus hijas. Hava Hoffe cuidó a su madre en el departamento durante años, y parece estar a cargo de la situación. La mayoría de sus vecinos no la quiere a causa de las veintenas de gatos que ha adoptado en el transcurso de décadas, dándoles libertad de movimiento en el departamento y el patio frontal.

Aleja la publicidad y se niega a conceder entrevistas a la prensa y los académicos. Sin embargo, al encontrarla en la calle una mañana reciente, Hoffe habló por cerca de 10 minutos.

Dijo que Brod fue como un segundo padre para ella, y, de hecho, fue un amigo tan cercano de su padre como lo fue de su madre. Su padre, dijo ella, murió cinco meses después que Brod. Exanfitriona en tierra en el aeropuerto Ben Gurión, Hoffe se describió como sobreviviente del holocausto (llegó de Praga a los 10 años), dijo que está en la miseria y no ve razón alguna para regalar el único bien que tiene: el patrimonio literario de Brod.

Comentó que espera escribir un libro sobre Brod porque quisiera compartir su brillantez con el mundo.
Implicó una voluntad de vender más no de donar, aunque sus respuestas fueron enigmáticas.

Al preguntársele si los documentos de Kafka siguen en el departamento, se burló diciendo: ?¿Cree que somos tan estúpidas??.

Implicando que los valiosos documentos habían sido guardados en algún lugar seguro, Hoffe describió la sensación de sentirse presionada desde todas direcciones, en especial por el Estado de Israel, para ceder los documentos o tomar una decisión sobre su futuro. Se sentía bajo sitio, atrapada en una red, agregó.
Sus ojos azules no tenían el mínimo indicio de ironía cuando dijo: ?Es verdaderamente kafkiano?.

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sábado, agosto 02, 2008

Legado oculto de Kafka podría salir a la luz

A 125 años de su natalicio, manuscritos inéditos son conservados en Tel Aviv
Eva Usi (Especial para La Jornada)

Kafka y Max Brod

Hamburgo, 29 de julio. Franz Kafka, uno de los personajes superlativos de la literatura universal, es recordado y celebrado con motivo del 125 aniversario de su natalicio. Exposiciones, simposios, escenificaciones de sus obras y nuevas publicaciones muestran su vida y creación bajo una nueva luz.

Como Shakespeare, Goethe, Dostoievski, Borges o Freud, Kafka es una marca, no necesita nombre de pila. Considerado la figura lingüística más poderosa e influyente de la literatura moderna, el escritor judío alemán nacido en Praga en tiempos del imperio austro-húngaro, publicó en vida un puñado de escritos y hoy sería tal vez conocido sólo en círculos académicos, de no ser porque su amigo y albacea, el escritor austriaco de origen judío, Max Brod, ignoró su voluntad expresa de que fueran quemados sus manuscritos y cartas tras su muerte por tuberculosis en 1924, poco antes de cumplir 41 años de edad.

Brod admiraba a Kafka, a quien llamaba ?el gran poeta de nuestro tiempo?. El crítico de arte recopiló buena parte de la obra de su amigo y publicó tres de sus novelas más importantes, que lo lanzaron a la fama póstuma cuando fueron traducidas en Estados Unidos: El proceso (1925), El castillo (1926) y América (1927).

Acervo desconocido

Max Brod abandonó Praga en 1939, huyendo de la ocupación nazi y llevando consigo numerosos manuscritos y cartas de Kafka, que en parte conservó hasta su muerte en 1968, en Israel. Su legado quedó en manos de su amante y secretaria, Ilse Esther Hoffe, quien se opuso rotundamente a abrir el archivo, pero Hoffe murió el año pasado, lo que da esperanzas a investigadores del mundo entero de que por fin pueda ser evaluado dicho legado, el cual se encuentra en un departamento de Tel Aviv.

?Ese legado de Max Brod no sólo es importante por Kafka, sino por toda la época del expresionismo, cuando hubo autores judíos de gran envergadura que escribieron en alemán?, afirma Reiner Stach, uno de los biógrafos de Kafka más renombrados, quien también espera estudiar esos documentos para completar su trilogía sobre la vida del escritor checo, con un tomo sobre su niñez y juventud.

