Philip K. Dick

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sábado, octubre 25, 2008

Sitges.- Matthew Wilder se inspira en Philip K.Dick para crear el protagonista de 'Your name here'

El director y guionista norteamericano Matthew Wilder se inspira en el escritor Philip K.Dick para concebir el personaje que interpreta Bill Pullman en 'Your name here', un autor de ciencia ficción obsesionado con acabar la que considera su obra maestra. "Es una carta de amor" al escritor, señaló hoy en Sitges el realizador.

SITGES (BARCELONA), 4 (EUROPA PRESS)

Presentada como una de las películas "más transgresoras" del festival e iniciada con un impactante plano secuencia con el que el director quería emular 'Sed de mal' "a lo cutre", la película se sumerge en las obsesiones y paranoias del escritor de ciencia ficción, William J.Frick, trasunto de Philip K.Dick, autor del cuento que inspiró 'Blade Runner'.



En rueda de prensa, Wilder explicó que la idea original era hacer un biopic de Dick como si fuera una novela, pero no llegó el presupuesto, por lo que aprovechó el estudio que había realizado de la vida del escritor para hacer esta película.

Afirmó que el juego de Frick y Dick se produjo porque la familia del escritor no quería que se utilizara ese nombre. "Philip K.Dick es uno de los personajes más influyentes de Hollywood y lo tomamos en serio", señaló el director, que para evitar problemas cambió el nombre.

El motivo de esta negativa, dijo Wilder, puede ser que en la actualidad se está produciendo una película sobre la biografía del escritor de ciencia ficción, pero no de una forma paródica. Pese a ello, expresó que "ser una película tan pequeña --se rodó en dos semanas-- y tener esa publicidad está bien" y dijo que la película no es más que "una carta de amor" a Philip K. Dick.

Wilder tuvo clara desde un principio la idea de que Bill Pullman protagonizara la cinta, y a él le "gustó el guión", aseguró el director. Una película, en la que además de Pullman, interviene el "icono del porno" Tracy Lords, "un arma secreta" para la película.

PULLMAN POR PARTIDA DOBLE.

Bill Pullman está por partida doble en el Festival de Sitges, puesto que también protagoniza junto a Julia Ormond la inquietante 'Surveillance', película dirigida por Jennifer Lynch, hija de David Lynch, autor de culto con títulos como 'Dune', 'Carretera perdida' --también con Pullman en el reparto-- y 'El hombre elefante'.

En un perdido pueblo de la América profunda, dos encapuchados asesinan a una familia, punto de partida de una sucesión de crímenes. Dos agentes federales, encarnados por Pullman y Ormond, llegan al lugar para hacer la investigación, dividen a los pocos testigos existentes --una joven, un policía y una niña de ocho años-- y comienzan a interrogarlos a través de cámaras de video.

Jennifer Lynch justifica el título de 'Surveillance' (Vigilancia) en que la película "trata de personas que observan a través de cámaras de seguridad. Mientras, al otro lado, los observados son perfectamente conscientes de ello. Es una película sobre personas que transforman su identidad a partir de lo que ven y de cómo quieren ser vistos".

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domingo, octubre 12, 2008

Se reedita el guión de Philip K. Dick

Martín Alvés - Fantasymundo. 07/10/2008

En 1974, 5 años después de la publicación de la novela Ubik, un productor francés se puso en contacto con Philip K. Dick, proponiéndole realizar una adaptación cinematográfica de la citada obra. Dick aceptó muy ilusionado, y en 3 semanas escribió el guión. Sin embargo, el productor desapareció y el guión quedó olvidado. En 1985, tres diás después de la muerte de Dick, se publicó tal guión por una editorial pequeña. Se vendió la tirada en muy poco tiempo, y pronto fue un cotizado libro en el mercado de 2ª mano - se llegó a pagar hasta 100 dólares de aquellos años. Ahora se reedita el guión de Ubik, publicado por Subterranean Press. Tiene 182 páginas, aunque hay un extenso prólogo de Paul Williams.

Ubik guión cinematográfico de PK Dick

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martes, septiembre 30, 2008

He visto cosas que no creeríais



"He visto cosas que no creeríais..." la famosa frase de Roy Batty acaso encuentra su reflejo visual en este plano, reflejada en la cornea vemos ese L.A. eutópico, oscuro y magnético.

La mirada humana es un hecho fugaz, no sólo por su caracter instantáneo sino por la mortal eternidad que aguarda a cada mirada. Paradójicamente esa mirada se contiene en el marco impasible del objetivo: en el cine, en la fotografía.

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sábado, septiembre 20, 2008

Las máquinas de escribir, transformadas en escultura



Jeremy Mayer
transforma máquinas de escribir, esos antiguos aparatos que todo mundo usaba antes de la popularización de los ordenadores, en extrañas pero maravillosas esculturas. Mayer describe su trabajo como una mezcla entre Da Vinci y los futuros imaginados por Philip K. Dick y William Gibson.

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jueves, septiembre 11, 2008

Nocturama, la humanidad del replicante

JESÚS MORILLO - abc sevilla
La literatura y después el cine han estado fascinadas, sobre todo, desde la revolución industrial con la figura del humanoide, es decir, con la relación entre los humanos y este ser creado por el hombre a su imagen y semejanza. Muchos escritores, como Villiers de L´Isle-Adam y su «Eva Futura», han abordado este tema, aunque pocos lo hicieron con la profundidad de Philip K. Dick en su «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?», que sirvió de inspiración a la clásica «Blade Runner».
En esa película, el replicante Roy terminaba revelándose como una figura tan humana como su perseguidor y desde luego mucho más compleja que un simple androide programado como esclavo. Esa complejidad del personaje es la que sirve de «leiv motiv» a «La balada del replicante», un espectáculo, con «spoken word» y canciones, creado por dos músicos reconocidos de la escena sevillana, Diego Fuentes, es decir, Dogo, y Charlie Cepeda, junto a la artista plástica Ro Sánchez y en colaboración con los también músicos José Luis Suero y Álvaro Gandul.
A Dogo, que fue líder de Los Mercenarios, uno de los grupos míticos de los 80 en Sevilla, le interesa, precisamente, el lado humano del replicante, alguien que, como el protagonista de «Blade Runner», «tiene que hacer un mogollón de kilómetros para terminar haciéndose las mismas preguntas que un humano».
Por ello, el espectáculo está dividido en tres partes, una suerte de ciclo vital integrado por «Viaje», «Amor» y «Muerte». En cada núcleo temático, los recitados van seguidos de nuevas composiciones y canciones clásicas del repertorio Mercenario, sobre todo medios tiempos y baladas, pero interpretadas con arreglos diferentes. «Hay más canciones que «spoken word», ya que al ser al aire libre y en veranito, pega más», afirma el cantante. La colaboración con Charlie Cepeda, guitarrista que ha colaborado con Kiko Veneno y John Cale, entre otros, ha sido fundamental, «somos colegas desde hace mucho tiempo», afirma, así como los arreglos creados con el resto de los músicos.
Las canciones y recitados estarán enmarcados por las retroproyecciones de Ro Sánchez, creadas, según Dogo, con elementos tan dispares como «tinta, arena, cuadraditos de cristal, vino... Ella hace su intervención en las partes que le parecen más intensas».
Con «La balada del replicante», el cantante se interna un paso más en el terreno del «spoken word», tras incursiones anteriores como «Amor bajo cero», dedicado a su amigo y músico ya fallecido El Ángel, para el Festival Palabra y Música del Lope de Vega, y el espectáculo que creó, también junto a Charlie Cepeda, para la inauguración de Proyecto Lunar.
«El formato del «spoken word» es muy flexible, ya que te puedes ceñir más al texto que a la música o montar un show que te cagas», concluye Dogo.

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domingo, julio 20, 2008

La novela más famosa de Philip K. Dick cumple 40 años

"¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?", sirvió de base para la película ?Blade Runner?, protagonizada por Harrison Ford.
Lunes 30 de Junio de 2008
12:25
Alberto Rojas M. (El Mercurio)

Hablar de Philip K. Dick es adentrarse en la mente de uno de los escritores de ciencia ficción más talentosos, creativos y atormentados del siglo XX. Autor de obras como ?El Hombre en el Castillo?, ?Ubik? y ?Lotería Solar?, Dick pasó gran parte de su vida de escritor inmerso en un mundo edificado sobre la base de la paranoia, el delirio de persecución y el desenfrenado consumo de anfetaminas.



Ya fuese por eso ?o incluso a pesar de eso?, su creatividad alcanzó a dejar en este mundo una de sus mejores obras, una novela corta llamada ?¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?? (1968) que se hizo mundialmente conocida por su adaptación cinematográfica ?bastante libre, por cierto? en manos de Ridley Scott en 1982.

A 40 años de su publicación, el sello Edhasa/Océano nos ofrece una nueva versión en castellano de ?¿Sueñan los androides??, en un castellano más neutro (con menos giros españoles que la anterior) y que permite a los lectores la posibilidad de conocer ?por decirlo de alguna manera? la verdadera historia tras ?Blade Runner?.

Por ejemplo, mientras la cinta está ambientada en la ciudad de Los Angeles en 2019, la novela se sitúa en un San Francisco futurista del año 1992, tras una devastadora guerra nuclear que acabó con gran parte del planeta.

Producto de esta conflagración a escala global, un peligroso polvo radioactivo contamina gran parte del mundo, por lo que la ONU promueve la emigración hacia colonias espaciales, pero sólo de aquellos que no hayan sido contaminados. En este mundo las personas usan dispositivos para regular sus emociones y estados de ánimo. Y los pocos animales vivos representan un símbolo de estatus social para sus dueños, mientras que el resto de la gente tiene animales artificiales (eléctricos, los llama el propio Dick).

En este contexto, existen también androides orgánicos que soportan durísimas condiciones de trabajo en las colonias. Un grupo de ellos decide escapar/regresar a la Tierra, y el ex policía Rick Deckard ?llamado ?cazador de bonificaciones? y no ?Blade Runner?? será el encargado de eliminarlos.

Los ejes en torno a los cuales se mueve ?¿Sueñan los androides?? representan en gran medida las propias inquietudes de Philip K. Dick: la creciente omnipresencia y dependencia de la tecnología, el difuso límite entre lo natural y lo artificial, la existencia (o no) de una ética como puente en la relación entre humanos y seres sintéticos, y la amenaza nuclear como destino inevitable de la humanidad.

Para los que sólo conocen la película, este libro será una sorpresa tan sorprendente como fascinante. Y para los que siguen la obra de Dick, será la posibilidad de volver a disfrutar una de las obras clásicas que dio vida al movimiento cyberpunk.

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domingo, abril 13, 2008

Disney se vuelca con la animación en 3-D

Curioso giro del destino... Philip K. Dick eligió Disneylandia como ejemplo de simulacro de la realidad en uno de sus pequeños ensayos: "Cómo construir un universo que no se derrumbe dos días después".




NUEVA YORK, 9 (OTR/PRESS)
Hay que preparar las gafas bicolor porque Disney está decidida en los próximos años a conquistar la animación en tres dimensiones. La compañía del ratón Mickey, de la mano de su ahora filiar Pixar, ha anunciado que durante los próximos cuatro años lanzará un total de diez películas de animación, y todas ellas, salvo dos: 'Wall-E' y 'La princesa y la rana', estarán producidas con las últimas técnicas de animación en 3-D.

'Se avecinan tiempos asombrosos para la animación en Disney y Pixar', afirmó John Lasseter, jefe creativo de Walt Disney y Pixar Animation Studios durante una rueda de prensa celebrada en Nueva York en la que destacó es un honor 'trabajar en un grupo tan diverso y variado de películas y con equipo de primeras figuras'. En declaraciones a 'Comingsoon' recogidas por otr/press, Lasseter también subrayó que los avances de la tecnología digital y la animación por ordenador les permitirán contar sus historias 'de la mejor manera posible' mientras, su amplia experiencia en el mundo de la animación, otorga a Disney una especie de plus a la hora de crear 'personajes memorables', historias originales y mundos de fantasía.

La primera de las decena de películas que estrenará Walt Disney Studios 'Wall-E', la historia de un simpático robot, clavado al Jonny Número 5 de 'Cortocircuito' dirigida y escrita por Andrew Stanton ('Buscando a Nemo') que verá la luz el 27 junio en los cines de EE.UU y el 8 agosto en nuestro país. Luego será el turno de 'Bolt', el primero de los ocho lanzamientos previstos con tecnología digital en 3-D y que relatará la divertida historia de un perro que, tras vivir toda su vida rodando una serie de TV, cree tener poderes de súper héroe. Su estreno previsto en España para el 28 de noviembre.

Ya en 2009, en mayo llegará 'Up', la historia de un insólito aventurero de 78 años de edad y su compañero de tan solo 8, que viajarán globo viviendo increíbles aventuras. Y en octubre volverán a los cines Buzz Lightyear y Woody con la versión en 3D digital de 'Toy Story', su secuela no llegará en este formato a la gran pantalla hasta el 12 de febrero de 2010. La esperada 'Toy Story 3', con Andy a punto de marcharse a la Universidad, se estrenará en junio de 2010.

CARRUSEL DE ESTRENOS

Pero antes de que Toy Story lo inunde todo, en la Navidad de 2009, se estrenará la segunda película en animación tradicional de Disney, 'La princesa y la rana una historia de princesas ambientada en Nueva Orleans con mucha música que recordará a los ya clásicos de la factoría como 'Cenicienta' o 'La bella y la bestia'.

Y la Navidad siguiente, la de 2010, Disney estrenará en animación digital 3-D 'Rapunzel' la clásica historia de los hermanos Grimm sobre la niña de largos cabellos dorados confinada en la torre del castillo. En el verano de 2011 se estrenará 'Newt', una historia de los últimos dos tritones de pies azules del planeta, y en la Navidad de este año llegará a la gran pantalla 'The Bear and the Bow', otro cuento de hadas, también en 3-D, sobre una familia de Escocia.

El carrusel de estrenos de Disney para los próximos cuatro años lo cierran 'Cars 2', que se estrenará en el verano de 2012 con su protagonista Rayo McQueen y su mejor amigo Mater enfrentándose a los coches más veloces del mundo, y 'King of Elves', una historia de fantasía basada en un relato corto de Phillip K. Dick ambientada en el Delta del Mississippi que llegará a las pantallas en la Navidad del 2012.

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martes, abril 01, 2008

La música de Vangelis marcó a Hollywood

Se refiere hoy David Torres en su blog a la última versión revisada de Blade Runner. Uno de los muchos elementos que se conjugaron para ofrecer una obra tan peculiar es la banda sonora de Vangelis. En realidad, auténticamente lo mejor del final de la película, con una percusión de timbal inolvidable.




La Gaceta Tucuman
29 de marzo de 2008



Atenas. -Desde la ciudad portuaria de Salónica, en el norte de Grecia, hasta la capital, Atenas, a mediados de los 60, la banda Formunx causó furor entre los jóvenes griegos de todo el país. ?Jeronimo Yanka? y ?Love Without Love? fueron algunos de los super hits de estos músicos pop, cuyos conciertos desataban la histeria una y otra vez. El espíritu de esta banda de cinco personas era un hombre de barba marcada: Evangelos Odysseas Papathanassiou, conocido como Vangelis. Nadie podía adivinar en aquel entonces que el joven oriundo de la ciudad portuaria de Volos, en el centro de Grecia, iba a ganar un Oscar 15 años después por la composición de la banda sonora de la película ?Carrozas de fuego? y que en su cumpleaños 65, que celebra hoy, sería uno de los músicos más conocidos del mundo. Vangelis en realidad quería ser pintor y estudió en la Academia de Bellas Artes en Atenas. Aprendió música como autodidacto. En 1968 se trasladó a París y allí celebró su primer éxito internacional con los músicos griegos Demis Roussos y Loukas Sideras. En 1973, Vangelis inició su carrera de solista y experimentó con la música electrónica. Tras el Oscar por ?Carrozas de fuego?, un éxito le sucedió al otro, como con las bandas sonoras de ?Blade Runner? y ?1492 - La conquista del paraíso?.
A principios del nuevo milenio, Vangelis empezó a experimentar con música de orquesta. En 2002 compuso la música para el Mundial de fútbol de Corea y Japón. Se considera que su mejor obra de su nueva música orquestal es ?Mythodea?.
En la actualidad, Vangelis vuelve a vivir en su patria. En Atenas, creó la Institution Evangelos Papathanassiou, que ayuda a músicos jóvenes y que pretende contribuir al impulso de la música.
Se trata de una iniciativa que encaja con la personalidad de este músico sin aires de estrella. Las fiestas glamourosas y los grandes actos nunca fueron lo suyo. (DPA)

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martes, marzo 18, 2008

Cuentos Completos III, de Philip K. Dick

Fantasymundo / Natalia Calvo 16/03/2008

Reunión de 23 magistrales relatos de uno de los autores más olvidados en vida y reconocidos post mortem de la ciencia ficción americana.

?Darme una idea nueva es como dar a alguien un arma cargada, pero te lo agradezco de todos modos, ¡bang! ¡bang!?Philip K. Dick.



Philip K. Dick estaba loco. No era una persona cuerda lo miremos por donde lo miremos. Incluso el prologuista del libro, el autor John Brunner reconoce que, cuando conoció a Dick, sus locuras ya le habían convertido en un genio. Nació en Chicago, Illinois, cuna de los indios Potawatomis, Harrison Ford y del luchador CM Punk (Phil Brooks, de la ECW). Empezó a escribir cosas interesantes a la tierna y confusa edad de trece años y poco después estaba manifestándose en contra de la guerra de Vietnam. Quizás su obra más conocida sea ?¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?? por haber sido llevada al cine bajo la interpretación del actor de Chicago que nombraba en la primera línea de este párrafo, bajo el título de Blade Runner y bajo la mirada pesimista y genial de Ridley Scott, director también de Alien, película cumbre de la Ciencia Ficción (antes que decidiera dedicarse a hacer cosas como "El reino de los cielos", por supuesto).

Cuando Dick empezó a ver cosas raras ya era un novelista firme. Se dice que fue a través de su exposición al pentotal sódico cuando perdió el juicio por la muela del mismo nombre que le estaban extrayendo. Desde ahí, las visiones y las voces se sucedieron en su vida no en vano, puesto que, creerse poseedor de los misterios del universo y de una visión del futuro de la humanidad, aunque no le hayan hecho mucho bien a su cerebelo, a los lectores de Ciencia Ficción nos han hecho un gran favor. Dick o Tomás, porque el bueno de Philip creyó ser un cristiano perseguido por los romanos durante mucho tiempo. El consumir drogas no tenía nada que ver, según él en todo esto y yo me remito al éxito de Amy Winehouse: 'They tried to make me go to rehab, and I said, no, no, no'?

Aún así, llegó a firmar títulos , antes de su muerte, en 1982 como ?El hombre en el castillo?, ?Exégesis?, ?Fluyan mis lágrimas, dijo el policía? y muchos relatos cortos llevados al cine como ?Podemos recordarlo a usted al por mayor? que inspiró Desafío Total y ?Tiempo desarticulado? que llevaría a la laureada El show de Truman.

Pero vayamos a lo realmente importante: ?Cuentos Completos III?. La edición es de Minotauro, en tapa blanda y bastante cuidada, con un diseño de portada admirable para una obra de estas características, con un color naranja chillón en el que se destaca el nombre de P. K. Dick. En cuanto a la visión técnica, sólo decir que es impecable, sin faltas de ortografía ?lo que se encuentra puede ser calificado como erratas y son unas dos o tres en casi quinientas páginas-, una correcta traducción y una letra de tamaño adecuado. Además, como colofón, las páginas finales contienen los títulos originales, fechas de edición e incluso algunos comentarios del autor a sus propios relatos de una extensión aproximada de un párrafo.

Se trata de veintitrés historias breves cuya sinopsis es la siguiente:


Coto de caza

Un profesor de universidad es perseguido por un ojo gigante que se le aparece en la ventana y que le hace convencerse de que los extraterrestres desean obtener sus conocimientos científicos.

El ahorcado

Un ahorcado en la plaza del pueblo pasa desapercibido a todo el mundo excepto al protagonista, quien intenta hacer ver a los demás la situación.

Peculiaridades de los ojos

Confusiones graves a la hora de leer un libro llevan a un hombre a pensar que los extraterrestres han invadido la tierra sin que nadie se dé cuenta.

El hombre dorado

Un chico de color dorado es perseguido por los agentes anti-mutantes.

Y gira la rueda

En un mundo férreamente controlado, aparecen sectas que no quieren cumplir con el plan cósmico y Sung-Wu debe evitarlo para expiar un pecado muy grave.

El último experto

La Liga Anarquista tiene el poder de la Tierra tras la gran revuelta de hace dos siglos. Pero queda una ciudad rodeada de montañas que todavía está gobernada por los robots.

El padre cosa

Un padre es consumido por un replicante y dos larvas más esperan a su mujer y a un hijo que no acaba de entender la situación.

Un extraño paraíso

Dos humanos descubren un planeta donde vive una atractiva mujer de una raza evolucionada que les ofrece la vida eterna.

Tony y los escarabajos

Tony va a jugar con sus amigos de la especie pas-udati pero los humanos van perdiendo la guerra y los escarabajos les odian.

Nul-O

Los Nul-O son una raza de seres totalmente racionales que quieren llevar el universo a su estado primigenio y destruir la vida.

Servir al amo

Un empleado de Correos encuentra un robot casi destruido y le ayuda a repararse para que le cuente por qué fueron exterminados en la guerra.

Pieza de colección

Una exposición sobre el siglo XX es una puerta temporal que permite viajar a un investigador y escapar de su mundo.

Los reptadores

Por culpa de la radiación de un laboratorio, todos los bebés nacen deformes en un pueblo, son reptadores que construyen ciudades subterráneas y comen hierba.

Campaña publicitaria

Un empleado de Ganímedes estresado con su trabajo recibe la visita de un robot Araucad que intenta venderse a sí mismo.

La estratagema

Encerrada la humanidad extraterrestre en una base y asediada por los terranos, comienzan a aparecer traidores entre los sitiados.

Sobre la desolada Tierra

Silvia se marcha con los dioses demasiado pronto y desea volver para estar con su novio Rick, aunque eso traerá consecuencias.

Foster, estás muerto

Mike Foster pertenece a una familia que no tiene un refugio antibombas. El pequeño se siente menos que los demás por ello y quiere obligar a su padre a comprar uno.

La paga del duplicador

La humanidad depende de unos extraterrestres viejos que duplican las cosas cotidianas porque ellos han olvidado cómo fabricarlas.

Veterano de guerra

Venus y Marte quieren la independencia de la Tierra pero ésta no se la concede y ellos quieren ir a la lucha. Entonces aparece David Unger, un veterano de una guerra que aún no ha sucedido y que ha visto cómo la Tierra es destruida y los humanos aniquilados.

La barrera de cromo

Los puristas luchan contra los naturalistas en una guerra sin cuartel que pretende acabar con la halitosis, el sudor, la calvicie y el sarro. Pero Don Walsh aún no ha elegido bando.

Desajuste

Los P.Q. son un peligro porque crean ilusiones de su mente en el mundo real. Pero la Agencia de Mujeres, inmune, los elimina, aunque no discrimina entre quienes pueden serlo.
Un mundo de talentos

Las colonias de Próxima III están formadas por mutantes precog que permiten a algunos humanos vivir, pero sus descendientes no son como esperaban.

Cura a mi hija, mutante

Después de la guerra, sólo hay comunas protegidas por cápsulas y en el exterior viven grupos de personas con poderes que son rechazados por los dirigentes porque están cansados de que la gente les consulte olvidando su sistema médico.


Es un libro imprescindible para todos los amantes de la Ciencia Ficción. No sólo por obras magistrales como "Campaña Publicitaria" o "Peculiaridades de los ojos", que dejan al lector preguntándose qué está pasando con nuestro mundo y aterrorizándose de que algún día pueda suceder algo como lo que se describe. Es fundamental porque cualquiera que se diga lector de este género ?o amante- debe haber leído a K. Dick. Y leerle no es sólo ver Blade Runner y decir que sabes de qué va el libro. El momento de encuentro íntimo con los relatos de Dick se produce cuando una hoja con la impresión de sus cuentos te roza la mano y los ojos se detienen y saborean todas y cada una de las letras impresas. Además de una experiencia sensorial, K. Dick es un ejercicio de inteligencia que arrastra al desprevenido lector a dudas existenciales a través de una literatura sencilla, amena y con gancho. Todo el movimiento ciberpunk está resumido en sus páginas y representado con gran maestría por uno de los grandes de la literatura universal.

Y no tengo nada más que decir en mi defensa, señor juez.

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viernes, marzo 07, 2008

pablo capanna y la ciencia ficcion

El futuro llegó hace rato

A mediados de los ?60, la ciencia ficción era todavía un género despreciado por el mundo literario académico. En la Argentina apenas existía. Fue entonces, en 1966, cuando el joven Pablo Capanna publicó El sentido de la ciencia ficción, un ensayo pionero en castellano, producto de una investigación solitaria. Más de cuarenta años después, el libro acaba de ser reeditado como Ciencia ficción: utopía y mercado en una versión actualizada; el autor agregó cantidad de material, incluido un apéndice sobre el género en el ámbito local, y además elabora una controvertida teoría según la cual la ciencia ficción de hoy, encerrada en su propio gueto y exitosa comercialmente, habría llegado a su fin.

Por Mariano Kairuz

?La ciencia ficción configuró el imaginario del siglo XX. Sin su presencia no se explicaría por qué se ha gastado más en explorar el espacio que en combatir la miseria, o que nos hayamos acostumbrado a creer de modo fatalista que todo lo que se inventa merece ser llevado a la práctica. Para bien o para mal, el mundo en que vivimos es la materialización de sus fantasías.? Esto dice Pablo Capanna en la introducción de Ciencia ficción: utopía y mercado (Cántaro Ensayos, 2007), reedición revisada y actualizada de su ensayo El sentido de la ciencia ficción, que en los años ?60 fue pionero de los estudios en castellano sobre este género al que por aquel entonces la academia miraba, como a casi todo producto consolidado dentro de la cultura popular, con indiferencia o desprecio.

Profesor de Filosofía recibido en la Universidad Tecnológica Nacional (donde además se desempeñó como docente), autor de ensayos sobre escritores y cineastas ligados más o menos directamente a la ciencia ficción (Cordwainer Smith, Ballard, Tarkovski, Philip K. Dick), Capanna tuvo la oportunidad de publicar su libro originalmente en una época en la que la desaparecida editorial Columba, hoy recordada por sus revistas de historietas, intentaba ampliar su espectro, y había creado una serie nueva de pequeños volúmenes temáticos. ?Ya habían sacado la colección Esquemas, estos libritos que tenían 60 páginas como máximo, cada uno con un tema: ?¿Qué es el átomo??, o ?¿Qué es el budismo??, por ejemplo. Cuando nos encontramos, sintonizamos perfectamente. Nuevos Esquemas era un poco más ambiciosa y el mío sería el primer libro, que tuvo incluso sus comentarios.? Fue en este espacio nada desdeñable (la colección publicó El pop-art, de Oscar Masotta, por ejemplo) pero acotado, ?menor? si se lo considera desde la amplitud del mercado editorial de aquellos años, que un libro sobre la ciencia ficción tuvo cabida. ?Hice toda la investigación solo, sin ningún soporte. No había nadie ocupándose de esto. Después me enteré de algunas cosas que habían salido en España, de la revista Nueva Dimensión, me hicieron llegar cosas?, recuerda Capanna. ?Pero en los ?60 era un género estigmatizado. Yo ya había tenido una mala experiencia en la facultad de filosofía. En la cátedra de Víctor Massuh hicimos un seminario sobre la experiencia religiosa. Recuerdo que algunos alumnos tomaron autores poco convencionales, como Saint-Exupéry, y a mí se me ocurrió escribir sobre Lovecraft. No había nada escrito sobre él, y Massuh me apoyó; pero en la mesa de examen me retaron: que cómo se ocupa de esas cosas, que no son más que historietas para chicos. Aprobé de lástima. Estaba muy mal visto; el único que le daba cierta bolilla era Borges, que había escrito una historia de la literatura norteamericana y le agregó un capítulo sobre el género. Y llegó a leer un manuscrito de mi libro de la primera edición. Se lo leyó la madre, y parece que dijo: es muy tipo monografía de facultad, pero es bastante completo. Que Borges dijera que era bastante completo era casi como que dijera que era bueno. Para mí fue un elogio.?

La oportunidad de terminar el libro tuvo que ver con un hecho no tan fortuito que también habla de su época: ?Yo estaba en un momento difícil; recién casado, con un hijo, mis padres a cargo y una hipoteca, y había conseguido un trabajo de muchas horas en la escuela privada de Ford. Enseñaba ocho materias distintas: Literatura, Instrucción Cívica, etcétera. Y también era bibliotecario ?porque pagaban bien, pero explotaban a gusto?, así que ahí leí y estudié muchísimo, y en los ratos libres preparaba el libro. El factor decisivo fue una toma de fábricas que hizo la CGT. Durante 15 días yo no sabía si me echaban o si me volvían a tomar, pero tuve unas vacaciones gratis en las que casi terminé el libro?.

Yendo del sentido al mercado

Ciencia ficción: utopía y mercado traza un recorrido didáctico, de perfecta claridad expositiva, y crítico a la vez, por la historia de la ciencia ficción. Empieza por Tocqueville y Poe y el contexto posterior a la revolución industrial, y el nacimiento de las democracias y en ellas el de una cultura de masas. Cuenta el surgimiento de las revistas pulp, al principio a cargo de ingenieros o aficionados ?tecnócratas?, como Hugo Gernsback, en cuyo honor sería bautizado más adelante el principal premio de la literatura del género. Y revisa, con nítidos ejemplos, muchos de esos casos en los que la ciencia ficción anticipó las ideas y los inventos que se hicieron realidad a lo largo del siglo XX. Sobre los últimos capítulos establece categorías filosóficas para el estudio de filiaciones y tópicos del género. Este arco le permite reivindicar lo que en su momento fue ninguneado, y a la vez hacer diferenciaciones dentro de una producción que escapó mucho tiempo al ojo de la crítica.

Una de las claves de esta reedición actualizada está en el cambio de título. ?El sentido de la ciencia ficción, que es como fue publicado en el ?66, parecía el título de un ensayo académico?, dice Capanna. ?Yo había salido poco antes de la facultad. En 1992, cuando lo reedita la gente de Letra Buena, lo retitulan El mundo de la ciencia ficción. Ahora le agregué muchas cosas, y el nuevo título deriva de la idea central de que a lo que ha llegado la ciencia ficción hoy tiene que ver con la utopía tradicional, pero a la vez es un gran negocio. No lo era cuando hice el libro original. En los ?60, en Estados Unidos, no acá, el género se empezó a descubrir, y los críticos académicos finalmente se ocuparon. Ahora es una cosa monstruosa, con infinidad de publicaciones, ensayos ?es impresionante la bibliografía que hay en las universidades norteamericanas sobre Philip K. Dick?, libros. Pero, a mi criterio, volvieron a encasillar a la ciencia ficción. La idea que uno tenía en aquella época era que esto era algo valioso, que había que presentárselo a la gente, que los críticos se tenían que ocupar; suponíamos que eso iba a ser absorbido por la literatura, y que a esta altura un narrador iba a poder incorporar recursos de la ciencia ficción en una novela de otro tipo y que a nadie le iba llamar la atención. Pero desde que la crítica lo descubre como un fenómeno masivo, comercial, lo convierte en un género acotado y ya no valoriza nada más que eso. Los que son un poco disidentes quedan al margen, o son ?perdonados?, diciendo que éste o aquel autor no es de ciencia ficción, que no es ?nada más? que ciencia ficción. A (J.G.) Ballard, por ejemplo, lo ?perdonaron?, y él incluso reniega del género. Al haberlo encerrado de vuelta en un gueto más grande, hubo un reconocimiento de la industria, pero no se reconoció aquello que antes tenía de estimulante.?

¿Está predicando la muerte del género? ?No quise decir que se había muerto, aunque algunos lo han leído de esa manera, sino que cumplió un ciclo?, dice Capanna. ?Hasta hubo gente que se me quejó, diciendo: yo soy un escritor joven, me está cortando el porvenir. Si se renueva, fantástico, pero creo que es una época para hacer un balance. Uno ve la curva del género, y está en descenso: la culminación fue en los años ?60, con una ciencia ficción humanista, progresista. Ahora hay tendencias bastante degenerativas, muchos temas racistas, autoritarios. Es alarmante. Antes era una herramienta para ver un futuro mejor. Ahora, La guerra de los mundos de (Steven) Spielberg es mucho más paranoica que el libro de H.G. Wells y que la película de los años ?50, hasta tiene un cierto racismo: los extraterrestres son todos malos, como los robots de la película Yo robot. Asimov tenía cierto optimismo, creía en el sueño americano. Ahora hay que destruirlo todo, lo que viene de afuera es malo, hay una especie de neomacartismo.?

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martes, enero 15, 2008

Philip K Dick por Antonio Gasset



El ácido y parsimonioso crítico de cine de TVE, Antonio Gasset Dubois, dejó el pasado 20 de diciembre Días de Cine, uno de los programas con más solera de la televisión.

Entre sus curiosas frases dejó una dedicada a Philip K. Dick:

?Servidor se confiesa seguidor de Philip K. Dick (?El hombre en el castillo?, ?Ubik?), quizás por ello me he convertido en un trastornado.?

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jueves, enero 03, 2008

Iban Zaldua: "Las fronteras que ponemos entre el realismo y lo fantástico son más difusas de lo que pensaba"

Mirando al futuro, Iban Zaldua se encontró con el pasado. El escritor traduce en 'Porvenir' los relatos de 'Etorkizuna', que de 15 pasan hasta 17. Que cambian. Que crecen y menguan. El tiempo traspasa sus líneas. Que hablan del tiempo. De cómo el pasado deja su huella indeleble en el futuro

David Mangana ( http://www.noticiasdealava.com/ )

Dicen que 'Porvenir' es el libro más completo de Iban Zaldua, ¿lo certifica Iban Zaldua?

Porvenir, Iban Zaldua

Bueno, es el último y entonces siempre estás más de acuerdo con el libro que con los anteriores. ¿Completo? Yo diría que, más que completo, igual es el más coherente. Si completo es que toco muchos palos no es tanto el caso, porque quizás en otros he tocado palos más diferentes. Aquí el tono es más compacto, los cuentos van en una misma dirección. Eso sí, me gustaría pensar que los cuentos son mejores.

En 'Mentiras, mentiras, mentiras' el eje conceptual no estaba tomado a priori, ¿ahora sí?

Hay más de eso. Al principio no, siempre sigo el mismo procedimiento de ir acumulando y ver lo que va saliendo. Y luego empiezo a hacer la selección. Pero en este caso en las primeras versiones no veía muy claro el libro. Fui quitando algunos cuentos, fui añadiendo otros, haciendo algunos expresamente para el libro, y sobre todo ligando algunos de ellos, aunque no están seguidos. Se cruzan personajes, situaciones, se hacen referencias a otros cuentos anteriores... Aunque siguen siendo cuentos que se pueden leer independientemente, hay ecos de unos en otros. Esto es lo más parecido a un libro de cuentos que he hecho nunca. Los anteriores son claramente recopilaciones de relatos, colecciones. Esto es más un libro, de alguna manera mi libro de cuentos más novela.

