El próximo 19 de mayo celebramos la última sesión de nuestro Club de lectura de esta temporada, y no podíamos encontrar una novela más estimulante para poner el broche final que esta pequeña joya de Sara Mesa.

Y es que, aunque los libros se escriban para ser leídos, hay novelas que, especialmente, sin un lector que entre en el juego, quedan incompletas, como huérfanas, como esos bancos de tres patas, todavía útiles pero truncados. Novelas que van más allá de la sucesión de hechos que acontecen a personajes a los que vemos evolucionar, y que leemos como si fuésemos Pulgarcito: siguiendo las migas de pan que el autor nos ha dejado. Porque el escritor la ha escrito para que lleguemos a la última página dando su punto de vista como válido, verdadero y casi único (¿No es determinante, por ejemplo, que Lolita sea narrada por Humbert Humbert, y no por otro personaje?) Y existen, en verdad, multitud de novelas guiadas maravillosas, pero cuando el escritor piensa en su receptor como parte involucrada… La cosa cambia, y se vuelve realmente interesante. Ese es el juego de Sara Mesa, autora entre las grandes de nuestra literatura contemporánea, y demuestra saber jugarlo a la perfección.

Este es el planteamiento de Cara de pan:

Solo dos personajes –una niña que sufre acoso escolar y un hombre de mediana edad al que le fascinan los pájaros– que se reúnen por las mañanas entre los arbustos de un parque a hablar de sus cosas.

Y, querido lector, solo con el argumento, ya acabamos de darle al disparador, una pregunta para ti que no vas a parar de hacerte durante toda la lectura: ¿pueden ser amigos, sin más, una niña y un hombre?

El escritor-guía intentaría convencerte con sus palabras de la respuesta más adecuada, según su concepción del mundo, pero Sara Mesa decide dejarte al estilo Mariñas («Así son las cosas y así se las hemos contado») para que tú lo decidas. Y lo hace con un estilo tremendamente pulido, conciso y, sobre todo, cargado de silencios.

Dijo Sara Mesa que la elipsis es una cortesía para el lector, aunque a veces puede llegar a convertirse en un compromiso. Porque esta novela va a intranquilizarte, va a poner en tela de juicio tus prejuicios y puede que deje en evidencia tu ambigüedad moral.

Por eso es una novela perfecta para, después de llegar a la última página, compartir impresiones con otros lectores, porque dependerá de la lectura que cada uno haya hecho de la obra, las interpretaciones serán distintas, incluso contrarias a las tuyas. Y quién sabe si descubrirás que te equivocaste en la manera de acercarte a Cara de pan o si ves refutadas todas tus teorías.

La vida ha hecho que muy recientemente hayas tenido que plantearte el concepto de normalidad. Cara de pan vuelve a ponerte en la misma tesitura, y nos encantaría conocer tus conclusiones.