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jueves, abril 19, 2007

Paul Auster: "Cuando escribo un guión pienso en el rectángulo de la pantalla"

"La vida interior de Martin Frost" fue rodada en Portugal, con muy poco dinero. Auster dice que escribir para cine es muy distinto de escribir una novela.

Karen Wright
BLOOMBERG



La cómoda casa de ladrillo rojizo que tiene Paul Auster en la zona de Park Slope, Brooklyn, está llena de obras de arte, de libros y de elementos de la vida familiar cotidiana. El novelista vive aquí con su esposa, la escritora Siri Hustvedt, y Sophie, la hija de ambos.

Nos reunimos en la biblioteca del piso superior un día después de que el Museo de Arte Moderno proyectara The inner life of Martin Frost (La vida interior de Martin Frost), su segunda película como director, que fue seleccionada para encabezar el festival de nuevos directores que organizan el Lincoln Center y el MoMA.

Parece cansado, pero los profundos ojos oscuros siguen dándole un aspecto atractivo. Está vestido con sencillez: jeans negros y una camisa azul. ¿La película, que es la segunda que escribe y dirige, se basa en un libro?

"No, fue un guión desde el primer momento", dice. "Lo escribí hace un tiempo como cortometraje y siempre pensé en ampliarlo y convertirlo en un largometraje. Lo terminé apenas antes del 11 de setiembre y quise estar un tiempo a solas con mis libros".

?¿Escribe diferente cuando trabaja en un guión?

?Sí, un guión es diferente en todo sentido ?contesta con una sonrisa. ?En una novela se trabaja en un mundo tridimensional. Cuando escribo una novela huelo cosas, saboreo cosas. Paradójicamente esto no es cinematográfico. No hay una narración progresiva ni mucho diálogo. Por otra parte, no escribo escenas. Cuando escribo un guión, pienso en el rectángulo de la pantalla.

?¿Un guión es más real?

?No, no es real ?es la respuesta inmediata. ?Es por completo ficticio.

Auster está rodeado de detalles de la vida familiar. Le digo que la película me parece muy personal. Hasta los créditos aparecen sobre un fondo de fotografías de él, que tiene sesenta años, con su mujer y su hija.

El escritor tiene una explicación: "Tenía que vestir el set, y como era una película de bajo presupuesto decidí usarnos", señala riéndose. "Supongo que para la gente que nos conoce eso incorpora a la película otra capa de sentido."

¿Pasa lo mismo con la utilización de su voz, tan característica, como la voz del narrador? "No aparezco en los créditos. Mi voz agrega un elemento adicional si alguien me conoce", dice Auster. Si fuera por él habría contratado a un actor, pero el editor, Tim Squyres, lo convenció de hacerlo él mismo.

The inner life of Martin Frost se ajusta en un todo al guión y tiene sólo cuatro actores. Se filmó con un presupuesto muy bajo, de aproximadamente un millón de dólares, declara Auster. Se rodó en Portugal por un simple tema de costos. Hasta la cantidad de película fue la mínima necesaria.

"A menudo nos quedábamos sin película al terminar el día, de modo que tuve que pensar muy bien qué quería y qué iba a filmar", dice. Se ensayó durante dos semanas y media y el rodaje se hizo en veinticinco días. Auster mismo encontró la casa que se usó como locación.

Este guión es característico de Auster: un escritor que escribe una historia y una historia que se convierte en realidad o, como explica Auster: "Una historia de muñecas rusas o de cajas chinas. La historia principal es la caja más grande. La historia es tan delirante que no puede ser otra cosa que una historia."

La película es muy seria. Tiene un aire intelectual que sólo anima la aparición cómica del actor Michael Imperioli, que interpreta a un escritor que no puede escribir y que así le presenta al espectador un nuevo juego: lanzamiento de destornilladores, a la manera de dardos.

"Cuando era chico, tendría entre nueve y once años, visité a un amigo que tenía un cuarto con paredes de madera de pino con nudos. Nos pusimos a lanzar destornilladores a la pared tratando de que quedaran clavados", dice. "Le apostamos a su hermano mayor que no podría hacerlo. «él lanzó uno con fuerza. El destornillador salió disparado y quedó clavado. Me causó una gran impresión."

La película comprende tomas magníficas de árboles temblorosos, hormigas que se arremolinan en la tierra, la naturaleza en todo su esplendor.

"Mi intención era mostrar cómo el escritor que interpretaba David Thewlis procesaba las imágenes visuales en el cerebro", afirma Auster.

El impacto visual explica por qué Auster dotó a su héroe del viejo instrumento de escritura que él prefiere, la máquina de escribir.

"Las computadoras son aburridas de ver y la máquina de escribir tiene mejor sonido", dice. Un paneo por mesas en las que se ve un vaso, un termómetro y botellas constituye un intento de componer una naturaleza muerta a la manera del artista del siglo XVIII Jean-Baptiste-Simeon Chardin.

Chardin es una obsesión de la esposa de Auster y la película también refleja los intereses de la familia. Tal vez podría haberse llamado The inner life of the Austers (La vida interior de los Auster).

Traducción: Joaquín Ibarburu.

(Clarin)

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domingo, abril 01, 2007

Unas fotos, el apellido Restau y la voz en «off»

(artículo publicado en La Razón)

A pesar de que no es la primera vez que confiesa que le gusta ser reconocido como escritor, Paul Auster acaba de estrenar su segundo largo, después de que en 1998 se pusiera por primera vez tras la cámara para rodar «Lulu on the bridge». El rodaje de la cinta coincidó con la concesión del Príncipe de Asturias de las Letras, en mayo de 2006. No más de veinte personas formaban el equipo técnico del segundo largo y los actores eran cuatro (la propia hija del autor, Sophie, Irene Jacob, David Thewlis y Michael Imperioli) para un presupuesto que nada tiene que ver con el de las superproducciones. Las escenas fueron rodadas en tres escenarios: una casa, una carretera y un estudio en Lisboa,Sintra y Azenhas do Mar, uno de los pueblos más pintorescos cercanos ala cpital lusa. La cinta se estrenó el pasado día 22 en Nueva York y lo que se intuía que podía aparecer en la pantalla (los juegos de identidad del escritor) se vieron reflejados allí: la cinta arranca con una toma lenta sobre un conjunto de fotografías familiares de Jack y Diane Restau, que forman el matrimonio propietario de la casa en la que se desarrollará al acción. Las imágenes que se ven son del propio Auster y de su esposa Siri. La pareja se apellida Restau: si juegan con las letras seguro que no tardan en dar con un apellido mucho más conocido: Auster. Y una tercera, quizá un poco aventurada, pero que nos acerca aún más al universo del escritor de los increíbeles ojos verdes: la voz en «off» que se escucha en el metraje, con tono ciertamente grave, bien pudiera pertenecer al escritor de «Nada es azar». Paul Auster dirige, ha escritor el guión y es uno de los productores de la cinta, que cuenta también con financiación gala y lusa. Actualmente tiene en preproducción su nuevo trabajo, del que es guionista y que dirige Alejandro Chomsky, «In the Country on The Last Things». Tendremos que esperar.

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