?Hay papeles que son testimonio de sus años de estudiante, pero también cartas y manuscritos de otros escritores y músicos que contienen valiosa información sobre el ambiente artístico de Praga en aquel entonces?, afirma Stach en conversación con La Jornada.

?Alguien debía de haber calumniado a Josef K., porque sin haber hecho nada malo, fue detenido una mañana?, así comienza El proceso, de Kafka, una de las frases más citadas de la literatura moderna que ha dado pie a numerosas interpretaciones con las que se podría llenar una biblioteca. Sus obras fueron primero traducidas al francés. En Alemania, donde sus libros fueron prohibidos por los nazis, alcanzó fama tardía. Las ediciones de bolsillo aparecieron en las librerías en los años 50, lo que le dio celebridad de la noche a la mañana.

?Ya no se ve su obra desde el punto de vista teórico, como en las décadas de los 60 y 70, cuando sus textos fueron interpretados en relación con el sicoanálisis, el existencialismo, la teología y el estructuralismo. Ahora se lee como literatura, por su lenguaje, sus metáforas y las imágenes de su obra que ocupan un papel central?, afirma Stach, nacido en Sajonia en 1951, quien se hizo aficionado a Kafka desde la edad escolar.

Libro para público no académico

El primer tomo publicado por Stach (2002), Los años de las decisiones, (Ediciones Siglo XXI), que relata la vida del escritor judío alemán de 1910 hasta su muerte, fue aplaudido por la crítica por su empatía histórica y calidad narrativa, que ofrece imágenes panorámicas de la época acompañadas de tomas cercanas que abordan, como en el cine, las escenas más importantes.

?Mi intención era escribir un libro que acercara a Kafka al público no académico y por eso decidí utilizar ciertas técnicas que provienen de la novela, pero nada en el libro es ficción, todo está documentado al detalle?, afirma Stach, quien se valió de las numerosas cartas que escribió el entonces joven abogado y asesor de una compañía de seguros para relatar su relación sentimental con Felice Bauer, mientras en el trasfondo la Primera Guerra Mundial estaba a punto de comenzar.

Kafka leyó a Nietzsche, Byron y Goethe, y le fascinaban los nuevos inventos como el automóvil, el cine y el teléfono. Un artículo escrito por él en el diario praguense Bohemia, sobre un encuentro de aeroplanos en Brescia, es el primer testimonio en la literatura alemana de la prodigiosa técnica.

Su biografía estuvo marcada por la adversidad y una compleja personalidad que sigue sin comprenderse plenamente hoy día; vivió como una tortura su llamado a ser escritor, quiso casarse en tres ocasiones y no pudo mantener una relación de largo plazo con una mujer.

En su diario expresó la angustia de no vivir su vida como hubiera querido y el pánico a perder, por una relación amorosa, el último resto de libertad para escribir. ?El coito como castigo a la felicidad de estar juntos? escribió en 1913.

Una escena en particular no podía pasar inadvertida por el biógrafo y es relatada en detalle. En julio de 1914, Felice Bauer, acompañada de su hermana Erna y de su amiga Grete Bloch, cita a Kafka en un cuarto de hotel en Berlín para pedirle una explicación sobre las cartas que envió el escritor a Grete.

En ellas, Kafka duda de su matrimonio con Felice. Ésta sabe de las inseguridades de su prometido, Kafka le escribió unas 350 cartas, a veces más de una diaria. El compromiso entre ambos, festejado seis semanas antes, quedó disuelto.

Kafka se sintió juzgado como en un tribunal, como lo formula en su diario. Esa experiencia que lo marcó profundamente fue el detonador para redactar, apenas un mes después, El proceso, una delirante historia tragicómica en la que un tribunal invisible procesa a Joseph K. por delitos que desconoce.

La metamorfosis, donde Gregorio Samsa amanece un día convertido en un monstruoso insecto, turba y fascina a su público durante las contadas lecturas que realizó Kafka de su obra.

Algunos oyentes pierden el sentido al escuchar fragmentos de En la colonia penitenciaria, que narra con naturalidad una ejecución en la que una máquina de tormento graba el delito sobre la piel del condenado.