Los cuentos sacrificados, ¿se quedan flotando o llegan a alguna orilla?

No suelen llegar. Caen para siempre en el olvido. Una vez que ocurre es difícil volverlos a repescar, porque para la siguiente estás en otra cosa.

Quizás alguna idea sí...

Las ideas a veces suelen volver a reflotar, son como cadáveres. Se les desprende la piedra que les han atado y suben a la superficie. Pero no suele ser. Si no ha funcionado ha sido por algo. De hecho al traducir el libro había puntos que ya no los veía tan claramente como cuando los escribí de primeras. He hecho cambios para estar más a gusto con ellos.

¿Qué tal el proceso de traducción sobre sus propios relatos?

Laborioso, pero bien. En el momento me cuesta, porque no es el mismo tono, pero una vez que la termino, que he hecho la corrección, me reconcilio. Si se lo dejo a otro voy a sufrir casi igual, y al final voy a tener que corregirlo igual. La ventaja de que te traduzca otro es que seguramente será más fiel que tú mismo al libro. Aquí he metido dos cuentos nuevos, he alterado algunos, a algunos incluso les he cambiado el final, cosas que un traductor normal nunca se permitiría, pero el autor sí. Aquí hablo más de versión que de traducción.

Ha permitido, entonces, que los cuentos sigan respirando y creciendo un poco más...

Cuando es uno mismo el que se traduce, el que adapta, creo que no queda más remedio. En todos los textos que ha escrito Atxaga y se ha traducido él mismo te das cuenta de que aplica esa regla de tres. O la tijera o añadir. Al llevar un libro de un idioma a otro hay cosas que se pierden por el camino. Y en poesía ya es la leche me imagino.

'Etorkizuna' se podía haber traducido por 'Futuro', pero ha elegido 'Porvenir'...

Creo que tiene más resonancias. Semánticamente no se diferencia mucho, pero tiene un matiz. En estos relatos se está jugando mucho con cambiar el pasado para poder cambiar el futuro. Literariamente tiene otro eco. Futuro suena un poco soso.

¿Cómo le modificó la vida el Premio Euskadi que le concedieron por el libro en euskera?

No es un premio que modifique demasiado la vida, yo creo. Los premios, además, son una cosa muy circunstancial, tienen que ver con la literatura muy de refilón. Ha tocado, de alguna manera. Ha sido un tribunal equis, si hubiera sido un tribunal i griega no me hubiera tocado a mí. Sí trae cosas, como más lectores. Tampoco a paladas, pero algunos más, una segunda edición del libro en euskera. Y creo que eso ya es bastante. Comentaba el otro día Jokin Muñoz -al que le dieron el premio en 2004 por otro libro de cuentos precisamente, y que ahora acaba de publicar novela- que hubiera ido a publicar esa novela mucho más tranquilo si no le hubieran dado el premio, porque de alguna manera tienes que cumplir con ciertas expectativas. Igual me llegará algo de eso, pero todavía no me lo he planteado porque no estoy en la tesitura de publicar otro libro.

En 'Porvenir' le señalan influencias que van desde la novela realista norteamericana hasta la ciencia-ficción de Philip K. Dick...

Soy muy influenciable. Sigo leyendo muchos cuentos y eso se tendría que notar, pero no soy el más indicado para decirlo. Todo el minimalismo americano, Tobias Wolff, Carver, Richard Ford, y luego gente como Katherine Mansfield, Chejov, en esa línea de un realismo muy minucioso, sucio, con cuentos en que parece que no pasa nada pero todo va subterráneamente... Esa intensidad es lo que más me ha interesado en los últimos años. Es un tipo de narrativa a la que de joven no le prestaba demasiada atención, lo leías un poco por obligación, por ser grandes de la literatura. Pero, como el mismo Richard Ford decía, es quizás un tipo de literatura que acabas entendiendo mejor cuando consigues una cierta madurez, que a veces la dan los años y a veces no. Y a mí igual me está llegando ese momento y ese tipo de intensidad en los cuentos me interesa, aunque no rechazo para nada, no le doy la espalda a la literatura fantástica. No tanto al mundo de la fantasía como a la literatura fantástica, que es ese sitio donde se cruza con la vida cotidiana. En el libro hay un poco de los dos campos.

¿Cómo se unen?

Al final estoy llegando a la conclusión de que esas fronteras que ponemos entre el realismo y lo fantástico son mucho más flexibles y más difusas de lo que pensaba. Lo mismo que se ve la literatura fantástica como una convención, como una cosa que no tiene mucho que ver con la realidad, el realismo en literatura es también bastante artificioso. Ando entre los dos campos, cruzándolos continuamente. Algunos cuentos tiran más hacia un extremo y otros hacia el otro. En esto me pasa como con el idioma, que soy un poco neurótico. No acabo de elegir. Ni lo estrictamente fantástico, ni lo estrictamente realista, ni el castellano ni el euskera.

En la vida también se mezcla la realidad con lo que uno fantasea. También existe parte de ficción...

La ciencia-ficción es un género muy subvalorado, aquí en España sobre todo, y a mí siempre me ha interesado mucho. En el libro hay una especie de homenaje, porque es el género con el que yo me eduque literariamente.

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sábado, diciembre 22, 2007

Ridley Scott: ?Me pregunto cuánta gente con moral queda hoy en día?

Ridley Scott es una leyenda. El autor de filmes como Alien (1979) o Gladiator (2000) ha vuelto a dar en el clavo con American Gangster, gran éxito de crítica y público, basada en el antagonismo entre un policía (Rusell Crowe) y un narcotraficante en los años 70. El Cultural habló en Nueva York con el cineasta, que se escapó del rodaje en Marruecos de Body of Lies, sobre este filme y la reedición de la mítica Blade Runner.



Ridley Scott (County Durham, 1937) entra en la habitación del hotel Mandarin Oriental, en Nueva York, con una sonrisa. Viste un pantalón de pana y un jersey de lana. Es un hombre de trato agradable, tiene una gran predisposición a contestar cualquier tipo de pregunta. Lo hace, además, de manera sincera y directa. A pesar de estar actualmente en pleno rodaje de Body of Lies ha decidido dedicar tiempo para hablar con la prensa de American Gangster (estreno en España el 28 de diciembre). Es el mismo hombre que nos ha deleitado durante años con películas que han pasado a la historia como clásicos. No sólo por su impacto narrativo, también por su preciosismo visual, sello personal por el que ha sido alabado. Sin embargo, a pesar de poner énfasis en la belleza plástica de sus historias, el británico es considerado también como un excelente director de actores, utilizando con frecuencia dos cámaras para permitirles más fluidez a la hora de interpretar. Esa sensibilidad le ha granjeado no sólo el respeto de sus intérpretes, también ha tenido como resultado excelentes trabajos. Recordemos, sino, a Harvey Keitel en Los duelistas (1977), Sigourney Weaver en Alien, o Susan Sarandon y Geena Davis en Thelma y Louise (1991).

Conocido es su entendimiento con Russell Crowe. Empezaron trabajando juntos en Gladiator (2000), con la que el actor ganó un Oscar como protagonista, y ya llevan cinco películas. La última en estrenarse será American Gangster (el 27 de diciembre) donde el australiano da vida al detective Richie Roberts. Se trata de un policía honesto cuya misión es perseguir a Frank Lucas, gangster interpretado por un Denzel Washington poderoso, que amasa una fortuna gracias a su astucia importando heroína escondida en aviones militares durante la guerra de Vietnam. Más allá de las licencias que se haya podido tomar el guionista (el emérito Steven Zaillan, autor del libreto de La lista de Schindler) la historia se basa en hechos reales.

? La evolución del personaje de Crowe es brutal. Comienza siendo un detective implacable, el enemigo número uno del narcotraficante Frank Lucas. Pero después se hace abogado y lo defiende...
? Era bastante común que muchos policías acabaran practicando la abogacía. Desde que Frank Lucas fue arrestado hasta que tuvo lugar el juicio pasaron dos años, durante ese tiempo y una vez aprobado el examen para trabajar como abogado, Richie consideró la posibilidad de defenderlo y así lo hizo. De esta forma salió a la luz todo el escándalo sobre la corrupción en el departamento de policía, que recibía sobornos por parte de los traficantes de drogas.

? Russell Crowe parece ser su actor favorito...
? Nos entendemos muy bien y creo que disfruta trabajando conmigo. Además, en mi opinión es unos de los mejores actores que tenemos en este momento, uno de los tres mejores para ser más exacto. Coincidimos en el material que nos gusta y sabe que trabajo rápido, dos o tres tomas máximo. Si cuentas con buenos actores, y haces bien los ensayos no necesitas más.

Un filme ?grandioso?
American Gangster es un thriller denso, con una duración cercana a las tres horas, que se inscribe en la gran tradición del cine moderno de gángsters estadounidense, los espectadores encontrarán fácilmente paralelismos con grandes clásicos del género como El padrino I y II (Francis Ford Coppola, 1972/74), El príncipe de Nueva York (Sidney Lumet, 1971) o, incluso, Scarface (Brian De Palma, 1983). Se trata de un filme ambicioso, concebido para ser ?grandioso? en el que se indaga en el fascinante antagonismo entre el muy pulcro policía y el desmedido delincuente, calificado como ?satán? en un momento. Aunque el mensaje de Scott parece ser que el problema no son esas ?frutas podridas? como Frank Lukas, sino que es el sistema (o el alma humana) lo que no funciona. Es todo lo contrario de lo que vemos muchas veces.

? La película capta magníficamente el aspecto de Nueva York en los años 70.
? Conozco bien Nueva York. Pasé mucho tiempo durante esa época y me siento identificado con el tipo de fotografía que se utilizaba en aquel período, así que decidimos rodar en formato 1.85 porque es lo más parecido a ese grano. Tuve la impresión que era lo más adecuado para la historia.

? El Harlem de los 60 y 70 ha cambiado mucho desde entonces. ¿Fue difícil encontrar localizaciones que le recordaran esas décadas?
? Tuvimos que buscar muchísimo. ¡En el Harlem actual para comprarte un adosado necesitas 3 millones de dólares! No tiene nada que ver con lo que era antes. Mi intención era buscar edificios que no hubieran sido transformados en todos estos años. Encontramos una zona en una calle estrecha que parecía bastante genuina; el problema es que era demasiado pequeña. Harlem es conocido por su anchos boulevares, así que terminamos rodando en uno de ellos y contruimos una cafetería que era clave en la historia, porque es uno de los lugares que más frecuenta Lucas.

? También rodó en Tailandia. ¿Cuánto tiempo duró el rodaje?
? Sólo una semana. La experiencia lo es todo en este trabajo y, a estas alturas, sé muy bien lo que me voy a encontrar cuando comienzo a rodar. En este caso, sabía ya por las fotos de las localizaciones cómo posicionar la cámara en relación al sol. La fábrica que aparece es un decorado que contruimos.

? ¿Está contento con el resultado final de la película o veremos ?el corte del director? en el DVD?
? Estoy muy satisfecho con el resultado final, así que no habrá otra versión del director disponible en digital. Pero sí se podrán encontrar escenas muy interesantes que se rodaron pero que no incluí en la versión para estrenar en salas. En un principio, la película duraba ocho minutos más, pero había algo en esos ocho minutos que me ponía un poco melancólico y no quería sentirme así. Quería que el final fuera más abierto, que uno tuviera la posibilidad de imaginar.

? ¿Le gustaría ser nominado por American Gangster?
? Mentiría como un bellaco si dijera que no.

Nadie puede discutirle el éxito a Scott, nominado a un Globo de Oro como mejor director por el filme, que se suma a la candidatura de Denzel Wahington. Ha sido precisamente el personaje de éste, el implacable asesino pero también amante hombre de familia Frank Lucas el que más suspicacias ha levantado. La pregunta que surge de forma inevitable es hasta qué punto American Gangster no es una glorificación de un psicópata. ?Los personajes tan extremos como Frank Lucas son interesantes desde un punto de vista dramático. No tiene nada que ver con la admiración. Además, me he cuidado mucho de reflejar el Nueva York de esa época. Lo recuerdo como una ciudad que parecía un campo de guerra. Hay un fotógrafo, William Klein, que me ha servido como inspiración. A la hora de hablar de Lucas, no está tan claro que sus víctimas ?sólo? sean las que mató él mismo. También pueden serlo esos miles de yonquis que dejó tras de sí. Esa idea también está en la película?.

Regreso al origen
? Acaba de estrenarse de forma limitada Blade Runner, The Final Cut. Y pronto saldrá en DVD ¿Está contento con este corte?
? En realidad, por fin se edita la película que quise hacer hace 25 años. La monté de esta manera y me quedé muy contento con el resultado. Desgraciadamente, se empezó a enseñar al público para ver cómo reaccionaba y la gente no la entendió. Una vez empiezas a actuar en función de esas reacciones ya tienes la batalla perdida. En ese momento me di cuenta de que estaba vendiendo mi alma al diablo. Después, fueron los críticos quienes no la comprendieron a pesar de los cambios y fue un desastre en la taquilla. Todo el mundo fue a ver E.T. y evitaban Blade Runner, que mostraba un mundo futuro bastante pesimista.

? Quizá mucha gente se sienta decepcionada al comprobar que Deckard (el personaje de Harrison Ford) es un replicante y ya no queda ningún atisbo de moral...
? Sí, es una versión pesimista. Aunque me pregunto cuánta gente con moral queda hoy en día.

? ¿Toma precauciones desde entonces para evitar trabajar con actores con el ego inflado?
? Todos los actores lo tienen.

? ¿Russell y Denzel incluidos?
? Son profesionales y se trabaja muy bien con ellos. Son inteligentes, eso es lo importante.

? De todo lo que implica dirigir una película, ¿qué parte encuentras más interesante?
? Al principio me gustaba todo el proceso. Rodar una película es divertido... Bueno, más o menos (sonríe). La verdad es que era más divertido antes, cuando era más joven. Aunque una vez llego al rodaje me encuentro bien, estoy en mi medio. Lo cual no quita que sea inevitable que a veces, cuando acabo el día, me pregunto que para qué estoy haciendo esto. El verdadero premio es cuando estoy editando. Ahora tenemos una casa en Rabat que hemos alquilado para el rodaje de Body of Lies. Una casa estupenda con una pantalla gigante es todo un placer. Nos duchamos, empezamos con el trabajo, tenemos a un cocinero para nosotros y podemos ver los ?rushes? con tranquilidad, si éstos están bien y no ha habido ningún problema, estoy feliz. Ahora que lo pienso, quizá sí lo que más me gusta de todo el proceso es esa fase de montaje.

Rosa GAMAZO
ELCULTURAL.ES

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domingo, diciembre 09, 2007

'Blade Runner: Montaje Final', el 25 aniversario en DVD del clásico de Scott

Para celebrar el 25 aniversario del estreno de 'Blade Runner', un filme que ha vuelto a la pantalla grande, Ridley Scott ofrece en DVD la caja 'Blade Runner: El montaje final', que incluye un total de cinco discos, uno de ellos con la versión definitiva, en la que él mismo ha trabajado desde el año 2000.

blade runner

Un proceso, según escribe el mismo Ridley Scott, de 'intensa investigación y meticulosa restauración, de desafíos técnicos, de descubrimientos asombrosos y nuevas posibilidades', que hacen que este sea el montaje 'definitivo' de un filme que cuando se estrenó en 1982 revolucionó el cine de ciencia ficción, a pesar de que en su momento fue un fracaso de taquilla.

Basada en la novela de Philip K. Dick, '¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?', la película, con una memorable banda sonora de Vangelis, se centra en la búsqueda de androides o 'replicantes' a cargo del detective o 'Blade Runner' Rick Deckard, al que da vida un Harrison Ford, que encarna a un personaje muy preocupado por sus propios orígenes.

Protagonizada también por Sean Young, Edward James Olmos, Joanna Cassidy, Daryl Hannah y Rutger Hauer, la filosofía del filme se centra en que esos replicantes, a los que se trata como criminales, se han convertido en humanos más que los propios humanos, pero con mayor fuerza y agilidad, por lo que amenazan con dominar la raza.

Para esta nueva edición en DVD, se han incluido las cuatro versiones ya vistas de la película. El disco 1 incluye este nuevo montaje que ofrece una introducción de Ridley Scott, quien ha extendido -la del unicornio- y añadido nuevas escenas -unas bailarinas con máscaras-, ocho en total, e incluso para una de ellas la actriz Joanna Cassidy ha vuelto a rodar unos planos; y, al mismo tiempo, ha mejorado los efectos especiales.

El disco 2, recoge el documental 'Días peligrosos. Cómo se hizo Blade Runner', que dirige Charles de Lauzirica, además de escenas suprimidas y entrevistas.

El disco 3 contiene las tres versiones archivadas y completas de la película: El montaje original de 1982 de Estados Unidos, el internacional de 1982 y el del director de 1992, en el que eliminó el final feliz, todos remasterizados y con imagen y audio mejorado.

El disco 4 incluye solamente extras, como tomas falsas, anuncios publicitarios, escenas eliminadas y pruebas de selección de algunos de los actores, como Sean Young o Dary Hannah, ambas replicantes, entre otros materiales.

Y para terminar el disco 5 ofrece la versión conocida como 'The Workprint', sólo estrenada en algunas salas americanas en 1982, que era más oscura, omitía la música de Vangelis en algunas escenas, prescindía de algunas partes del monólogo de Harrison Ford con el que comienza el final, y se incluye un documental en el que se comparan todas las versiones.



Terra Actualidad - EFE

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miércoles, noviembre 28, 2007

"El viejo olor de los libros viejos"

24/11/2007 02:50 Francisco Camero / DIARIO DE SEVILLA
Joaquín, 79 años, alcalaíno, viene buscando "el viejo olor de los libros viejos". Dice que no hay recuerdo más potente que "el que entra por la nariz", que a él le gusta la "literatura honda", pero que hoy quiere encontrar novelitas quiosqueras porque huelen a adolescencia. Ana, 34, de San Jerónimo, no sabía nada de estas casetas atestadas de libros, fotografías y revistas añejas, pero "ya que estamos aquí", quiere hacerse con "alguna de Ken Follett o la del viento" de Carlos Ruiz Zafón. Para los dos, la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión vuelve este año hasta el 9 de diciembre a la Plaza Nueva, donde celebra su trigésimo aniversario tras su exilio en la Plaza de San Francisco por las obras del tranvía.
Este año están presentes 24 librerías de toda España, dos más que la edición anterior, aunque la mayoría son sevillanas. "El regreso a la Plaza Nueva ha sido bastante positivo, estamos contentos. El sitio es agradable, la gente se para más porque estamos más a la vista, éste es un lugar de paso muy importante. Previsiones de negocio no tenemos, hoy es demasiado pronto para eso. Hombre, el puente [de la Inmaculada] supongo que también nos vendrá bien...", comenta Mila, presidenta de la Asociación de Amigos del Libro Antiguo de Sevilla.
Luis Fernández, sevillano, lleva un rato merodeando por la principal fila de casetas, dispuestas en forma de L. "He comprado de momento El Libro del buen amor, muy moderno, un bestseller -bromea- y El nombre de la rosa de Umberto Eco, pero todavía tengo que completar la ruta", dice este pintor que siempre visita la feria para "buscar algún título no leído o algún libro que me falte de mis autores queridos".
En el otro extremo de la L, Lawrence Shand, inglés residente en Sevilla y dueño de una librería que lleva su nombre en la calle San Vicente, tuerce algo el gesto. "Estoy un poco apartado aquí, está la tarde un poco flojita, pero bueno. Éste es mi tercer año aquí y mis expectativas son iguales que las del año pasado: cubrir los gastos". Si alguien le comprara alguno de los varios grabados de en torno al año 1.600 que tiene de paisajes de Sevilla, Los Palacios, Las Cabezas de San Juan y Cádiz, las previsiones mejorarían notablemente. Valen entre 400 y 700 euros. "Pero las hipotecas se notan". Hoy Lawrence Shand está pesimista.
Raimundo es dueño de una librería homónima en Cádiz y es uno más de la feria desde hace 17 años. "En el primer día siempre hay muchos curiosos. Va bien, de momento. Sobre todo me piden temas locales, libros de piel, de Aguilar, que son muy buscados, de historia, de arte". Una señora se acerca para preguntar el precio de un libro. Mil pesetas, informa Raimundo, pensando quizás que quedará más claro así. "¿Seis mil euros, entonces?"
Los hay caros en la feria, pero no tanto, aunque nunca se sabe. Hay una colección completa de los Episodios nacionales de Galdós por 600 euros; una amarillenta y preciosa edición de Montaner y Simón de La Divina Comedia en dos tomos por 480; un atlas facsímil del que se editaron medio millar de ejemplares hace unos dos siglos por 500 euros. Hay también opciones más amables para el bolsillo: David, que se declara panfletaria y socarronamente "cuarto y mitad de mileurista" (equivalente en este caso, según explica, a estudiante de Secundaria), se lleva a casa El hombre en el castillo, una novela de Philip K. Dick de la que siempre le habla su padre, "un friki", y que hoy le ha costado dos euros.
La trigésima Feria del Libro Antiguo y de Ocasión seguirá abierta dieciséis días más. En su primera jornada, tras el pregón de Rosa Regás celebrado la víspera en el Real Alcázar, los organizadores y los libreros afrontaban con optimismo la edición. En sí mismo, esto es ya reseñable, después de al menos dos ediciones inestables entre quejas por el traslado de sede, lluvias y expositores "desiertos" a las ocho de la tarde.

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domingo, noviembre 25, 2007

Blade Runner, The final cut

JOSÉ ANGEL BARRUECO (La Opinión de Zamora) Tras toparme en la mañana del sábado, por diversas casualidades, con aquellos libros que llevaba un tiempo buscando, compré el periódico. Mientras se calentaba la comida, eché un vistazo al diario en su edición de Madrid. Pasaba las hojas sin detenerme demasiado en cada página, sólo un vistazo rutinario para leer más tarde o al día siguiente algunas secciones. En las páginas dedicadas a la cartelera madrileña vi de refilón y casi de milagro un pequeño anuncio de "Blade Runner. The Final Cut", esa película imprescindible de Ridley Scott que he visto repetidas veces en los cines: tanto en su estreno como en sus diversos reestrenos y reposiciones. Esa película de la que he leído artículos, críticas, ensayos, sesudos análisis, y cuya edición especial en dvd espero impaciente desde hace años. De la que me sé de memoria algunas frases en castellano y otras en inglés. No sabía que iban a estrenar la versión restaurada en un par de salas de Madrid. No lo anunciaron mucho. La ponían en Kinépolis, en ese edificio que está en Pozuelo de Alarcón y al que tanto nos había costado ir en coche. Pero ahora hay servicio de metro ligero y te deja en la misma puerta de los cines. De modo que allá fuimos, previa compra de entradas por internet.



La han estrenado en una sala inmensa. Con proyección digital y perfecta, en una pantalla gigante. En versión original subtitulada en castellano. Había bastante gente y se notaba que todos sabíamos lo que íbamos a ver. Quiero decir que no estaba el típico tío que entra creyendo que va a tragarse una de tiros y peleas y explosiones y se decepciona al comprobar que hay diálogos y que se aburre, y empieza a bostezar, a quejarse en voz alta y a mirar los mensajes del móvil. Los espectadores permanecíamos mudos, inmóviles, como si estuviéramos en misa de doce. Y, para mí, ver "Blade Runner" en un cine es mi modo de ir a misa. Scott ha lavado cada plano de su obra maestra, por así decirlo. Se han restaurado los fotogramas, aclarado la iluminación, perfeccionado el sonido, añadiendo algún que otro plano (por ejemplo, unas bailarinas de strip-tease que cubren sus rostros con máscaras de hockey). Uno de los cambios más notables es que, ahora, a cada replicante (y esto también atañe a los animales artificiales) le brillan las pupilas de una manera que recuerda a los ojos de los felinos. Se han eliminado un par de fallos garrafales en la secuencia en que Zhora (Joanna Cassidy) es asesinada por Rick Deckard (Harrison Ford) a sangre fría y por la espalda. Mediante la tecnología digital ya no se ve el rostro de la doble de Cassidy ni el distinto calzado que tenían ambas. El resultado es una experiencia visual y sonora que, desde el primer fotograma, cuando aparecen los créditos y suenan los primeros acordes de la música de Vangelis, eriza el vello del cuerpo. En las primeras escenas, ahora más nítidas y claras que antes, parece que, literalmente, vamos a bordo del spinner que cruza los cielos sucios de ese Los Angeles que agobia con su exceso de anuncios, neones, habitantes, lluvia y polución. Es, lo repito, una de las mejores experiencias que he tenido como espectador, comparable al estreno de la versión restaurada de "La guerra de las galaxias" que tuvo lugar hace años. En la sala entró una panda de chiquillos. Temí lo peor, pero no les oí en toda la película: "Blade Runner" embruja a distintas generaciones.
Si no me hubiera quedado en Madrid ese fin de semana quizá no hubiera entrado en aquella librería ni visto "Blade Runner" en Kinépolis, porque en días laborables es difícil sacarse de la manga las casi cuatro horas que se requieren para viajar a Pozuelo, ver la película y regresar. Para mí fue un día inolvidable.

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sábado, noviembre 17, 2007

'Blade Runner', el gran clásico del cine futurista, regresa a las carteleras

A.SERRANO. 17.11.2007 (Extracto de 20minutos.es)

La última oportunidad de ver en pantalla grande Blade Runner comienza este fin de semana.



Basado en un relato futurista de Philip K. Dick, Blade Runner supuso en su estreno, en 1982, el inicio de un culto. La película fue rechazada por algunos críticos debido a su falta de acción, pero otras opiniones hablaban de una complejidad temática y unos efectos especiales difícilmente superables. El paso del tiempo les dio la razón a los segundos.

Para conmemorar el 25 aniversario de su estreno, Ridley Scott retoma las polémicas novedades del montaje que estrenó en 1992 para presentar Blade Runner.The final cut, con escenas inéditas y corrección de algunos errores mediante la tecnología digital.

Rutger Hauer (Roy Batty), Harrison Ford (Deckard) y Daryl Hannah (Pris) protagonizan ese mítico filme que gira en torno a los "replicantes", seres cibernéticos mucho más humanos de lo que parecen.

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domingo, noviembre 11, 2007

Crecen los títulos del proyecto Literatura siempre alerta de Ciudad Nezahualcóyotl

Fluyan mis lágrimas, dijo el policía, de Philip K. Dick, es el octavo volumen

El próximo año se abrirá la biblioteca del policía municipal, adelanta el edil

Arturo García Hernández (La Jornada, México)



Un famoso conductor de un programa musical y de variedades, uno de los de mayor rating en la televisión, despierta de una intervención quirúrgica en un hotel de mala muerte y con una muy desagradable sorpresa: nadie lo conoce ni lo recuerda; no hay registros oficiales de su existencia. Llama a su representante. Llama a su novia. No saben quién es. Se ha convertido en una nopersona.

Esta es en resumen la trama de la novela Fluyan mis lágrimas, dijo el policía, de Philip K. Dick, publicada por el gobierno de Ciudad Nezahualcóyotl dentro de la colección del programa Literatura siempre alerta, destinado a elementos de la Policía Municipal.

El libro ?octavo título de la colección? fue presentado en días pasados ante integrantes del cuerpo policiaco. Su publicación ?de acuerdo con el presidente municipal de Neza, Víctor M. Bautista? marca el comienzo de una nueva época en la serie de ediciones, manifestando con ello ?la voluntad de mejorar de manera íntegra la formación del policía?.

El acto se llevó a cabo en el auditorio de la Universidad La Salle, campus Nezahualcóyotl, cuya edificación forma parte del plan de recuperación del antiguo basurero del Bordo de Xochiaca.

En la presentación participó Miguel Ángel Fernández Delgado, doctor en derecho por el Colegio de México y ex presidente de la Asociación Mexicana de Ciencia Ficción y Fantasía.

Explicó a la singular audiencia que llenó el recinto, que la lectura permite sensibilizarse ante otras realidades, ?realidades que no hemos vivido o no vamos a vivir, pero que por más alejadas que se encuentren reflejan el entorno de la realidad que vivimos. Leer sirve para darse cuenta de que no somos el centro del universo, que hay muchos otros puntos de vista y formas de ver el mundo?.

Los planos de la realidad

A propósito, señaló que precisamente Philip K. Dick era un autor al que le gustaba mucho ?jugar con diferentes planos de la realidad, porque su obra giraba en torno a dos ejes: qué es lo humano y qué es lo real.

?Él se cuestionaba si podríamos llegar a distinguir entre un androide con características humanas y un ser humano, porque a veces los humanos actuamos más como autómatas.?

Philip K. Dick era un escritor estadunidense especializado en ciencia ficción que no tuvo gran reconocimiento en vida.

Fluyan mis lágrimas, dijo el policía, trata de eso, ?de una estrella de la televisión que de buenas a primeras despierta en un mundo donde no es nadie, nadie sabe de él ni por su nombre. Y a partir de ahí trata de reconstruir su vida?.

A partir de la obra de K. Dick se han realizado varias películas: Total recall (Paul Verhoeven, 1990), Minority report (Steven Spielberg, 2002) y la que conserva ?apunta Bernardo Fernández en un texto introductorio? ?casi intacto el espíritu dickiano, es la ya clásica Blade Runner (Ridley Scott, 1982)?.

Además de un ejemplar gratuito de la novela presentada, los elementos policiacos recibieron un Manual de redacción, también publicado dentro del programa Literatura siempre alerta. El objetivo del manual es ofrecer a los policías ?herramientas para redactar y titular una nota informativa, elaborar una semblanza o entrevista, redactar tanto cartas personales como oficiales, llevar un diario de actividades, escribir actas, además de saber redactar un currículo, cartas oficiales y solicitudes?.

Al final, Fernández Delgado se mostró gratamente sorprendido por el interés y la calidad de participación de los policías durante el acto.

El programa Literatura siempre alerta se encuentra en su segundo año de aplicación. El presidente municipal de Nezahuacóyotl anunció que proximamente se echará a andar un proyecto para crear una biblioteca de la policía municipal que, tentativamente, comenzaría a operar en enero del próximo año: ?es ya una necesidad?, dijo para subrayar lo arraigado que está el interés por la lectura entre los elementos policiacos.

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sábado, noviembre 03, 2007

Alanis Morissette actuará en película basada en novela de Philip K. Dick

Martes 30 de Octubre de 2007
09:28
El Mercurio Online
LOS ANGELES.- La cantante canadiense Alanis Morissette será parte del elenco de la película basada en la novela semi-autobiográfica del escritor de ciencia ficción Philip K. Dick, titulada "Radio Free Albemuth".



Según informa The Hollywood Reporter, la artista interpretará el rol de Sylvia, una mujer que aparece en ciertas visiones del ejecutivo de un sello discográfico (Jonathan Scarfe), quien la en estas experiencias la ve como una glamorosa cantante.

Sin embargo, ella es una mujer común y corriente, que finalmente llega a trabajar como su secretaria, pero que termina convirtiéndose en su alma gemela por las visiones que ambos comparten.

"Soy una gran fan de los imaginativos y poéticos libros de Philip K. Dick", manifestó la cantante. "Me siento bendecida por interpretar a Sylvia, y ser parte de esta historia contada en cine", agregó.

La novela de Dick fue escrita en 1976, pero publicada de forma póstuma recién en 1985. En ella mezcla sus propias experiencias con visiones con un relato de ficción.

No es la primera vez que Morissette trabaja como actriz, ya que además de un buen número de apariciones como invitada en series de televisión, ha tenido pequeños roles en las películas de Kevin Smith "Dogma" (1999) y "Jay and Silent Bob Strike Back" (2001).

La película marcará el debut como guionista y director de John Alan Simon. El elenco de la cinta, que comenzará a rodarse este mes en Los Angeles, también será integrado por Shea Whigham, Katheryn Winnick y Hanna Hall.

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lunes, octubre 29, 2007

ENTREVISTA: NACHO VIGALONDO Director

"He hecho más un juguete que una película"

JORDI COSTA - Sitges - 12/10/2007 EL País

Debut en el largo de Nacho Vigalondo (Cabezón de la Sal, Cantabria 1977), cortometrajista candidato al Oscar por 7.35 de la mañana, Los cronocrímenes ha sido uno de los títulos esperados con más expectación dentro de la 40ª edición del Festival de Sitges. Sus entradas se agotaron los primeros días del certamen, aunque la película todavía no tiene distribución en España. Vigalondo, por su parte, ya escucha los cantos de sirena de Hollywood.



Pregunta. Una momia con vendas rosas preside el cartel de su ópera prima. ¿Qué va a encontrar el espectador en Los cronocrímenes?

Respuesta. Empecé a escribir la historia para hacer pesas como guionista, sin ni siquiera plantearme que algún día iba a rodarla. Quise plantear la película más enloquecida de viajes en el tiempo. Cuando, más adelante, apareció en el relato el personaje que interpreta Bárbara Goneaga todo empezó a cobrar forma: con ella, el viaje en el tiempo sirve de excusa para articular una fantasía erótica de tres al cuarto. Los cronocrímenes es más un juguete que una película: tiene muchos mecanismos internos que puedes descifrar con una segunda visión.

P. En su corto Código 7 se levantaba una compleja trilogía de ciencia-ficción sobre unas pocas imágenes de rutina doméstica. 7.35 de la mañana ceñía su argumento al tiempo de una canción. La economía de elementos vuelve a definir Los cronocrímenes. ¿Es su sello personal?

R. Uno de los grandes efectos especiales de la película es su escasez de elementos. Es una forma de estrechar vínculos con el público: es una película con las mangas arremangadas, sin trampas. El espectador sabe que el enigma no se va a resolver en los últimos minutos con una inyección de presupuesto.

P. La acción transcurre en una Cantabria rural con insólitas instituciones científicas que experimentan con viajes en el tiempo. ¿No temía que la verosimilitud se resintiese?

R. Los cronocrímenes empieza como una película de Icíar Bollaín en la que, de repente, aterrizase un ovni. Parece una película española ortodoxa hasta que la ciencia-ficción entra sin avisar. Me gusta jugar con las expectativas del público: mezclar el paisaje cántabro con científicos que viven en un entorno un poco pocho y desprotegido.

P. Y usted se ha reservado, precisamente, el papel del científico...

R. Es un científico de mierda, porque creo que un director sólo puede interpretar en sus propias películas personajes de mierda. Más que un científico parece un niño al que le han dejado los juguetes y se ha dejado la barba para parecer mayor. Tiene que ver con el propio papel de director: la sensación de ser un demiurgo enmascara que eres la víctima de todo. Karra Elejalde es el personaje central. Los demás somos las pelotas que rebotan contra el frontón.

P. La puesta de largo de la película fue en el Fantastic Fest de Austin (Tejas), donde se llevó el premio a la mejor película. ¿Se esperaba esa buena recepción?

R. Al ver cómo funcionó recobré la confianza que tienes cuando escribes el guión, porque llega un momento en que pierdes la perspectiva. El escenario del festival era el cine perfecto: El Álamo Drafthouse, donde puedes pedir comida y bebida durante la proyección sin molestar, ni que te molesten. La selección de platos y bebidas era maravillosa. Ahora mismo están haciendo pases de Los pájaros, de Hitchcock, complementados con un menú de ave o un ciclo de películas de la Nikkatsu con menú oriental. Organizaban parodias de concursos de televisión, cuyos participantes competían por saber cuántos títulos alternativos se sabían de una película de Lucio Fulci. Ahí no hay frontera entre cine de calidad y cine de consumo. Harry Knowles, responsable de la influyente web Ain't It Cool News, escribió una crítica de Los cronocrímenes y, desde ese momento, la película ha despertado interés a escala internacional.

