Philip K. Dick

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sábado, mayo 26, 2007

Reconoce EU calidad de Philip K. Dick a 25 años de su muerte


Pionero de la interrelación entre ciencia ficción y 'realidad enigmática, ocho de sus historias fueron adaptadas al cine, entre ellas ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? , que inspiró la cinta Blade Runner




EFE
El Universal
Nueva York, EU
Domingo 20 de mayo de 2007

09:45 Veinticinco años después de su muerte a los 53 años, el escritor de ciencia ficción estadounidense Philip K. Dick ha logrado finalmente reconocimiento en Estados Unidos, su tierra natal, como un literato de extraordinaria imaginación.

El 31 de este mes, The Library of America, una editorial sin fines de lucro que consagra al mejor talento de las letras de este país, reeditará cuatro de sus novelas de los años 60, un gesto que ha sido ampliamente apreciado por la crítica literaria mundial.


"Es difícil saber que habría pensado Dick al ver que este mes ha llegado, por fin, a la cúspide de la respetabilidad literaria" , escribió recientemente el crítico de literatura del New York Times, Charles McGrath.


La colección incluirá El hombre en el castillo (1962), Los tres estigmas de Palmer Eldritch (1965), ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968) y Ubik (1969), todas editadas en lujoso formato.


Aclamado en vida por contemporáneos como Robert A. Heinlein o Stanislaw Lem, Dick tuvo sin embargo poco reconocimiento del público antes de su muerte, pese a que siempre soñó con ser considerado un escritor "serio" , no un lunático o una figura de culto para los consumidores de revistas "pulp".


Un consumidor asiduo de anfetaminas -dicen algunas biografías que llegó a tomar hasta mil píldoras por semana-, Dick desarrolló una paranoia tal a principio de los años 70 que llegó a escribir una carta al FBI en la que denunciaba que los académicos y críticos literarios eran agentes infiltrados de la KGB que querían apoderarse del género de ciencia ficción de EU.


Pero, más allá de sus frecuentes alucinaciones -o quizás por ello-, Dick tiene el crédito de ser un pionero de la interrelación de los géneros de ciencia ficción y la "realidad enigmática" , algo que ha sido apreciado de manera mucho más quieta y sostenida en el tiempo en el mundo del cine.


Ocho de sus historias han sido adaptadas a la gran pantalla, la más reciente de éstas su relato corto El hombre dorado, convertido en el film paranormal Next por el guionista Gary Goldman, recién estrenado a fines del mes pasado.


Dirigida por Lee Tamahori, la cinta es protagonizada por Nicholas Cage en el papel de un mago que puede anticipar lo que pasará en los próximos dos minutos de su vida, y Julianne Moore, una agente del FBI que lo quiere reclutar para que le ayude a desarmar un plan terrorista.


El cuento de Dick La segunda variedad inspiró la película de 1996 Asesinos Cibernéticos, mientras que Impostor sirvió de base para Infiltrado, del 2002, La paga para el film homónimo del 2003, y El informe de la minoría para la cinta homónima del 2002.


"Podemos recordarlo por usted al por mayor" se convirtió en el film Hollywoodense Desafío total (1990) y Una mirada a la oscuridad se adaptó como una película de mismo nombre en el 2006.


Pero su historia más conocida a través del cine es precisamente una de las que se ha incluido en la colección literaria honorífica, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, que dio con el film de culto Blade Runner, de Ridley Scott.


Un clásico de ciencia ficción y antecedente de lo que se conoce como el subgénero "cyberpunk" , Blade Runner

Dick murió cuatro meses antes del estreno del film y al principio le había manifestado a Scott su descontento por la forma en que se estaba "novelando" su historia, pero finalmente aceptó la adaptación tras un cambio de guionista.


