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sábado, abril 21, 2007

Kafka, Groucho y Kurt

Artículo publicado en ABC. ( http://www.abc.es/20070413/cultura-libros/kafka-groucho-kurt_200704130258.html )
Félix Romero, Escritor



Kurt Vonnegut Jr. (Indiana, 1922-Nueva York, 2007) fue un clásico en vida de la literatura estadounidense desde que en 1969 publicara «Matadero- cinco», o la cruzada de los niños, donde relataba los terribles bombardeos sobre Dresde al final de la II Guerra Mundial. Había comenzado a publicar en revistas populares de los años 50 y debutó con «La pianola», una novela distópica en la que los hombres son progresivamente reemplazados por máquinas y en la que ya estaban las claves de su obra literaria: un existencialismo fabricado con humor negro.
Buena parte de su obra pertenece al género de la ciencia ficción, donde destaca «Las sirenas de Titán», en la que un astronauta millonario mete su astronave en una corriente espacio temporal y consigue ver el pasado y el futuro y moverse como ondas; en la que un cruzado evangelista se opone a los viajes espaciales; en la que el hijo de un multimillonario vive peripecias bélicas en Marte, y en la que un extraterrestre con la nave averiada durante 200.000 años tiene un importante mensaje que transmitir al universo.También «Cuna de gato» es ciencia ficción, y también está llena de humor negrísimo, que culmina en un final apocalíptico: la torpeza humana consigue acabar con la Tierra. La mezcla de Kafka y Groucho Marx le resultaba enormemente eficaz a Kurt Vonnegut Jr.
Escribió muchas otras novelas, más fungibles, menos clásicas, más pegadas al tiempo que vivía, pero siempre muy divertidas, como «Barbazul», en la que cuenta la delirante restauración de unos cuadros realizados por un falso pintor expresionista abstracto. Escribió unos consejos para escritores que definen su propia forma de abordar la escritura. El primero de ellos decía: «Utiliza el tiempo de un completo desconocido de forma que él o ella no sienta que lo está malgastando». Su último libro traducido al castellano, «Un hombre sin patria», es una suerte de testamento, en el que expone su programa vital: nunca fue alemán y nunca consiguió ser un completo americano, socialdemócrata a su manera, amaba la vida y el amor, odiaba las máquinas, defendía la vida... y mordía por defender su derecho al humor, siempre crítico: «La ironía sería que sí sabemos lo que hacemos».

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sábado, abril 07, 2007

Un golpe a la puerta del Cortijo

Fue un caluroso día de verano. Mi hermana y yo pasábamos frente a la puerta de un cortijo que estaba en el camino de regreso a casa. No sé si golpeó esa puerta por travesura o distracción. no sé si tan solo amenazó con el puño sin llegar a tocarla siquiera. Cien metros mas adelante, junto al camino real que giraba a la izquierda, empezaba el pueblo. No lo conocíamos, pero al cruzar frente a la casa que estaba inmediatamente después de la primera, salieron de ahí unos hombres haciéndonos unas señas amables o de advertencia; estaban asustados, encogidos de miedo. Señalaban hacia el cortijo y nos hacían recordar el golpe contra la puerta. Los dueños nos denunciarían e inmediatamente comenzaría el sumario. Yo permanecía calmo, tranquilizaba a mi hermana. Posiblemente ni siquiera había tocado, y si en realidad lo había hecho, nadie podría acusarla por eso. Intenté hacer entender esto a las personas que nos rodeaban; me escuchaban pero absteniéndose de emitir juicio alguno. Después dijeron que no sólo mi hermana sino también yo sería acusado. Yo asentía sonriente con la cabeza. Todos volvíamos nuestra vista atrás, hacia el cortijo., tan atentamente como si se tratara de una lejana cortina de humo tras la cual fuera a aparecer un incendio. Lo que pronto vimos, en realidad, fue a unos jinetes que entraron por el portón del cortijo. Una polvareda, al levantarse, lo cubrió todo; sólo brillaban las puntas de las enormes lanzas. Apenas la tropa había desaparecido en el patio, cuando debió, al parecer, hacer dar vuelta a sus corceles, pues volvió a salir en dirección nuestra. Aparté a mi hermana de un empellón, yo me encargaría de poner todo en orden. Ella no quiso dejarme solo. Le expliqué que para que se viera mejor vestida ante los señores debía, al menos, cambiarse de ropas. Por fin me hizo caso e inició el largo camino a casa. Ya estaban los jinetes junto a nosotros y casi al tiempo de apearse preguntaron por mi hermana.
-No está aquí de momento -fue la temerosa respuesta- pero vendrá mas tarde.

La contestación se recibió con indiferencia. Parecía que, ante todo, lo importante era haberme hallado. Destacaban, de entre ellos, el juez, un hombre joven y vivaz, y su silencioso ayudante llamado Assmann. Me invitaron a pasar a la taberna campesina. Lentamente, balanceando la cabeza, jugando con los tiradores, comencé a caminar bajo las miradas severas de los señores. Aún creía que una sola palabra sería suficiente para que yo, que vivía en la ciudad, fuese liberado, incluso con honores, en ese pueblo campesino. Pero luego de atravesar el umbral de la puerta, pude escuchar al juez que se acercó a recibirme:

-Este hombre me da lástima.

Sin duda alguna, no se refería con esto a mi estado actual sino a lo que me esperaba en el futuro. La habitación se parecía más a la celda de una prisión que a una taberna rural. De las grandes losas de la pared, oscura y sin adornos, pendía, en alguna parte, una argolla de hierro, y en el centro de la habitación algo que era medio catre y medio mesa de operaciones.

¿Podría yo respirar otros aires que los de una cárcel?. He aquí el gran dilema. O, mejor dicho, lo que sería el gran dilema, si yo tuviera alguna perspectiva de ser dejado en libertad.

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martes, abril 03, 2007

El poeta francés Yves Bonnefoy recibe el Premio Kafka de Literatura

El poeta francés Yves Bonnefoy fue distinguido este año con el premio Kafka de Literatura, dotado con 10.000 dólares, informó hoy la sociedad Franz Kafka, en la capital checa, Praga.

El también ensayista y crítico de arte, de 83 años, recibirá en octubre en Praga la distinción, que lleva el nombre del escritor checo Franz Kafka (1883-1924).

El jurado internacional, del que también formó parte el renombrado crítico literario alemán Marcel Reich-Ranicki, escogió a Bonnefoy de entre 15 candidatos.

El año pasado el escritor laureado fue Haruki Murakami.

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