P. Knowles es un icono de la nueva crítica de la era Internet y usted se ha labrado una reputación de culto entre la comunidad blogger. ¿Estamos ante un relevo generacional? ¿Cuáles serían sus claves?

R. Entre directores y espectadores había un gran vacío. Los cineastas se rodeaban de una aureola de magia y misterio. Ahora, para bien o para mal, estamos tremendamente cerca. Tengo una relación estrecha con mi público potencial porque sé qué series de televisión consume y qué tebeos lee. El flujo de información ya no es unidireccional. Comparto referentes con quienes entran en mi blog: series como Perdidos, cómics con guiones de Alan Moore, Grant Morrison o Peter Milligan...

P. Los cronocrímenes podría tener algo de cuento de Bioy Casares. ¿Cuáles han sido sus fuentes de inspiración?

R. Tanto el cómic como la literatura de ciencia-ficción son capaces de llevar las ideas al límite. Me gusta mucho Bioy Casares, porque utiliza lo fantástico no como excusa, sino como punto de partida. En La invención de Morel conviven una máquina cuyo uso raya lo metafísico y algo tan humano como un ideal de belleza inaccesible. Me noqueó por completo.



Hombre y monstruo
Que el tiempo es relativo lo demuestra que una película de algo menos de hora y media contenga un icono pulp -una momia rosa armada de afiladas tijeras-, seis personajes -algunos repetidos-, las dosis justas de erotismo, humor en sordina y tantos retruécanos conceptuales como para apuntalar una biblioteca de clásicos de la ciencia-ficción. Esa película es Los cronocrímenes y, a su vez, demuestra cómo dos horas y media en un aparente día gris de un hombre común dan para mucho: sin necesidad de alejarse de casa más que unos metros, existe la oportunidad de un viaje moral descendente o de ser, a la vez, hombre y monstruo. El debut de Vigalondo resulta tan estimulante y excéntrico como la rumorología anunciaba: una pieza de ciencia-ficción de cámara donde Franju, Philip K. Dick y Bioy Casares pueden cruzar sus caminos sin tener que saludarse. El plano secuencia final es el espectacular signo de puntuación de un juego que camufla su grandeza en letra pequeña. Sería triste que esta película sin distribución acabara llegando al público español en forma de remake americano.

Los cronocrímenes remató una jornada que se había abierto con el extravagante tributo del japonés Takeshi Miike al spaghetti western, Sukiyaki Western Django. También pasaron por la sección oficial el debú como director de Anthony Hopkins -la desquiciante Slipstream, entre un Nicholas Roeg pasado de vueltas y un Lynch con insolación- y Teeth, ópera prima del hijo de Roy Lichtenstein, Mitchell: comedia adolescente y envenenada (o sea, todo un objeto pop) sobre el mito de la vagina dentada con mandobles dirigidos al joven conservadurismo americano.

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sábado, octubre 27, 2007

XVII Semana Internacional de Cine Fantástico

UNIVERSIA / MÁLAGA

Setenta y dos largometrajes y treinta y cinco cortos han sido escogidos para participar en la XVII Semana Internacional de Cine Fantástico de la Universidad de Málaga, que ayer fue presentada en el Rectorado.

La Semana Internacional de Cine Fantástico se celebrará entre el 8 y el 16 de noviembre y está organizada por la UMA en colaboración con la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, la Diputación Provincial, el Ayuntamiento de Málaga, el Instituto Andaluz de la Juventud de la Junta, RTVA, Diario Sur y su Aula de Cultura, Málaga Hoy, La Opinión de Málaga, Onda Cero, Cadena Ser, Punto Radio y Telefónica. Representantes de las organizaciones colaboradoras acudieron a la presentación del certamen, presidido por la consejera de Cultura, Rosa Torres.

El teatro Cervantes, el Alameda, el Paraninfo de la Universidad y el Salón de Actos del Edificio del Rectorado serán los espacios de proyección y de actividades que se despliegan a lo largo de la Semana de Cine Fantástico, que contará con proyecciones, mesas redondas, conferencias y conciertos, según explicó la vicerrectora de Cultura de la UMA, Mercedes Vico.

Lo mejor del cine
Con nueva ubicación en el calendario ?este año se celebra en noviembre, en vez de en el mes de marzo, como era habitual-, el ?Fantástico? de la UMA se viste con sus mejores galas para traer a sus pantallas lo mejor y más representativo de la reciente producción mundial del género. Y lo hace con novedades importantes y con títulos de riguroso estreno en España.

En esta edición, y por primera vez, la gala inaugural se llevará a cabo en nuevo escenario, el Teatro Cervantes -donde también tendrá lugar el clásico concierto de bandas sonoras- y a la que acudirán personalidades del séptimo arte como la actriz norteamericana protagonista de Los Pájaros, Tippi Hedren, a quien el Festival rendirá homenaje.

Largometrajes a concurso, sesión informativa, cortometrajes andaluces, cortos españoles, Fantástico Europeo, Premiers 2007, Clásicos del Cine Fantástico, OVNIS, 60 años de historia o Marx Attacks, Horror Zone o un recuerdo a Philip K. Dick son algunas de las secciones del certamen cinematográfico, dirigido por Ramón Reina y que también homenajeará a la productora Laren Films.

Entre las actividades paralelas destaca un seminario sobre los ayudantes de dirección en el cine, el Campus Cinematográfico Universidad de Málaga o la presentación del libro Freakciones. 6 películas, 6 mutaciones, que tendrá lugar el 14 de noviembre en el Salón de Actos del Rectorado.

Historia
La Semana Internacional de Cine Fantástico inició su andadura en 1990 por iniciativa de la Universidad de Málaga, a través de su Vicerrectorado de Cultura. Comenzó como una Muestra de Cine de género fantástico y, en el transcurso de sus dieciséis años de existencia, ha evolucionado gracias a la gran acogida y apoyo incondicional de la sociedad malagueña y sus instituciones.

Los premios
- Premio Junta de Andalucía al Mejor Largometraje, dotado con 6.000 Euros, por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

- Mejor Director
- Mejor Actriz
- Mejor Actor
- Mejor Guión Original o Adaptado
- Mejor Fotografía
- Mejores Efectos Especiales

- Premio Diputación de Málaga al Mejor Cortometraje Español, dotado con 1.500 Euros por el Área de Cultura de la Excma. Diputación Provincial de Málaga.

- Premio Ayuntamiento de Málaga 2016 al Mejor Cortometraje Extranjero, dotado con 1.500 Euros por el Área de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Málaga.

- Premio RTVA a la Mejor Creación Audiovisual Andaluza de Género Fantástico, dotado con 1.500 Euros por RTVA en colaboración con la Caja San Fernando.

Premios del Jurado Joven y del Público:
- Mejor Largometraje.
- Mejor Cortometraje Español.
- Mejor Cortometraje Extranjero.
- Nominación al mejor cortometraje europeo MÉLIÈ DE ORO.


La Semana Internacional de Cine Fantástico de la Universidad de Málaga es miembro de la Federación de Festivales de Cine Fantástico de Europa. Las entradas se pueden adquirir a un precio de cuatro euros, mientras que el abono para ver 10 largometrajes será de 30 euros. Los actos que se celebren en la Universidad son gratuitos hasta completar el aforo.

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martes, octubre 16, 2007

De cumpleaños

Gonzalo González Laiz (Diario de León)

Celebrando el 25 aniversario del estreno de Blade Runner, la Warner y Ridley Scott ponen a la venta una nueva versión definitiva en deuvedé que llegará a España en diciembre. Nada menos que cinco discos en un maletín como el de Deckard (Harrison Ford, en la película), que incluirá tres versiones de la película, reportajes inéditos y hasta un unicornio de papiroflexia muy significativo para el que recuerde esta obra genial.

Y es que parece que no ha pasado el tiempo por una película que marcó una época pero que, hoy en día y como se verá en las compras navideñas, sigue siendo una joya para las nuevas generaciones. Ambientada en el 2019, la historia cuenta la persecución que lleva a cabo un caza-replicantes interpretado por Ford de unos androides escapados en busca de su libertad e imposible inmortalidad. Si la película ha dado para todo tipo de análisis filosóficos y morales es por su riqueza de interpretaciones y genial ambientación. Desde el cristianismo al existencialismo, desde el cine negro al cine de ciencia ficción: ver Blade Runner en el siglo XXI sigue siendo un viaje fascinante a la búsqueda de nuestra identidad... algo que ocurre sólo con las obras maestras.

Puede creerse que todo esto ya estaba en la novela original de Philip K. Dick, sin embargo, como me comentaba mi amigo y compañero de páginas Luis Artigue, es verdad que el cine le ha hecho muchos favores a Dick. De novelas y relatos cortos escritos bajo el influjo de sabe Dios qué sustancias, han surgido películas como Desafío Total, Minority Report o este Blade Runner cuyo título literario era el sugerente ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

Origen de la posmodernidad, culmen de la ciencia ficción o reflexión sobre la inmortalidad, Blade Runner cumple 25 años: buena razón para volver a verla o tener la suerte de sumergirse en ella por primera vez.

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sábado, octubre 06, 2007

Un éxito 25 años después

?Blade Runner?, que fracasó cuando se estrenó, es hoy un clásico

Eliseo García Nieto/
EFE

24 de septiembre de 2007


VENECIA, Italia.? Finalmente lo logró. Veinticinco años después del estreno de Blade Runner y tras cuatro versiones, sir Ridley Scott se da por satisfecho con el último montaje de un filme convertido en mito y que a diferencia de los robots humanoides que la protagonizan, los replicantes, parece gozar de vida eterna.

El cineasta británico, que cumplirá 70 años en noviembre, asintió con su cana cabeza en la rueda de prensa de presentación del filme fuera de concurso en la reciente Mostra de Venecia, cuando el productor de la edición en DVD, Charles de Lauzirika, le preguntó si estaba contento con el nuevo montaje.

No es de extrañar que De Lauzirika quisiera asegurarse, pues esta es la tercera versión ?cuarta, si se tiene en cuenta la que se estrenó en 1982 en el mercado internacional? de una de las películas más influyentes de la historia del cine.

Viendo publicidad y videos musicales "me di cuenta de que Blade Runner estaba teniendo una influencia muy fuerte en las nuevas generaciones", afirmó Scott.

Asimismo, "es una obra artística" que "ha influido mucho al mundo de la moda e incluso a arquitectos de prestigio, que me dijeron que la película había cambiado sus conceptos", agregó con orgullo.

Ahora con el añadido de The Final Cut (La edición final), esta versión definitiva ha visto por fin la luz.

Algo de lo que carece el mundo oscuro, caótico y tecnológico del Los Ángeles del año 2019 en el que está ambientado el filme, mezcla de cine negro y ciencia ficción existencialista cuajada de metáforas religiosas.

O sin ir más lejos, un paisaje muy distinto al de Los Ángeles de ahora mismo, donde se proyectará Blade Runner. The Final Cut en una gala de lujo el próximo mes.

Para quienes han visto la anterior versión del filme, Blade Runner. The Director?s Cut (La versión del director), estrenada en 1992, la nueva aporta pequeñas innovaciones que no alteran el espíritu del filme, como sí ocurría con la estrenada en 1982.

Por ejemplo, esta versión de 2007 aporta planos que contribuyen a perfilar los personajes y sus relaciones, en especial la del policía y el personaje que interpretó la actriz Sean Young, así como algún ajuste de la inolvidable banda sonora compuesta por Vangelis.

Otros planos que nunca convencieron a Scott se han retocado gracias a la tecnología digital.

Entre estos, según explicó De Lauzirika, figura la inclusión del rostro de la actriz Joanna Cassidy en la secuencia de la persecución de su personaje, donde antes podía percibirse que había un doble de acción.

También se ha modificado el vuelo de la paloma que pone colofón al famoso monólogo final del actor Rutger Hauer y cuyas "naves en llamas más allá de Orión" se han marcado a fuego en la mente de varias generaciones.

"Pocos trabajos me han dado tanta satisfacción y placer", recalcó Hauer sobre esta producción basada en la novela de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, sobre un grupo de replicantes ?robots de aspecto humano con vida limitada a cuatro años? que se rebelan y a quienes tiene que exterminar Ford.

"Es difícil explicar por qué resultó tan difícil el rodaje", pero lo cierto es que "cuando acabamos la película y se hicieron los pases previos, el resultado fue malo y algunos críticos me masacraron", recordó Scott.

Los productores acordaron con Scott eliminar un plano en el que Ford soñaba con un unicornio ?clave para entender al personaje?, grabar una narración que explicara sus pensamientos durante todo el metraje y pergeñar un final feliz.

Al respecto, el autor de Alien recordó sencillamente: "hice ajustes porque había cosas que no funcionaban bien".

Sobre el futuro del séptimo arte, sir Ridley, reconoce que "no tengo ni idea de adónde va el cine, yo tengo mi propia temperatura".

Tampoco se le cayeron los anillos a la hora de afirmar que no le parece mal la oleada de segundas partes de películas de éxito que vive Hollywood, porque "son divertidas, y esto es una industria".

Sin embargo, sí tiene claro una cosa: "las buenas películas siempre tienen que ir por delante del público, no con él ni por detrás de él". Una buena definición para Blade Runner.

El DVD de la versión definitiva, así como los discos en formato de alta definición BluRay y HD-DVD saldrán a la venta el 18 de diciembre próximo.

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domingo, septiembre 23, 2007

Todo por una cabra rubia negra

OSKAR L. BELATEGUI/ MADRID (Las Provincias)

Rick Deckard sacó de las calles de San Francisco a seis ?andrillos? el 3 de enero de 1992. ?Nadie ha retirado seis modelos Nexus 6 en menos de veinticuatro horas. Y probablemente nadie volverá a hacerlo?, dice el cazarrecompensas al final de la obra en la que se basa Blade Runner . ? ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? es seguramente la única novela de Philip K. Dick que conoce una gran número de no aficionados a la ciencia ficción, bajo el título de Blade Runner ?, destaca el escritor Brian W. Aldiss en su Trillion year spree. The history of science fiction ( La juerga de un trillón de años. La historia de la ciencia ficción ).
Philip K Dick
La película de Ridley Scott está considerada una de las más grandes; la novela Dick reina también en el género. El crítico David Pringle hace un hueco para ella entre el centener de títulos de Ciencia ficción. Las 100 mejores novelas , y Aldiss lamenta que Hollywood simplificara una historia compleja, ambientada en un mundo postapocalíptico por el que discurre un asesino que sueña con tener una mascota viva y está atrapado en un matrimonio que no va. ?Aún así ?escribe?, el filme sirve para ilustrar la riqueza del original de Dick?.

¿Sueñan...? está repleta de sorpresas y giros, cuyo goce no se ve lastrado por la visión previa de la película. La acción transcurre en San Francisco en 1992 ?no en Los Ángeles, en 2019?, después de la Guerra Mundial Terminal. Deckard y su esposa son un matrimonio en crisis. Programan en una máquina cuál va a ser su estado anímico diario y, como el resto de los humanos, siguen una nueva religión: el mercerismo. La población se divide entre personas normales y especiales, afectadas por la radiactividad y a todos los efectos una subespecie. Deckard es de los primeros, los únicos con derecho a colonizar otros mundos. Su trabajo consiste en matar a los androides que llegan del espacio a la Tierra, donde están prohibidos. No se considera un asesino, porque para él no son humanos; al menos, no los ve así al principio.

La radiación ha acabado con casi todos los animales, y los pocos que quedan son muy caros. El ca zarrecompensas tiene una oveja eléctrica en el tejado de su casa y sueña con ascender de estatus social, con comprarse una mascota viva con el dinero que le paguen por matar a seis replicantes fugados. La película apunta en la dirección del desastre ecológico cuando Deckard se interesa por si el bú ho que vuela por el despacho del magnate Eldon Tyrell ?Eldon Ro sen en la novela? es natural o artificial. Es en la sede de la empresa fabricante de los Nexus 6 donde Dick sitúa el único diálogo trasladado casi tal cual al cine, el del interrogatorio a Ra chael con la intimidante máquina Voight-Kampff, que permite di fe renciar a humanos de an droides. Deckard se enamorará de la chica, retirará a los re pli cantes y pagará la entrada de una cabra nubia negra con el dinero de la recompensa; pero el final no será feliz. Ni siquiera el fundido en negro del director?s cut de 1992.

¿Sueñan...? es la obra más famosa de un autor ?maldito? que desde Blade Runner ha sido un filón para el cine. Además de las películas cuya paternidad se le reconoce expresamente, hay otras ?como Abre los ojos (1997), de Alejandro Amenábar, y Matrix (1999), de los hermanos Andy y Larry Wachowski? basadas en sus ideas.

Nacido en Chicago en 1928 y de formación autodidacta, Dick escribió 36 novelas y un centenar de cuentos en treinta años. Mentalmente perturbado, experimentó con alucinógenos, tuvo visiones, llegó a creerse que en una vida anterior había sido un cristiano perseguido en Roma, y que la CIA y el KGB estaban detrás de él. Sus obsesiones ?la realidad que vivimos es una ficción, el conflicto entre el hombre y las máquinas, los límites de la humanidad, Dios y el control social? las plasmó en una interesante bibliografía que en el cine ha derivado en títulos indispensables como Blade Runner y la inquietante Minority Report (2002), del mejor Steven Spielberg.

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sábado, septiembre 15, 2007

Philip K. Dick: un nuevo autor favorito de Hollywood

fuente: Cineencuentro / Milton Calopiña

Quizá su nombre no les suene a muchos, pero aunque lleva ya 25 años de fallecido, Philip K. Dick es en estos momentos uno de los novelistas del cual más veces se han llevado novelas al cine. Dos de estas adaptaciones podrían estrenarse en nuestro país, ojalá que esto ocurra pronto.



Era marzo de 1982, Philip K. Dick estaba a punto de ser testigo, de una nueva dimensión de su éxito, porque un estudio de Hollywood por fin ha llevado una de sus obras al cine, se trata de Blade Runner, una adaptación bastante libre de su relato ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?. Han tenido que pasar más de 30 años y casi 50 novelas para ello, pero el día finalmente estaba por llegar.

Pero finalmente no llegó. Dick falleció poco antes del estreno de un infarto cerebral y no pudo ser testigo del gran éxito de su obra. Dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Harrison Ford, la película fue un éxito de público, crítica y se convirtió rápidamente en una película de culto, una de las mejores de la ciencia ficción.

No se sabe si su fallecimiento, ocasionó un desinterés por seguir adaptando sus numerosas obras, pero no fue hasta ocho años después, que un gran estudio se interesó en una de ellas: se trató del cuento Podemos recordarlo por usted al por mayor, que dio lugar a Total Recall (estrenada en Perú con el nombre de El Vengador del Futuro), con un Arnold Schwarzenegger quien además de disparar balas, debía hacer frente a una seria crisis de identidad personal, que podía hacerlo pasar de un líder revolucionario a un infiltrado totalitario.

Si bien la cinta no se convirtió en un film de culto como el caso anterior, si obtuvo con considerable ingreso de taquilla, y con el tiempo pasó a ser considerada como una de las mejores películas de Ciencia Ficción de los ?90 y por ello ayudó a diferenciar a Schwarzenegger del resto de sus competidores.

A partir de allí su fama fue creciente: en los noventa, los franceses llevaron al cine una de sus pocas obras realistas, la novela Confesiones de un artista de la basura (con el título de Confessions d?un barjo) y en Estados Unidos hicieron Screamers, basada en su cuento La Segunda Variedad.

Siglo XXI
Pero ha sido en este nuevo siglo, cuando se ha producido una verdadera avalancha de filmes basados en historias de Dick, algunas bastante mediocres como Impostor (2002), Paycheck (2003) y más recientemente Next (2007), pero en cambio hay otras que sí pueden alcanzar de alto nivel como Sentencia Previa (Minority Report, 2002) dirigida nada menos que por Steven Spielberg, y Una Mirada a la Oscuridad (A Scanner Darkly, 2006), de Richard Linklater.

Sentencia Previa, basada en el relato El Reporte de la Minoría, narra la historia de una sociedad futura que ha logrado erradicar por completo los homicidios, gracias a unos videntes cuyas premoniciones permiten encarcelar a los asesinos antes que cometan los crímenes. Además de presentar de manera inteligente la acción, la película es un alegato sobre cómo a pesar de las buenas intenciones, una sociedad que coacta la libertad humana, puede convertirse en un peligro. La película protagonizada por Tom Cruise, fue un éxito de público y crítica y ayudó a mantener en alto el prestigio de Spielberg.

Pero la que está despertando más expectativas esta década es la mencionada Una Mirada a la Oscuridad, basada en la novela del mismo nombre, narra la tormentosa vigilancia de un narcotraficante por parte de un policía encubierto, quien ha tenido que drogarse por su trabajo, sufriendo por ello peligrosos, trastornos de su personalidad. La obra se desarrolla en un futuro no muy lejano. Estrenada el año pasado en Estados Unidos, y aún por estrenarse en nuestro país (al menos eso esperamos), la película utiliza la técnica de la rotoscopía, que consiste en pintar sobre lo ya filmado, y que en este caso ayuda al espectador a meterse en los enrevesados mundos que crea una poderosa droga adictiva.

Quienes la han visto, dicen que se trata de una de las más fieles adaptaciones de las novelas de Dick, aunque eso no es muy buena señal, sobre todo porque las películas mejor logradas basadas en las historias de este autor, son las que más han reelaborado los relatos originales, como es el caso de las mencionadas Total Recall y Blade Runner.

Por eso hay quienes dicen que la mejor historia de Dick, todavía espera ser llevada al cine y algunos creen que puede ser su propia historia. Y es que la vida de Philip K. Dick tiene muchos rasgos de sus atormentados personajes: problemas de escisión de personalidad, rasgos paranoides, alucinaciones y un largo historial de consumo de drogas que sólo pudo superar al final.

Para el próximo año, se ha filtrado la noticia de que existe ya un proyecto de hacer un biopic (película biográfica) de su vida, ¿será esa la mejor película relacionada con la vida y obra de Dick?? La verdad es que sólo hemos sido testigos de una fracción del talento de Dick, existen aún muchas historias incluso premiadas (como es el caso de las novelas Lotería Solar, El Hombre del Castillo, Fluyan mis lágrimas, dijo el policía, entre otras), que están esperando su turno para ser adaptadas, por lo que podemos decir que tenemos Dick para rato.

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miércoles, septiembre 05, 2007

Cine y leyenda: El fino arte de perseguir replicantes

Costó 28 millones y recaudó 17, eclipsada por rivales como Startrek II y Conan el bárbaro. La crítica la demolió: ?incomprensible?, dijeron, ?pretenciosa y machista?, ?puro cuerpo y nada de corazón?. La mitad del equipo técnico nunca llegó a entender lo que hacía y Harrison Ford, su actor protagónico, todavía hoy la menta con desdén. A veinte años de su estreno, sin embargo, Blade Runner resplandece como el film más innovador e influyente de la ciencia-ficción contemporánea. Rodrigo Fresán cuenta cómo esa oveja negra llegó a convertirse en esta mina de oro.

Por Rodrigo Fresán
Publicado originalmente en Página/12 en 2002:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-316-2002-08-15.html



Así habló Roy Batty, replicante modelo Nexus 6, número de serie N6MAA10816, puesto en funcionamiento el 9 de enero del año 2016: ?He visto cosas que ustedes jamás se imaginarían. Naves de ataque ardiendo en el hombro de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tanhauser. Todos esos momentos... se perderán... en el tiempo. Como lágrimas... en la lluvia. Hora... de morir...? Es un gran momento del cine y un gran momento de cualquier género, en cualquier parte: el ?malo de la película? agoniza frente al héroe y frente a nosotros ?sentados en la oscuridad? y entonces nosotros y el héroe descubrimos que el malo de la película no es tan malo. Y que ha visto tantas cosas que nosotros jamás veremos. Y nos queda un tibio consuelo, pero un consuelo al fin: poder ver una y otra vez al replicante modelo Nexus 6, a Roy Batty, recitar aquello de ?He visto cosas...?
ANTES
Blade Runner se estrenó en 1290 cines de Estados Unidos el 25 de junio de 1982, pero no llegó a la Argentina hasta nuestro otoño de 1983. En el pasado, las películas tardaban más en llegar a nosotros. Aunque tal vez la verdadera razón de la demora fuera que el film del triunfador Ridley ?Alien? Scott ?pensado para convertirse en un nuevo fenómeno del tipo Star Wars: no en vano se eligió para lanzarlo el mismo día en que había debutado la película de George Lucas? no salió como se pensaba a la hora de la taquilla y la crítica. Costó 28 millones y recaudó 17. Mal negocio. Al equipo técnico ?que durante la filmación no dejó de preguntarse de qué iba todo eso? tampoco le convenció mucho. El actor M. Emmet Walsh (el jefe de policía Bryant) dijo que no entendió nada; a Daryl Hannah (la replicante Pris) le encantó; Edward James Olmos (el policía oriental Gaff) optó por un ambiguo ?increíble?; Rutger Hauer (el replicante Roy Batty) la defendió desde el principio; y Harrison Ford (el blade runner Rick Deckard) se quedó en casa. La crítica la definió como ?fracaso fascinante?, ?ciencia-ficción pornográfica: puro cuerpo y nada de corazón?, ?un caos?, ?incomprensible?, ?pretenciosa y machista?. Y Pauline Kael ?implacable y sofisticada crítica de The New Yorker? la remató con un ?Si uno de estos días desarrollan ese test para detectar humanoides, mejor que Ridley Scott se esconda muy bien?.
Hubo algún gesto de piedad pero sirvió de poco y nada. Blade Runner fue devorada cruda durante un verano plagado de éxitos del género fantástico ?y de mucha acción? como Viaje a las estrellas II: La ira de Khan, Conan el bárbaro, la remake de La cosa de John Carpenter y ?antes que nada y que ninguno? el E.T. de Spielberg, que marcó a fuego la tendencia alien buenito antes que robot malote. El existencialismo noir de Blade Runner causaba, en el mejor de los casos, cierto intrigante desconcierto. Lo que para el gran público pochoclo y coca es apenas otra de las muchas maneras del aburrimiento.
A mí ?aclaro, por si hace falta, que todo esto está escrito por un fan confeso, y orgulloso de serlo? me gustó mucho. Las películas que más nos gustan no sólo tienen la propiedad de quedarse para siempre en nuestra vida sino que, además, fijan en nuestra memoria el momento exacto en que las vimos. Yo me acuerdo que la vi la noche de su estreno en el cine Monumental, que llovía, que salí como si volviera de otra época y que la calle Lavalle se parecía tanto al Los Angeles del 2019. Todavía vivíamos y moríamos bajo una dictadura, sí, y las dictaduras siempre tienen algo de ciencia-ficción. Ciertas democracias, si se lo piensa un poco, también.

DURANTE
El reciente estreno de Minority Report de Spielberg ?también basada en ideas del escritor Philip K. Dick? potencia la efemérides. Veinte años después de Blade Runner, tiene su gracia, Spielberg estrena una película replicante, una vistosa y virtuosa falsificación que acaba agonizando por el mismo motivo por el que agonizan los androides de RidleyScott: la necesidad casi refleja de parecerse a los originales y mejorarlos es lo que los pierde y los derrota. Veinte años después, la derrota de Spielberg es la revancha de Scott. Aunque, en realidad, la dulce venganza comenzó casi enseguida. Como yo, varios salieron de ver Blade Runner sin poder creer lo que habían visto. Pensar en que si Blade Runner fuera un disco sería el primero de The Velvet Underground: en principio rindió poco, pero después influyó como ninguno. La Warner ?queriendo capitalizarla al máximo? emitió por su canal de cable la película y lanzó el video y el láser-disc en 1983. Se vendieron bien y se alquilaron mejor. Y revistas como Film Comment y American Film empezaron a publicar ?reconsideraciones? de la película cada vez más eufóricas, mientras detectaban y analizaban una nueva y extraña moda: la bdmanía, que para los historiadores nace en diciembre de 1982, con la publicación del primer fanzine dedicado por completo a la película y editado por Sara Campbell, una chica de 26 años que ?¿fecha de vencimiento replicante, tal vez?? moriría un par de años más tarde. La antorcha fue rápidamente recogida, abundaron las tesis universitarias (sí, Blade Runner es una de esas películas a las que se puede adjudicar cualquier cosa) y la llegada de los ?90 y el triunfo del cyberpunk y las computadoras domésticas terminaron de desencadenar la locura. Cientos de sites para discutir hasta el amanecer los aspectos más oscuros y luminosos de la película, las novelas de William Gibson & Co. y ?nada es perfecto? todas esas pésimas imitaciones de Blade Runner, todas esas calles donde siempre llueve y las chicas se maquillan como mapaches, todos esos retrofuturos con elementos de los ?40 y los ?50. Y el reestreno del director?s cut en 1992 sin voz en off y con unicornio. A los críticos seguía sin gustarles demasiado. Pero la gente que fue a verla se multiplicó, y el público aplaudía cuando Roy Batty decía haber visto tantas cosas porque, bueno, ya lo dije: nosotros lo habíamos visto tantas veces en nuestro televisor que era muy lindo volver a verlo en pantalla grande.
Y seguir descubriendo cosas nuevas.
DESPUÉS
He oído cosas... Como suele ocurrir con los films verdaderamente legendarios, a la sombra de Blade Runner germinó una impresionante cantidad de rumores y leyendas urbanas de la más diversa calaña. Lo que se enumera a continuación ha sido debidamente corroborado.
Blade Runner está basada en la novela de Philip K. Dick escrita en 1966 y publicada en 1968 con el título ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Otros títulos en los que pensó el autor fueron El sapo eléctrico, ¿Sueñan los androides?, La oveja eléctrica y el portentoso ¡Los asesinos están entre nosotros!, le gritó Rick Deckard al Hombre Especial. La idea se le ocurrió a partir de un artículo del matemático Alan Turing y la lectura de un diario de un oficial de la SS. A partir del estreno, varias ediciones de la novela optaron por mutar su título a Blade Runner (el propio Dick autorizó una de esas movidas justo antes de morir) y algunas ?herejía? incluso modificaron el año en el que transcurre el libro ?1992? adelantándolo hasta el 2019 en el que transcurre la película. El film de Ridley Scott tiene algo y poco que ver con la novela de Dick (elimina largos tramos del argumento y mantiene el concepto de un cazador de andys o androides), pero en cierto modo respeta su espíritu. Dick murió antes de ver la versión terminada; pero primero no le gustó lo que le mostraron y después le gustó mucho lo que le mostraron más tarde. Los curiosos y obsesivos encontrarán una conversación sobre el tema tan reveladora como desopilante en el libro What If Our World Is Their Heaven?: The Final Conversations of Philip K. Dick (Over- look Press, 2000).
El primer interesado en filmar la novela fue Martin Scorsese, en 1969, pero no tenía dinero para recomprarle los derechos al productor que los tenía en su poder.
Las primeras versiones del guión llevaban los títulos Android, Mechanismo, Gotham City y Dangerous Days. El nombre Blade Runner ?que no aparece en ninguna parte de la novela de Dick? sale, en realidad, de un libro/guión nunca filmado de William Burroughs, quien a su vez lo había tomado prestado de Alan Edward Nourse, autor de la novela The Bladerunner, que trata sobre traficantes de material quirúrgico y médicos forajidos. A Scott le gustó como sonaba, llamó al autor de El almuerzo desnudo y le ofreció 5 mil dólares por la autorización para utilizarlo. Burroughs respondió enchanté y salió al patio a vaciar su rifle contra todo lo que se moviera a modo de festejo.
Durante un par de semanas ?se sabe que es un tipo de lo más ciclotímico? Dustin Hoffman persiguió con ganas el rol de Rick Deckard. Después, creo, se fue a filmar Ishtar con Warren Beatty. Otros nombres que se barajaron fueron los de Tommy Lee Jones y Christopher Walken.
Una de las primeras versiones del guión terminaba con Deckard llevándose a la replicante Rachel a un lugar seguro, fuera de la ciudad, para acto seguido meterle una bala entre los ojos y a quemarropa. A Burroughs le hubiera encantado.
En un momento del rodaje ?cuando todo estaba más o menos fuera de control y lejos del presupuesto original?, los productores despidieron a Scott y volvieron a contratarlo al día siguiente. Nadie sabía cómo terminar... eso.
Cuando le dijeron a Harrison Ford que tendría que grabar una narración en off para encimar a la película, el actor ?que disentía con semejante idea? decidió hacerlo sin ningún tipo de inflexión dramática y sin entusiasmo, de modo que resultara inutilizable. Ford es muy ingenuo y, ey, seguro que a Burroughs le encantó. (A mí me gusta.)
La escena final de Blade Runner ?ese largo travelling a través de nubes y bosques? fue agregada a último momento por los productores, y no lo filmó Scott sino Stanley Kubrick: son sobrantes de las ?seguramente? miles de horas de celuloide que el difunto director imprimió para los títulos de El resplandor. ?Si me obligan a poner un parche, que por lo menos sea un parche dirigido por Kubrick?, pensó Scott, y llamó por teléfono y Stanley se mostró encantado. A Kubrick le gustó mucho Blade Runner, lo que no es muy sorprendente: Blade Runner es una de las películas más Kubrick jamás filmadas por alguien que no fuera Kubrick, a la vez que incursiona en una de las vetas más interesantes, ricas y profundas de 2001: Odisea del espacio. Ya saben: en el futuro, dentro de muy poco, las máquinas serán mucho más sensibles y líricas que los hombres que las crearon.
La secuencia onírica del unicornio ?añadida por Scott para el director?s cut y pieza clave para los defensores de la idea de que Deckard es replicante? sale de unas tomas descartadas por el director para su siguiente film, el muy fallido Leyenda.
Contra lo que se piensa, no hay dos versiones de Blade Runner ?la que se estrenó originalmente y el director?s cut? sino cinco: la versión que se vio en los preestrenos de Dallas y Denver (que no le gustó a casi nadie), la versión del preestreno en San Diego (a la que se le agregó la narración en off y el final feliz), la versión con retoques de última hora que se estrenó en Estados Unidos (supongo que fue la que se estrenó en la Argentina), la versión internacional (un poquito más larga y más violenta), y el director?s cut. Muy apropiado si se tiene en cuenta que Blade Runner trata sobre réplicas, dobles, falsificaciones. En julio del 2000, la televisión inglesa emitió otra nueva versión con escenas inéditas entre las que se destaca una que transcurre en un hospital y hasta la próxima, amiguitos...
La maldición de Blade Runner: la película de Scott no sólo fue pionera e innovadora en muchos campos; también quiso ser un gran negocio en concepto de publicidad subliminal, con todas esas marcas registradas adornando el convulsionado paisaje de la Los Angeles que Steven Spielberg recientemente sintetizó como ?sushi y lluvia ácida?. Muchos se apuntaron, claro, pero al final la película se estrenó y fue un estrepitoso fracaso y, por el mismo precio, dicen, significó el tiro de gracia para varias de las empresas involucradas, que jamás llegarían a ese 2019 en el que Rick Deckard corre y corre y corre. Aquí están, éstas son, descansen en paz: la telefónica Bell, Atari, Cuisinart, Polaroid y Pan Am. Coca-Cola, que por entonces se disponía a lanzar la catastrófica New Coke, se salvó por un pelo.
La serpiente que exhibe la replicante Zhora (Johanna Cassidy) era la mascota de la actriz en la vida real. Una cariñosa pitón llamada Darling.
Harrison Ford (quien luego de Star Wars y Los cazadores del arca perdida sentía que a todo el asunto le faltaba ?un poco de acción?) estuvo muy pero de muy mal humor durante todo el rodaje. En especial con su coprotagonista Sean ?Rachel? Young (que desplazó a la primera opción, Barbara Hershey): sólo le dirigía la palabra cuando filmaban juntos (esa inolvidable y perfecta y bizarra escena de amor), y siempre le corregía la dicción. Todavía hoy Ford habla de la película con cierto desprecio: ?En Blade Runner yo era un investigador que no investigaba y al que le pegaban todo el tiempo. No es una película mía, es de Ridley Scott. Tal vez?. Scott se limitó a declarar: ?Hay ocasiones en que la puesta en escena es la acción?. Scott 1, Ford 0.
La falta de tiempo y de presupuesto extra obligó a utilizar todo lo que hubiera a mano para construir las maquetas de la ciudad. Así, el diseñador Bill George se permitió la travesura de injertar una réplica de la nave Milennium Falcon de Hans Solo (el personaje de Harrison Ford en Star Wars) en uno de los flancos de un edificio. Si se la busca cuadro por cuadro, se la puede ver casi al principio, en la escena en que Gaff lleva a Deckard al cuartel de policía. Años más tarde, Lucas le devolvió la atención en Episodio I: La amenaza fantasma, donde pueden verse un par de patrulleros spinners de policía volando por los cielos del planeta Coruscant.
El soundtrack oficial de la película ?a cargo de Vangelis? recién apareció doce años después del estreno de la película. Por el camino se oyeron múltiples versiones pirata del tema preferido, creo, para cortina de programas deportivos y argentinos.
La secuencia del combate final entre Deckard y Batty ?originalmente concebida como un duelo de karate? fue recoreografiada por Rutger Hauer de un modo más ?primal?. Buena idea. A Hauer también se le ocurrió lo de la palomita. Mala idea.
El justamente célebre y cuasi-shakespeareano monólogo final del replicante Roy Batty era más largo. Rutger Hauer propuso acortarlo y, además, improvisó in situ eso de ?Todos esos momentos se perderán. Como lágrimas en la lluvia. Hora de morir?. Bien hecho, Rutger. Después abrió la mano para que la palomita saliera volando. Pero la palomita salió de escena caminando porque estaba muy mojada y no podía volar. Solución: filmar otra palomita en otra parte. Seca. De ahí que en la película se la vea ascender hacia una aurora limpia de nubes pero, sí, con voz en off.
La cuestión ?largamente discutida? de si Rick Deckard es o no un replicante surgió a partir de un malentendido entre Scott y uno de los guionistas, David Peoples (el otro fue Hampton Fancher). El director leyó mal una parte del guión en la que Deckard, pensándose en voz alta y en irónico off, decía: ?Yo también soy un modelo de combate?. Scott lo interpretó literalmente y a partir de entonces comenzó a insertar en el film pequeñas pistas desconcertantes; entre ellas, el dato de que se fugaron seis replicantes, uno murió al llegar a la Tierra y ?dado que Deckard elimina a cuatro? ¿dónde está el quinto? La confesión final tuvo lugar en el documental para televisión On the Edge of Blade Runner (2000), donde el director finalmente reconoció que Deckard no se hace: es.

