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martes, diciembre 12, 2006

Un libro puede alimentar mentes, y a veces... Cambiarlas


A continuación publicamos la reseña de la conferencia que dió Paul Auster recientemente en la Universidad de Oviedo y que se encuentra en Uno, revista virtual de esta universidad.


Llegó sin nada preparado, dispuesto a enfrentarse a un público -en su mayoría, estudiantes de Humanidades- que a buen seguro se sabrían su obra de cabo a rabo. Desde su 'Trilogía de Nueva York', su 'Leviatán', su 'Palacio de la Luna' o su 'Libro de las ilusiones', hasta sus memorias bautizadas como 'La invención de la soledad' o su incursión en la poesía con 'Desapariciones'. Acompañaba al flamante Premio Príncipe de las Letras 2006 la profesora de Literatura Norteamericana, Esther Álvarez, que presentó a una de las plumas con mayor fama internacional a un público al que no hacía falta convencer.

Entre sus devotos, dos estudiantes de Doctorado en la tribuna. Dos afortunadas encargadas de romper el hielo con el escritor que quisieron saber, de boca del creador norteamericano, si la literatura puede crear mapas alternativos a la realidad. Auster, respondió que "es cierto que la literatura es una fuerza en el mundo y no me imagino la vida sin literatura. La vida sin arte es inimaginable, pero como todos saben, cada vez hay menos lectores. Cada vez la literatura tiene que competir con otras formas de ocio. Esto nunca me ha preocupado, porque los libros tienen algo que no tiene la música u otras formas de arte: los libros se leen individualmente. Aunque haya un lector o haya un millón, siempre hay un lector y un libro. Es una relación uno a uno, autor y lector colaborando juntos. Y en cierto sentido, es el único lugar del mundo donde dos extraños pueden conocerse y reunirse en términos de igualdad. La gente habla de la muerte de la literatura, pero yo creo que no se va a producir".
Siguió el autor de 'Brooklyn Follies' disertando sobre una cuestión clave para todo aspirante a ser publicado y leído: cuándo una obra merece ser contada. Para el norteamericano, "instintivamente, uno sabe cuándo ha creado algo que merece la pena ser compartido con otras personas. Aunque no puedo dar una definición concreta, son estas palabras o esta frase me ha quedado perfecta. No es eso, es algo que tiene que ver con la esencia de las cosas. Lo que obliga a leer es cuando sentimos que la obra es necesaria, escrita con una sensación de gran necesidad por parte del escritor de dejar que esa obra saliera a la luz. Hay muchos libros que suenan igual que otros, muchos poemas también. Los autores profesionales, con largas carreras, muchos escriben muy bien, pero no realmente maravilloso. Cuando lees algo maravilloso, todo cambia".
Un ejemplo claro de esto fue, para Auster, toparse de bruces con la obra de Emily Dickinson. O con la definición de libro según Kafka, para quien un libro es como un hacha que corta y abre el mar congelado que todos llevamos dentro. Pero no toda la obra de Auster gira en torno a la literatura. Papel muy importante en su creación ocupan los metros y metros de películas que ha rodado. 'Lulu on the bridge', 'Smoke', o la última, que está rodando en Portugal: 'La vida interior de Martin Frost', son ejemplos de la diferencia de escribir para el lector de novelas o para el espectador.
La pregunta se la hacía el Decano de Geografía e Historia, Octavio Montserrat, y el escritor reconocía que es algo sobre lo que ha reflexionado mucho. En opinión de Auster, "escribir una novela y escribir un guión cinematográfico son dos experiencias totalmente distintas. Lo único que las une es que están intentando contar una historia, pero los medios que tenemos a nuestra disposición son totalmente diferentes. Cuando escribo una novela, me muevo en tres dimensiones, estoy probando, oliendo todo. Mis novelas tienden a no ser cinematográficas, en el sentido de que no están divididas en escenas, tal y como otras novelas sí lo hacen. No hay mucho diálogo, ni muchas descripciones físicas, pero sí mucha narración. Es como un continuum que se va desarrollando en forma de voz contando la historia. Las películas, por otra parte, son un medio muy artificial. La gente dice ¡oh, es real, !No, es falso! Y se escribe para un rectángulo de dos dimensiones y se proyecta en él, sobre las imágenes, y se ve a los actores cómo van dando sus líneas de texto".
También hablaría Auster del presente, de la oscura época actual, según sus palabras, no la más oscura. En opinión del novelista, nunca hasta ahora había habido tanta gente dispuesta a arreglar las cosas. Pero, ¿qué pude hacer el arte, por ejemplo, la literatura, por la sociedad? En opinión de este reputado escritor, "lo que pueden hacer es sacarnos de nosotros mismos, ponernos en las mentes de otras personas, y creo que esto es importante. Es la manera en que podemos empezar a entender y simpatizar con otros. Y comprender que no estamos solos, que podemos comunicarnos y que podemos entendernos los unos a los otros. Lo que es importante para mí son los niños pequeños, y lo desesperados que están por oír historias, que les cuenten cuentos todo el rato. Algunos de esos cuentos son muy violentos, y pensamos que eso no es para niños. Pero sí lo es, porque estos cuentos nos dicen que se traten sus miedos, pero de una manera segura. El lobo del cuento no les va a morder, y su madre y su padre están ahí para ayudarles, para leerles el cuento. Es una situación segura en la que lo leen, pero es una manera de afrontar los demonios de la vida diaria. Y yo creo que lo necesitamos, si no nos volveríamos todos locos".
Acabamos esta clase magistral de literatura, filosofía, cine, traducción... y un largo etcétera con una cita que el propio autor firmó en Oviedo: "un libro no acabará con la guerra ni podrá alimentar a cien personas, pero puede alimentar las mentes y, a veces, cambiarlas".

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