Aunque su obra ya provocaba conmoción, nadie imaginó en 1914 que se convertiría en un icono de la literatura del siglo XX.

?En esos años, Kafka tomó decisiones fundamentales en su vida. Por un lado tenía el profundo deseo de concentrarse por completo en la escritura, lo que se vuelve muy claro a partir de 1912, teniendo 29 años. Pero las expectativas de su familia y de sus amigos de que llevara una vida burguesa le provocan un sentimiento de inferioridad, y por eso quería fundar una familia.

Quería casarse con Felice Bauer, pero ella nunca entendió que él estuviera obsesionado por escribir, un conflicto que no tenía solución?, afirma Stach.

Según el experto, Kafka no estaba enamorado de Grete Bloch, quien asumió el papel de intermediaria a pedido de Felice, pero sí supuso una gran satisfacción constatar que podía hablar abiertamente con una mujer.

Con motivo del 125 aniversario del nacimiento de Kafka, Reiner Stach, biógrafo residente en Hamburgo, publicó el segundo tomo de la biografía del escritor checo, en el cual aborda la última fase de su vida, de 1916 a 1924.

Los años del conocimiento (Die Jahre der Erkenntnis) comienza con un nuevo acercamiento con Felice Bauer y un nuevo compromiso matrimonial. ?Hubo probablemente un contacto sexual, pactaron que en cuanto terminara la guerra vivirían juntos, pero que Felice seguiría trabajando, lo que permitiría a Kafka continuar escribiendo. Sin embargo, la situación cambió dramáticamente?, afirma el investigador. En 1917 le diagnosticaron tuberculosis pulmonar, lo que era equivalente a una condena de muerte.

?Ya nadie podía presionarlo a que formara una familia, además, la situación que vivía su entorno familiar era catastrófica, que lo marcó tanto como la enfermedad misma?, señala.

Intensa relación con Milena

En 1918 desaparece el Imperio Austro-Húngaro y en su lugar fue fundada Checoslovaquia, donde los alemanes, que tenían bastiones en Praga y Bohemia, eran odiados por los checos, quienes fueron particularmente agresivos hacia los judíos alemanes, a los que responsabilizaron de la guerra.

?En Praga imperaba una situación sumamente hostil y ya no era un hogar para Kafka, quien debió considerar hacia dónde emigrar. Así fue como surgió su acrecentado interés por el judaísmo, el sionismo y su sueño de emigrar a Jerusalén. Aprendió hebreo y los planes para emigrar adquirieron cada vez más importancia?, afirma el historiador.

Según Stach, fue en esos años cuando Kafka escribió textos completamente diferentes a sus narraciones anteriores, que cuentan con un argumento.

Surgen escritos enigmáticos y leyendas, como Informe para una academia o Un mensaje imperial. ?Se tiene la impresión de que Kafka ya no narra, sino que reflexiona sobre el mundo, sobre su situación y las alternativas que le quedan y lo decisivo es que reconoce que no tiene que integrarse a la sociedad como los demás, tal vez se percató de que no le quedaba mucho tiempo y esa fue una certidumbre central?, afirma el biógrafo.

Stach narra la relación de Kafka con la joven Julie Wohryzek, con quien estuvo a punto de casarse en 1919. Posteriormente conoce al gran amor de su vida, según el experto, y también tuvo un final desafortunado.

Después de su hermana Ottla, la periodista checa Milena Jesenská, quien tradujo algunos de sus textos al checo, fue la mujer más importante para Kafka, una relación intensa aunque breve, en la que la literatura jugó un papel muy importante.

Traslado a Berlín

En 1923, Kafka se trasladó a Berlín con su nuevo y último amor, Dora Diamant, de origen judío polaco, que hablaba yidish, hebreo y sabía mucho sobre el judaísmo del Este de Europa, lo que interesó vivamente al escritor. ?Podían conversar durante semanas, lo que fue para Kafka muy estimulante, pese a que ya se encontraba gravemente enfermo, con fiebre casi diario. Dora lo adoraba, era para ella como un santo?, afirma Stach.