Muchos críticos de cine también apuntan que películas como The Truman Show y las series The Matrix, aunque no citan literalmente ninguno de los trabajos de Dick, sí tienen un aire de su noción de que la realidad es una "falsificación".




cvtp

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domingo, enero 07, 2007

Contra la crítica androide

Por: Salvador Barros, El Siglo de Durango


27 de diciembre de 2006
Desde modestas ediciones de tapa blanda, el norteamericano Philip K. Dick (1928-1982) construyó una de las obras centrales de la literatura del siglo XX. La influencia que Dick ha tenido sobre la imaginación contemporánea es sólo comparable a la de Kafka o Borges. Dick transportó hasta la ciencia ficción el antiguo tópico de la irrealidad del mundo, que puede resumirse en el título de la obra de Calderón: la vida es sueño. Su otro gran tema fue la relación entre la identidad y la memoria. El título que eligió Capanna para su ensayo, Idios Kosmos, refiere al "mundo (cosmos) particular (idios)", el mundo soñado que abunda en las ficciones de Dick. Las preguntas "¿qué es real?" y "¿quién soy yo?" lo acompañaron en las ficciones y en la vida, en la lucidez y en sus episodios de locura.

Dick encontró en Capanna a un crítico ejemplar. Su libro es un auténtico ensayo, por todo lo que el género tiene de mezcla entre voluntad de objetivación y diario de lectura, entre búsqueda de conocimiento y pasión. Jaime Rest, que definió al ensayo como "el cuarto en el recoveco" de la literatura, escribió: "Sea cuales fueren el tono y la dimensión del ensayo, éste debe resultar persuasivo, y ha de crear en torno del lector una especie de sortilegio verbal". Capanna consigue este sortilegio a través de la empatía con su personaje y un profundo conocimiento de la historia de la religión y la filosofía. No traza una biografía tradicional: al comienzo enumera en pocas páginas los hechos de la vida de Dick, a los que habrá de volver en su texto según lo exija la historia intelectual del escritor (que es también, debido a sus episodios psicóticos, una historia clínica). Pero el centro del libro está en la relación que las ficciones de Dick establecen con el pensamiento gnóstico, en particular con la creencia de que nuestro mundo fue creado no por el verdadero Dios, sino por un demiurgo -malvado, o al menos insuficiente-, un ángel caído. El Dios verdadero es el dios invisible y desconocido. Dick quedó profundamente marcado por la lectura del Evangelio de Tomás, uno de los textos gnósticos encontrado en Nag Hammadi en 1945. No era el único de su círculo en interesarse en las formas más secretas del misticismo: su amigo el obispo Pike (pastor episcopal que fue echado de su congregación por sus ideas en extremo liberales y su culto del espiritismo) murió en el desierto palestino, donde se internó en busca de manuscritos esenios, con un par de gaseosas por toda provisión.

Capanna ha escrito un libro tan notable en la cercanía que establece con la figura de Dick como en las distancias que elige. A pesar del recorrido por las drogas, los arranques místicos y el gnosticismo que fue la vida de Dick, Capanna no le da ningún lugar a la leyenda romántica del artista loco (en la que Dick calzaría perfectamente). Su exposición de las distintas facetas del movimiento gnóstico es muy clara, pero la curiosidad no significa simpatía: Capanna, que es cristiano, nos recuerda que el gnosticismo hubiera llevado a la disgregación de la Iglesia y que su idea de la salvación era claramente elitista.

Pablo Capanna es florentino de nacimiento, pero estudió en la Argentina. Entre sus muchos méritos está el de haber escrito el primer libro sobre el género publicado en español: El sentido de la ciencia ficción (1962). En las páginas finales del libro, además de retratar las relaciones entre Dick y sus críticos, Capanna hace un demoledor análisis de la crítica académica. "La industria del paper es el resultado de toda una estrategia de los ´humanistas para ser aceptados en el mundo de la Big Science, ese vasto continuo de ciencia y técnica [ ]. Para arrancarles fondos destinados a estudios literarios a quienes patrocinan la investigación, es preciso persuadirlos de que esa sospechosa actividad no tiene nada en común con la vieja retórica o la crítica subjetivista, sino que se circunscribe en el ámbito de la ciencia". Capanna postula entonces otro modelo crítico basado en la empatía y alejado "de la crítica androide que indignaba a Dick".



http://www.elsiglodedurango.com.mx/archivo/116485.contra-la-critica-androide.siglo


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jueves, diciembre 28, 2006

el cazador de recompensas parecía un hombre corriente...


En la penumbra, el cazador de recompensas parecía un hombre corriente, no peligroso. Cara redonda, lampiña, rasgos suaves, como de burócrata. Metódico pero informal.

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?


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