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lunes, enero 29, 2007

Apuntes sobre su vida, obra y concepción literaria

Boletín quincenal N° 58 - Por Mariano Pacheco, para Prensa De Frente.-

Franz Kafka, el escritor Checo que marcó a varias generaciones de escritores y lectores durante el siglo XX, se ha transformado ya en un personaje que excede a sus contemporáneos. Su obra fue publicada post-mortem por su amigo Max Brod (contra su voluntad, ya que había ordenado ?quemar? sus manuscritos). Entre sus obras más conocidas se encuentran La metamorfosis y su novela El Proceso (llevada al cine por Orson Welles en 1962 y al teatro en distintos países y en diversas ocasiones). En esta oportunidad, unas breves líneas acerca de este escritor que, con su obra, ha inspirado reflexiones en importantes pensadores: Walter Benjamin y Gilles Deleuze, entre otros.

Franz Kafka nació el 3 de julio de 1883 en la vieja ciudad de Praga (Imperio Astro-Húngaro). Fue el hijo mayor de 7 hermanos. Sus padres: Julia Lowy y Hermann Kafka. A los 17 años realiza lecturas de Federich Nietzsche y a los 18 ingresa a la Universidad Alemana de Praga, donde estudia, primero química (sólo dos semanas) y luego abogacía. En 1908, teniendo 25 años, concreta su primera publicación: una serie de piezas en prosa en la revista Hyperion, que luego serán reunidas en el libro Contemplación.

Por esos años comienza a trabajar como ?funcionario auxiliar? en el ?Instituto Asegurador de Accidentes de Trabajo?, para el reino de Bohemia, en Praga. Escribe sus ?diarios? y asiste a actos y asambleas socialistas, a la vez que estudia la tradición judaica (sobre todo del teatro yiddish y más tarde el Hebreo). Estos datos serían simplemente anecdóticos, si no fuera porque tendrán mucho que ver con su vida, los personajes de sus escritos y su concepción de la literatura. Muere en la ciudad de Praga el 3 de junio de 1924, a los 41 años.

La mayoría de sus escritos fueron gestados en la década que va desde 1912 a 1922. A excepción de algunas pocas piezas (La Transformación, traducida como La Metamorfosis; Contemplación; La Condena; En la colonia penitenciaria; Un médico rural), su obra será publicada por su amigo Max Brod, post-mortem, en 1925. Fue llevada a cabo contra su voluntad, ya que al morir, fueron encontradas en el cajón de su escritorio dos cartas que ordenaban quemar sus manuscritos. Una, redactada en tinta, en 1921; otra, en lápiz, al año siguiente (¿una jugada del inconsciente?)

Su edición actual de sus obras completas(al año 2005), contienen sólo 350 páginas pasadas en limpio y enviadas al editor, de un total de 3.500 escritas en cuadernos. Su obra comenzará a despertar interés recién en el período de Hitler, cosa que al régimen no le cayó muy bien (de hecho, tanto las hermanas de Kafka, como Milena, una de sus prometidas, murieron en los campos de exterminio nazi).

LA LITERATURA Y EL HOMBRE.

Según el especialista en literatura alemana de la Universidad de Buenos Aires, Miguel Vedda (quién realizó la traducción de El Proceso, incluyendo los fragmentos y pasajes tachados por el autor y una extensa introducción publicada por la editorial Coliuhe en 2005), Kafka experimentó de manera continua la alineación, no sólo respecto de su época, sino aun de sus condiciones de vida mas inmediatas.

Pertenecía a una minoría del 10% de la población (los judíos germano-parlantes). Se sentía solo dentro de su familia (sufría un conflicto con los valores mercantiles paternos, que desembocaban en una falta de reconocimientos hacia el hijo). Padecía de un sentimiento de culpa con respecto al entorno familiar (producto de su dependencia económica). Y, finalmente, no era ciudadano, sino súbdito del Imperio. En cuanto a la alienación de su época, debemos tener en cuenta que ya en 1844 Karl Marx había escrito sus Manuscritos económico-filosóficos, donde están presentes sus tesis sobre el trabajo alienado.

Pero Kafka, si bien asiste a actos socialistas y denuncia en su literatura la despersonalización provocada por el sofocamiento de las estructuras, no propugna una salida colectiva. Mas bien, por el contrario, promueve una afirmación de la individualidad, aislada de la vida social.

En su caso, la opción por la soledad como espacio (no alienado) que permite la reflexión de la propia condición; a la vez que un distanciamiento del universo de la culpa y el castigo. Ámbito propicio para la creación artística, en su caso la escritura, entendida como lugar de libertad. En Kafka, esta libertad individual ?auténtica?, se opone al individualismo de tipo burgués, ?incapaz? de sostener un espacio de autonomía.

Este aislamiento del individuo, tiene mucho que ver con su concepción de la literatura, donde está muy presente la concepción militar de la vida. Es decir, se produce una especie de analogía entre guerra y literatura. El aislamiento de la vida militar es equiparado con la experiencia de no ser interrumpido en la creación artística.

Pensemos en lo que él mismo denomino ?su primer relato?, La condena, escrito de un tirón, entre las 10 de la noche del 22 y las 6 de la mañana del 23 de septiembre de 1912, en unas condiciones que recordará de por vida como el instante en donde sus sueños de escritor se vieron cumplidos. En un aislamiento absoluto, en silencio, sin dudar, sin ninguna interrupción. Sólo su mano garabateando sobre el papel.

Tengamos en cuenta que, como ha señalado Ricardo Piglia en Un relato sobre Kafka (El último lector, Anagrama, 2005): ?Kafka está en el momento de paso de la escritura a mano, en cuadernos, a la escritura a máquina??. Por lo tanto, la escritura no está aun mecanizada. Está más ligada a lo artístico y, por lo tanto, más cerca de vislumbrar algún tipo de verdad (en Kafka, el artista es quien conoce lo incognoscible; posee una visión global de lo real y revela que no hay revelación).

Continúa el autor de Respiración artificial: ?Antes que la claridad de la grafía, interesa el ritmo corporal de la escritura, muy ligado para Kafka a la respiración, a los órganos internos, a los ritmos del corazón?. Tengamos en cuenta que ya desde joven Kafka ha leído a Nietzsche, quién insistía en la primacía de los sentidos y los instintos por sobre la razón.

Finalmente arremete Piglia: ?La máquina de escribir no le sirve a Kafka para la escritura personal. La asocia con la burocracia, con los textos legales (dictámenes, informes, legajos), con una escritura despersonalizada y anónima?.

Artículo original: http://www.prensadefrente.org/pdfb2/index.php/a/2007/01/29/p2504

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