SIEMPRE
Hoy nadie duda de la importancia de Blade Runner. Abundan los libros sobre su trascendencia (quizás el más completo sobre el aspecto cinematográfico sea Future Noir: The Making of Blade Runner, de Paul M. Sammon; el más académico es, seguro, Retroffiting Blade Runner, de Judith Kerman) y, desde la platea, los pronunciamientos admirados de vips como Fernando Savater (?Es la mejor muestra de metafísica hecha celuloide?) o Guillermo Cabrera Infante (?Es un gran cuento de hados?). En lo que a mí respecta ?desde el supe?pullman?, diré que Blade Runner es el equivalente sci-fi de Casablanca: una historia que apela a lo ancestral y que funde un sinfín de mitos, una trama para armar, un misterio que no cesa y al que se vuelve una y otra vez, como si fuera un café llamado Rick?s o ?ya que estamos? Rick Deckard?s.
De vez en cuando surgen rumores sobre una inminente e inevitable segunda parte de Blade Runner. Scott tiene desde hace tiempo en carpeta un proyecto sci-fi con el título, obviamente provisorio, de Metrópolis, y cambia de tema cada vez que le preguntan. En cualquier caso, ahí están las tres aceptables novelas/continuación de Blade Runner firmadas por W. K. Jeter ?discípulo reconocido por Dick en vida?, listas para ser manipuladas, cambiadas o lo que venga. Scott afirma que la condición única e inevitable es que Deckard se asuma como replicante de una vez por todas. Lo que, supongo, permitiría cambiarle la cara de Harrison Ford ?yo voto por Christopher Walken? y a ver qué pasa y alguien sabe, alguien puede decirme cuándo va a parar de llover.
Espero que nunca.

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miércoles, agosto 29, 2007

Philip K. Dick revive en libros y películas

Publican en Chile ?Ubik?, una de las 100 novelas del siglo según la revista ?Time?

A 25 años de la muerte del escritor, Nicolas Cage protagoniza una nueva adaptación de su obra, Venecia estrena la versión definitiva de ?Blade runner? y bio-pic está en camino.



Marcos Moraga L. / Javier García

Entre muerto y vivo, cableado por un ataque cerebral, los últimos días del autor norteamericano Philip K. Dick parecían un fresco de sus historias de ciencia ficción. Y con Dick medio muerto, el director Ridley Scott ultimaba detalles para el estreno de ?Blade runner? (1982), la película basada en su cuento ?¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas??. Cuatro meses le faltaron para ver en la pantalla grande su obra. Bastaba con una pequeña extensión para su vida. Justamente sobre esa posibilidad versa ?Ubik?, elegida una de las 100 mejores novelas en inglés escritas desde 1923, según la revista ?Time?.

Esta semana llegó a librerías chilenas ?Ubik? (La Factoría de Ideas, Océano), a tiempo que el legado del paranoico, adicto a las anfetaminas y nunca solvente escritor recibirá los tributos cinematográficos varios. El 1 de septiembre, el 64º Festival Internacional de Cine de Venecia reestrenará ?Blade runner?, en una versión remozada por el director, con nuevos efectos especiales, escenas inéditas y sonido en 5.1. Desde diciembre, la ?versión definitiva? estará disponible en DVD, que a su vez saldrá a la venta en tres versiones distintas.

?El vengador del futuro? (1990), ?Impostor? (2002) y ?Minority report? (2002) son algunas de las adaptaciones que ya se cuentan entre su obra. En abril se estrenó en Estados Unidos ?Next?, protagonizada por Nicolas Cage y Julianne Moore, sobre un apostador de Las Vegas con un don para predecir el futuro. La película tiene fecha de estreno en Chile para noviembre de este año.

Biografía en grande

Con fecha de estreno el próximo año se está preparando la biografía en cine del autor de ?El hombre en el castillo?. La compañía del actor Paul Giamatti (?Entre copas?) ya tiene el permiso de la hija del autor, Isa Dick Hackett, para producir una bio-pic, con guión encargado a Tony Grisoni (?Pánico y locura en Las Vegas?). Pero antes que la pantalla lo pinte, las letras chilenas ya manejan su propio retrato ?Cada persona que se mete con Dick sale trasquilado?, comenta Álvaro Bisama, autor de ?Caja negra?, ?y quien lo lee, exagera o piensan en una adaptación cinematográfica de forma inmediata, porque Dick en sus libros acumula ideas como una fábrica?. Jorge Baradit, escritor de ?Ygdrasil?, entrega su visión sobre ?Ubik?: ?Ahí pone todas sus obsesiones, convirtiéndose en una novela radiactiva. Su llegada al cine no es por sus libros, sino por sus buenas ideas: es una especie de vidente. Pero las películas están muy intervenidas, como ?Blade runner?, que sólo es una interpretación?. LN

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miércoles, agosto 22, 2007

25 años del estreno de Blade Runner en España

El futuro según 'Blade Runner'
Hace 25 años se estrenaba en España la cinta más influyente de la ciencia ficción, una sombría premonición del caos urbano
O. L. BELATEGUI/El Norte de Castilla 22-ago-2007

Fernando Savater visitó hace unos años el edificio Bradbury de Los Ángeles, donde se rodaron algunas de las escenas más famosas de 'Blade Runner'. «Ridley Scott no se inventó nada», constata el filósofo. «Todo está en las mismas condiciones de la película. Hay basura apilada a la entrada, vagabundos durmiendo en los rincones, niños dispuestos a quitarte las ruedas del coche. La Policía recomienda no pasear por el barrio al anochecer. Incluso juraría que la lluvia que cae de vez en cuando tiene altos índices de radioactividad ».

Estrenada en España justo ayer hace veinticinco años, 'Blade Runner' se estrelló en taquilla, pero no tardó en convertirse en una película de culto. El público de entonces esperaba una cinta de acción futurista, en la estela de 'La guerra de las galaxias'; el protagonista, Harrison Ford -alias Han Solo e Indiana Jones-, prometía aventura escapista. Ni la crítica ni el público vislumbraron el sustrato filosófico del filme más influyente de la ciencia ficción.

Y es que 'Blade Runner' proyecta su apocalíptica sombra sobre el diseño, la arquitectura, el cine y el cómic posteriores. Ridley Scott supo rodearse de talentos visionarios que dibujaron un futuro que ya es presente. El director de 'Alien' y 'Gladiator' no ha vuelto a hacer una película mejor. La novela de Philip K. Dick publicada en 1968 '¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?' le sirvió para dibujar un Los Ángeles superpoblado, que en el 2019 aparece como una megalópolis putrefacta, construida a base de rascacielos piramidales y coches que vuelan sobre calzadas húmedas. Un 'melting pot' humano entre neones intermitentes. Una vívida y aterradora premonición de nuestras ciudades bajo la síntesis de tecnología avanzada y decadencia social.

Ninguna otra película ha provocado tantos análisis; Google detecta casi tres millones de páginas web que hablan de 'Blade Runner'. Ridley Scott, que padeció un rodaje de pesadilla en lucha contra el estudio, los técnicos y su estrella principal, se ha ocupado de mantener viva la atención con nuevos montajes del filme. Warner anuncia para diciembre el lanzamiento mundial de 'Blade Runner. The Final Cut'. El 'montaje final' -el quinto desde 1982- añade escenas y pule efectos especiales. En su edición de lujo, un maletín de aluminio como el del cazarreplicantes Rick Deckard contendrá cinco DVD con todas las versiones, un sinfín de extras, miniaturas, fotografías, una carta firmada por Scott y hasta el celebérrimo unicornio de papel que tantas disquisiciones ha provocado.

Ese unicornio se encuentra a la misma altura filosófica que el monolito de Kubrick en '2001'. En el mundo imaginado por Dick, los androides (robots con apariencia humana) se llaman replicantes y son ilegales. Una Policía especial tiene derecho a 'retirarlos', aterrador eufemismo de exterminarlos: son los 'blade runner', un término cortesía del escritor William Burroughs. La gracia reside en que los androides, pese a su apariencia punk, resultan más humanos que los humanos. Buscan identidad y afecto como la criatura de Frankenstein, sumidos en una patética e inútil plegaria a su creador para que les alargue la vida. Deckard descubrirá en su cacería que su presa no son los robots insensibles que imaginaba. ¿O es él también un replicante?

Más allá de lo ético

En 1992, el 'director's cut' estrenado en los cines dio la razón a los partidarios de que el personaje de Harrison Ford era el Nexus 6 más perfeccionado, porque ni siquiera él mismo conoce su condición no humana, al igual que la bella Rachael. Scott eliminó la voz 'en off' que en su día le impusieron los productores y que otorgaba un chandleriano aire de cine negro al relato. Asimismo, se deshizo del pegote final, la fuga de Deckard con Rachael, e incluyó la aparición onírica de un unicornio en un bosque tomada de 'Legend', rodada tres años después. Un sueño que alude a los recuerdos implantados de Deckard. Scott sacaba de dudas este mes en la revista británica 'Empire': «En una película que habla sobre la paranoia, siempre me pareció que Deckard tenía que ser un replicante. Es una ironía divertida que se mantiene escondida en el filme, excepto para aquellos que pongan atención».

Pero 'Blade Runner' posee virtudes que van más allá de lo filosófico y lo ético. Se convirtió en piedra angular de un nuevo movimiento literario, el ciberpunk, y reanimó la carrera de Philip K. Dick. Su diseño de producción, densamente conceptualizado, marcó la estética de películas, anuncios, videoclips y series de televisión. ¿Cuántas veces hemos visto desde entonces interiores llenos de humo y cortantes haces de luz? Una de las primeras influencias visuales de Scott fue el retrato de la soledad que presenta el pintor Edward Hopper en su cuadro 'Nighthhawks'. Los paisajes alucinantes y retorcidos de la revista de cómics 'Heavy Metal' le condujeron a reclutar a los dibujantes Syd Mead y Moebius. El técnico en efectos especiales Douglas Trumbull, responsable de los ballets espaciales de '2001', y el músico Vangelis se sumaron a una conjunción de talentos irrepetible.

Juntos crearon un entorno futurista basado en un concepto ideado por Scott, 'retrofitting' o retroutilización: actualizar maquinarias y edificios añadiéndoles elementos nuevos. Los vehículos, viviendas, calles y bares no lucen asépticos como en el cine de ciencia ficción de hasta entonces. Se llegaron a diseñar y construir los interruptores de la luz, las tarjetas de crédito, los vasos, las portadas de revistas expuestas en los quioscos. Paraguas con luz, pantallas planas de televisión, fotografías digitales, la 'interlingua' que hablan los protagonistas. «Un mundo de detritus culturales, donde lo atávico convive con la más avanzada tecnología», según el diseñador Juli Capella.

Ironías del destino, Syd Mead escogió como punto de partida de sus diseños urbanos las torres gemelas del World Trade Center. Ya no existen, igual que marcas comerciales que aparecen en el metraje, como Atari y Cuisine Art. El tiempo, el gran tema de 'Blade Runner', según Fernando Savater, no ha envejecido lo más mínimo esta sombría epopeya. Y la muerte del androide Roy Batty, una de la más hermosas de la historia del cine, conmueve veinticinco años después. «Al final, cuando expira el tiempo, vuelve la constancia de lo irrepetible», reflexiona Savater. «'Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia' Bienvenido a la humanidad, hermano replicante».

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viernes, agosto 03, 2007

Exhibirán en Venecia versión restaurada de Blade Runner



Roma, 1 ago (PL) El estreno de la versión restaurada de Blade Runner (1982), de Ridley Scott, será uno de los platos fuertes del Festival de cine de Venecia 2007, que se inaugurará el próximo 29 de agosto.

El comité organizador del certamen anunció hoy que el filme de ciencia-ficción se proyectará a la medianoche del 1 de septiembre con la presencia de su director y parte del elenco.

Basada en la novela de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, el largometraje está considerado un clásico de ese género y recibió dos nominaciones al Oscar en 1983.

Ahora regresará a la pantalla grande bajo el título de Blade runner: the final cut, tras un arduo trabajo de varios meses, en versión remasterizada, con escenas inéditas y nuevos efectos especiales.

En la cita cinematográfica concursan este año prestigiosos realizadores como Ang Lee, Ken Loach, Brian de Palma y Nikita Mikhalkov.

Durante las jornadas, que se extenderán hasta el 8 de septiembre, se rendirá homenaje a los recientemennte fallecidos realizadores Ingmar Bergman (Suecia) y Michelangelo Antonioni (Italia).

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domingo, julio 29, 2007

Ridley Scott lanza un segundo "director's cut" de su obra maestra "Blade Runner"

26-VII-07

¿Perfeccionismo a ansias de ganar más dinero? En 1992, diez años después del estreno de "Blade runner", su realizador, el británico Ridley Scott, hizo un "director's cut", que añadió no mucho e incluso cortó algo. Se reestrenó brevemente en salas antes de salir en vídeo. Ahora, cuando este clásico de la ciencia ficción cumple un cuarto de siglo desde su realización, Scott pasó de nuevo en la mesa de montaje para brindar "Blade Runner: The Final Cut".

El proyecto es un muy limitado lanzamiento en salas de Los Angeles y Nueva York el 5 de octubre, para ser publicada en DVD en EEUU el 18 de diciembre. Según la Warner, aparte de la remasterización de imagen y sonido, este re-remontaje del film sobre un relato del maestro del género Philip K. Dick, ofrecerá escenas prolongadas sobre el original, nuevos efectos visuales, y comentarios del director. El primitivo sonido estereofónico será ahora un lujoso Dolby Digital 5.1. El estudio considera sacar tres ediciones diferentes en DVD, con dos, cuatro y hasta cinco discos.

Entre los extras, estará también el documental "Dangerous Days" dirigido por Charles de Lauzirika. Las dos ediciones de coleccionista (4 y 5 discos) incluirán desde clips y fotografías con escenas eliminadas hasta reportajes sobre Philip K.Dick, el diseño conceptual o el legado de la película.

La verdad es que es difícil saber cual es la verdadera versión original de "Blade runner", ya que en los 80 se distribuyeron copias en panavision 70 mm y 35 con diferentes metrajes, tampoco lo visto en Europa fue igual que la versión USA, se cortaron o añadieron escenas violentas... En el remontaje del 92, Scott cortó casi todos los comentarios en off del agente Deckard (Harrison Ford), añadió una escena de 12 segundos con un unicornio mientras éste tocaba el piano, matizó la violencia de la versión europea, y sobre todo cambió el final, que en 1982 era feliz. Según la versión en su décimo aniversario, se intuía que el propio Deckard era un replicante más, reprogramado.

Sobre "Blade runner", protagonizada por Harrison Ford, el crítico Joaquín Vallet escribió: "Si "2001: una odisea del espacio" (1968) dio un giro de ciento ochenta grados a los cánones esenciales de la ciencia-ficción (por entonces un campo cinematográfico con más detractores que defensores) haciéndola trascendente, aportando profundidad filosófica; y "La guerra de las Galaxias" (1977), de George Lucas, revivió la estética del cómic más superficial, retrotrayendo al cine espectáculo puro y duro una potente imaginería visual que chocaba con todo lo visto anteriormente; "Blade runner", por decirlo de alguna manera, es la plena conjunción de ambas fórmulas. No únicamente ostenta un poderío formal que, aún hoy (y muy a pesar de los "Matrix" de turno), sigue impactando por su condición visionaria y su extrema verosimilitud (las urbes cosmopolitas de nuestros días cada vez están más cercanas a los decorados del film), sino que integra, además, un contenido complejo y con tal multiplicidad de lecturas que la acerca, ineludiblemente, a la epopeya kubrickiana".


Fuente: Noticine ( http://www.noticine.com/noticine/secciones/lee_mas.asp?P=10078&Q=2 )

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domingo, julio 22, 2007

El hombre dorado - Philip K. Dick

--¿Siempre hace este calor? --preguntó el vendedor.
Se dirigió a todo el mundo en general, tanto a los clientes sentados en la barra como a los que ocupaban los desvencijados reservados, alineados junto a la pared. Era un hombre obeso de edad madura, sonrisa bonachona, traje gris arrugado, camisa blanca manchada de sudor, pajarita y sombrero panamá.
--Sólo en verano --contestó la camarera.

Nadie se movió. Los adolescentes sentados en un reservado, un chico y una chica, se miraban a los ojos fijamente. Dos obreros, con las mangas subidas que dejaban al descubierto sus brazos morenos y peludos, tomaban sopa de alubias y panecillos. Un granjero enjuto, curtido por la intemperie. Un ejecutivo de edad avanzada, vestido con un traje de sarga azul, chaleco y reloj de cadena. Un taxista moreno de cara ratonil que bebía café. Una mujer cansada que había entrado para descansar los pies y dejar en el suelo sus bultos.
El vendedor sacó un paquete de cigarrillos. Paseó la mirada con curiosidad por el sucio café, encendió un cigarrillo, apoyó los brazos en la barra y dijo al hombre sentado a su lado:
--¿Cómo se llama esta ciudad?
--Walnut Creek --gruñó el hombre.
El vendedor se dedicó a su coca-cola durante un rato, el cigarrillo sostenido entre sus rechonchos dedos blancos. Luego, introdujo la mano en la chaqueta y sacó una cartera de piel. Se entretuvo unos minutos en examinar con aire pensativo tarjetas y papeles, fragmentos de notas, resguardos de billetes, más papeles manchados, hasta que por fin encontró una fotografía.
Le dedicó una sonrisa y rió por lo bajo.
--Échele un vistazo --dijo al hombre sentado a su lado.
El hombre continuó leyendo el periódico.
--Ánimo, échele un vistazo. --Dio un codazo al hombre y empujó la fotografía hacia él--. ¿Acaso no es fantástica?
El hombre, molesto, dirigió una breve mirada a la foto. Mostraba a una mujer desnuda de la cintura para arriba. Tendría unos treinta y cinco años. La cabeza vuelta. Cuerpo blanco y fláccido. Ocho tetas.
--¿Había visto alguna vez una cosa semejante? --rió el vendedor, moviendo sus ojos enrojecidos.
Dibujó una sonrisa lasciva y dio otro codazo al hombre.
--Sí.
El hombre, irritado, reanudó la lectura del periódico.
El vendedor reparó en que el granjero estaba mirando la foto. Se la tendió con gesto ampuloso.
--¿Acaso no es fantástica, abuelo? Buen material, ¿eh?
El granjero examinó la fotografía con aire solemne. Le dio la vuelta, estudió el arrugado dorso, echó un segundo vistazo a la imagen y la tiró hacia el vendedor. La foto cayó al suelo cara arriba, después de dar dos vueltas.
El vendedor la tomó y la sacudió. La devolvió a su cartera con cuidado, casi con ternura. Los ojos de la camarera centellearon cuando la vio de reojo.
--Una preciosidad --observó el vendedor, guiñando un ojo--. ¿No cree?
La camarera se encogió de hombros en señal de indiferencia.
--No lo sé. Vi muchas en los alrededores de Denver. Una auténtica colonia.
--Allí la tomaron. En el campamento de la ACD de Denver.
--¿Queda alguno vivo? --preguntó el granjero.
El vendedor lanzó una ronca carcajada.
--¿Bromea? --Hizo un breve ademán con la mano--. Ya no.
Ahora, todo el mundo escuchaba. Hasta los estudiantes universitarios se habían soltado las manos y estaban erguidos en sus asientos, los ojos abiertos de par en par.
--Vi un ejemplar curioso cerca de San Diego --dijo el granjero--. El año pasado, no recuerdo cuándo. Tenía alas de murciélago. Piel, sin plumas. Piel y alas huesudas.
El taxista con cara de rata intervino.
--Eso no es nada. Había uno de dos cabezas en Detroit. Lo vi en una exhibición.
--¿Estaba vivo? --preguntó la camarera.
--No. Ya le habían aplicado la eutanasia.
--Vimos muchas cintas en la clase de sociología --dijo el estudiante--. El tipo alado del sur, el de cabeza gigante que encontraron en Alemania, uno horrible con una especie de antenas, como los insectos, y...
--Los peores de todos --declaró el ejecutivo-- fueron aquellos ingleses. Los que se ocultaban en las minas de carbón, y que no descubrieron hasta el año pasado. --Meneó la cabeza--. Cuarenta años en las minas, reproduciéndose y evolucionando. Casi un centenar. Supervivientes de un grupo que se refugió bajo tierra durante la guerra.
--Han descubierto un nuevo grupo en Suecia --informó la camarera--. Estaba leyendo el artículo. Dicen que controlan las mentes a distancia. Sólo un par. La ACD ya está allí.
--Es una variante del tipo neozelandés --dijo uno de los obreros--. Lee la mente.
--Leer y controlar son dos cosas diferentes --señaló el ejecutivo--. Cuando oigo cosas como ésta, me alegro que exista la ACD.
--Había una variedad que descubrieron justo antes de la guerra --dijo el granjero--, en Siberia. Tenía la capacidad de controlar objetos. Capacidad psicoquinética. La ACD soviética la exterminó de inmediato. Nadie se acuerda ya de eso.
--Yo sí --dijo el ejecutivo--. Era un niño en aquella época. Me acuerdo porque fue el primer DV del que oí hablar. Mi padre me llamó a la sala de estar y nos lo contó a todos los hermanos y hermanas. Aún estábamos construyendo la casa. Eso sucedió cuando la ACD examinaba a todo el mundo y le hacía una marca en el brazo. --Alzó su delgada y nudosa muñeca--. Me marcaron hace sesenta años.
--Ahora, está la inspección de nacimiento --dijo la camarera. Se estremeció--. Descubrieron uno en San Francisco este mes. El primero en un año. Pensaban que ya habían sido erradicados en esta zona.
--Han ido disminuyendo --recordó el taxista--. Frisco no sufrió muchos bombardeos. No tantos como otros lugares, como Detroit, por ejemplo.
--Aún localizan entre diez y quince por año en Detroit --dijo el universitario--. Todos se concentran en aquella zona. Aún quedan muchas bolsas. La gente sigue entrando en ellas, a pesar de las señales robot.
--¿Cómo era el que encontraron en San Francisco? --preguntó el vendedor.
La camarera hizo un vago ademán.
--Del tipo habitual. Sin dedos en los pies, encorvado, grandes ojos.
--El tipo nocturno --dijo el vendedor.
--Su madre lo había escondido. Dicen que tenía tres años. Consiguió que un médico la ayudara a engañar a la ACD. Un viejo amigo de la familia.
El vendedor había terminado la coca-cola. Jugueteaba con sus cigarrillos y escuchaba el murmullo de la conversación que había iniciado. El estudiante universitario estaba inclinado hacia su chica y la impresionaba con sus extensos conocimientos. El granjero enjuto y el ejecutivo se habían sentado juntos y recordaban los viejos tiempos, los últimos años de la guerra, antes del primer Plan de Reconstrucción Decenal. El taxista y los dos obreros intercambiaban relatos inverosímiles de sus propias experiencias.
El vendedor entabló conversación con la camarera.
--Creo que ése de San Francisco ha causado una gran conmoción --dijo con aire pensativo--. Pensar que ha ocurrido tan cerca.
--Sí --murmuró la camarera.
--Este lado de la bahía no sufrió muchos bombardeos --prosiguió el vendedor--. No se ha encontrado ninguno por aquí.
--No. --La camarera se apartó con brusquedad--. En esta zona, nunca.
Recogió los platos sucios del mostrador y se encaminó hacia la parte trasera.
--¿Nunca? --preguntó el vendedor, sorprendido--. ¿Nunca han tenido un revés en este lado de la bahía?
--No. Ninguno.
La mujer desapareció en la parte trasera, donde el cocinero se erguía junto a sus fogones. Se cubría con un delantal blanco y tenía las muñecas tatuadas. La camarera hablaba con voz demasiado alta, demasiado áspera y tensa. El granjero calló de repente y levantó la vista.
El silencio cayó como un telón. Todos los sonidos se interrumpieron al instante. Todos los presentes contemplaron sus platos, tensos y sombríos de repente.
--No hubo ninguno por aquí --dijo el taxista, en voz alta y clara, sin dirigirse a nadie en particular--. Jamás.
--Claro --se apresuró a decir el vendedor--. Sólo estaba...
--Procure metérselo en la cabeza --dijo un obrero.
El vendedor parpadeó.
--Claro, amigo, claro.
Rebuscó en su bolsillo con nerviosismo. Un par de monedas cayeron al suelo y las recogió en seguida.
--No pretendía ofenderles.
Se hizo de nuevo el silencio. Después, el estudiante habló, consciente por primera vez que nadie decía nada.
--He oído algo --dijo, dándose aires de importancia--. Alguien dijo que había visto una de esas cosas cerca de la granja de los Johnson...
--Ponte la lengua en el trasero --dijo el ejecutivo sin volverse.
El muchacho, rojo como un tomate, se hundió en el asiento. Se miró las manos y tragó saliva.
El vendedor pagó a la camarera su consumición.
--¿Cuál es la ruta más rápida a Frisco? --preguntó, pero la camarera ya se había alejado.
La gente sentada ante la barra estaba absorta en su comida. Nadie levantó la cabeza. Comían en un silencio glacial. Rostros hostiles, sombríos, concentrados en sus platos.
El vendedor tomó su abultado maletín, abrió la puerta mosquitera y salió al sol cegador. Caminó hacia un destartalado Buick de 1978, estacionado a unos pocos metros. Un policía de tráfico ataviado con camisa azul estaba a la sombra de un toldo y hablaba con una joven que llevaba un vestido de seda amarillo, muy ceñido a su esbelto cuerpo.
El vendedor se detuvo un momento antes de entrar en su coche. Agitó la mano en dirección al policía.
--Oiga, ¿conoce bien esta ciudad?
El policía contempló el traje gris arrugado del vendedor, la pajarita, la camisa manchada de sudor. La matrícula de otro estado.
--¿Qué quiere?
--Busco la granja de los Johnson --contestó el vendedor--. Debo verle por un litigio. --Avanzó hacia el policía con una pequeña tarjeta blanca en la mano--. Soy su abogado, del Colegio de Nueva York. ¿Puede indicarme cómo se llega a su casa? Hace dos años que no voy.

