
Si improbable es la convivencia de cisnes negros con cisnes blancos, no lo es menos el encontrar grandes bandadas de cisnes. Lo cierto es que es que suelen emparejarse. Sus cuellos, que en el agua descansan en forma sinusoidal, son mantenidos rectos en vuelo, asemejando su largo pico al morro de un F18 Hornet. Son pues los cisnes de Escher los heraldos de la sabiduría.
Configurados en el eterno retorno, en un camino sin final. Así es el alma del hombre, si comenzó alguna vez, nunca se acaba. Si acaso, se olvida.
1 Comments:
excelente blog. inquilinos del hotel kafka: sigan por este camino... enhorabuena.
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