Philip K. Dick

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domingo, septiembre 23, 2007

Todo por una cabra rubia negra

OSKAR L. BELATEGUI/ MADRID (Las Provincias)

Rick Deckard sacó de las calles de San Francisco a seis ?andrillos? el 3 de enero de 1992. ?Nadie ha retirado seis modelos Nexus 6 en menos de veinticuatro horas. Y probablemente nadie volverá a hacerlo?, dice el cazarrecompensas al final de la obra en la que se basa Blade Runner . ? ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? es seguramente la única novela de Philip K. Dick que conoce una gran número de no aficionados a la ciencia ficción, bajo el título de Blade Runner ?, destaca el escritor Brian W. Aldiss en su Trillion year spree. The history of science fiction ( La juerga de un trillón de años. La historia de la ciencia ficción ).
Philip K Dick
La película de Ridley Scott está considerada una de las más grandes; la novela Dick reina también en el género. El crítico David Pringle hace un hueco para ella entre el centener de títulos de Ciencia ficción. Las 100 mejores novelas , y Aldiss lamenta que Hollywood simplificara una historia compleja, ambientada en un mundo postapocalíptico por el que discurre un asesino que sueña con tener una mascota viva y está atrapado en un matrimonio que no va. ?Aún así ?escribe?, el filme sirve para ilustrar la riqueza del original de Dick?.

¿Sueñan...? está repleta de sorpresas y giros, cuyo goce no se ve lastrado por la visión previa de la película. La acción transcurre en San Francisco en 1992 ?no en Los Ángeles, en 2019?, después de la Guerra Mundial Terminal. Deckard y su esposa son un matrimonio en crisis. Programan en una máquina cuál va a ser su estado anímico diario y, como el resto de los humanos, siguen una nueva religión: el mercerismo. La población se divide entre personas normales y especiales, afectadas por la radiactividad y a todos los efectos una subespecie. Deckard es de los primeros, los únicos con derecho a colonizar otros mundos. Su trabajo consiste en matar a los androides que llegan del espacio a la Tierra, donde están prohibidos. No se considera un asesino, porque para él no son humanos; al menos, no los ve así al principio.

La radiación ha acabado con casi todos los animales, y los pocos que quedan son muy caros. El ca zarrecompensas tiene una oveja eléctrica en el tejado de su casa y sueña con ascender de estatus social, con comprarse una mascota viva con el dinero que le paguen por matar a seis replicantes fugados. La película apunta en la dirección del desastre ecológico cuando Deckard se interesa por si el bú ho que vuela por el despacho del magnate Eldon Tyrell ?Eldon Ro sen en la novela? es natural o artificial. Es en la sede de la empresa fabricante de los Nexus 6 donde Dick sitúa el único diálogo trasladado casi tal cual al cine, el del interrogatorio a Ra chael con la intimidante máquina Voight-Kampff, que permite di fe renciar a humanos de an droides. Deckard se enamorará de la chica, retirará a los re pli cantes y pagará la entrada de una cabra nubia negra con el dinero de la recompensa; pero el final no será feliz. Ni siquiera el fundido en negro del director?s cut de 1992.

¿Sueñan...? es la obra más famosa de un autor ?maldito? que desde Blade Runner ha sido un filón para el cine. Además de las películas cuya paternidad se le reconoce expresamente, hay otras ?como Abre los ojos (1997), de Alejandro Amenábar, y Matrix (1999), de los hermanos Andy y Larry Wachowski? basadas en sus ideas.

Nacido en Chicago en 1928 y de formación autodidacta, Dick escribió 36 novelas y un centenar de cuentos en treinta años. Mentalmente perturbado, experimentó con alucinógenos, tuvo visiones, llegó a creerse que en una vida anterior había sido un cristiano perseguido en Roma, y que la CIA y el KGB estaban detrás de él. Sus obsesiones ?la realidad que vivimos es una ficción, el conflicto entre el hombre y las máquinas, los límites de la humanidad, Dios y el control social? las plasmó en una interesante bibliografía que en el cine ha derivado en títulos indispensables como Blade Runner y la inquietante Minority Report (2002), del mejor Steven Spielberg.

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