Escher frente a Parmigianino
El espejo decidió reflejar tan sólo lo que él veía
que fue suficiente para su propósito: su imagen
barnizada, embalsamada, proyectada en un ángulo de 180 grados.
La hora del día o la densidad de la luz
adhiriéndose al rostro lo conservan
vivaz e intacto en una ola recurrente
de llegada. El alma se asienta.
John Ashbery (Autorretrato en espejo convexo, trad. Javier Marías)
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