Nat Johnson echó un vistazo al sol del mediodía y comprobó que era bueno. Se sentó sobre el peldaño inferior del porche, la pipa apretada entre sus dientes amarillentos. Era un hombre ágil y nervudo, de manos fuertes y cabello gris, todavía abundante pese a sus sesenta y cinco años de vida activa, y vestía una camisa roja a cuadros y tejanos de lona.
Miraba jugar a los niños. Jean pasó riendo frente a él, los pechos saltando bajo la camiseta, el cabello negro agitándose sobre su espalda. Tenía dieciséis años, ojos brillantes, piernas fuertes y rectas, el cuerpo joven y esbelto, algo inclinado hacia adelante por el peso de las dos herraduras. Tras ella correteaba Dave, catorce años, dientes blancos y cabello negro, un muchacho apuesto, un hijo del cual enorgullecerse. Dave alcanzó a su hermana, la dejó atrás y llegó a la estaca más alejada. Aguardó inmóvil, las piernas abiertas, los brazos en jarras, las dos herraduras tomadas con facilidad. Jean corrió hacia él, jadeante.
--¡Adelante! --gritó Dave--. Tira tú primero. Te estoy esperando.
--¿Para poder alejarlas?
--Para poder acercarlas.
Jean tiró una herradura y agarró la otra con las dos manos, los ojos fijos en la distante estaca. Dobló su ágil cuerpo, echó una pierna atrás, arqueó la espalda. Apuntó con cuidado, cerró un ojo y lanzó con un experto movimiento la herradura. Ésta golpeó la lejana estaca con un ruido metálico, dio unas breves vueltas a su alrededor y después cayó a un lado. Una nube de polvo se levantó.
--No está mal --admitió Nat Johnson desde su peldaño--. Demasiado fuerte. Tómalo con más calma.
Su pecho se hinchó de orgullo cuando el reluciente cuerpo de la muchacha apuntó y lanzó de nuevo. Dos hijos fuertes y guapos, a punto de madurar, jugando juntos bajo el caliente sol.
Y también estaba Cris.
Cris se hallaba de pie junto al porche, con los brazos cruzados. No jugaba. Se limitaba a mirar. Lo hacía desde que Dave y Jean habían empezado a jugar, con la misma expresión concentrada y absorta al mismo tiempo en su rostro bellamente cincelado, como si mirara más allá de ellos dos; más allá del campo, del establo, del lecho del río, de las filas de cedros.
--¡Ven, Cris! --gritó Jean, mientras Dave y ella atravesaban el campo para recoger las herraduras--. ¿Quieres jugar?
No, Cris no quería jugar. Nunca jugaba. Vivía en un mundo propio, un mundo en el que ninguno de ellos podía entrar. Nunca participaba en nada, juegos, cánticos o actividades familiares. Siempre estaba solo. Lejano, apartado, introvertido. Aislado de todo y de todos, hasta que, de repente, algún mecanismo se disparaba y conectaba momentáneamente con el mundo de los demás.
Nat Johnson golpeó la pipa contra el peldaño. Sacó la bolsa de cuero que contenía el tabaco y la llenó de nuevo, sin apartar la vista de su hijo mayor. Cris había cobrado vida. Se dirigía al campo. Caminaba despacio, con los brazos cruzados, como si hubiera bajado de su mundo al otro unos instantes. Jean no le vio. Le daba la espalda y se disponía a tirar.
--Mira --dijo Dave, sorprendido--, ahí viene Cris.
--Cris llegó junto a su hermana, se detuvo y extendió una mano. Una figura impresionante, serena e impasible. Jean, vacilante, le pasó una herradura.
--¿Quieres una? ¿Quieres jugar?
Cris no dijo nada. Se inclinó levemente, un flexible arco de su cuerpo perfecto, y movió el brazo con gran velocidad. La herradura salió disparada, golpeó en la estaca y giró a su alrededor como un tiovivo. Aro.
Dave hizo una mueca de desesperación.
--Es repugnante.
--Cris, no juegas limpio --le recriminó Jean.
No, Cris no jugaba limpio. Había mirado durante media hora, y luego tirado una vez. Un tiro perfecto, un aro impecable.
--Nunca comete una equivocación --se quejó Dave.
Cris permaneció inmóvil, el rostro inexpresivo. Una estatua dorada bañada por el sol de mediodía. Cabello y piel dorados, una leve capa de vello dorado en sus brazos y piernas desnudos...
De repente, se puso en tensión. Nat se incorporó, sorprendido.
--¿Qué pasa? --ladró.
Cris describió un veloz círculo, su magnífico cuerpo en estado de alerta.
--¡Cris! --exclamó Jean--. ¿Qué...?
Cris se lanzó hacia adelante. Atravesó el campo, saltó la valla, entró en el establo y salió por el otro lado, como un rayo de energía liberado. Su figura veloz pareció rozar la hierba seca cuando bajó al reseco lecho del río entre los cedros. Un momentáneo destello dorado..., y desapareció. Sin el menor ruido. Sin hacer ni un movimiento. Se había fundido con el paisaje.
--¿Qué ha pasado esta vez? --preguntó Jean, preocupada.
Se acercó a su padre y se refugió en la sombra. El sudor brillaba sobre su cuello y el labio superior; la camiseta estaba empapada.
--¿Qué vio?
--Perseguía algo --dijo Dave.
Nat gruñó.
--Tal vez. No hay forma de saberlo.
--Será mejor decirle a mamá que no prepare comida para él. Es probable que no vuelva.
Nat Johnson se sintió abrumado de ira e impotencia. No, no regresaría. Ni para cenar, ni tampoco al día siguiente, o al otro. Sólo Dios sabía por cuánto tiempo desaparecería. O dónde. O por qué. Solo en algún lugar ignoto.
--Si lo creyera útil, les enviaría en su busca --empezó Nat--, pero no...
Calló. Un coche se acercaba a la granja por la carretera de tierra. Un polvoriento y destartalado Buick. Al volante iba un hombre regordete de cara colorada, vestido con un traje gris, que les saludó alegremente cuando el coche se detuvo y el motor quedó en silencio.
--Buenas tardes --dijo el hombre cuando salió del coche. Saludó con el sombrero. Era de edad madura, aspecto afable, y sudaba por todos sus poros cuando se aproximó al porche--. Tal vez puedan ayudarme.
--¿Qué desea? --preguntó Nat Johnson con aspereza. Estaba asustado. Echó un vistazo por el rabillo del ojo al lecho del río y rezó en silencio. Dios, con tal que se mantuviera alejado. La respiración de Jean era agitada. Estaba aterrorizada. El rostro de Dave no traicionaba la menor expresión, pero había palidecido por completo--. ¿Quién es usted?
--Me llamo Baines, George Baines. --El hombre extendió la mano, pero Johnson no hizo caso--. Quizá haya oído hablar de mí. Soy el propietario de la Pacific Development Corporation. Construimos aquellas casas a prueba de bomba en las afueras de la ciudad, aquellas redondas que se ven al venir desde Lafayette por la autopista principal.
--¿Qué quiere?
Johnson impidió que sus manos temblaran con un gran esfuerzo. Nunca había oído hablar de ese hombre, pero se había fijado en las casas. Era imposible no hacerlo: un gigantesco hormiguero de feas cajas de píldoras esparcidas a ambos lados de la autopista. Baines parecía el tipo de hombre capaz de perpetrar aquella barbaridad. ¿Qué podía querer de ellos?
--He comprado algunas tierras por aquí --explicó Baines. Había sacado un fajo de papeles--, pero soy incapaz de encontrarlas. --Sonrío--. Sé que están a este lado de la carretera estatal. Según el funcionario de la Oficina de Registros del Condado, a un par de kilómetros de aquella colina, a este lado, pero lo mío no es descifrar planos.
--Aquí no es --dijo Dave--. Sólo hay granjas. No hay nada en venta.
--Es que se trata de una granja, hijo --respondió Baines con afabilidad--. La compré para mí y mi mujer, con el propósito de establecernos aquí. --Arrugó la nariz--. No piensen mal; no he venido a especular. Es sólo para mí. Una vieja granja. Diez hectáreas, una bomba de agua y unos cuantos robles...
--Déjeme ver la escritura.
Johnson se apoderó del fajo de papeles y, mientras Baines parpadeaba atónito, los ojeó rápidamente. Su expresión se endureció. Le devolvió los papeles.
--¿Qué está tramando? Esta escritura es de una parcela que se halla a setenta y cinco kilómetros de distancia.
--¡Setenta y cinco kilómetros! --exclamó Baines, estupefacto--. ¿Está bromeando? El funcionario me dijo...
Johnson se puso en pie y dominó con su estatura al gordo. Estaba en plena forma física..., y sus sospechas aumentaban a cada segundo.
--¿Está seguro? Suba a su coche y lárguese de aquí. No sé lo que pretende, o para qué ha venido, pero quiero que salga de mi propiedad.
Algo centelleó en el enorme puño de Johnson. Un tubo de metal que brillaba ominosamente bajo el sol de mediodía. Baines lo vio..., y tragó saliva.
--No era mi propósito molestarle, señor. --Retrocedió, nervioso--. Son ustedes muy susceptibles. Cálmese, ¿quiere?
Johnson no dijo nada. Apretó con más fuerza el tubo y esperó a que el gordo se marchara.
Pero Baines insistió.
--Escuche, amigo. Llevo conduciendo cinco horas en este horno, buscando ese maldito lugar. ¿Alguna objeción a que utilice los... servicios?
Johnson le contempló con suspicacia. Poco a poco, la sospecha dio paso al desagrado. Se encogió de hombros.
--Dave, acompáñale al cuarto de baño.
--Gracias. --Baines sonrió--. Y si no le causo demasiados problemas, quisiera un vaso de agua. Le pagaré. --Lanzó una risita--. No hay que permitir jamás a la gente de ciudad que se salga con la suya, ¿eh?
--Caradura.
Johnson se alejó, asqueado, mientras el gordo seguía a su hijo al interior de la casa.
--Papá --susurró Jean. En cuanto Baines entró, corrió hacia el porche, los ojos desorbitados de miedo--. Papá, ¿crees que...?
Johnson la rodeó con su brazo.
--Tranquila. Pronto se irá.
Los ojos oscuros de la muchacha transparentaban un mudo terror.
--Cada vez que viene un hombre de la compañía del agua, o un recaudador de impuestos, un vagabundo, niños, quien sea, noto un terrible dolor aquí. --Apoyó la mano entre sus pechos, sobre el corazón--. Siempre lo mismo, durante trece años. ¿Cuánto tiempo más tendremos que aguantar esto? ¿Cuánto?
El hombre llamado Baines salió del cuarto de baño con cara de alivio. Dave Johnson esperaba en silencio junto a la puerta, el cuerpo rígido, su rostro juvenil impenetrable.
--Gracias, hijo --suspiró Baines--. ¿Me darás un vaso de agua fría? --Se humedeció los gruesos labios por anticipado--. Después de conducir sin parar en busca de un cuchitril, viene un maldito agente de propiedades y te la mete...
Dave entró en la cocina.
--Mamá, este hombre quiere un vaso de agua. Papá ha dicho que podías dárselo.
Dave le dio la espalda. Baines vio un momento a su madre, una mujer menuda de pelo gris, que se encaminaba al fregadero con un vaso, el rostro enjuto y reseco, sin expresión.
Entonces, Baines salió corriendo por el pasillo. Atravesó un dormitorio, abrió una puerta, se encontró frente a un ropero. Dio media vuelta, cruzó la sala de estar, entró en el comedor, y atravesó otro dormitorio. En un breve instante, había explorado toda la casa.
Miró por una ventana. El patio trasero. Restos de una camioneta herrumbrada. La entrada a un refugio subterráneo a prueba de bombas. Latas. Gallinas picoteando. Un perro, dormido bajo un cobertizo. Un par de viejos neumáticos.
Encontró una puerta que daba acceso al exterior. La abrió sin hacer ruido y salió. No vio a nadie. El establo, una vieja estructura de madera. Cedros al otro lado, un riachuelo. Lo que en otros tiempos había sido un retrete.
Baines rodeó la casa con cautela. Le quedaban unos treinta segundos. Había dejado cerrada la puerta del cuarto de baño, el chico pensaría que había vuelto allí. Baines escrutó el interior de la casa por una ventana. Un ropero grande, lleno de prendas antiguas, cajas y pilas de revistas.
Volvió sobre sus pasos. Llegó a la esquina de la casa y se dispuso a doblarla.
La forma de Nat Johnson se cernió sobre él, bloqueándole el camino.
--Muy bien, Baines. Usted lo ha querido.
Se produjo un fogonazo rosa. Su brillo ocultó la luz del sol. Baines saltó hacia atrás y se llevó la mano al bolsillo de la chaqueta. El extremo del rayo le alcanzó y estuvo a punto de caer. El escudo de la chaqueta absorbió la energía y la descargó, pero la fuerza del impacto provocó que sus dientes castañetearan. Por un momento, se agitó como una marioneta. Un manto de oscuridad le rodeó. Notó que la trama del escudo adquiría un tono blanco, a medida que absorbía la energía y luchaba por controlarla.
Sacó su tubo..., y Johnson no tenía escudo.
--Está arrestado --masculló Baines--. Tire el tubo y levante las manos. Llame a su familia. --Movió el tubo--. Vamos, Johnson. Dese prisa.
El tubo vibró y resbaló en los dedos de Johnson.
--Aún sigue vivo. --El horror se reflejó en su cara--. Usted debe ser...
Dave y Jean aparecieron.
--¡Papá!
--Acérquense --ordenó Baines--. ¿Dónde está su madre?
Dave meneó la cabeza, aturdido.
--Dentro.
--Tráiganla aquí.
--Usted es de la ACD --susurró Nat Johnson.
Baines no contestó. Estaba haciendo algo con su cuello, tiraba de la fláccida piel. El alambre de un micrófono brilló cuando lo extrajo de un pliegue entre dos papadas y lo introdujo en el bolsillo. Se oyó el ruido de unos motores procedentes de la carretera, nítidos ronroneos que pronto aumentaron de volumen. Dos lágrimas de metal negro se acercaron y estacionaron junto a la casa. Salieron numerosos hombres, con el uniforme verde gris de la Policía Civil Gubernativa. Puntos negros descendían del cielo, nubes de feas moscas que oscurecieron el sol a medida que vomitaban hombres y aparatos. Los hombres descendieron con lentitud.
--No está --dijo Baines al primer hombre que llegó--. Huyó. Informa a Wisdom en el laboratorio.
--Hemos bloqueado la zona.
Baines se volvió hacia Nat Johnson, que estaba inmóvil, en un aturdido silencio, sin comprender nada, flanqueado por sus hijos.
--¿Cómo supo que veníamos? --preguntó Baines.
--No lo sé --murmuró Johnson--. Simplemente... lo supo.
--¿Telepatía?
--No lo sé.
Baines se encogió de hombros.
--Pronto lo averiguaremos. La zona está cercada. No puede pasar, haga lo que haga. A menos que sea capaz de desmaterializarse.
--¿Qué harán con él cuando..., si le atrapan? --preguntó Jean con voz hueca.
--Someterle a estudio.
--¿Para matarle después?
--Eso depende de lo que diga el laboratorio. Si pudieran proporcionarme más información, tal vez podría adelantarles algo.
--No podemos decirle nada. No sabemos nada más. --La voz de la muchacha se tiñó de desesperación--. No habla.
Baines dio un brinco.
--¿Cómo?
--No habla. Nunca ha hablado con nosotros. Jamás.
--¿Cuántos años tiene?
--Dieciocho.
--Incomunicación. --Baines estaba sudando--. ¿En dieciocho años no ha establecido ningún lazo semántico con ustedes? ¿Se comunica de alguna manera? ¿Señales, códigos?
--Él... nos ignora. Come, vive con nosotros. A veces juega, cuando nosotros jugamos, o se sienta con nosotros. Ha pasado muchos días ausente. Nunca hemos podido averiguar qué hacía, o dónde. Duerme en el establo..., solo.
--¿Es de color dorado?
--Sí. Piel, ojos, cabellos, uñas. Todo.
--¿Es grande? ¿Está bien formado?
La muchacha tardó unos segundos en contestar. Una extraña emoción agitó sus facciones enjutas, un brillo momentáneo.
--Es increíblemente hermoso. Un dios en la Tierra. --Torció los labios--. Ustedes no le encontrarán. Hace cosas. Cosas que usted no puede comprender. Poderes que exceden su limitada...
--¿Cree que no le cazaremos? --Baines frunció el ceño--. No paran de aterrizar equipos. Nunca han visto a la Agencia montar una operación. Nos hemos dedicado durante sesenta años a erradicar a los bichos. Si se escapa, será la primera vez...
Baines se interrumpió con brusquedad. Tres hombres se acercaban al porche a toda velocidad. Dos policías civiles, vestidos de verde. Y un tercer hombre entre ellos. Un hombre que se desplazaba en silencio, con agilidad, una forma levemente luminosa que se alzaba sobre ellos.
--¡Cris! --chilló Jean.
--Le hemos atrapado --dijo un policía.
Baines acarició su tubo, inquieto.
--¿Dónde? ¿Cómo?
--Se entregó --respondió el policía, con voz reverente--. Vino a nuestro encuentro voluntariamente. Fíjese en él. Es como una estatua de metal. Como una especie de... dios.
La figura dorada se detuvo un momento junto a Jean. Después, se volvió con calma hacia Baines.
--¡Cris! --gritó Jean--. ¿Por qué has vuelto?
El mismo pensamiento devoraba a Baines. Lo apartó de su mente..., de momento.
--¿Está el avión dispuesto? --se apresuró a preguntar.
--Listo para despegar.
--Estupendo. --Baines se dirigió hacia el campo--. Vámonos. Quiero llevarle ahora mismo al laboratorio.
Durante un momento, examinó a la alta figura que se erguía entre dos policías civiles. A su lado, daba la impresión que se habían encogido, transformado en algo desgarbado y repelente. Como pigmeos... ¿Qué había dicho Jean? Un dios en la Tierra. Baines desechó estos pensamientos, irritado.
--Vamos --murmuró--. Puede que éste sea difícil. Nunca nos habíamos topado con uno parecido. No sabemos de qué cosas es capaz.

La habitación estaba desierta, a excepción de la figura sentada. Cuatro paredes desnudas, el techo y el suelo. Un rayo constante de luz blanca brillaba desde cada esquina de la estancia. Cerca de la parte superior de la pared más alejada corría una abertura, una ventana a través de la cual se podía observar la habitación.
La figura sentada estaba inmóvil. No se había movido desde que la habitación se había cerrado con llave y candado, desde que una fila de técnicos había tomado posiciones frente a la abertura. Tenía la vista clavada en el suelo, la espalda encorvada, las manos enlazadas, el rostro sereno, casi inexpresivo. No había movido un músculo en cuatro horas.
--¿Bien? --preguntó Baines--. ¿Qué han averiguado?
Wisdom emitió un gruñido.
--No mucho. Si no hemos obtenido ninguna información dentro de cuarenta y ocho horas, llevaremos a cabo la eutanasia. No podemos correr riesgos.
--Está pensando en el tipo tunecino.
Él también. Habían encontrado diez ejemplares, que vivían en las ruinas de la ciudad abandonada de África del Norte. Su método de supervivencia era sencillo: mataban y absorbían otras formas de vida, las imitaban y sustituían. Les llamaban Camaleones. Habían costado sesenta vidas, antes que el último fuera destruido. Sesenta expertos de primera clase, hombres de la ACD muy bien entrenados.
--¿Alguna pista? --preguntó Baines.
--Es muy diferente. Nos va a costar mucho. --Wisdom señaló un montón de grabaciones--. Ahí tiene el informe completo, todo lo que arrancamos a Johnson y a su familia. Les aplicamos un lavado de cerebro, y después les mandamos a casa. Dieciocho años, y ningún lazo semántico. Sin embargo, parece que ha alcanzado el pleno desarrollo. Maduró a los trece años. Un ciclo vital más rápido y breve que el nuestro. Lo que me preocupa es la crin dorada. Como un monumento romano cubierto de una película dorada.
--¿La sala de análisis ha entregado ya su informe? Supongo que habrán examinado sus ondas.
--Se le ha practicado un encefalograma, pero descifrarlo lleva su tiempo. ¡Todos dando vueltas como locos, y él sentado ahí tan tranquilo! --Wisdom indicó la ventana con un dedo rechoncho--. Le cazamos con mucha facilidad. No creo que posea grandes capacidades, pero me gustaría saber cuáles. Antes de aplicarle la eutanasia.
--Quizá deberíamos mantenerlo con vida hasta averiguarlo.
--Eutanasia dentro de cuarenta y ocho horas --insistió Wisdom--, tanto si lo sabemos como si no. Me pone la piel de gallina.
Wisdom, un individuo pelirrojo, de rostro bovino, pecho voluminoso y ojos astutos hundidos en la cara, siguió masticando su puro con nerviosismo. Ed Wisdom era el director de una rama norteamericana de la ACD. En ese preciso momento, estaba preocupado. Sus ojos diminutos vagaban de un sitio a otro, como destellos grises de alarma en su rostro abultado y brutal.
--¿Cree que lo ha encontrado? --preguntó Baines.
--Siempre lo pienso --replicó Wisdom--. Debo pensarlo.
--Quiero decir...
--Sé lo que quiere decir.
Wisdom paseó sin respiro entre las mesas, técnicos sentados en sus bancos, aparatos y computadoras. Grabadoras que zumbaban, circuitos de investigación.
--Esta cosa ha vivido dieciocho años con su familia y no le entienden. No saben lo que es. Saben lo que hace, pero ignoran cómo.
--¿Qué hace?
--Sabe cosas.
--¿Qué clase de cosas?
Wisdom tomó su tubo energético y lo tiró sobre la mesa.
--Tenga.
--¿Qué?
--Tenga. --Wisdom hizo una señal y la abertura de la pared se ensanchó unos centímetros--. Dispárele.
Baines parpadeó.
Usted ha dicho cuarenta y ocho horas.
Wisdom blasfemó, tomó el tubo, apuntó a la figura sentada por la ventana y apretó el gatillo.
Un cegador destello rosa. Una nube de energía brotó en el centro de la habitación. Centelleó y se transformó en cenizas oscuras.
--¡Santo Dios! --exclamó Baines--. Usted...
Se interrumpió. La figura ya no estaba sentada. Cuando Wisdom disparó, se había movido con pasmosa celeridad hacia un rincón de la cámara. Ahora, volvía lentamente a su sitio, el rostro inexpresivo, aún absorto en sus pensamientos.
--La quinta vez --dijo Wisdom, mientras guardaba el tubo--. La última, Jamison y yo disparamos al unísono. Fallamos. Sabía exactamente dónde impactarían los rayos. Y cuándo.
Baines y Wisdom intercambiaron una mirada. Los dos estaban pensando lo mismo.
--Aunque lea las mentes, no puede saber dónde van a impactar --dijo Baines--. Cuándo, tal vez, pero no dónde. ¿Dijo en voz alta adónde iba a disparar?
--No --respondió Wisdom--. Disparé muy rápido, al azar. --Frunció el ceño--. Al azar. Tendremos que realizar pruebas sobre esto. --Hizo un ademán en dirección a un grupo de técnicos--. Llamen a un equipo de construcción. Ahora mismo.
Tomó papel y lápiz y empezó a trazar bocetos.
Mientras la construcción avanzaba, Baines se reunió con su prometida en el vestíbulo que había fuera del laboratorio, la gran sala central del edificio de la ACD.
--¿Cómo ha ido?
Anita Ferris era alta y rubia, de ojos azules y figura curvilínea, cuidadosamente desarrollada. Una mujer cercana a la treintena, atractiva y de aspecto competente. Llevaba un vestido de tejido metálico y una capa, con una banda roja y negra en la solapa, el emblema de la clase A. Anita era la directora de la Agencia de Semántica, una coordinadora gubernamental de alto nivel.
--¿Algo interesante, esta vez?
--Mucho.
Baines la guió hacia el rincón apenas iluminado del bar. Sonaba música ambiental, una veloz sucesión de armonías creadas matemáticamente. Formas apenas entrevistas se movían con eficiencia de mesa en mesa. Camareros robot, silenciosos y expertos.
Mientras Anita bebía su Tom Collins, Baines hizo un resumen de lo que habían descubierto.
--¿Qué posibilidades existen --preguntó Anita lentamente-- que haya establecido un cono de desviación? Una variedad manipulaba su entorno por medio de un esfuerzo mental directo. Ninguna herramienta. Directo de la mente a la materia.
--¿Psicoquinéticos? --Baines tabaleó sin descanso sobre la mesa--. Lo dudo. Esa cosa posee la capacidad de predecir, pero no de controlar. No puede detener los rayos, pero sí apartarse de ellos.
--¿Salta entre las moléculas?
A Baines no le gustó el chiste.
--Esto es muy serio. Nos hemos encargado de esas cosas durante sesenta años, más tiempo del que suman nuestras edades. Se han descubierto ochenta y siete tipos de desviaciones, auténticos mutantes capaces de reproducirse, no simples fenómenos de feria. Éste es el ochenta y ocho. Cada vez hemos podido dar buena cuenta de ellos, pero éste...
--¿Por qué están tan preocupados por éste en concreto?
--En primer lugar, tiene dieciocho años, lo cual resulta increíble. Su familia ha conseguido mantenerle oculto todo este tiempo.
--Aquellas mujeres de Denver eran mayores. Aquellas que...
--Estaban en un campamento del gobierno. Algún pez gordo acariciaba la idea de permitir que se reprodujeran, para algún uso industrial. Retrasamos la eutanasia durante años. Sin embargo, Cris Johnson ha permanecido vivo fuera de nuestro control. Esas cosas de Denver estaban sometidas a una vigilancia constante.
--Tal vez sea inofensivo. Siempre dan por sentado que un DV supone una amenaza. Hasta podría ser beneficioso. Alguien pensaba que aquellas mujeres podían ser útiles. Tal vez esta cosa posea alguna cualidad que mejore la raza.
--¿Qué raza? La raza humana no; desde luego. Es la vieja rutina de «la operación fue un éxito, pero el paciente murió». Si permitimos que un mutante nos eche una mano, no seremos nosotros quienes heredaremos la Tierra, sino los mutantes. Los mutantes sobrevivirán. No pienses ni por un momento que, después de tenerlos encerrados bajo triple llave, van a trabajar para nosotros. Si en verdad son superiores al homo sapiens, ganarán en cualquier competición. Para sobrevivir, debemos neutralizarlos desde el primer momento.
--En otras palabras, conoceremos al homo superior cuando aparezca..., por definición. Será aquel que no podamos eliminar.
--Más o menos, suponiendo que aparezca un homo superior. Tal vez se trate de un simple homo peculiar. Un homo mejorado.
--El Neanderthal tal vez pensaba que el Cro-Magnon era un simple ejemplar mejorado, con una capacidad algo más avanzada de manipular símbolos y dar forma al pedernal. A juzgar por tu descripción, esta cosa es algo más radical que una simple mejora.
--Esta cosa posee la capacidad de predecir. Hasta el momento, ha logrado seguir con vida. Ha sido capaz de sortear situaciones mucho mejor de lo que tú o yo haríamos. ¿Cuánto tiempo crees que lograríamos sobrevivir en esa cámara, acribillada a rayos energéticos? En cierto sentido, posee la capacidad de supervivencia definitiva. Si siempre actúa con la misma precisión...
Un altavoz cobró vida.
--Baines, se le necesita en el laboratorio. Salga del bar de inmediato y venga en seguida.
Baines se puso en pie.
--Ven conmigo. Tal vez te interese ver lo que Wisdom ha montado.

Un nutrido grupo de oficiales superiores pertenecientes a la ACD, todos de edad madura y cabello gris, formaban un círculo y escuchaban a un joven flaco, con las mangas de la camisa blanca subidas, el cual describía el funcionamiento de un complicado cubo de plástico y metal situado en el centro de la plataforma de observación. Del cubo surgía una serie de tubos y cañones centelleantes que desaparecían en el interior de un intrincado laberinto de cables.
--Ésta será la primera prueba auténtica --decía el joven con entusiasmo--. Dispara al azar, lo más al azar posible, al menos. Bolas pesadas salen disparadas por un chorro de aire, y luego caen. Pueden caer describiendo cualquier trayectoria. El aparato dispara de acuerdo con la trayectoria de las bolas. Cada caída produce una nueva configuración de tiempo y posición. Diez tubos en total. Cada uno en constante movimiento.
--¿Y nadie sabe cómo saldrán disparadas? --preguntó Anita.
--Nadie. --Wisdom se frotó sus gruesas manos--. Leer la mente no le servirá de nada.
Anita se acercó a una abertura, mientras el cubo ocupaba su lugar. Lanzó una exclamación.
--¿Qué pasa? --preguntó Baines.
Las mejillas de Anita se tiñeron de púrpura.
--Esperaba... una cosa. ¡Dios Santo, es muy hermoso! Como una estatua de oro. ¡Como una deidad!
Baines rió.
--Tiene dieciocho años, Anita. Demasiado joven para ti.
La mujer no cesaba de mirar por la abertura.
--Fíjate bien. ¿Dieciocho? No puedo creerlo.
Cris Johnson estaba sentado en el suelo, en el centro de la habitación. Había adoptado una postura contemplativa, la cabeza gacha, los brazos cruzados, las piernas dobladas bajo el cuerpo. Su musculoso cuerpo brillaba bajo las crudas luces procedentes del techo como una resplandeciente figura de vello dorado.
--Guapo, ¿eh? --masculló Wisdom--. Muy bien. Vamos a empezar.
--¿Van a matarle? --preguntó Anita.
--Vamos a intentarlo.
--Pero es que... --Vaciló un momento--. No es un monstruo. No es como los demás, aquellos asquerosos seres de dos cabezas, o aquellos insectos, o aquellas cosas horrorosas de Túnez.
--¿Qué es, entonces? --preguntó Baines.
--No lo sé, pero no pueden matarle así como así. ¡Es terrible!
El cubo cobró vida. Los cañones se agitaron y cambiaron de posición en silencio. Tres desaparecieron en el interior del cubo. Otros surgieron. Se colocaron en posición con rapidez y eficiencia..., y de repente, sin previo aviso, abrieron fuego.
Brotó una salva de energía, una compleja configuración que cambiaba a cada momento, adoptando diferentes ángulos, diferentes velocidades, una mancha desconcertante que surgía de las aberturas.
La figura dorada se movió. Esquivó con destreza los rayos de energía que le atacaban por todas partes. Nubes de ceniza le ocultaban a la vista.
--¡Basta! --gritó Anita--. ¡Por el amor de Dios, van a destruirle!
La cámara era un infierno de energía. La figura había desaparecido por completo. Wisdom esperó un momento, y después cabeceó en dirección a los técnicos que manipulaban el cubo. Tocaron unos botones y los cañones enmudecieron. Algunos se hundieron en el cubo. Se hizo un gran silencio. El motor del cubo dejó de zumbar.
Cris Johnson seguía vivo. Surgió de las nubes de ceniza, ennegrecido y chamuscado, pero ileso. Había esquivado todos los rayos, como un bailarín que danzara sobre puntos de fuego rosa. Había sobrevivido.
--No --murmuró Wisdom, tembloroso y colérico--. No es un telépata. Los disparos han sido al azar, sin programación previa.
Los tres se miraron, confusos y asustados. Anita temblaba. Estaba pálida y tenía los ojos desorbitados.
--Y ahora, ¿qué? --susurró--. ¿Qué es? ¿Cuál es su especialidad?
--Posee buena intuición --sugirió Wisdom.
--No es intuición --contestó Baines--, desengáñese. Ésa es la cuestión.
--No, no es intuición --aceptó Wisdom--. Sabe. Predijo cada impacto. Me pregunto si... ¿Puede equivocarse? ¿Puede cometer un error?
--Le atrapamos --señaló Baines.
--Usted dijo que se entregó voluntariamente. --Había un brillo extraño en los ojos de Wisdom--. ¿Se entregó después que se cerrara el cerco?
--Sí, después.
--No pudo romper el cerco, de modo que regresó. --Wisdom sonrió con ironía--. El cerco fue perfecto. En teoría lo era.
--De haber existido una sola brecha --murmuró Baines--, lo habría sabido... La habría encontrado.
Wisdom ordenó a un grupo de guardias armados que se acercara.
--Sáquenle de ahí y llévenle a la sala de eutanasia.
--¡Wisdom, usted no puede...! --chilló Anita.
--Nos lleva demasiada ventaja. No podemos competir con él. --La mirada de Wisdom era implacable--. Nosotros sólo podemos anticipar lo que va a pasar. Él lo sabe. Sin la menor duda. No creo que le sirva de nada para la eutanasia. La cámara se llena de gas en un instante. --Hizo un ademán impaciente a los guardias--. Adelante. Bájenle ahora mismo. No pierdan tiempo.
--¿Podremos? --murmuró Baines, pensativo.
Los guardias tomaron posiciones junto a uno de los candados. La torre de control abrió la puerta. Los dos guardias entraron con cautela, los tubos energéticos preparados.
Cris estaba de pie en el centro de la cámara, dándoles la espalda. Permaneció en silencio un instante, completamente inmóvil. Los guardianes procedieron a rodearle cuando otros entraron en la cámara. Entonces...
Anita chilló. Wisdom blasfemó. La figura dorada se giró en redondo y saltó hacia adelante a velocidad meteórica. Dejó atrás la triple fila de guardias, atravesó la puerta y salió al pasillo.
--¡Atrápenle! --gritó Baines.
Surgieron guardias por todas partes. Rayos de energía iluminaron el pasillo, mientras la figura corría entre ellos hacia la rampa.
--Es inútil --dijo Wisdom con calma--. No hay forma de alcanzarle. --Tocó un botón, luego otro--. Quizá esto nos sirva de ayuda.
--¿Qué...? --empezó Baines, pero la veloz figura cargó contra él y tuvo que saltar a un lado.
La figura se alejó. Corría sin esforzarse, el rostro inexpresivo, saltando para evitar los rayos de energía que le disparaban.
Por un instante, el rostro dorado se cernió ante Baines. Pasó y desapareció por un pasillo lateral. Los guardias corrieron tras él, se arrodillaron y dispararon, gritaron órdenes, muy nerviosos. Cañones pesados empezaron a desplazarse por las entrañas del edificio. Los pasillos de emergencia se iban sellando sistemáticamente.
--Santo Dios --jadeó Baines, cuando logró ponerse en pie--. ¿Sólo sabe correr?
--Ordené que aislaran el edificio --dijo Wisdom--. No hay salida. No se puede entrar ni salir. Anda suelto por el edificio, pero no saldrá.
--Si se ha pasado por alto alguna salida, él lo sabrá --señaló Anita, temblorosa.
--No hemos pasado por alto ninguna. Le atrapamos una vez; volveremos a atraparle.
Un mensajero robot entró y entregó su mensaje a Wisdom con ademán respetuoso.
--De análisis, señor.
Wisdom abrió la cinta.
--Ahora sabremos cómo piensa. --Sus manos temblaban--. Quizá podamos deducir cuál es su punto débil. Es posible que piense más de prisa que nosotros, pero eso no significa que sea invulnerable. Sólo anticipa el futuro, pero no puede transformarlo. Si sólo le espera la muerte..., sus habilidades no le servirán...
Wisdom calló. Al cabo de un momento, pasó la cinta a Baines.
--Voy al bar --dijo Wisdom--, y me beberé un buen trago. --Había palidecido--. Sólo confío en que ésa no sea la raza del futuro.
--¿Cuál es el resultado del análisis? --preguntó Anita, impaciente, mirando por encima del hombro de Baines--. ¿Cómo piensa?
--No piensa --contestó Baines, mientras devolvía la cinta a su superior--. No piensa en absoluto. Carece de lóbulo frontal. No es un ser humano, no utiliza símbolos. No es más que un animal.
--Un animal --repitió Wisdom--. Con una sola facultad, muy desarrollada. No es un hombre superior. Ni siquiera es un hombre.

Guardias y máquinas recorrían los pasillos del edificio. Cantidades ingentes de policías civiles entraban en el edificio y tomaban posiciones junto a los guardias. Los pasillos y habitaciones se examinaban uno por uno y se sellaban. Tarde o temprano, la figura dorada de Cris Johnson sería localizada y acorralada.
--Siempre temimos que apareciera un mutante provisto de poderes intelectuales superiores --reflexionó Baines--. Un DV que fuera para nosotros lo que nosotros somos para los grandes simios. Algo de cráneo abultado, telépata, con un sistema semántico perfecto y poderes definitivos de simbolización y cálculo. Un desarrollo coherente con la evolución seguida hasta ahora. Un ser humano mejorado.
--Actúa por reflejos --dijo Anita, en tono pensativo. Había tomado el análisis y lo estaba examinando, sentada ante uno de los escritorios--. Reflejos..., como un león. Un león dorado. --Apartó la cinta, con una extraña expresión en el rostro--. El dios león.
--El animal --la corrigió Wisdom--. El animal rubio, querrás decir.
--Corre de prisa --dijo Baines--, y punto. Carece de herramientas. No construye ni utiliza nada, aparte de su cuerpo. Aguarda la oportunidad y se pone a correr como un demonio.
--Es peor de lo que habíamos pensado --comentó Wisdom. Su rostro bovino estaba pálido. Se había desmoronado, como un anciano, y sus manos temblaban--. ¡Ser sustituidos por un animal! Algo que corre y se esconde. ¡Algo sin lenguaje! --Escupió salvajemente--. Por eso no pudimos comunicarnos con él. Nos preguntábamos qué clase de sistema semántico tenía. ¡Y no tiene ninguno! No posee mayor capacidad de hablar y pensar que... un perro.
--Eso significa que la inteligencia ha fracasado --continuó Baines--. Somos los últimos de nuestra especie, como el dinosaurio. Hemos forzado la inteligencia al máximo. Demasiado, tal vez. Hemos llegado a un punto en que de tanto saber, de tanto pensar, ya no podemos actuar.
--Hombres de pensamiento, no hombres de acción --dijo Anita--. Comienza a obrar un efecto paralizante, pero esta cosa...
--La facultad de esta cosa funciona mejor que la nuestra. Somos capaces de recordar experiencias pasadas, almacenarlas en la mente, aprender de ellas. A lo sumo, somos capaces de realizar perspicaces previsiones del futuro, a partir de lo que recordamos del pasado, pero nunca podemos estar seguros. Hablamos de probabilidades. Gris. Nada de blanco o negro. Sólo hacemos conjeturas.
--Cris Johnson no hace conjeturas --añadió Anita.
--Puede ver el futuro, lo que se aproxima. Puede... pre-pensar. Llamémoslo así. De hecho, no es probable que perciba el futuro como tal.
--No --dijo Anita, pensativa--. Debe parecerle el presente. Tiene un presente más amplio, pero su presente se extiende hacia adelante, no hacia atrás. Nuestro presente está relacionado con el pasado. Para nosotros, sólo el pasado es seguro. Para él, el futuro es seguro. Y es muy probable que no recuerde el pasado, como los animales no recuerdan lo ya sucedido.
--A medida que evolucione --dijo Baines--, a medida que su raza evolucione, su capacidad de pre-pensar aumentará. En lugar de diez minutos, treinta minutos. Después, una hora. Un día. Un año. Por fin, será capaz de anticipar toda una vida. Cada uno vivirá en un mundo sólido, inmutable. No habrá variables, ni incertidumbre. ¡Ni el menor movimiento! No tendrán nada que temer. Su mundo será perfectamente estático, un bloque sólido de materia.
--Y cuando llegue la muerte --dijo Anita--, la aceptarán. No se opondrán. Para ellos, será como si ya hubiera ocurrido.
--Como si ya hubiera ocurrido --repitió Baines--. Para Cris, nuestros rayos ya habían sido disparados. --Lanzó una áspera carcajada--. Capacidad de supervivencia superior no equivale a hombre superior. Si hubiera otro diluvio universal, sólo los peces sobrevivirían. Si hubiera otra era glacial, es probable que sólo quedaran los osos polares. Cuando abrimos la puerta, ya había visto a los hombres, había visto exactamente dónde estaban y qué iban a hacer. Una facultad impecable, pero no un desarrollo mental. Un sentido puramente físico.
--Pero si todas las salidas están vigiladas --repitió Wisdom--, verá que no puede escapar. Ya se entregó una vez; volverá a hacerlo. --Meneó la cabeza--. Un animal. Sin lenguaje. Sin herramientas.
--Con su nuevo sentido, no necesita nada más --observó Baines. Consultó su reloj--. Ya pasa de las dos. ¿Está sellado todo el edificio?
--No puede irse --afirmó Wisdom--. Tendrá que quedarse aquí toda la noche..., o hasta que cacemos a ese bastardo.
--Me refería a ella. --Baines señaló a Anita--. Debe estar de vuelta en Semántica a las siete de la mañana.
Wisdom se encogió de hombros.
--No está bajo mi control. Si quiere marcharse, que lo haga.
--Me quedaré --decidió Anita--. Quiero estar aquí cuando..., cuando le destruyan. Dormiré aquí. --Vaciló--. Wisdom, ¿no hay otra solución? Si sólo es un animal, ¿no podríamos...?
--¿Un zoo? --La voz de Wisdom alcanzó una intensidad histérica--. ¿Encerrarle en un zoológico? ¡Por ningún motivo! ¡Hay que matarlo!

