Lejeune define la autobiografía en su Pacto autobiográfico como el «Relato retrospectivo en prosa que una persona real hace de su propia existencia, poniendo énfasis en su vida individual y, en particular, en la historia de su personalidad». Dejando de lado el debate sobre la posición del autor con respecto a su obra, en la práctica, cuando vas a escribir sobre tu vida, simplemente debes hacer memoria para reconstruir tu pasado y dar forma a una narración con lo que quieras contar sobre él.

Por supuesto que la elección de la forma es fundamental. Existen muchos subgéneros autobiográficos, desde el epistolar a la autoficción, y en función de tu elección, tendrás que emplear unas técnicas u otras. Para conocerlos y adquirir las herramientas que te ayuden durante el proceso de escritura, tienes a tu disposición nuestro taller Ficción y memoria. Pero hay una primera decisión que tú, como sujeto protagonista, debes tomar y tiene que ver con lo que quieres dejar por escrito.

Siéntate frente al papel en blanco con la certeza de que hay tantas versiones de un hecho histórico como personas lo han visto, oído o vivido, y que tú vas a dar la tuya. Cuánto vas a contar o a quiénes vas a nombrar en la incursión en tu propia vida, son decisiones que pueden resultar difíciles, pero será más sencillo si al principio solo tomas una única decisión narrativa, que además te va a ayudar durante la escritura. Se trata de elegir el centro de la historia.

La cuestión no es hablar sobre ti, sino sobre tu vínculo personal con algo. Puede ser algo tan abierto como, por ejemplo, tu relación con tus amigos o con tu propio cuerpo. O algo tan concreto como la experiencia de  residir durante un año en otro país. Si colocas esa chincheta en el tablón de tu historia, sabrás por dónde deben pasar todos los hilos. No solo te va a ayudar a organizar lo que quieres contar, sobre todo te va a ayudar a valorar lo que debes contar. Vas a poder estimar lo que es imprescindible y lo que es descartable.

Solo cuenta lo que tenga relación con ese centro y nombra a las personas esenciales para que tu historia quede bien expresada. Y no te preocupes por las traiciones de la memoria ni por las omisiones deliberadas. Ten siempre presente que es tu propia versión y que en eso debes ser leal con tu persona.

Nos vemos en clase.

 

Ficción y memoria