Si nunca has escrito un libro, es posible que planteártelo te dé vértigo. Pero también es posible que, aun teniendo nociones de narrativa, e incluso habiendo ya publicado alguna obra, tengas esa misma sensación. No es cierto que la experiencia previa te ahorre pasos, puesto que cada libro es un mundo y la impresión de que debes empezar desde cero, como si constantemente se tratase de tu primera vez, se repite con cada nueva creación.
El proceso de escritura de una historia que requiere una longitud considerable, implica no solo tener algo que contar, sino ser capaz de organizar lo que se escribe, teniendo en cuenta muchos elementos a la vez y sin perder el hilo ni la coherencia. Un libro no se escribe en una hora, hay quien puede tardar muchos años, y durante ese tiempo tienes que mantener bajo control todas las piezas de tu narración. Piensa también que la vida pasa, lo que significa que seguirás escuchando historias, leyendo libros o escribiendo otros textos, y todo eso afectará a lo que escribas. El escritor que comienza una novela no es el mismo que la termina porque mientras tanto no ha parado de recibir estímulos que le han influido.
Si llegas al punto y final, puede que entonces te afecte la ceguera: te has metido tanto en tu texto que eres incapaz de detectar los fallos, incluso los más evidentes, o que el agotamiento haga que no te fijes de la misma manera.
Lo que te contamos es el día a día del escritor. Y si lo eres, te lo sabes de memoria. Por eso pusimos en marcha el servicio de Construcción de proyectos literarios, que consiste en ofrecerte un tutor personal para acompañarte durante todo el proceso de escritura de tu libro.
¿Qué significa tener un tutor de proyecto?
- Contar con ayuda para organizar tus ideas y diseñar un plan de trabajo asumible.
- Disponer de un punto de vista externo que no esté implicado con el texto y pueda valorarlo con más objetividad.
- Recibir orientación profesional para resolver los problemas que te vayan surgiendo mientras escribes.
- Avanzar de una manera más cómoda, con más confianza y la sensación de que todo es más sólido y está mejor atado.
- Aprender de ti y de tu manera de escribir.
- Y, en definitiva, combatir la soledad del escritor.
Así podrás conseguir terminar tu libro sin que el vértigo te paralice y con la seguridad de que has escrito lo que querías de la mejor manera posible.