La gran forma brillante estuvo acuclillada en las tinieblas durante largo tiempo. Estaba en un almacén, rodeado de cajas por todas partes, apiladas en filas bien ordenadas, contadas y marcadas. Silencioso y desierto.
Pero dentro de pocos instantes, un grupo de personas entraría y registraría la habitación. Lo había visto. Los había visto invadiendo el almacén, con toda claridad, hombres armados con tubos energéticos, de rostros sombríos y un brillo de muerte en los ojos.
La visión era una de tantas. Una entre la multitud de escenas perfectamente definidas, tangentes a la suya propia. Y cada una iba unida a una multitud de escenas interrelacionadas, que por fin se difuminaban y desaparecían. Una vaguedad progresiva, cada síndrome menos definido.
Pero la escena inmediata, la más próxima, era claramente visible. Veía de manera diáfana a los hombres armados. Por lo tanto, era necesario salir del almacén antes que aparecieran.
La figura dorada se levantó con parsimonia y caminó hacia la puerta. El pasillo estaba vacío; ya se veía fuera, en el pasadizo de metal y luces indirectas. Abrió la puerta de par en par y salió.
Al otro extremo del pasillo había un ascensor. Se dirigió al ascensor y entró. Dentro de cinco minutos, un grupo de guardias acudirían corriendo y asaltarían el ascensor. En ese momento, ya lo habría abandonado y enviado a la planta baja. Apretó un botón y subió al piso siguiente.
Salió a un pasillo desierto. No se veía a nadie, lo cual no le sorprendió. Nada podía sorprenderle. Ese elemento no existía para él. La posición de las cosas, las relaciones espaciales de la materia en el futuro inmediato, eran tan ciertas para él como su propio cuerpo. Lo único incierto era aquello que ya había dejado de ser. De una forma vaga y confusa, se había preguntado en ocasiones adónde iban a parar las cosas cuando las dejaba atrás.
Llegó ante un pequeño armario de suministros. Ya lo habían registrado. Tardarían media hora en volverlo a abrir. Tenía tiempo hasta entonces; lo había visto. Y después...
Y después podría ver otra zona más alejada. Estaba en constante movimiento, se adentraba en regiones que no había visto nunca. Un incesante despliegue de vistas y escenas, de paisajes petrificados, se extendía ante él. Todos los objetos estaban inmóviles, como piezas de un inmenso ajedrez a través del cual se desplazaba, los brazos cruzados, el rostro sereno. Un observador indiferente, que veía con tanta claridad los objetos que aguardaban en su futuro como los que tenía a los pies.
En ese momento, acuclillado en el pequeño armario, vio una multitud de escenas increíblemente variadas, que se sucederían a lo largo de la próxima media hora. Esa media hora estaba dividida en una serie muy compleja de configuraciones diferentes. Había llegado a una región critica; iba a moverse por mundos de gran complejidad.
Se concentró en una escena que tendría lugar dentro de diez minutos. Mostraba, como una diapositiva en tres dimensiones, un pesado cañón situado al final del pasillo, arrastrado hacia el otro extremo. Los hombres avanzaban con cautela de puerta en puerta, registrando cada habitación una vez más. Al final de la media hora, llegarían al armario. Una escena mostraba que lo registraban. En ese momento ya se habría ido, por supuesto. No estaba en aquella escena. Había pasado a otra.
La siguiente escena mostraba una salida, vigilada por una sólida línea de guardias. No había forma de escapar. Estaba en aquella escena. Escondido en un hueco junto a la puerta. Se veía la calle, estrellas, luces, la silueta de coches y personas que pasaban.
En la siguiente escena se había alejado de la puerta. No había escapatoria. En otra se veía, en otras salidas, una legión de figuras doradas, duplicadas una y otra vez, mientras exploraba regiones futuras. Todas las salidas estaban vigiladas.
En una escena borrosa se veía carbonizado y muerto; había intentado cruzar la línea de guardias.
Pero la escena era vaga. Una más entre muchas. El camino inflexible que seguía no se desviaría de aquella dirección. No le depararía tal suerte. La figura dorada de aquella escena, el muñeco en miniatura de aquella habitación, sólo estaba lejanamente relacionado con él. Era él, pero un yo muy remoto. Un yo al que nunca encontraría. Lo olvidó y procedió a examinar otra escena.
La miríada de escenas que le rodeaban, formaban un complicado laberinto, una telaraña que examinó fragmento a fragmento. Contempló una casa de muñecas con infinitas habitaciones, habitaciones sin fin, cada una con sus muebles y muñecas, rígidas e inmóviles. Las mismas muñecas y muebles se repetían en muchas. Él aparecía a menudo. Los dos hombres de la plataforma. La mujer. La misma combinación se repetía sin cesar; la obra se volvía a representar con frecuencia, los mismos actores y comparsas se combinaban de mil formas diferentes.
Antes que llegara el momento de abandonar el armario de suministros, Cris Johnson había examinado cada una de las habitaciones tangentes a la que ahora ocupaba. Las había explorado todas, inspeccionado su contenido exhaustivamente.
Abrió la puerta y salió con calma al pasillo. Sabía con toda exactitud adónde iba. Y lo que debía hacer. Acurrucado en el armario había examinado con destreza todas las miniaturas de sí mismo, había observado la diáfana configuración que le aguardaba en su inflexible camino (una habitación de la casa de muñecas, una elegida entre miles), hacia la cual avanzaba.

Anita se quitó el vestido de tejido metálico, lo colgó de una percha, se desabrochó los zapatos y los tiró debajo de la cama. Iba a quitarse el sujetador cuando la puerta se abrió.
Tragó saliva. La gran figura dorada, con calma, en completo silencio, cerró la puerta con llave.
Anita tomó el tubo energético que había sobre el tocador. Todo su cuerpo temblaba.
--¿Qué quieres? --preguntó. Sus dedos se cerraron convulsivamente alrededor del tubo--. Te mataré.
La figura la contempló en silencio, con los brazos cruzados. Era la primera vez que Anita veía a Cris Johnson de cerca. El rostro solemne, hermoso e impasible, el pecho ancho, el vello dorado, la piel dorada...
--¿Por qué? --preguntó, sin aliento. Su corazón latía violentamente--. ¿Qué quieres?
Podía matarle con facilidad, pero el tubo energético vaciló. Cris Johnson no demostraba el menor temor. ¿Por qué? ¿No comprendía lo que era el tubo de metal, lo que podía hacerle?
--Por supuesto --exclamó Anita de súbito--. Anticipas lo que va a ocurrir. Sabes que no voy a matarte. De lo contrario, no habrías venido.
Enrojeció, aterrorizada..., y turbada. Él sabía exactamente lo que Anita iba a hacer; lo veía con tanta claridad como ella veía las paredes de la habitación, la cama empotrada con las sábanas impecablemente retiradas, sus ropas colgadas en el armario, el bolso y los objetos esparcidos sobre el tocador.
--Muy bien. --Anita retrocedió y dejó el tubo sobre el tocador--. No te mataré. ¿Para qué?
Buscó en el bolso sus cigarrillos. Encendió uno con mano temblorosa, el pulso acelerado. Estaba asustada. Y extrañamente fascinada.
--¿Esperas quedarte aquí? No te servirá de nada. Ya han registrado dos veces el dormitorio. Volverán.
¿La entendía? No leyó nada en su cara, excepto una inexpresiva gravedad. ¡Dios, era enorme! No era posible que sólo tuviera dieciocho años, apenas un muchacho. Parecía un dios dorado, bajado a la Tierra.
Desechó esos pensamientos. No era un dios. Era un animal. El animal rubio que sustituiría al hombre. Que expulsaría al hombre de la Tierra.
Anita se apoderó del tubo.
--¡Largo de aquí! ¡Eres un animal! ¡Un animal grande y estúpido! Ni siquiera entiendes lo que digo, ni siquiera tienes un lenguaje. No eres humano.
Cris Johnson permaneció en silencio. Como si estuviera esperando. ¿Esperando qué? No demostraba temor ni impaciencia, aunque en el pasillo se oía el estruendo de los registros que se llevaban a cabo, metal contra metal, cañones y tubos energéticos arrastrados de un sitio a otro, gritos y sonidos apagados, a medida que se iba clausurando sección tras sección.
--Te atraparán --dijo Anita--. Te encontrarán aquí. Registrarán esta ala de un momento a otro. --Apagó el cigarrillo con brusquedad--. Por el amor de Dios, ¿qué esperas que haga?
Cris avanzó hacia ella. Anita retrocedió. Sus fuertes manos la aferraron y ella lanzó un gemido de terror. Por un momento, se debatió ciega, desesperadamente.
--¡Suéltame!
Consiguió liberarse y se alejó de él. El rostro de Cris no mostraba la menor expresión. Se acercó a ella con calma, un dios impasible que se disponía a poseerla.
--¡Aléjate!
Tanteó en busca del tubo energético, pero el aparato resbaló de sus dedos y cayó al suelo.
Cris se agachó y lo tomó. Se lo ofreció sobre la palma abierta de su mano.
--Santo Dios --susurró Anita.
Aceptó el tubo, temblorosa, lo asió vacilante y volvió a dejarlo sobre el tocador.
La gran figura dorada parecía brillar bajo la débil luz de la habitación, recortada contra la oscuridad. Un dios... No, un dios no. Un animal. Una gran bestia dorada, carente de alma. Estaba confusa. ¿Era una de ambas cosas, o las dos a la vez? Meneó la cabeza, perpleja. Era tarde, casi las cuatro. Estaba agotada y confundida.
Cris la tomó en sus brazos. Levantó su rostro con delicadeza y la besó. Sus poderosas manos la aferraron. Anita no podía respirar. La oscuridad, mezclada con la niebla dorada luminosa, daba vueltas a su alrededor sin cesar, disolviendo sus sentidos. Se entregó a esa ebriedad, agradecida. La oscuridad la cubrió y disolvió en un torrente henchido de fuerza pura que aumentaba de intensidad a cada momento, hasta que su rugido chocó contra ella y lo borró todo por fin.

Anita parpadeó. Se irguió y arregló su cabello de forma automática. Cris estaba de pie ante el ropero, sacando algo.
Se volvió hacia ella y tiró algo sobre la cama. Su capa de viaje, hecha de pesado tejido metálico.
Anita contempló la capa sin comprender.
--¿Qué quieres?
Cris esperó junto a la cama.
Anita tomó la capa, indecisa. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo.
--Quieres que te saque de aquí --dijo en voz baja--. Burlar a los guardias y la PC.
Cris no dijo nada.
--Te matarán al instante. --Se puso en pie, vacilante--. No puedes huir de ellos. Dios Santo, ¿es que sólo sabes correr? Tiene que haber una forma mejor. Tal vez pueda apelar a Wisdom. Soy de clase A, la clase dirigente. Puedo acudir sin más al Directorio. Podría lograr que retrasaran la eutanasia de manera indefinida. Las posibilidades son de un millón en contra si intentamos romper...
Se calló.
--Pero tú no juegas --continuó poco a poco--. No actúas según las posibilidades. Sabes lo que va a ocurrir. Ya has visto las cartas. --Escrutó su rostro--. No, nunca te equivocas. Es imposible.
Permaneció unos momentos sumida en sus pensamientos. Después, con un rápido y decidido movimiento, tomó la capa y la deslizó sobre sus hombros desnudos. Se ciñó el pesado cinturón, se agachó y recuperó sus zapatos de debajo de la cama. Tomó el bolso y corrió hacia la puerta.
--Vamos --dijo. Su respiración era agitada y tenía las mejillas coloradas--. Vámonos, mientras podamos elegir alguna salida. Mi coche está estacionado fuera, en el estacionamiento situado a un lado del edificio. Llegaremos a mi casa dentro de una hora. Tengo una casa de invierno en Argentina. Si la situación empeora, volaremos hacia allí. Está en el campo, lejos de las ciudades. Selva y pantanos. Aislada de casi todo.
Hizo ademán de abrir la puerta.
Cris se lo impidió, colocándose delante de ella.
Esperó mucho rato, el cuerpo inmóvil. Después, giró el pomo y salió al pasillo.
Estaba desierto. No se veía a nadie. Anita divisó la espalda de un guardia a lo lejos. Si hubieran salido un segundo antes...
Cris avanzó por el pasillo. Anita corrió tras él. El hombre dorado se movía con agilidad, sin esfuerzo aparente. A la mujer le costaba seguirle. Daba la impresión que sabía exactamente adónde iba. A la derecha, por un pasillo lateral, un pasadizo de suministros. Entraron en un montacargas. Ascendieron y se detuvieron con brusquedad.
Cris volvió a esperar. Luego, abrió la puerta y salió del ascensor. Anita le siguió, nerviosa. Oyó ruidos: cañones y hombres, muy cerca.
Se encontraban cerca de una salida. Una doble fila de guardias la bloqueaba. Veinte hombres, una sólida muralla..., y un macizo cañón robot en el centro. Los hombres estaban ojo vigilante, los rostros tensos y preocupados. Apretaban con fuerza sus fusiles. Un oficial de la policía civil estaba al mando.
--Nunca lograremos pasar --gimió Anita--. No podremos dar ni diez pasos. --Retrocedió--. Nos...
Cris la tomó del brazo y avanzó con calma. Un terror ciego se apoderó de Anita. Trató de librarse del hombre, pero sus dedos eran de acero. No pudo soltarse. En silencio, con fuerza irresistible, el ser dorado la arrastró junto a él hacia la doble hilera de guardias.
--¡Allí está! --Los fusiles apuntaron. Los hombres entraron en acción. La boca del cañón giró en redondo--. ¡Disparen!
Anita estaba paralizada. Se apoyó contra el poderoso cuerpo que la arrastraba, inflexible. Las líneas de guardias se acercaron más, una auténtica muralla de fusiles. Anita se esforzó por controlar su terror. Estuvo a punto de caer. Cris la sostuvo sin esfuerzo. Ella arañó, se debatió, luchó por soltarse...
--¡No disparen! --gritó.
Los fusiles se movieron, indecisos.
--¿Quién es ésa?
Los guardias intentaban tomar posiciones para disparar sin alcanzarla a ella.
--¿Quién le acompaña?
Un guardia vio la banda que adornaba su manga. Roja y negra. Clase directiva. Máximo nivel.
--Es una clase A. --Los guardias retrocedieron, confusos--. ¡Apártese, señorita!
Anita recuperó la voz.
--No disparen. Está... bajo mi custodia. ¿Me entienden? Voy a llevármelo.
La muralla de guardias retrocedió con nerviosismo.
--Nadie puede pasar. El director Wisdom dio la orden de...
--No estoy sometida a la autoridad de Wisdom. --Consiguió dotar a su voz de cierta aspereza--. Despejen el camino. Voy a conducirle a la Agencia de Semántica.
Por un momento, no sucedió nada. Ni la menor reacción. Después, poco a poco, indeciso, un guardia se apartó.
Cris se movió como una bala entre los confusos guardias, aprovechando la brecha, atravesó la puerta y salió a la calle. Descargas de energía florecieron tras él. Los guardias le persiguieron como un solo hombre, lanzando gritos. Todos se olvidaron de Anita. Los guardias y el cañón invadieron la oscuridad de la calle. Coches patrulla cobraron vida.
Anita estaba confusa, aturdida, apoyada contra la pared, y trataba de recuperar el aliento.
Se había ido. La había dejado. Dios santo... ¿Qué había hecho? Agitó la cabeza, perpleja, y sepultó la cara entre las manos. La había hipnotizado. Había perdido la voluntad, el sentido común. ¡La razón! El animal, la gran bestia dorada, la había engañado. Se había aprovechado de ella. Y ahora se había ido, fundido con la noche.
Amargas lágrimas resbalaron sobre sus puños apretados. Se frotó los ojos, pero en vano; siguieron manando.

--Se ha ido --dijo Baines--. Nunca le cazaremos. Ya estará a un millón de kilómetros de aquí.
Anita estaba derrumbada en un rincón, con el rostro vuelto hacia la pared. Un menudo guiñapo, roto y retorcido.
Wisdom paseaba arriba y abajo.
--¿Adónde habrá ido? ¿Dónde se esconderá? ¡Nadie le ocultará! Todo el mundo conoce la ley sobre los DVs.
--Ha vivido en el bosque casi toda su vida. Cazará, como siempre ha hecho. Se preguntaban qué hacía solo. Cazaba y dormía bajo los árboles. --Baines lanzó una áspera carcajada--. Y la primera mujer con que se tropiece estará encantada de esconderlo..., al igual que ella.
Indicó a Anita con el pulgar.
--De modo que ese color dorado, esa crin, esa apariencia de dios, tenían un propósito. No eran un simple adorno. --Baines torció sus gruesos labios--. No posee una sola facultad, sino dos. Una es nueva, el último grito en materia de supervivencia. La otra es tan antigua como la vida. --Dejó de pasear y contempló la figura derrumbada en un rincón--. Plumaje. Plumas brillantes para las aves y los cisnes, crestas para los gallos, escamas brillantes para los peces. Pieles y melenas centelleantes para los animales. Un animal no es necesariamente bestial. Los leones no son bestiales. Ni los tigres, ni ninguno de los grandes felinos. Son cualquier cosa menos bestiales.
»Nunca tendrá que preocuparse --dijo Baines--. Saldrá adelante..., mientras existan mujeres humanas que se ocupen de él. Y como puede ver el futuro, ya sabe que resulta sexualmente irresistible a las mujeres humanas.
--Le atraparemos --masculló Wisdom--. He conseguido que el gobierno declare el estado de emergencia. La policía civil y militar se pondrá en su busca. Ejércitos de hombres, todo un planeta de expertos, los equipos y la maquinaria más avanzados. Le atraparemos, tarde o temprano.
--Cuando llegue ese momento, dará igual --dijo Baines. Apoyó la mano sobre el hombro de Anita y lo palmeó con ironía--. Tendrás compañía, cariño. No serás la única. Eres la primera de una larga procesión.
--Gracias --graznó Anita.
--El método de supervivencia más antiguo y el más nuevo. Combinados para conformar a un animal perfectamente adaptado. ¿Cómo demonios vamos a detenerle? Podemos introducirte en un tanque de esterilización, pero no podremos localizarlas a todas, a todas las mujeres que se crucen en su camino. En cuanto pasemos una por alto, estamos acabados.
--No nos daremos por vencidos --dijo Wisdom--. Atraparemos a todas las que podamos, antes que den a luz. --Una leve esperanza relumbró en su rostro cansado y hundido--. Quizá sus características sean recesivas. Quizá las nuestras puedan neutralizarlas.
--No apostaría ni un centavo por ello --contestó Baines--. Creo que ya sé cual de las dos tendencias dominará a la otra. --Sonrió con ironía--. Y creo estar en lo cierto. No será la nuestra.


FIN

Título Original: The Golden Man © 1954.

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sábado, julio 14, 2007

Fluyan mis lagrimas - Philip K Dick


"Su nave siguió flotando, adentrándose en la cinta de estrellas nocturnas. Canturreó en voz baja para sí, tratando de mirar hacia delante, de ver los tiempos venideros, el mundo de su hogar, la música, las ideas y el amor, los libros, la caja de rapé ornamentadas y los sellos raros. A la calma, por un momento, del viento que le azotaba al conducir, una partícula casi perdida en la noche. Existe una belleza que nunca desaparecerá, se dijo a sí mismo; yo la conservaré; yo soy uno de los que la cuidan. Y yo permanezco. Y eso, a fin de cuentas, es lo único que importa. (...)Sintió por fin un débil calorcito, cuando empezó a funcionar el calentador modelo normal para policía, colocado bajo sus pies. Algo le cayó de la nariz a la tela de la chaqueta. Dios mío, pensó horrorizado. Otra vez estoy llorando. No, pensó. Es un reflejo. De fatiga y preocupación. No significa nada. ¿Por qué llora un hombre?, se preguntó. No lo hace como las mujeres, no como ellas. No por sentimentalismo. Un hombre llora por la pérdida de algo, de algo vivo. Un hombre llora por un animal enfermo que sabe que no sanará. Por la muerte de un niño: por eso llora un hombre. Pero no por que algo sea triste. Un hombre, pensó, no llora por el futuro o por el pasado, sino por el presente. "


Fluyan mis lagrimas, dijo el policia
Philip K. Dick

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domingo, julio 01, 2007

¿Dónde está el sexto replicante?

El 25 de junio 'Blade Runner' de Ridley Scott cumple un cuarto de siglo

Mauricio Montiel Figueiras (extraído de diario Reforma, México)


Ciudad de México (17 junio 2007).- En julio de 2000, dieciocho años después de que Blade Runner se estrenara en mil 290 salas de Estados Unidos ante la miopía generalizada de la crítica, Ridley Scott declaró que Rick Deckard era en efecto un replicante.

Acuñado por los guionistas Hampton Fancher y David Peoples, este término es un feliz relevo de "androide", la palabra utilizada en la novela que inspiró la película de un modo tan libre que Scott llegó a confesar que nunca la había leído. (El azar y sus cálculos caprichosos: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick, se publicó en 1968, pero se ubica en 1992, el año en que se lanzaría el director's cut de Blade Runner que prescinde, ya se sabe, de la molesta narración en off endilgada por los productores en la versión de 1982, que vio la luz a unos meses de la muerte de Dick. El filme se ubica en 2019 y no en 2020, el año pensado originalmente, para proponer desde el inicio una óptica imperfecta del futuro).


La polémica no se hizo esperar: Harrison Ford, que reemplazó a Dustin Hoffman en el papel protagónico, ¿alguien imagina a Tootsie con un impermeable chandleriano?, saltó al ruedo para decir que Scott y él habían acordado que Deckard no era en definitiva un replicante.

El meollo del asunto está en el conteo que tantas confusiones y teorías ha generado desde hace un cuarto de siglo y que algunos, aun M. Emmet Walsh, que encarna al jefe de policía Bryant, justo el responsable del conteo, atribuyen a una inexplicable incongruencia de Scott, que durante el rodaje fue más que congruente con el modelo del director vuelto tirano.

Un tirano que llevaba a todos lados una foto de Nighthawks, el célebre cuadro de Edward Hopper, para mostrar qué tipo de atmósfera quería obtener.

Pero recordemos el relato que Deckard oye de labios de Bryant. Dos semanas atrás, seis replicantes de la generación Nexus 6, tres varones, tres mujeres, huyeron de las colonias del espacio exterior rumbo a la Tierra al cabo de un sangriento motín. Uno de ellos, suponemos que es hombre, murió en un campo eléctrico, y los otros siguen sueltos. Pero en el registro de Bryant sólo aparecen cuatro portapieles con sus fechas de "nacimiento": el líder Roy Batty (Rutger Hauer), 8 de enero de 2016, lo que significa que es Capricornio; Pris (Daryl Hannah), 14 de febrero de 2016, Acuario; Zhora (Joanna Cassidy), 12 de junio de 2016, Géminis; Leon Kowalski (Brion James), 10 de abril de 2017, Aries. Leon es el único que pudo entrar en la Corporación Tyrell antes de ser detectado gracias a la prueba Voight-Kampff por un policía que comparte con Deckard la misma ocupación o condena: blade runner. (El término, aplicado a quienes se dedican al tráfico ilegal de instrumentos quirúrgicos, proviene de la novela homónima de Alan Nourse en que se basa un libreto del escritor William Burroughs que jamás se filmó).

Así pues, ¿dónde está el sexto replicante?
Hay fuentes que afirman que el guión incluía en sus primeros drafts a una portapiel extra: Mary, que al igual que Pris era eliminada por Deckard en el apartamento de J.F. Sebastian (William Sanderson), el diseñador genético que sufre el síndrome de Matusalén a sus 25 años, la edad que esta película imperecedera cumple el 25 de junio de 2007, y que vive en el edificio Bradbury, frente al que se hallan el teatro Million Dollar (donde se presentan Los Mimilocos-Mazacote y Orquesta) y la librería México (Libros-diarios-revistas en español); pero, mala suerte, Mary acabó perdiéndose en el tiempo como una lágrima en la lluvia ácida. Hay quienes dicen que la faltante en el conteo es Rachael (Sean Young), pero queda claro que esta maravilla tecnológica está a las órdenes de Eldon Tyrell (Joe Turkel), el padre ajedrecista que termina siendo asesinado por Roy Batty, el hijo pródigo que parafrasea a William Blake e improvisa una de las mejores despedidas de la historia del cine ("He visto cosas que ustedes no creerían. He visto naves en llamas sobre el hombro de Orión. He visto brillar rayos C en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhuser...").

Los más, sin embargo, asumen como suya la declaración de Ridley Scott y aseguran que el ausente no es sino el casi omnipresente Deckard: el solitario que vive en el piso 97 de un bloque de 4 mil departamentos vacíos, el cruzado futurista que se solaza tocando el piano y estudiando una colección de fotografías antiguas que podrían activar memorias implantadas.

Las pistas están ahí: el hecho de no haberse sometido nunca a la prueba Voight-Kampff, el brillo rojo que despunta en su mirada y remite a Rachael o al búho mecánico de Tyrell, el unicornio soñado que se convierte en origami real.

La cuestión es que Deckard trabaja desde hace varios años para el cuerpo de policía: puede ser un replicante, un mercenario que traiciona a los de su propio género, pero de ninguna forma es el que omite Bryant.

¿Y entonces?

Quizá la respuesta esté en otra pregunta: ¿de quién es el ojo azul que nos da la bienvenida al Los Ángeles infernal de 2019?

Quizá, bajo el cielo salpicado de pantallas en las que una japonesa hace gala de su ubicuidad orwelliana (Big Geisha is watching you), deambula el dueño o la dueña de ese ojo, una figura que se mantiene al margen del relato porque ha descubierto lo que los otros, sus semejantes, anhelan: el grial auténtico. Es el sexto replicante que, al igual que el filme donde aparece sólo como misteriosa alusión, ha encontrado la fórmula de la inmortalidad.

Escritor y periodista

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jueves, junio 28, 2007

Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos. Philip K Dick.

Dubitativo elogio de la locura



Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos. Philip K. Dick 1928-1982, de Emmanuel Carrère

La leyenda de Philip K. Dick no hace nada más que crecer. Convertido definitivamente en uno de los iconos visibles del género con las nuevas adaptaciones cinematográficas de su obra y amparado por la edición íntegra de sus novelas en Minotauro (¿para cuándo el resto de los cuentos?), quizá uno de los factores que contribuyen más al culto creciente hacia su trabajo es, sin embargo, la naturaleza del personaje Dick. Todos hemos leído acerca de él, de cómo (según John Brunner) tomaba anfetaminas literalmente a puñados, de sus extrañas convicciones religiosas y su carácter errático.

Esta biografía agradará a los seguidores más superficiales del escritor (como yo mismo: por mucho que me interesen sus creaciones, el creador suele ser un tipo decepcionante, y ya no pierdo tiempo en profundizar en casi nada), al añadir datos que salen del conocimiento común. Sé, sin embargo, que a sus aficionados más devotos, el trabajo de Carrère les ha parecido decepcionante. Porque Carrère, en gran parte de la obra, navega a dos aguas de una forma poco clara. Diríase que pretende hacer una especie de novela sobre Dick ?que es un personaje muy justamente novelesco?, pero la reviste en todo momento de biografía. Ofrece demasiadas conclusiones propias, rellena huecos de momentos poco claros a su antojo y desarrolla una compleja teoría sobre la relación de Dick con su propia obra, convirtiendo varias novelas, en particular Los tres estigmas de Palmer Eldritch y Ubik, en jalones de la progresiva locura del autor, en una suerte de preludio de su Exégesis (la monumental obra final de su vida: 8.000 folios de delirios religiosos de diferentes grados de coherencia que nadie parece haber leído en su integridad). Porque, digámoslo claramente, el Dick presentado por Carrère es un chiflado sin paliativos, y no por ingerir drogas, sino prácticamente de nacimiento. Todo ello contrasta en cierta medida con trabajos de gente que lo conoció en persona, como su albacea Paul Williams.

Tampoco está del todo clara la posición del biógrafo acerca de su personaje. En algún momento comenta el amor que sintió en su adolescencia por su obra, y los resúmenes que hace de las novelas más destacadas demuestran un profundo conocimiento y una notable comprensión de los trabajos de Dick. Por otra parte, Carrère no puede evitar un notable distanciamiento hacia un protagonista que da la sensación de que fue disgustándole más y más a medida que lo conocía. Un tipo ególatra, vanidoso, inseguro, voluble, cobarde, hipocondríaco, adictivo, insolente, contradictorio, conservador, cruel, desquiciado y desquiciante. Todo lo cual contrasta con su aparente facilidad para hacer amigos o sumar esposas. En cuanto a su talento, Carrère comenta en varias ocasiones la pobreza de su estilo, pero admite en él tácitamente su condición de algo así como visionario, capaz de iluminar rincones oscuros de la psique humana y de esa conveniencia consensuada que llamamos «realidad».

El objetivo principal del libro es meterse en la psique de Dick, comprender esa mente alterada y los mecanismos que desencadenaron sus sucesivas paranoias y contraparanoias, por muy absurdas que resultasen. Algunas de ellas, sin embargo, resultan tan definitivamente estrafalarias ?como los periodos en los que creyó compartir su mente con un cristiano del año 70, o con el personaje de Valis, Amacaballo Fat?, que Carrère es incapaz de dar un razonamiento consecuente al desarrollo de esos procesos mentales.

El libro aclara algunos puntos ?o, al menos, presenta algunas teorías? interesantes. Destaca el retrato de su infancia, de una madre opresiva en su propia liberalidad «tontiprogre», y del extraño periodo freak en que compartió casa con una pandilla de drogadictos setenteros; las dos etapas quizá clave en el progresivo deterioro de la mente de Dick. Busca liquidar las leyendas de la relación de Dick con la droga, y especifica sus adicciones en un abuso de medicamentos que comenzó desde la niñez. Señala, en cambio, su actitud disparatada ante las mujeres, ante las que actuaba como un acosador persistente y temerario.

Carrere, además, escribe con ese estilo aséptico y a la vez comprensivo que convierte en formidable su otro libro publicado en España, El adversario. Aquí, sin embargo, la mayor extensión y la complejidad del personaje Dick le hace imposible un éxito similar. Con todos los defectos mencionados, Yo estoy vivo?es una lectura interesante y que consigue renovar el apetito por leer a Dick.

Julián Díez
publicado originalmente en revista Gigamesh

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martes, junio 12, 2007

UBIK, Asociación Venezolana de Ciencia Ficción y Fantasía

Navegando por la red encontramos una curiosa asociación cuyo nombre es el de una de las mejores novelas de Philip K Dick. Se trata de UBIK, que edita un curioso boletín llamado "Necronomicón".

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jueves, junio 07, 2007

'Blade Runner', mutado en 'El cazador de almas'


El pasado 2 de junio se presentó en IBIZA un montaje escénico basado en Blade Runner.


J. HERRANZ (Ultima Hora digital)


La revolución robótica que ofreció la visionaria película futurista Blade Runner, ha sido reconvertida por Musicaldansa Teatre en El cazador de almas, el montaje que presentan hoy en dos funciones (18,00 y 21,00 horas) en el centro cultural de Can Ventosa. Montaje dirigido por Nàdia Banegas con coreografía de Vladímir Barakhov y cuatro protagonistas: Andrea Molina (narradora), Alexander Barakhov (Roy), Andrés Reviriego (Deckard) y Gretel Castro (Rachel). Más 18 interpretes secundarios.

Con un trasfondo argumental que gira en torno al miedo, la supervivencia, el amor y la muerte, la obra se centra en los replicantes, un ser virtualmente idéntico al ser humano, superiores en fuerza y agilidad e iguales en inteligencia a los ingenieros genéticos que los crearon. Situada a comienzos del siglo XXII, los replicantes de Nexus eran utilizado como esclavos en el espacio exterior. Tras un motín de un sector en una colonia galáctica, fueron declarados ilegales en la tierra bajo el castigo de la pena capital.

'El cazador de almas', por Musicaldanza Teatre: Can Ventosa, hoy (18 y 21 h); entradas, 5 euros.

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sábado, mayo 26, 2007

Reconoce EU calidad de Philip K. Dick a 25 años de su muerte


Pionero de la interrelación entre ciencia ficción y 'realidad enigmática, ocho de sus historias fueron adaptadas al cine, entre ellas ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? , que inspiró la cinta Blade Runner




EFE
El Universal
Nueva York, EU
Domingo 20 de mayo de 2007

09:45 Veinticinco años después de su muerte a los 53 años, el escritor de ciencia ficción estadounidense Philip K. Dick ha logrado finalmente reconocimiento en Estados Unidos, su tierra natal, como un literato de extraordinaria imaginación.

El 31 de este mes, The Library of America, una editorial sin fines de lucro que consagra al mejor talento de las letras de este país, reeditará cuatro de sus novelas de los años 60, un gesto que ha sido ampliamente apreciado por la crítica literaria mundial.


"Es difícil saber que habría pensado Dick al ver que este mes ha llegado, por fin, a la cúspide de la respetabilidad literaria" , escribió recientemente el crítico de literatura del New York Times, Charles McGrath.


La colección incluirá El hombre en el castillo (1962), Los tres estigmas de Palmer Eldritch (1965), ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968) y Ubik (1969), todas editadas en lujoso formato.


Aclamado en vida por contemporáneos como Robert A. Heinlein o Stanislaw Lem, Dick tuvo sin embargo poco reconocimiento del público antes de su muerte, pese a que siempre soñó con ser considerado un escritor "serio" , no un lunático o una figura de culto para los consumidores de revistas "pulp".


Un consumidor asiduo de anfetaminas -dicen algunas biografías que llegó a tomar hasta mil píldoras por semana-, Dick desarrolló una paranoia tal a principio de los años 70 que llegó a escribir una carta al FBI en la que denunciaba que los académicos y críticos literarios eran agentes infiltrados de la KGB que querían apoderarse del género de ciencia ficción de EU.


Pero, más allá de sus frecuentes alucinaciones -o quizás por ello-, Dick tiene el crédito de ser un pionero de la interrelación de los géneros de ciencia ficción y la "realidad enigmática" , algo que ha sido apreciado de manera mucho más quieta y sostenida en el tiempo en el mundo del cine.


Ocho de sus historias han sido adaptadas a la gran pantalla, la más reciente de éstas su relato corto El hombre dorado, convertido en el film paranormal Next por el guionista Gary Goldman, recién estrenado a fines del mes pasado.


Dirigida por Lee Tamahori, la cinta es protagonizada por Nicholas Cage en el papel de un mago que puede anticipar lo que pasará en los próximos dos minutos de su vida, y Julianne Moore, una agente del FBI que lo quiere reclutar para que le ayude a desarmar un plan terrorista.


El cuento de Dick La segunda variedad inspiró la película de 1996 Asesinos Cibernéticos, mientras que Impostor sirvió de base para Infiltrado, del 2002, La paga para el film homónimo del 2003, y El informe de la minoría para la cinta homónima del 2002.


"Podemos recordarlo por usted al por mayor" se convirtió en el film Hollywoodense Desafío total (1990) y Una mirada a la oscuridad se adaptó como una película de mismo nombre en el 2006.


Pero su historia más conocida a través del cine es precisamente una de las que se ha incluido en la colección literaria honorífica, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, que dio con el film de culto Blade Runner, de Ridley Scott.


Un clásico de ciencia ficción y antecedente de lo que se conoce como el subgénero "cyberpunk" , Blade Runner

Dick murió cuatro meses antes del estreno del film y al principio le había manifestado a Scott su descontento por la forma en que se estaba "novelando" su historia, pero finalmente aceptó la adaptación tras un cambio de guionista.


