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miércoles, julio 25, 2007

Los libros de Julio Cortázar


La lectura es un espacio íntimo y muy personal que nos revelan también los rostros y las almas, desde la selección de los libros, autores, temáticas y géneros. Y eso se subraya, cuando el lector es, además, un gran escritor, referente de varias generaciones, como sucede con ese cronopio que tanto queremos en Cuba y en otras naciones iberoamericanas y que conocimos con el nombre de Julio Cortázar.

Al presentarse, en Barcelona, el VI volumen de las Obras completas de Julio, quedó inaugurada la exposición "Los libros de Cortázar", en el Centro Cultural Círculo de Lectores de la ciudad condal. Eso ha permitido a sus admiradores, sobre todo a los jóvenes que buscan sus libros e intentan comprender las claves de su poética, de su creación literaria, aproximarse a la biblioteca personal de Cortázar, en la que se develan sus relaciones personales, la amistad y correspondencia, el intercambio sostenido durante muchos años por el intelectual argentino con otros grandes de las letras, como el cubano José Lezama Lima, el mexicano Octavio Paz y el chileno Pablo Neruda, entre otros.

Allí, en cada cuaderno, está el apunte cortaziano, sus notas, dedicatorias, observaciones, ideas y reflexiones que revelan su huella, como el develamiento de su sensibilidad al encontrarnos con dedicatorias, papeles personales e, incluso, otros objetos escondidos entre sus páginas.

Julio Cortázar, siempre presente en Cuba, desde los años 60 hasta sus últimos días, en diálogo poblado de razones y emociones, es un fantasma amigo que nos acompaña, el mismo que alimenta y reta a otros cuentistas que, cada año aspiran a obtener el premio literario que, en Cuba se ofrece, como tributo y homenaje al Cronopio mayor de las letras latinoamericanas, el mismo que solía degustar de un café, entre las calles de la Habana Vieja, cuando enrumbaba hacia la casa de Trocadero donde le aguarda, entre las volutas de su Habano, el maestro de Paradiso , novela que por cierto, en su edición príncipe, fue prologada por el propio Cortázar.

Muchas anécdotas y leyendas se han tejido sobre esa amistad singular entre ambos autores, desde el diálogo que sostenían los dos, por esas calles habaneras, pobladas por sus imaginerías, en las que el argentino sobresalía desde su deslumbrante juventud, mientras el cubano contemplaba, con cierta dosis de ironía al gaucho, agradecido por el afecto y deudor de tanto apoyo, como el que en silencio se producía cuando desde París o desde cualquier ciudad del mundo, llegaba el Cronopio con nebulizadores para el asma de aquel hijo del trópico, y víctima propia del calor y de la humedad, imágenes que fueron captadas por el lente del fotógrafo cubano Chinolope.

Entonces se afirmaba que Julio no envejecía y que sólo se alargaba su inmensa humanidad. Sí, la huella del sufrir fue marcando con sus arrugas y centellas aquel rostro cordial y franco, ajeno a las edulcoraciones, en cuyos ojos también se iluminaba la ironía del buen sudamericano, mientras el tango se diluía en ron y aguardiente y se quebraba el bandoneón ante los cueros y los metales criollos.

En aquel prólogo al que hice referencia, afirmaba entonces Julio Cortázar: ?Si la dificultad instrumental es la primera razón de que se ignore tanto a Lezama, las circunstancias de nuestro subdesarrollo político e histórico son la segunda.?

El tiempo, como siempre, fue situando las aguas en su nivel, y en una encuesta de la revista inglesa Time, sobre los hechos, personalidades y obras más importantes del siglo XX, en la que fueron consultados 1245 intelectuales, así como 456 artículos y unas 841 bases de datos, en todo el planeta, se llegó a la conclusión que, entre los diez títulos más trascendentes de las letras universales, en la pasada centuria, estaba una novela cubana, la escrita por Lezama Lima y edita en 1966, con el prólogo de Cortázar, una década antes de la muerte del líder del grupo Orígenes.

Así, y en la relación de los libros claves del siglo XX nos encontramos polémicas a parte-, vemos cómo dentro de todo el volumen publicado dentro de la llamada cultura occidental, los cinco títulos votados como los más relevantes fueron:

1) Ulysses ( Ulises ) del irlandés James Joyce - 98 puntos
2) Old man and the sea ( El Viejo y el mar ) del estadounidense Ernest Hemingway - 95 puntos
3) Le Petite Prince ( El Principito ) del francés Antoine Saint Exupery - 88 puntos. Esta obra, debemos apuntarlo, al realizarse también una encuesta en el mundo de las letras y de la academia en Francia, resultó la más votada en la centuria, dentro de la literatura gala del siglo XX.
4) Il nomine della rosa ( El nombre de la rosa ) del italiano Umberto Eco - 87 puntos
5) Paradiso del cubano José Lezama Lima - 77 puntos

Debo hacer notar que en la relación sólo aparecen obras escritas en inglés, francés, italiano y español, idioma este último que logró su inclusión gracias a la novela de nuestro Lemaza Lima, por cierto, único autor que no procede de un país del llamado primer mundo, sino de un archipiélago caribeño, inserto en América Latina. Este dato no apareció en el catálogo barcelonés, pero no podemos soslayarnos, aunque me cabe una inquietud: ¿Sería esta una broma del Cronopio? Al menos, prefiero creer que donde quiera que estén, los dos, Lezama y Cortázar, asuman la noticia con humor y buena dosis de ironía, ¿verdad?
Fuente: CUBARTE

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