Como si de un maratón literario se tratase, te proponemos siete títulos para que cada día de la semana puedas disfrutar con una buena historia, de esas que se leen en una sentada y pasan a acompañarte el resto de tu vida.

Una puerta que nunca encontré (Thomas Wolfe). En esta pequeña pero gran novela se encuentran recopilados todos los anhelos y dudas de juventud de su autor, a los que se enfrenta con una prosa seca, directa y empapada de soledad.

La leyenda del Santo Bebedor (Joseph Roth). Una parábola fascinante, considerada el testamento del autor, que nos propone acompañar a Andreas Kartak en su periplo de una noche para cumplir la promesa de donar un dinero a la iglesia de Sainte Marie des Batignolles.

Cartas desde la Tierra (Mark Twain). Más de 50 años después de la muerte de su autor, se publicaba este maravilloso libro, crítico, incisivo e irónico, que recopila las cartas que Satán le escribe a Dios desde su exilio en la Tierra.

El contrabajo (Patrick Süskind). Refugiado en el microcosmos de su habitación, el contrabajista reflexiona, ante un testigo que no pronuncia palabra, sobre su relación con un mundo en el que su instrumento es el epicentro.

El bigote (Emmanuel Carrère). La decisión de un hombre de afeitarse el bigote desencadena una serie de hechos, aparentemente sin importancia, que van fomentando el desasosiego del protagonista, incapaz de comprender lo que está viviendo.

Cosmética del enemigo (Amelie Nothomb). El encuentro de dos hombres en un aeropuerto a la espera de un vuelo retrasado se convierte en la excusa perfecta para una intrigante historia que va creciendo hasta llegar a la pesadilla.

Vidorra (Jean-Pierre Martinet). Adolphe Marlaud, trabajador a tiempo parcial de una funeraria, es el protagonista de esta «gran vida» sometida, en gran parte, a los depravados deseos de su gigantona portera.