Muchos críticos de cine también apuntan que películas como The Truman Show y las series The Matrix, aunque no citan literalmente ninguno de los trabajos de Dick, sí tienen un aire de su noción de que la realidad es una "falsificación".




cvtp

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sábado, mayo 19, 2007

Philip K. Dick, la lucha constante entre humanos y androides

JAVIER MEMBA - El Mundo 18/11/2001

La fascinación que sus escenarios -siempre visiones futuristas y desoladas de Los Ángeles- y propuestas -con frecuencia humanos en lucha con androides o ficciones de su propia experiencia- ejercen sobre el lector, hacen que éste olvide la tremenda angustia que inspiró todas las páginas de Philip K. Dick. Eternamente en lucha con "los seres invisibles", fueron éstos los que llevaron a la tumba en 1982, cuando el cine descubría la hermosura guardada en las novelas y relatos de un autor que bien podemos considerar fundamental, puestos a hablar de la ciencia ficción de la segunda mitad del siglo XX.

Nacido en Chicago en 1928, Dick publicó su primera novela -Lotería Solar- en 1952. Ni que decir tiene que no era la primera que escribía, pero sí fue, por el contrario, su primera obra maestra. Ambientada en un mundo dominado por la estricta lógica de los números, donde la máxima autoridad -el presidente Leon Cartwright- es designada mediante el sistema de lotería al que alude el título, lo tratado en ella era la experiencia de un hombre -Ted Benteley- que, sin saberlo, ha sido contratado para asesinar a Cartwright. El complejo sistema telepático que protege al presidente, proporcionará a Dick la mejor coartada para dar rienda suelta a todas sus paranoias.

Desequilibrios psíquicos

En efecto, dominado siempre por sus falsos perseguidores, en su vasta bibliografía -46 libros escritos en apenas 30 años (1950-1980)-, sus desequilibrios psíquicos le inspiraron en la misma medida obras maestras y obras menores. Como bien apunta John Clute en su Enciclopedia de la Ciencia Ficción, no es oro todo lo que reluce en la producción de nuestro autor. Publicadas en gran medida con posterioridad a su muerte, mientras el cine le adaptaba en títulos como "Blade Runner" (1982) o "Desafío total" (1990), en las novelas de Dick incluso se suceden los argumentos realistas con las ficciones de la ciencia.

Gozando del favor de los editores merced al éxito de 'Lotería solar', en los años siguientes nuestro autor publica con el mismo frenesí que escribe. Cuando en 1962 obtiene el Premio Hugo, uno de los más prestigiosos en lo que a ciencia ficción se refiere, su bibliografía está integrada por nueve títulos. Diríase que el maestro -pues, no obstante esas obras menores, Dick lo era- busca la redención a su locura en la literatura. "Nada nuevo", estimará el lector versado en autores malditos, heterodoxos y alucinados. La novedad de Dick, a diferencia del resto de los escritores de los que hemos tenido oportunidad de dar cuenta en esta misma serie de artículos, radica en el género al que adscribe sus visiones. Así, concibe máquinas homicidas como la araña policial de "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?" (1968), título que con el correr del tiempo inspiraría a Ridley Scott la ya citada Blade Runner.

La experiencia onírica

Con anterioridad (1965), el novelista ha publicado otra de sus obras maestras: "Los tres enigmas de Palmer Eldritch", una historia que versa sobre un empresario que comercializa un producto que sustituye la realidad por terribles pesadillas. La clara influencia de las drogas psicotrópicas que se registra en el texto nos lleva a pensar que Dick, como tantos desequilibrados que a la sazón intentan recuperar el equilibrio en base a las terapias propuestas por la psiquiatría alternativa, experimenta con alucinógenos. Fuera como fuese, el tema de la experiencia onírica convertida en un terrible trasunto de la realidad será una constante en la producción de nuestro novelista.

Entre delirios, divorcios y cambios de domicilio, es decir: lo normal en alguien que se cree perseguido por sus propios fantasmas, en 1974 se le concede el Premio J. W. Campbell por "Fluyan mis lágrimas, dijo el policía". Pero la gloria literaria no consigue redimirle: Philip K. Dick muere en 1982 dejando tras de sí un buen número de novelas inéditas. Los editores se pelearán por ellas. Será entonces, entre sus publicaciones póstumas, cuando los lectores descubran títulos como "Gather Yourselves Together", "The Broken Bubble" o "Humpty Dumpty in Oakland". Escritos todos ellos en los años 50, vienen a demostrarnos que la primera vocación de su autor fue realista. Sí señor, como apunta Clute, Philip K. Dick quiso ser un autor de análisis desquiciados de la vida moderna. Fue el poco interés que despertaron sus ficciones realistas entre los editores lo que llevó al futuro para retratar algunas de las grandes miserias de nuestros días. Evocando las últimas palabras de Batty, el más famoso de los androides que Dick imaginara, podemos decir que todo ello fueron lágrimas en medio de la lluvia.

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lunes, mayo 14, 2007

ENTREVISTA A RAFAEL REIG

Mostramos una entrevista reciente realizada a Rafael Reig, autor de una de las más recientes novelas postmodernas que abordan el género de la ciencia ficción: "Sangre a Borbotones".

?Para pensar hay que arriesgarse a no tener razón, a mear fuera del tiesto?
ALBERTO GARCÍA-TERESA

DIAGONAL: La mezcla entre diferentes subgéneros (especialmente los populares, como la ciencia ficción, el western, el folletín, el policíaco, el cómic) o géneros (ensayo, estudio literario y ficción histórica en Manual de literatura para caníbales) es una de tus señas de identidad. ¿Qué pretendes con ello?

RAFAEL REIG: Creo que subraya la idea de que toda escritura es una lectura de la tradición literaria. La literatura sucede en varios planos, en relación con la vida, pero también en relación con la historia de la literatura. La recombinación genética del ADN de distintos géneros es un procedimiento clásico de la literatura, desde Cervantes, que utiliza en su Quijote todo lo que entonces se encuentra disponible: novela picaresca, novela de caballerías, novela pastoril, etc.

D.: Dentro de este paradigma posmoderno, que clama el fin de todo (de las ideologías, la historia, el arte), ¿el único espacio que le queda a la originalidad es la reformulación, la reelaboración?

R.R.: Yo no me considero posmoderno. Si acaso, marxista con las intermitencias anarquizantes características del pequeño-burgués señorito madrileño que soy. Como decía Althusser: ?La ideología no tiene exterior?. Pensamos en la ideología, desde ella, por eso nos cuesta verla. Es como cuando a uno le dices que tiene las gafas sucias: él no se da cuenta, porque ve a través de esas gafas. Proclamar el fin de la ideología es una de las posiciones más ideológicas que se me ocurren. Y de las más reaccionarias. En cuanto a la originalidad, creo que el problema es que la originalidad es, en realidad, inevitable. No pienso que haya que buscarla de forma deliberada. Como diría, a lo mejor, Tolstoi, todas las novelas buenas se parecen; en cambio, cada novela mala ha pretendido ser original.

D.: En Manual de literatura para caníbales realizas una revisión muy crítica de la historia de la literatura más canónica. Incides en la desmitificación y en remarcar las carencias y defectos de cada escritor canónico. ¿Crees que es necesaria aún esa tarea?

R.R.: Indispensable. Creo que cada generación de escritores debe ofrecer su propia lectura de la tradición literaria. Como decíamos antes: escribir es una forma (algo más atenta) de leer. Hay, como dices, desmitificación, pero también hay pasión por la literatura y ciertos autores. En mi caso, mi pensamiento es adversativo: las ideas se me ocurren (cuando sucede esto, no muy a menudo) en contra de algo.

D.: También resaltaría el concepto de ?capital simbólico? ligado a la literatura que utilizas.

R.R.: Bueno, recientemente Beckham le ha regalado a su señora un consolador de oro y diamantes que le ha costado un millón y medio de euros. No entro ni salgo en la oportunidad de regalarle a tu chica consoladores: allá ellos y él sabrá. El hecho ha sido calificado de hortera. En cambio, cuando se gastan los aristócratas la pasta en regalarle a su señora una sortija, es un regalo exquisito. A mí me toca las narices el buen gusto, que es la última arma de los poderosos para mantener a distancia a los demás. El ?capital simbólico?, concepto desarrollado por Bourdieu, tiene relación con esto: enjuicia el gusto, que se supone que es lo más personal, desde un punto de vista sociológico. Creo que es un análisis muy pertinente al hablar de literatura. ¿Quién decide que Javier Marías es bueno y tiene calidad? ¿Por qué? ¿Por qué Philip K. Dick era una basura y ahora es un gran autor? ¿Qué significa esto, quién tiene el poder, para qué lo usa?

D.: El experimento de Las hazañas del Capitán Carpeto me resultó muy valiente, además de una manera de reivindicar el aparato literario de la prensa del XIX y de principios del XX. ¿Qué papel juega la prensa hoy en día? ¿Tiene aún alguna relevancia cultural?

R.R.: Sí, por desgracia tiene mucha relevancia. Sin embargo, está perdiendo parte de su hegemonía gracias a internet (mientras dure sin censura). A mí la prensa actual me parece mucho menos libre y mucho más aburrida que la del XIX y principios del XX. Las barbaridades que escribían entonces los periódicos hoy en día se considerarían de mal gusto. Vivimos tristes tiempos de unanimidad y la gente ya sólo dice lo obvio: que la guerra es mala, que los puñetazos duelen, que cuando llueve te mojas. Eso no es pensamiento. Para pensar hay que arriesgarse a no tener razón, a mear fuera del tiesto. La prensa, que ya sólo pueden editar los grandes grupos, se ha vuelto atildada, interesada, fastidiosa, demasiado sensata y obvia.

D.: ¿Qué función tienen las editoriales independientes?

R.R.: Son muy importantes, como, supongo, las discográficas independientes. Los grandes grupos no apuestan, no arriesgan, no se atreven a nada, están más pendientes de su cuenta de resultados. Responden también a ese gusto unánime y homogéneo del que te hablaba antes, lo que todos entienden por literatura, no se atreven a publicar más que lo obvio. Las independientes son las que descubren lo que no es obvio, aunque a veces meen fuera del tiesto. El problema es, claro está, que luego llega el gran grupo con la chequera y se lleva al autor, en cuanto tiene algo de resonancia.

D.: Siempre me ha llamado la atención el tema de tu tesis doctoral: la prostituta en la literatura del siglo XIX.

R.R: Su imagen oscila entre dos paradigmas: la cortesana romántica (La dama de las Camelias), que se sacrifica por el orden familiar y burgués (y muere entre toses), por un lado; por otro, la ramera naturalista, la Naná de Zola, que contagia la sífilis y destruye la sociedad. ¿Qué ha pasado entre una y otra, por qué cambia el modelo de representación de la prostituta? Ésa era la pregunta central de mi tesis. La respuesta... el movimiento obrero, claro, entre otros.


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EL HUMOR COMO SUBVERSIÓN

D.: Tus obras me han parecido, ante todo, un despliegue de ingenio, de mala leche y de sanísimo sentido del humor irreverente. ¿Es el humor subversivo?

R.R.: Estoy convencido de que el humor es lo único subversivo. Es una guerrilla. Es como los cínicos. Frente al pensamiento totalitario, sistemático, organizado, los cínicos contestaban con un chiste. Como una cuña metida en el eje, ese chiste desbarataba todo. El hombre es un bípedo implume, diría Platón. Un cínico se limitaría a sacar una gallina desplumada y decir: pues aquí está el hombre. El humor es como meter un palo entre los radios de la rueda: echas por tierra la máquina apisonadora, la bicicleta del sistema.


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GENERACIONES LITERARIAS BAJO SOSPECHA

D.: Eres especialmente virulento con los grupos literarios y los grupúsculos culturales. Destaco cómo plasmas la planificación y construcción del ?artefacto generacional del 27?.

R.R.: Esa visión está en deuda, como reconozco en el libro, con la gran novela de Antonio Orejudo Fabulosas narraciones por historias. Creo que el concepto generación es, en sí mismo, ideológico y sospechoso. En mi opinión surge del idealismo, por eso le encantó a Ortega y Gasset. En lugar de hablar de clases sociales, hablemos de generaciones. En lugar de economía, hablemos del espíritu de una generación. En lugar de relaciones de producción, hablemos de caudillos generacionales. Etcétera. El concepto de generación literaria no es menos sospechoso. Corresponde a la pedagogía de la literatura, no a la literatura. Se sostiene en la discutible idea del ?progreso? en literatura. Quizá la literatura es simultánea y somos, cuando leemos y escribimos, contemporáneos de Horacio y de Cervantes.

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miércoles, mayo 09, 2007

Las ficciones verdaderas de un genio llamado Philip K. Dick

una charla sobre ?simulacro y realidad politica?

Pablo Capanna, Luis Pestarini, Ana María Shua, Carlos Gardini y Marcial Souto debatieron, con la coordinación de Gabriel Guralnik, sobre la vigencia del escritor estadounidense.


Por Silvina Friera
Además de sospechar sistemáticamente de la realidad en la que viven, sus personajes no encajan en la sociedad. ?¿Qué es lo real? ¿Somos productos de una estafa??, preguntó Gabriel Guralnik a Ana María Shua durante la charla Philip K. Dick: Simulacro y realidad política, de la que participaron Pablo Capanna, Luis Pestarini, Carlos Gardini y Marcial Souto. ?Lo que me maravilla es la solidez del universo que construye a partir de la conciencia de sus personajes?, dijo Shua, y recordó que en El hombre en el castillo el escritor norteamericano sugiere una ucronía sobre el mundo resultante en el caso de que Alemania y sus aliados hubieran ganado la Segunda Guerra Mundial. ?Hay un personaje que no aparece, pero se lo nombra, que está escribiendo una novela ?agregó la escritora?. Es un juego de cajas chinas en el que pone en jaque la percepción de nuestra realidad al plantear si nuestros sueños son más o menos reales que la vigilia.?

Sobre la vigencia de la obra del escritor norteamericano, Capanna señaló que ?cada día canta mejor? porque el mundo se está volviendo más dickiano. ?Dick empezó a desconfiar de todo, al punto de que en una conferencia llegó a dudar de que las personas que lo escuchaban fueran reales o androides?, aseguró el autor de Idios Cosmos y El sentido de la ciencia ficción, entre otros. Después de repasar algunos títulos de Dick, como La penúltima verdad (escrita en 1964), magnífica anticipación de temas como la guerra psicológica, la manipulación mediática y los abusos de poder, Capanna subrayó que encontró ficciones dickianas leyendo los diarios. ?Los empleados del Indec gritan que no les creamos, que todo es mentira?, ejemplificó, sobre los cuestionados índices de medición del organismo. ?Estamos tan acostumbrados a las ficciones que sería mejor leer novelas que leer los diarios?, ironizó. Shua mencionó la manipulación informativa en el caso de la Guerra de Malvinas y Capanna remató: ?Claro, íbamos ganando hasta el último momento?.

Gardini confesó que su vínculo con Dick no es tan claro como el que tuvo con otros escritores. ?Entraba y salía de mi vida, quizá porque con él no se puede tener una relación estable ?planteó el autor de El libro de las voces?. La sensación que me deja su obra es el título de una de sus novelas, Time pawn, el tiempo fuera de quicio, desencajado, dislocado.? Gardini leyó un texto en el que Dick sostenía que creaba universos de tal manera que no se derrumbaran dos días después porque eso era lo que esperaban sus editores. ?Pero me gustan los universos que se desmoronan. El orden y la estabilidad no son siempre buenos en la sociedad?. Pestarini, editor de la revista Cuasar, optó por hablar sobre el tópico de los androides. ?La ciencia ficción los convirtió en meros robots, en herramientas tecnológicas, pero Dick les dio connotaciones antropológicas y filosóficas. Para él los androides son simulacros de los hombres?, explicó el editor. ?Lo que plantea Dick es la imposibilidad del hombre de descubrir la diferencia entre realidad y fantasía y qué es lo que caracteriza al hombre?, opinó el editor.

A los 14 años, Souto descubrió que había otra manera de mirar el mundo gracias a la ciencia ficción. ?Estudié inglés para leer la ciencia ficción que no se había traducido?, precisó el escritor, traductor y editor de la revista Péndulo y de la colección Minotauro. En una convención de ciencia ficción, en Estados Unidos, Souto conoció a Dick. ?Estaba caminando por un pasillo del hotel y Dick me preguntó si conocía a Roger Zelazny, el autor de El señor de la luz, candidato a recibir un premio en esa convención. Lo estaba buscando para proponerle terminar una novela, Deus Irae, que no podía terminar porque había tenido un intento de suicidio y estaba con un tratamiento que lo hacía adormecerse?, contó Souto. ?Dick ha llegado más lejos que la mayoría ?reflexionó el escritor?. Era como los pintores ingenuos: decía la verdad sin filtros, como los niños y los locos. Dick y Ballard son dos extremos que permiten comprender el mundo en el que, lamentablemente, vivimos?.

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sábado, mayo 05, 2007

Ridley Scott celebra 25 años de «Blade Runner» con nuevas escenas

El director ha tenido que echar mano del hijo de Harrison Ford para que lo sustituya como protagonista

Los Ángeles (EE UU) / La Nueva España
«Blade Runner» se prepara para celebrar su 25.º aniversario por todo lo alto. Un cuarto de siglo después del estreno de la cinta que le lanzó al estrellato, el obsesivo Ridley Scott sigue dándole vueltas a los fallos que cometió entonces e incluso se ha propuesto rehacer una escena completa del filme. De hecho, la actriz Joanna Cassidy, que interpretaba a la replicante asesina Zhora, ya ha confirmado que recientemente a rodado algunos planos nuevos para la versión extendida del filme que se lanzará en DVD, y que antes también podrá verse en los cines. Incluso se rumorea que el director ha tenido que echar mano del hijo del protagonista, Harrison Ford, para que, perfectamente caracterizado, sustituya a su padre en estos nuevos planos.

Con motivo del aniversario del estreno de «Blade Runner», Warner Bros tiene previsto comercializar cuatro versiones del filme: el montaje USA de la versión original (1982), el montaje extendido internacional (1982), el montaje del director (1992) y el montaje final (2007). Es en esta última versión en la que se incluirán estas nuevas escenas.

La escena retocada es, según una información publicada por «Filmick» aquella en la que Deckard (Harrison Ford) persigue a Zhora, y con esta nueva versión Ridley Scott quiere corregir algunos gazapos que no son dignos de una obra mítica de la ciencia ficción. En la versión original, Zhora va corriendo con zapatos planos cuando en los fotogramas anteriores aparecía con zapatos de tacón, ahora los llevará durante toda la persecución. También se eliminarán los controles que se veían cuando se disparaba sangre, se retocará el maquillaje de las heridas de la buena de Zhora, que ahora recibirá un segundo tiro en el pecho.

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jueves, abril 19, 2007

Quién es Philip K. Dick

Granada Hoy - JOSÉ ABAD 12.04.07

Hay algo enigmático y terrible (y fascinante) en la figura de Philip K. Dick, uno de esos individuos de sangre encendida que acaban siendo un serio inconveniente para sí mismos; casi un enemigo. La vida no le puso las cosas fáciles; no obstante, mientras la adversidad templa ciertos corazones y los convierte en escudos, del suyo hizo una bomba de relojería que reventó cuando menos nadie lo esperaba. Dick nació en 1928, suele añadirse que "de un parto prematuro" como si éste fuera un primer síntoma aciago a tener en cuenta. Lo que acabó marcándolo entonces fue la muerte por desnutrición de su hermana gemela, Jane, a las pocas semanas de nacer. El futuro escritor se obsesionaría con este hecho hasta el punto de convertirlo en una especie de unción: ¿Jane murió para que él viviera? ¿Por qué?

Sus padres se divorciaron cuando tenía cuatro años y él quedó a cargo de una madre que, para rematar la faena, lo convirtió en cobaya propicio para toda suerte de fármacos milagrosos. Luego, Dick sumaría su granito de arena al alud coqueteando con todos los alucinógenos que estuvieron de moda en las décadas siguientes, desde el LSD hasta las anfetaminas. Se sabe que padecía repulsión a los espacios abiertos (agorafobia) y manías persecutorias de grueso calibre: durante un tiempo se creyó vigilado por el FBI, aunque esto quizás fuera verdad; después por el KGB y, avanzando los años, por entes inefables instalados en algún palco del cerebro para aplaudir el espectáculo de una paranoia que él supo convertir en material narrativo de primer orden. La palabra clave en la obra de Dick es "sospecha". En sus tramas, entretejidas con pasión y atropellamiento, sus protagonistas siguen escaleras abajo la madeja desbaratada de la lucidez y descubren indicios de que la "realidad" pudiera ser un simulacro, y la "memoria" un injerto artificial en el cerebro, y lo que llaman "yo" un rostro asomado al espejo en el que no se reconocen.

En 1951, nuestro autor tomó una decisión temeraria donde las haya, dedicarse por entero a esto de la escritura. La labor de meritoriaje lo tuvo varios años midiendo sus fuerzas con el relato corto, en donde fue definiendo un mundo personal y extremo, más atento a las sugerencias del contenido que a las exigencias de la forma: Si Nietzsche decía filosofar con el martillo, Dick parecía escribir con un taladro. El destino de estos cuentos era, por supuesto, el maremagno de los pulps de fantasía y ciencia ficción, que tanta mítica y mística han generado después. Dick escribió más de un centenar de cuentos, luego recogidos en cinco volúmenes. En España, la editorial Minotauro está lanzando estos Cuentos completos a razón de un volumen por año: hace poco apareció el tercero, con 23 relatos pertenecientes al período 1953-1954. El paso a la novela lo dio con Lotería solar (1955). En los veintisiete años siguientes, hasta su muerte, publicaría un total de treinta y seis novelas en un periplo profesional que alternaba temporadas de frenesí creativo con parones se diría inexplicables, aunque explicados por su dependencia de las drogas.

En 1962 consiguió el premio Hugo gracias a El hombre en el castillo, una sugerente ucronía sobre el mundo resultante en el caso de que Alemania y sus aliados hubieran ganado la II Guerra Mundial. A este período pertenecen sus obras más reputadas: Los clanes de luna Alfana (1963), sobre un psiquiátrico interespacial abandonado a su suerte en donde los enfermos se organizan por grupos según su patología a la manera del sistema de castas hindú, Los tres estigmas de Palmer Endricht (1964), que inquietó tanto al beatle John Lennon como para barajar la posibilidad de llevarla al cine, o ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968), que sería finalmente el primer texto suyo adaptado a la gran pantalla. Yo destacaría asimismo la más tardía Una mirada a la oscuridad (1977), un descenso a los infiernos de la adicción y del tráfico de drogas en donde pudo descargar toda la experiencia acumulada en este campo.

Una historia como la de Dick -era su sino- debía acabar mal en el momento en que empezara a ir bien. A principios de los 80 su carrera estaba encaminada: Dick era un referente inexcusable en el ámbito de la ciencia ficción. Seguramente no quepa decir otro tanto de su salud mental -en aquellos años, juraba hablar con el apóstol San Pablo y despropósitos similares-, pero lo importante es que se había aceptado a sí mismo y, en definitiva, tener una pajarera en la cabeza no es condición sine qua non se pueda ser feliz. Fue el corazón quien dijo basta. Murió de un infarto el 2 de marzo de 1982. Su fama, desde entonces, no ha hecho más que crecer.

Con motivo del vigésimo quinto aniversario de su muerte, Minotauro ha puesto en la calle una selección de sus mejores títulos; además de los citados se incluyen: Nuestros amigos de Frolik 8, La penúltima verdad, Valis? Si Friedrich Nietzsche viviera hoy y leyera ciencia ficción, como mínimo, habría echado una ojeada a un tipo como Dick.

Letras hoy

Con motivo del vigésimo quinto aniversario de la muerte de Philip K. Dick, Minotauro ha puesto en la calle una selección de sus mejores títulos, entre ellos "Valis" o "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?"

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sábado, marzo 31, 2007

Fluyan las lágimas

Marcelo Metayer, en el blog Kulturama (http://www.kulturama.com.ar/ ) publica un extenso artículo acerca de la obra de Philip K Dick.



1928 fue un año interesante. Walt Disney presentó en sociedad al ratón Mickey. Se estrenaron ?La Pasión de Juana de Arco?, de Dreyer, y ?Un perro andaluz?, de Buñuel y Dalí. Louis Armstrong grabó ?West End Blues? y se inventó el chicle globo. Además de todo eso, nacen dos escritores cuyo destino no pudo ser más distinto: Gabriel García Márquez y Philip Kindred Dick. No discutiremos los méritos del primero; sí nos meteremos en la oscuras maravillas del segundo, que supo descubrir los horrores del futuro, que son nuestro presente. Pocas veces la ciencia ficción llegó tan abajo, tan adentro.
1. Mudanzas
Dick padre degollaba cerdos. La madre era encargada de editar y censurar textos oficiales de portavoces gubernamentales. Philip nació en Chicago el 16 de diciembre de 1928. Lo acompañó Jane, su hermana gemela que falleció un mes y pico después. (Se dice que el Dick adulto tenía frecuentes pesadillas con ella).En 1930 comienza una serie de mudanzas. Primero se van a Berkeley, California. Dos años después sus padres se divorciaron y en 1935 el joven Philip y su madre se mudan a Washington. Ambos volvieron a Berkeley en 1938.Era un chico complicado, que sufría de asma, agorafobia, taquicardia. Fue tratado desde su infancia con drogas psiquiátricas. A eso de los trece años le empezó a interesar la ciencia ficción. Se compraba la Astounding, que publicaba el famoso editor John Campbell. Ahí leyó a a gente como Asimov y Heinlein. También le gustaban Lovecraft, Fredrik Brown, Van Vogt. Sobre todo, Van Vogt, que sería una fuerte influencia en sus comienzos. Escribió la novela ?Back to Liliput? a los 14 años, que se ha perdido. También cuentos y poemas; algunos fueron publicados en el Berkeley Gazette. El primero fue ?The Devil?, que apareció el 23 de enero de 1942. Entró en el Berkeley High School en 1944 y se recibió en 1947.Se fue del departamento que compartía con su madre a otro compartido con artistas y poetas. Al poco tiempo se casó con Jeanette Marlin y se divorció seis meses después.
2. Furias
Stephen King cita en el ensayo ?On Writing? como ejemplo máximo de productividad a un escritor británico, John Creasey, que le puso firma a quinientas novelas. No conozco esas obras; Philip Dick escribió en tres años, desde los dieciocho a los veintiuno, setenta y cinco cuentos y muchos son magníficos.Trabajaba en un negocito vendiendo televisores y discos. Suponemos que allí empezó a tomar contacto con la música clásica que era su favorita, especialmente del período barroco. Mientras hacía todo esto le quedaba tiempo para abrir sus gustos literarios y leer a gente como Joyce, Flaubert, Proust, y los gnósticos: Plotino, Maimónides. Se hizo adicto de la Semoxydrina que le recetaban para sus estados depresivos.En septiembre de 1949 se inscribió en la Universidad de California en Berkeley, donde estudió alemán y filosofía. Allí conoció a quien sería su segunda esposa, Kleo Apostolides, una estudiante y activista de izquierda. Se casó con ella en junio de 1950. A fines de 1951 renunció a su trabajo en el negocio de televisores y en junio de 1952 el neoyorkino Scott Meredith aceptó ser su agente literario. Ese año publicó su primer cuento: ?Beyond Lies the Wub? (Allí yace el Wub) (nota: los títulos entre paréntesis corresponden a las ediciones en castellano más difundidas), en la revista Planet Stories. En 1954 terminó el manuscrito de ?The Solar Lottery? (Lotería Solar) que se convirtió en su primera novela publicada.
Portada de Lotería Solar
3. Once
En 1957 Dick y su esposa dejaron Berkeley para mudarse a Point Reyes, en el condado Marin de California. Cinco meses después de la mudanza Dick se divorció para casarse con Anne Rubinstein, que le dio una hija en 1960, Laura Archer. Anne y Phil mantuvieron una relación desastrosa. Al poco tiempo desarrolló una fuerte paranoia hacia ella, convencido de que había matado a su anterior esposo y que él sería el siguiente.En 1963, harto de sus problemas familiares, alquiló una cabaña y atiborrado de anfetaminas, café y música clásica, escribió once novelas en dos años, a razón de 80 páginas diarias. Entre ellas, la más famosa en Estados Unidos (aunque posiblemente no la mejor): ?The Man in the High Castle? (El hombre en el castillo), por la que recibió el premio Hugo, el más importante de la ciencia ficción anglosajona. También ?The Three Stigmata Of Palmer Eldritch? (Los tres estigmas de Palmer Eldritch), que podría haber sido la primera de sus historias en ser filmada, ya que había un productor interesado. Un tal John Lennon. Que finalmente se echó atrás.
4. Dios
En 1964 se divorció de Anne. Conoció a Nancy Hackett y se casó con ella en 1966. Tuvieron otra hija: Isolde Freya..Dick seguía con el consumo de drogas y alcohol. Se mudaron a la ciudad de San Francisco y allí se hizo amigo de Timothy Leary y del ex obispo de California, Monseñor Pike, que le tiró ideas para su novela ?Maze of Death? (Laberinto de muerte), el primer intento de ordenar sus ideas sobre Dios.Volvería sobre este tema más adelante en la serie de novelas que arrancó con ?Valis? (Sivainvi).
En 1970, después de una permanencia en el hospital debido a un caso de pancreatitis que casi le cuesta la vida, Nancy lo abandonó llevandose a Isolde con ella.En 1971 alguien entró en su casa. No se llevó nada. Creyéndose víctima de una conspiración se mudó a Canadá. En 1972 trató de suicidarse por primera vez. Volvió a California al año siguiente y conoció a Tessa Busby, su cuarta esposa. Con ella tuvo otro hijo, Christopher Kenneth. En 1975 ganó el premio John W. Campbell Memorial por la novela ?Flow My Tears, the Policeman Said? (Fluyan mis lágrimas, dijo el policía). Volvió a divorciarse en 1976. Enseguida tuvo un impresionante intento de suicidio: tomó cuarenta y nueve tabletas de Digital y treinta de Librium, se cortó las venas y se encerró en su garage con el motor del auto en marcha para intoxicarse con monóxido de carbono.Sobrevivió.
Portada de Valis
5. Zebra
Sus últimos años fueron marcados por los contactos que alegó tener con una entidad extraterrestre llamada Zebra, que le habría revelado secretos sobre el Universo. Dick volcó esta información en la trilogía mística ?Valis? (Sivainvi), ?The Divine Invasion? (La invasión divina) y ?Radio Free Albemuth? (Radio libre Albemuth).En 1981 Ridley Scott, impresionado por la novela ?Do androids dream with electric sheep?? (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?) decidió filmarla. Le puso ?Blade Runner?. La película es uno de los grandes clásicos del cine de ciencia ficción.Pero cuando se estrenó Dick ya había muerto, el 2 de marzo de 1982, hace ya 25 años.
6. Grandeza
Portada de la edición yugoslava de Ubik
Hace unos años, en un sitio argentino de Internet creado por fanáticos que se denominan a sí mísmos adicktos, tuvo lugar una votación interesante. Se trataba de dilucidar cuál novela era la mejor: ?Ubik? o ?Valis?. Ganó ?Valis?, pero ahí nomás.Tanto una como la otra son las que mejor representan las retorcidas temáticas en las que se centró su autor. Mientras que ?Valis?, como ya hemos visto, lo muestra en su faceta mística, en su búsqueda de un Dios que parece haber abandonado este universo (idea proveniente del gnosticismo), en ?Ubik? el cosmos mismo es una ficción, una representación, como la obra de teatro que ven los protagonistas de ?Hamlet? en que los personajes son ellos mismos. O el sueño del rey que duerme, que si deja de soñar el mundo desaparecería, en ?Through the Looking Glass?, de Lewis Carroll.La grandeza de Dick no está en una concepción suprema del espacio (como en Asimov y Clarke) o en la visión del ser humano conquistando las últimas fronteras (como en Heinlein y tantos otros). Él prefirió quedarse más cerca y denunciar los abusos del Poder, el horror de la existencia diaria, el fantasmagórico carácter de la realidad.Fue un digno sucesor de Kafka, de Lord Dunsany, de Lovecraft (el de ?The Dream-Quest of the Unknown Kadath?), de cierta faceta de Wells (que escribió fantasías oníricas inquietantes como ?The Door in the Wall? y ?A Dream of Armageddon?).Su escritura fue su vida. (No casualmente en inglés ?world?, mundo, y ?word?, palabra, son casi homófonos). La herramienta básica para la manipulación de la realidad es la manipulación de las palabras, afirmó, en un tono que el Humpty Dumpty de Carroll hubiera aprobado sin dudar.
Cinema Inferno
Afiche de ?A Scanner Darkly?
Las imágenes opresivas y confusas de Dick han inspirado a muchos cineastas. Hasta el momento hay cuatro películas basadas directamente en sus obras (se está por producir otra) y unas cuantas con atmósfera dickiana.Las primeras son: ?Blade Runner?, 1982, dirigida por Ridley Scott y citada en la nota; ?Total Recall? (El vengador del futuro), 1990, de Paul Verhoeven, basada (muuuy libremente) en ?We Can Remember It For You Wholesale? (Podemos recordarlo todo por usted); ?Screamers?, 1996, de Cristian Duguay, a partir de ?The Second Variety? (La Segunda Variedad); ?Minority Report? (Sentencia previa), 2002, de Steven Spielberg, adaptada del cuento del mismo título conocido en castellano como El informe de la minoría; ?Paychek?, 2003, adaptada por John Woo; ?A Scanner Darkly?, 2006, extraño experimento visual dirigido por Richard Linklater.
De las películas ?inspiradas? en la obra de Dick, las más expectables son ?The Matrix?, ?The Truman Show?, ?12 Monkeys?, ?The Thirteen Floor?, ?Dark City?, ?eXistenZ?.
De ?The Truman Show? se ha especulado mucho acerca de su ?relación? (vale por ?plagio?) con la novela ?Time Out of Joint? (Tiempo desarticulado, de 1959), pero los productores del film lo han negado sistemáticamente.
***
No todo es cine. En 1987 el compositor Tod Machover, que además es el director del Media Lab del MIT de Massachusetts, estrenó en el Centro Pompidou de París, para su décimo aniversario, la ópera ?Valis?. Dicen que anduvo bien.

(artículo original con imágees: http://www.kulturama.com.ar/?p=21 )

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jueves, marzo 22, 2007

Minotauro conmemora el 25 aniversario de la muerte de Philip K. Dick con la recuperación de obras fundamentales

La editorial Minotauro conmemora el 25 aniversario de la muerte del escritor Philip K. Dick, uno de los referentes de la novela de ciencia ficción y autor del clásico 'Blade Runner', con la recuperación de una decena de sus obras fundamentales.



Minotauro reedita 'El hombre en el castillo', 'Los clanes de la luna Alfana', 'Los tres estigmas de Palmer Eldritch', 'Lotería solar', 'Nuestros amigos de Frolik 8', 'Simulacra', 'Una mirada a la oscuridad', 'Valis' y 'Cuentos completos I y II', y publica por primera vez los 'Cuentos Completos III', según informaron a Europa Press fuentes de la editorial.

El sello recupera 'El hombre en el castillo', considerada una de sus mejores obras, la futurista 'Simulacra', ambientada a mediados del siglo XXI con unos Estados Unidos presididos por un androide, o 'Una mirada a la oscuridad', recientemente llevada al cine recuperando el uso del rotoscopio.