Esos seis meses que vivió Kafka en Berlín escribió apuntes, dejó unos 20 cuadernos al morir que han sido buscados sin éxito en archivos en Berlín, Praga y Moscú.

Max Brod intentó recuperar todo lo que se encontraba en manos de otros: cuadernos, cartas, fragmentos y también escribió a Dora Diamant, quien mintió.

?Dijo que Kafka mismo había quemado todo antes de morir?, afirma Stach.

En 1934, 10 años después de la muerte de Kafka, la Gestapo inspeccionó el departamento de Dora y su marido en Berlín, acusados de comunismo. En esa redada fueron decomisados los cuadernos de Kafka que no llevaban su nombre.

Ese ?monstruoso mundo que tengo en la cabeza?, como dijera Kafka, ha sido estudiado febrilmente y generado unas 20 mil publicaciones en el mundo.

Con motivo del 125 aniversario de su nacimiento, sus obras han sido reditadas en alemán, nuevas publicaciones muestran imágenes hasta ahora inéditas que documentan paso a paso la vida del escritor.

Los medios reflexionan sobre sus célebres frases polisémicas, mientras que su obra es reinterpretada y revisada desde las artes plásticas, el cine, la música y el teatro.

Próximamente un simposio organizado por la Sociedad Kafka, alemana, reunirá a académicos de todo el mundo para analizar su obra en Heidelberg.

Sin embargo, el escritor checo seguirá siendo un misterio y provocando desconcierto.

?Kafka sigue siendo un enigma, lo fue incluso para su mejor amigo, Max Brod, quien no lo entendió en cuestiones fundamentales. Había como una pared de cristal entre Kafka y el resto del mundo, y esa pared sigue existiendo?, afirma Reiner Stach.

En 1904 Kafka escribió a su amigo Oskar Pollak: ?Lo que necesitamos son libros que hagan en nosotros el efecto de una desgracia, que nos duelan profundamente como la muerte de alguien a quien hubiésemos amado más que a nosotros mismos (...) un libro tiene que ser el hacha para el mar helado que llevamos adentro?. ¿Habrá intuido que sería él quien escribiría esos volúmenes?

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sábado, mayo 24, 2008

Para meditación de los jinetes

(Zum Nachdenken für Herrenreiter)
Franz Kafka (1907-1910).

Nada, si se piensa con detenimiento, puede inducirnos a querer ser los
primeros en una carrera.

La gloria de ser reconocido como el mejor jinete de un país alegra
demasiado cuando la orquesta comienza a tocar como para que al día
siguiente pueda evitarse el remordimiento.



La envidia del contrincante, de gente más astuta e influyente, nos
aflige al atravesar las estrechas barreras hacia aquella planicie que
pronto quedará vacía ante nosotros, si no es por la presencia de algunos
jinetes aventajados que, diminutos en la distancia, cabalgan hacia la
línea del horizonte.

Muchos de nuestros amigos, ansiosos por recoger las ganancias, gritan
"hurras" hacia nosotros por encima de los hombros y desde la alejada
ventanilla de cobros; los mejores amigos, sin embargo, no han apostado
por nuestro caballo, pues temen que si pierden podrían enfadarse con
nosotros, pero como nuestro caballo ha sido el primero y ellos no han
ganado nada, se dan la vuelta cuando pasamos y prefieren mirar hacia las
tribunas.

Los contrincantes, detrás, bien sujetos sobre la silla de montar,
intentan comprender la desgracia que les ha caído, así como la injusticia
que, de algún modo, se ha cometido con ellos. Adoptan una expresión de
frescura, como si fuera a comenzar otra carrera, y una expresión seria
después de ese juego de niños.

A muchas damas el ganador les parece ridículo porque se ufana, y, sin
embargo, no sabe qué hacer con el continuo apretar de manos, con los
saludos, las reverencias, las salutaciones y los saludos a la lejanía,
mientras que los vencidos tienen la boca cerrada y dan palmadas en el
cuello de los caballos, la mayoría de los cuales relínchan.

Finalmente, el cielo se pone turbio y comienza a llover.

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