Minotauro también completa con esta celebración la tercera parte de los 'Cuentos completos', que muestran a Dick como prolífico autor. El propio autor compiló sus relatos en cinco volúmenes, de los que la editorial ha editado los tres primeros revisados.

La relación de Dick con el cine y la televisión ha sido muy importante, aunque el escritor tan sólo pudiera ver la adaptación de uno de sus relatos a televisión y algunas escenas de 'Blade Runner', que se estrenó cuatro meses después de su muerte.

La película 'Blade Runner' se basa en la novela '¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?', 'Desafío total', con Arnold Schwarzenneger en el cuento 'Podemos recordarlo todo por usted' ('Cuentos completos IV'), y 'Minority report', de Steven Spielberg, en el relato 'El informe de la minoría' ('Cuentos completos V').

Philip K. Dick (1928-1982) fue un escritor precoz, que empezó a dedicarse profesionalmente a la literatura en 1952. En los años 60, la duda existencial que marcó su vida y su obra le llevó a la drogadicción, convirtiéndose en un apóstol del LSD y gurú de la contracultura.

Dick llegó a publicar un total de 36 novelas y cinco colecciones de relatos. En 1962 ganó el Premio Hugo con la novela 'El hombre en el castillo' y en 1975 el Premio John W. Campbell por 'Fluyan mis lágrimas, dijo el policía'.

fuente: Europa Press

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domingo, marzo 18, 2007

"Fluyan mis lágrimas", novedad en AJEC

fuente: dreamers.com (http://dreamers.com/indices/foros.cgi?indice=news/839&mostrarforo )

Se acaba de poner a la venta el libro ?FLUYAN MIS LÁGRIMAS? del autor mexicano Gabriel Benítez, dentro del número 11 de la colección Albemuth Bolsillo



Fluyan mis Lágrimas, es un título que hace referencia a una de las últimas novelas de Philip K. Dick (Fluyan mis lágrimas, dijo el policía); en este volumen Gabriel Benítez consigue acceder al mundo peculiar y único del gran genio de California, convirtiéndolo en un personaje familiar y consiguiendo un sentido homenaje. Para ello, explora las obsesiones, filias y fobias del escritor, jugando con sus interpretaciones y sus grandes temas, salpicando su novela de guiños sutiles al lector dickiano en una novela transrealista.
Al hacer que Dick penetre en una realidad alternativa a la suya, dónde se encuentra con su hermana gemela, Jane (que en la realidad murió al nacer, y que fue siempre una de las grandes obsesiones de Dick), podemos imaginar más de la vida de este genial escritor, al que las obsesiones acompañaron toda su vida.
Las obras de Gabriel Benítez tienen algo peculiar. Están escritas de la manera más sencilla, con una prosa desenfadada y sin grandes artificios, haciendo que avancen por sí solas. Pero, a la vez, están llenas de sugerencias apenas esbozadas y sus personajes son sólidos, cotidianos y llenos de contradicciones. Completan el volumen dos relatos: ?Charles Bukowski se encuentra vivo y bien y en la Luna? y ?Metamorfosis?.

Gabriel Benítez (Guadalaja, México, 1970), es uno de los escritores mexicanos de ciencia ficción más activos en los últimos años, y de los que más ha movido su producción en España. Gran aficionado a la figura del norteamericano Philip K. Dick, ha escrito numerosos relatos acerca del mundo particular de Dick, entre los que se incluye la novela corta de este volumen. También ha escrito numerosos relatos, incluidos en diversas antologías (De vuelta a Verne), y también gran cantidad de artículos de diversa temática (Vacaciones en Klendhatu).
También ha dirigido una revista virtual de gran calado, Realidad Cero, que tuvo una gran repercusión hace algunos años.
Hay más información en la página de la editorial: www.grupoajec.com

La novela se pone a la venta en librerías, tanto generales como especializadas, y grandes superficies. También se pueden solicitar ejemplares contrarrembolso sin gastos de envío a: grupo_ajec@msn.com

Ficha Ténica:

Título: Fluyan mis Lágrimas
Autor: Gabriel Benítez
Portada: Agustín Garriga
Precio: 7.50 euros
Páginas: 142
ISBN: 978-84-96013-19-7

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lunes, marzo 12, 2007

Philip K. Dick, con los pies en la tierra

Bibliópolis edita varias novelas inéditas en español del autor de ciencia-ficción, en clave realista, y que muestran una faceta desconocida - Se cumplen, además, 25 años del estreno de «Blade Runner», basada en una de sus obras

J. Ors (La Razón)


MADRID- Ya no quedan replicantes que hayan visto arder naves más allá de Orión ni tampoco androides que sueñen con ovejas eléctricas. La ciencia-ficción de Philip K. Dick no es la protagonista en el 25 aniversario de su muerte. La editorial Bibliópolis ha rescatado a un autor inédito que nada tiene que ver con la estética publicitaria, oscura y barroca que Ridley Scott empleó para dilatar las pupilas de los espectadores y reinventar el futuro para el cine con un héroe como Harrison Ford y un Rutger Hauer que interpretó a un robot con motivos suficentes para matar a su creador: un ajedrecista que ciñó su vida a la simple cifra de un dígito.
El autor que persiguió la gloria literaria con un sinfín de títulos, hoy reconocidos por millones de lectores, no alcanzó en vida el reconocimiento que deseaba y que se merecía. Cuando estaba a punto de subir el último peldaño, sobrevino su fallecimiento. «Este tremendo fracaso forma parte de su leyenda. Aspiraba a despuntar como un gran talento literario, pero triunfó en la ciencia-ficción, un género que le permitió mantenerse y, al menos, vivir de lo que escribía. Cuando era inminente su consagración, con el estreno de ?Blade Runner?, murió», comenta Luis García Prado, traductor y editor de esta reveladora serie de novelas de Philip K. Dick que hasta ahora se mantenían inéditas en español y que redescubren a un novelista diferente, realista y que nada tiene que ver, ni envidiar, con el que ya se conoce.
Tratamiento industrial
Las narraciones fantáticas permitieron que Philip K. Dick continuara escribiendo. Cuantas más firmaba, más cobraba. «No revisó apenas sus obras de ciencia-ficción. Este tratamiento industrial de su literatura le perjudicó. Con una idea era capaz de hacer varias historias cortas. Eso se nota ahora que se han editado los cuentos completos». Sorprende que un novelista hoy ligado a un género tan específico, pero que le ha reportado la fama y leyenda, volcara su pasión en unas historias adheridas a la piel de la cotidianeidad como la tinta azul de los tatuajes.«Trabajó en estos títulos partiendo de pequeños desequilibrios emocionales. Son conflictos diminutos. No hay grandes aventuras o dramas. Pero genera una enorme tensión al llevar las historias al límite de una anécdota en apariencia insignificante», explica Prado. Estas obras recobradas, entre las que se encuentran «La burbuja rota», «Mary y el gigante» o «Confesiones de un artista de mierda», se publicaron después de su desaparición. Las editoriales desconfiaron, en su momento, de esos personajes atípicos, que caían mal y desafiaban los gustos editoriales de la época: «Sus protagonistas no encajan en la realidad que les rodea. Están fuera de ella, padecen grandes insatisfacciones y contemplan con distancia todo lo que miran».
«En busca de Milton Lumky» inicia la colección. Dick se introduce, con un pulso narrativo inesperado, en la América más profunda de los cincuenta y los sesenta. «Algunos de estos títulos pertenecen a lo mejor que ha escrito. Me sorprendió su calidad. Creía que su ausencia en las librerías se debía a que eran novelas de aprendizaje, pero es al revés. Con ellas quería consagrarse como escritor», afirma Prado.
Esta primera novela aborda el amor y la muerte. Escoge a un protagonista, Bruce Stevens, que trabaja como comprador para un almacén de saldos; y a Susan Faine, propietaria de una tienda de mecanografía en declive. Los dos se encuentran por casualidad. Ella era su maestra en el colegio y entre los dos no tarda en surgir una relación peligrosa.
«Las narraciones están ambientadas en San Francisco y sus alrededores. Es el sitio en que vivía entonces. Contienen matices biográficos, naturalistas, donde los personajes no llegan a cruzarse, pero conviven. Todos los libros forman un tapiz del microcosmos social de esa zona de EE UU. Las hay mejores y peores. Pero leídas en conjunto ganan porque dan una perspectiva completa de ese mundo». Qué hubiera sucedido si P. K. Dick hubiera publicado estos títulos es la pregunta que queda en el aire: «La crítica se lo ha preguntado. Está claro que habría tenido la posibilidad real de haber obtenido fama como escritor».

Publicado originalmente en: http://www.larazon.es/noticias/noti_cul28065.htm

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viernes, marzo 02, 2007

25 años de la muerte Philip K. Dick, autor de 'Blade Runner'

(EFE. 01.03.2007 - 12:58h )


-Una editorial española edita su obra realista, desconocida hasta ahora.

-El escritor saltó al género de ciencia ficción por motivos económicos.Sus libros han inspirado numerosos guiones de Hollywood, como por ejemplo Minority Report.

Es mundialmente conocido por haber inspirado Blade Runner y su carrera como escritor de ciencia ficción. Lo que pocos sabían es que Philip K. Dick empezó siendo un escritor realista y que su salto a la ciencia ficción se debió a motivos económicos.

Su desconocida obra realista llega a España con En busca de Milton Lumky, novela que inaugura una serie de este autor editada por el sello Bibliópolis .

El lanzamiento de este libro coincide con el 25 aniversario de su muerte -que se cumple mañana viernes- y del estreno de Blade Runner, película basada en uno de sus libros.

La trayectoria realista de Philip K. Dick (1928-1982) que se recupera ahora en la Colección Malabares sólo consiguió ver la luz "a rebufo" de su fallecimiento, según explica Luis G.Prado, editor y traductor de la obra.

Títulos como Confesiones de un artista de mierda, Mary y el gigante o El hombre cuyos dientes eran todos idénticos, sorprenden al mostrar un K. Dick joven, aunque "nada primerizo, que escribe obras ambiciosas, con tramas coherentes y consistentes de auténtico calado sentimental", apunta G. Prado, fascinado por esta obra "alternativa" del autor.

En ellas se descubre un escritor "con voz propia" que plasma "historias lineales con relativa sencillez de escritura", y en el que se atisban similitudes con personajes, sobre todo en los personajes femeninos, que más tarde aparecerían en obras futuras como El hombre en el castillo, Valis o La transmigración de Timothy Archer.

El autor de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, que inspiró la mítica Blade Runner, tiene, según el editor, "mucho cajón", por lo que Hollywood recurre constantemente a sus textos para adaptaciones a la gran pantalla.

Es el caso de las películas Una mirada a la oscuridad (de Richard Linklater, película en la que se utilizó la técnica de la rotoscopia), Desafío total (Paul Verhoeven), Minority Report (Steven Spielberg) o Paycheck (John Woo).

Reconocido únicamente tras su muerte, esta recuperación del legado realista de K. Dick, no solo estará disponible en España, sino que, según asegura G. Prado, editoriales de Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Alemania, ya ha comenzado esta misma andadura.

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sábado, febrero 24, 2007

Nuevo trailer de Next


Hoy ha aparecido el trailer de Next, película basada en la novela de Philip K. Dick The Golden Man, que cuenta la historia de Cris Johnson (Nicolas Cage) un hombre que puede ver el futuro y sus consecuencias, que es perseguido por la agente del FBI Callie Ferris (Julianne Moore) que quiere usar sus habilidades para intentar evitar una amenaza nuclear anunciada sobre la ciudad de Los Angeles.Acompañando a los dos actores está la bellisima Jessica Biel (El Ilusionista) como la mujer de Cage (a pesar de que se llevan unos añitos, y se nota) y el veterano Peter Falk (Colombo). El director a cargo de la cinta es Lee Tamahori (Muere Otro Día), con guión de Gary Goldman (Minority Report).Ver trailer de Next
Eso sí, Cage debería tener un peluquero propio y llevarlo a los rodajes. Porque la peluca de cada nueva cinta es peor que la de la anterior (y eso que la "rata-muerta" de Ghost Rider era difícil de superar).Next se estrena el próximo 27 de Abril en los EE.UU.


Fuente: dvd en la red

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sábado, febrero 17, 2007

Un libro desvela los secretos mejor guardados de ?Blade Runner?

Recuperamos la reseña de un libro sobre el proyecto con el que se llevó a cabo la película Blade Runner

INFORMATIVOSTELECINCO.COM / EFE
29 de marzo de 2005

A Harrison Ford nunca le gustó Blade Runner. Sólo aceptó el papel para evitar que le encasillasen como superhéroe al uso. Durante el rodaje el actor se llevaba a matar con el director, Ridley Scout, y con su atractiva compañera de reparto, Sean Young.
Un libro sobre la mítica película aborda curiosidades y aspectos poco conocidos en España sobre el filme. El periodista Miguel Ángel Prieto recoge en su obra la génesis del proyecto y el complicado rodaje.

A pesar de que Blade Runner es una película de culto en medio mundo y de que Internet ha supuesto un buen caldo de cultivo para que los fanáticos de los replicantes filosofen sobre los sentidos esotéricos del filme y compartan curiosidades varias, poco se ha escrito en España sobre el proceso del rodaje de la película.

Blade Runner se considera en la actualidad la mejor película de ciencia ficción de la historia del cine; pero, al principio, no fue nada fácil. El filme fue ignorado por crítica y público, de ahí que Ridley Scott dijese que "pasó de fiasco a clásico sin haber sido nunca un éxito".

"Fue muy difícil poner económicamente en pie el proyecto, y tampoco fue fácil encontrar director y protagonista, que en un principio iba a ser Dustin Hoffman", explicó el periodista experto en cine Miguel Ángel Prieto en una entrevista.


17 capítulos de curiosidades

Blade Runner (Colección Making Of de la editorial T&B) aborda a lo largo de sus 17 capítulos y tres apéndices temas como la difícil elección del reparto, las pésimas relaciones personales entre el elenco, la mala aceptación que tuvo en un principio la película, la influencia estética en otras obras de ciencia ficción como Matrix o Minority Report, curiosidades de todo tipo y un análisis sobre si Deckard, el protagonista, es un replicante o no.

Al hilo de esa polémica, dos de las seis versiones de Blade Runner son tratadas también en profundidad por este libro. La primera, estrenada en 1982, en un principio contaba con un final sombrío en el que los protagonistas se metían en un ascensor y aparecía la famosa escena del unicornio, que insinuaba claramente que el personaje de Harrison Ford sí era un replicante, algo que Scott admitió definitivamente en 2000 y que el actor ha negado.

Sin embargo, nadie pareció entender el filme en los primeros pases de prueba, así que, "presionado y lleno de dudas", Ridley Scott decidió cambiar el final antes de estrenarla, imprimiéndole un toque más feliz y vital, en el que los actores se adentraban en un bosque.

La segunda gran versión, estrenada en 1992 y conocida como El montaje del director, retoma, según Prieto, "ese desenlace pesimista del unicornio que va más en consonancia con la estética de todo el filme y que deja menos cabos sueltos".

Con este libro, saldrán a la luz los entresijos de la mítica película. Blade Runner vuelve a estar de actualidad.

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sábado, febrero 10, 2007

La virtualidad al poder

Senadores americanos, diplomáticos suecos, derechistas franceses y guerrilleros anticonsumistas son algunos de los actores políticos del Second Life, el mundo virtual de Internet. Con 3 millones de usuarios, su creciente politización ya lo hace un nuevo campo de batalla.

Por Javier Sinay, de la redacción de Clarín.com
jsinay@claringlobal.com.ar


Para Aristóteles, el hombre es un animal político y por lo tanto el origen de la sociedad está en su ADN (claro que el filósofo griego no hablaba de genética...). En su filosofía, cada elemento de la naturaleza busca su perfección, y el hombre la encuentra en la polis. Ahora bien, ¿qué hubiera dicho Aristóteles de una polis de alucinación, en la que ya no se habla del hombre como animal político sino como animal virtual?

El interrogante lo plantea Second Life, el mundo virtual con gráficos 3D que alberga a casi tres millones y medio de usuarios/habitantes/avatares que interactúan y generan un tráfico de más de un millón de dólares americanos por día en una economía libre con fluctuación propia, ajena a los mercados del mundo real, pero conectada. Un juego de rol online masivo y multiplayer que ?fundado por Linden Labs, de San Francisco en 2003 y basado en las fantasías cyberpunk de novelistas como Neal Stephenson y Philip K. Dick, más allá de The Matrix- ya llegó demasiado lejos. A tal punto que se habla de un "metaverso": un universo más allá de lo tangible. El futuro llegó hace rato.

En las últimas semanas este mundo aparte se vio sacudido varias veces: su politización es creciente. Aquí, las políticas se entrelazan y se muerden la cola, con luchas reales y acciones virtuales: el senador republicano George Miller y la demócrata Nancy Pelosi (que preside la Cámara de los Representantes) tienen sus avatares y ya dieron conferencias en un Capitolio virtual; el Foro de Davos tuvo su ceremonia de cierre con transmisión virtual (Second Life fue tema de interés debido a su gran potencial económico y al extraño problema de aplicar impuestos reales sobre operaciones virtuales); Suecia está abriendo su embajada; el derechista francés Jean-Marie Le Pen tiene un local de su partido donde se puede debatir sobre libertad de expresión y matrimonio gay, y los usuarios organizan marchas virtuales en su contra; y hasta existe la SLLA (¡Second Life Liberation Army!), una célula de guerrilleros virtuales que luchó por la liberación del código fuente del programa (la única causa intrínseca) y realizó ataques anticonsumo a un local de Reebok. Todo, en el mundo virtual.

"Me parece natural que los políticos se interesen en Second Life para mostrarse renovados e innovadores... los mundos virtuales en el futuro de la política van a tener mucho impacto", dice Pablo Potvin, uno de los constructores del espacio argentino virtual, Argentonia. Y, directamente desde adentro, Wagner James Au ?autor del blog oficial de Second Life, New World Notes- suma: "Creo que la política virtual puede afectar a la política real. Los políticos crean presencia en el metaverso tratando de llegar a una audiencia que se está alejando de los medios tradicionales y pasa más tiempo en mundos online como este".

En algo parecen coincidir los que saben: Second Life debe ser visto estructuralmente como un nuevo nivel de la Red. "Por eso, creo que tiene mucho potencial para generar un base de partidarios entusiastas. La gente que participa de una reunión política en Second Life tiene más contacto con el tema que debatiendo en un foro 2D normal. Y por ejemplo, ahora hay 25 mil usuarios franceses, y si la socialista Ségolène Royal puede llegar a un 10% con su base virtual, tendrá 2.500 personas a su favor que de otra manera no hubiera tenido... y creo que eso hace una diferencia", sigue Au.

Mucho se habló de la Red como espacio de cíberdemocracia. Y mientras la revista Time elige como Persona del Año a los usuarios de todo el mundo y el filósofo superstar Slavoj Zizek reflexiona sobre este tema en relación a la dicotomía entre persona real y persona en pantalla, en Second Life el poder se construye por la tangente: "no es una cíberdemocracia", opina Pablo Potvin, "sino una plurarquía. No votamos, sino que consensuamos con el de al lado todo el tiempo". Para Au, en cambio, "no es una democracia al estilo un avatar/un voto, es más libertaria y cada individuo tiene el poder de crear un nivel propio de libertad, autoactualización y éxito financiero".

Lo cierto es que hay la mayor lucha política propia de Second Life es la liberación de su código fuente. Y se logró en las puertas del 2007. ¿Qué significa esto? La comunidad de desarrolladores del software libre ?formada por cualquiera que sepa programar- tiene en sus manos el abecé de este mundo virtual para hacerlo evolucionar. "Si no liberaban el código, Second Life iba a morir, porque la capacidad de innovación de una empresa es muy pequeña al lado de la de una comunidad", explica Potvin.

Pero la política real deja lecciones. Y así como los monarcas cedieron poder a una minoría de burgueses, ahora la monarquía de Linden hace lo propio con los programadores: es que desde el mundo real no es tan fácil transformar el metaverso. Como sea, las paredes virtuales y las reales pronto sabrán del tema con pintadas del tipo "Revolución o muerte... o Second Life".

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sábado, enero 27, 2007

Castillo alto

EMILI PIERA - El Mercantil Valenciano

La primera vez que me interesé por Stanislaw Lem fue por una referencia oblicua. Lem opinaba sobre la ciencia-ficción americana y decía, más o menos: «Está Philip K. Dick y están los demás, que no valen nada». Por está sátira, fue expulsado de alguna asociación americana de cazadores de hombrecitos verdes de la que era miembro honorario. A lo peor dijo lo que dijo para no tener que asistir a sus reuniones o porque no le pagaban el güisqui. Finalmente, mi estreno con Lem ha sido con la prosa memorialista, teñida de picor metafísico y más opiniones de lo que, a mi juicio, le convienen a una narración, de El castillo alto. El castillo alto también me ha servido para descubrir un sello -Editorial Funambulista - que trabaja muy bien. Es un libro hermoso por fuera y por dentro. Y muy bien escrito. Algunos párrafos basta ponerlos en renglón corto y el resultado es un poema: «Cuando era niño no murió nadie. Oí hablar de estas cosas como quien oye hablar de los meteoritos. Todos sabemos que caen pero ¿qué tienen que ver con nosotros?».

El castillo de este cuento sobre un niño que fue y la memoria del viejo que lo evoca (y las mentiras de uno y otro) es tanto un lugar físico de su pueblo como una Jerusalén resplandeciente que emite documentos de salvación si estás marcado con el sello de los elegidos o sabes como construir, sin pronunciarlo, el verdadero nombre del Altísimo, el niño judío jugaba a la cábala, pero no logra engancharme. Los aficionados a la ciencia ficción somos como los seguidores del Rayo Vallecano: estamos acostumbrados a sufrir. Una mala peliculilla sólo reclama dos horas, pero hay que invertir más tiempo en una novela. Y después de todo, Lem exageraba. Crónicas marcianas (Ray Bradbury) sigue siendo una de las mejores elegías del siglo XX. Y lo mismo que diría de su (nuestro) amado Philip. K. Dick puede decirse, también, de Arthur Clarke: a menudo escriben como dentistas, pero siempre imaginan como Dios.

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domingo, enero 07, 2007

Contra la crítica androide

Por: Salvador Barros, El Siglo de Durango


27 de diciembre de 2006
Desde modestas ediciones de tapa blanda, el norteamericano Philip K. Dick (1928-1982) construyó una de las obras centrales de la literatura del siglo XX. La influencia que Dick ha tenido sobre la imaginación contemporánea es sólo comparable a la de Kafka o Borges. Dick transportó hasta la ciencia ficción el antiguo tópico de la irrealidad del mundo, que puede resumirse en el título de la obra de Calderón: la vida es sueño. Su otro gran tema fue la relación entre la identidad y la memoria. El título que eligió Capanna para su ensayo, Idios Kosmos, refiere al "mundo (cosmos) particular (idios)", el mundo soñado que abunda en las ficciones de Dick. Las preguntas "¿qué es real?" y "¿quién soy yo?" lo acompañaron en las ficciones y en la vida, en la lucidez y en sus episodios de locura.

Dick encontró en Capanna a un crítico ejemplar. Su libro es un auténtico ensayo, por todo lo que el género tiene de mezcla entre voluntad de objetivación y diario de lectura, entre búsqueda de conocimiento y pasión. Jaime Rest, que definió al ensayo como "el cuarto en el recoveco" de la literatura, escribió: "Sea cuales fueren el tono y la dimensión del ensayo, éste debe resultar persuasivo, y ha de crear en torno del lector una especie de sortilegio verbal". Capanna consigue este sortilegio a través de la empatía con su personaje y un profundo conocimiento de la historia de la religión y la filosofía. No traza una biografía tradicional: al comienzo enumera en pocas páginas los hechos de la vida de Dick, a los que habrá de volver en su texto según lo exija la historia intelectual del escritor (que es también, debido a sus episodios psicóticos, una historia clínica). Pero el centro del libro está en la relación que las ficciones de Dick establecen con el pensamiento gnóstico, en particular con la creencia de que nuestro mundo fue creado no por el verdadero Dios, sino por un demiurgo -malvado, o al menos insuficiente-, un ángel caído. El Dios verdadero es el dios invisible y desconocido. Dick quedó profundamente marcado por la lectura del Evangelio de Tomás, uno de los textos gnósticos encontrado en Nag Hammadi en 1945. No era el único de su círculo en interesarse en las formas más secretas del misticismo: su amigo el obispo Pike (pastor episcopal que fue echado de su congregación por sus ideas en extremo liberales y su culto del espiritismo) murió en el desierto palestino, donde se internó en busca de manuscritos esenios, con un par de gaseosas por toda provisión.

Capanna ha escrito un libro tan notable en la cercanía que establece con la figura de Dick como en las distancias que elige. A pesar del recorrido por las drogas, los arranques místicos y el gnosticismo que fue la vida de Dick, Capanna no le da ningún lugar a la leyenda romántica del artista loco (en la que Dick calzaría perfectamente). Su exposición de las distintas facetas del movimiento gnóstico es muy clara, pero la curiosidad no significa simpatía: Capanna, que es cristiano, nos recuerda que el gnosticismo hubiera llevado a la disgregación de la Iglesia y que su idea de la salvación era claramente elitista.

Pablo Capanna es florentino de nacimiento, pero estudió en la Argentina. Entre sus muchos méritos está el de haber escrito el primer libro sobre el género publicado en español: El sentido de la ciencia ficción (1962). En las páginas finales del libro, además de retratar las relaciones entre Dick y sus críticos, Capanna hace un demoledor análisis de la crítica académica. "La industria del paper es el resultado de toda una estrategia de los ´humanistas para ser aceptados en el mundo de la Big Science, ese vasto continuo de ciencia y técnica [ ]. Para arrancarles fondos destinados a estudios literarios a quienes patrocinan la investigación, es preciso persuadirlos de que esa sospechosa actividad no tiene nada en común con la vieja retórica o la crítica subjetivista, sino que se circunscribe en el ámbito de la ciencia". Capanna postula entonces otro modelo crítico basado en la empatía y alejado "de la crítica androide que indignaba a Dick".



http://www.elsiglodedurango.com.mx/archivo/116485.contra-la-critica-androide.siglo


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jueves, enero 04, 2007

La experiencia religiosa de Philip K. Dick

Philip K. Dick murió de un repentino infarto en 1982. En sus libros trata a menudo de la cualidad ilusoria de la realidad tal como nosotros la conocemos. En marzo de 1974, Dick vió lo que luego describiría como una visión del apocalipsis, y dedicó el resto de su vida a intentar comprender lo que había experimentado. Prueba de ello es su libro ?El Último Testamento?, de donde el dibujante Gregg Rickman extrajo varios diálogos para confeccionar una historieta gráfica. Ese comic fue publicado en varios fragmentos en 1985. Tres años mas tarde fue traducido al castellano y vuelto a publicar por la revista El víbora. Ahora lo tienen aquí para descargarlo y leerlo a gusto. (Fuente: Katarsis)

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domingo, diciembre 31, 2006

La pistola de rayos

Recuperamos la referencia aparecida en Gigamesh sobre la edición de una novela inédita hasta ahora en nuestro país.


PHILIP K. DICK
LA PISTOLA DE RAYOS
Una invasión extraterrestre amenaza con triunfar a causa de la moda y la política terrestres

Novela inédita en castellano de Philip K. Dick


Lars Powderdry es diseñador de moda armamentística. Bendecido por el talento de médium, sus diseños permiten al Bloque Oeste mantener la frenética carrera de armamento con el Sector Este, en un constante equilibrio que, a través del miedo, asegura la paz en la Tierra? hasta que unos satélites alienígenas se sitúan en órbita y comienzan a volatilizar ciudades de ambos bandos.

La pistola de rayos destila un humor irreverente con el que Dick construye una sátira desquiciada sobre los sinsentidos de la Guerra Fría. El californiano emprende una de sus portentosas exploraciones de lo que constituye el tema central de su obra: la paranoia vital, tanto individual como colectiva, y su inevitable vinculación con nuestra forma de interpretar la realidad.

?El autor más consistente y brillante de ciencia ficción del mundo?
John Brunner




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La búsqueda desesperada de una tabla de salvación en una carrera de mentiras.

Los Protocolos de Conversión del 2002 marcaron las pautas de la carrera armamentística entre las dos esferas de influencia de la Tierra. Lars Powderdry es uno de los hombres más importantes del Bloque Oeste: cuando cae en trance, es capaz de diseñar las armas más prodigiosas. Solo Lilo Topchev, su homóloga del Sector Este, es capaz de competir con él. Pero cuando una amenaza externa, que adopta la forma de satélites alienígenas, empieza a devastar sistemáticamente ciudades de ambos bandos, Powderdry y Topchev se verán forzados por sus respectivos gobiernos a colaborar en el diseño de un arma... una que funcione. Sin embargo, serán un dibujante de cómics y un juguetero peculiar los que tendrán la respuesta.

En esta novela, hasta ahora inédita en nuestro país, Philip K. Dick elabora una parodia de la guerra fría y la disuasión nuclear. Los personajes, obligados por las circunstancias a abandonar el cálido y confortante manto de la mentira asumida, bordean la esquizofrenia al verse abocados a una espiral de angustia e inseguridad. Cínica y socarrona, abarca tanto el homenaje al pulp más desaforado en el que empezó su carrera como la semilla de la temática que marcaría su obra en conjunto: la inseguridad de la percepción y la incapacidad de aprehender la naturaleza íntima de la realidad.

Demoledora comedia contra el absurdo de la Guerra Fría del autor de Blade Runner.



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EL AUTOR

Philip K. Dick (1928?1982) nació en Chicago y a los cinco años se trasladó a Berkeley, donde residió buena parte de su vida. Inició estudios de filosofía que abandonó enseguida. En 1952 publicó los primeros cuentos, y en 1955 apareció su primera novela, Lotería solar. En 1963 consiguió su único Hugo por El hombre en el castillo, y a partir de entonces encadenó una serie de años prolíficos con otros sin apenas producción debido a continuos problemas psicológicos. Cuando su nombre iba a saltar a la fama gracias al film Blade Runner, adaptación de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, Dick falleció de un ataque cardíaco y pasó a engrosar la lista de autores legendarios de la cf.

Más información sobre el autor



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PRESENTACIÓN

Es una falacia que existan Dicks menores.

El manual de instrucciones de la posmodernidad tiene muy claro, como lo tiene siempre sea cual sea la eventualidad a la que deba hacer frente, qué es lo que define la obra dickiana y la naturaleza básica de sus personajes: nada es lo que parece; nadie sabe quién es en realidad; nunca hay la menor esperanza de que exista una respuesta válida para el sinfín de preguntas que recorren y atraviesan la historia. Esa receta interpretativa permite que todavía se tenga como expresión máxima del ethos dickiano lo que nos muestra la pantalla durante el metraje de Blade Runner y, como contrapartida, que se desprecie olímpicamente un título como Asesinos cibernéticos por considerarlo mero metraje comercial prolongado a costa de un patrón de corte y confección que ha sido tomado en vano.

Eso es muy coherente, claro está, cuando se parte de la base de que es preciso negar toda posible trascendencia y se utiliza instrumento cognoscitivo de que todos los conocimientos son intercambiables y solo pueden ser regulados de acuerdo con el valor de cambio que hayan alcanzado en la pasarela mediática del momento. Se olvida así, no obstante, que la vida y la obra de Dick estuvieron regidas ?de manera casi obsesiva, casi maldita? por el hecho de que el segundo nombre de Philip Dick fuese Kindred, es decir, «parentesco».

A primera vista, entonces, la peripecia argumental y los protagonistas de La pistola de rayos encajan sin ninguna dificultad en ese parti pris ya especificado: tenemos a un par de diseñadores de moda armamentística que se ganan la vida vendiendo mentiras inexistentes que no pueden ser utilizadas en el mundo real y que, de pronto, ponen al descubierto la falsedad en que se había basado su existencia cuando una amenaza exterior ?alienígena, claro está, y por más señas llegada de Sirio? hace que deban replanteárselo todo para salvar a una humanidad amenazada. La solución es encontrada en el último momento, las falsedades quedan más o menos puestas en su sitio y las maldades dictatoriales reciben su merecido.

Cierto, desde luego, porque todo eso está escrito en negro sobre blanco a lo largo de las páginas de la novela. Pero ese análisis y/o punto de vista, por hacerle el favor de llamarlo de alguna manera, se niega obstinadamente a aceptar la desesperada búsqueda de trascendencia que ?cada uno a su manera? emprenden Lars Powderdry, Lilo Topchev y el insignificante fabricante de juguetes llamado Vincent Klug. Peor aún, se niega a plantearse ?aunque solo sea como hipótesis de trabajo? la amenazadoramente clara posibilidad de que esa búsqueda de una salida cósmica, metadiscursiva y trascendental sea lo que realmente le interesa a Dick y que, sorpresa, la novela no solo se abstenga de negar su existencia sino que termine encontrándola entre las paredes de un juguete tan insignificante, a primera vista, como el hombre que lo ha creado.

No se podía esperar otra cosa de un credo vergonzante como el de la posmodernidad, que evita mirar hacia delante más allá de sus cuatro paredes para no tener que enfrentarse al abismo de negrura que devuelve la mirada en cuanto se llega al final de los años: para el especialista en prêt-à-porter dickiano, que Lars Powderdry se obsesione ?y obsesione a quien lo lee? preguntándose qué ha sido de su amante Maren Faine, o decida pasar muchos años aguardando la llegada de un hipotético medio de transporte en el tiempo para retroceder al momento crucial, no solo resulta incomprensible y chocante, sino que roza lo blasfemo. Dick, a través de Powderdry, lo ha dejado muy claro: sus muchos trances no le han permitido entrever a Dios, pero no dejará de volver la mirada en todas direcciones para dar con la deidad.

ALBERT SOLÉ



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Ficha técnica:
Philip K. Dick, La pistola de rayos (The Zap Gun, 1967)
Ediciones Gigamesh. Barcelona, 2006.
Colección dirigida por Alejo Cuervo
Traducción de Albert Solé y Eva Feuerstein
Prólogo de Albert Solé
Ilustración de portada de Juan Miguel Aguilera
ISBN 84-96208-29-X
P.V.P. 11,95 ?
240 págs.

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jueves, diciembre 28, 2006

el cazador de recompensas parecía un hombre corriente...


En la penumbra, el cazador de recompensas parecía un hombre corriente, no peligroso. Cara redonda, lampiña, rasgos suaves, como de burócrata. Metódico pero informal.

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?


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martes, diciembre 26, 2006

Ursula K. Le Guin sobre Philip K. Dick

"El hecho de que Dick sea entretenido se basa en que sus relatos mezclan la realidad y la locura, el tiempo y la muerte, el pecado y la salvación - y todo esto escapa a la mayoría de los críticos. Nadie dice que tenemos nuestro propio Borges local" -- Ursula K. Le Guin
Dick y Ursula K. Le Guin, comparten algo más que esa letra K., ambos fueron al mismo instituto (Berkeley (Ca.) High School, 1947), aunque curiosamente no se conocieron. Le Guin (entonces Ursula Kroeber) había avanzado un grado, mientras que Dick perdió un año con la agorafobia que le torturaría de adulto. Le Guin sería más tarde una de sus mayores valedoras y escribió The Lathe of Heaven (La Rueda Celeste) como un homenaje consciente a Dick; ambos mantuvieron amistad y correspondencia hasta la muerte de Phil.


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