Escribir es como correr una carrera de resistencia en la que constantemente aparecen vallas que hay que saltar. Stephen King, como todas las personas que se han aventurado en la escritura de un libro, es consciente de ello. Y lo es, pese a su dilatada experiencia, cada vez que se sienta a crear.

Aunque pueda parecer que lo complicado es empezar, lo fácil es claudicar durante el proceso. Llegar a ese punto en el que parece que la historia no avanza y que, de pronto, nada nos convence porque ha aparecido una maldita valla que no hay manera de saltar. Para evitar llegar a ese agotamiento, King tiene un truco muy resolutivo.

Cuando estamos inmersos en la escritura de una ficción, es habitual llegar a un estado de concentración absoluta, en el que nuestra prosa parece fluir de una manera intachable y todo avanza bien. Pues bien, King propone que, cuando nos encontremos inmersos en ese estado casi de gracia, dejemos de escribir. No importa si es en mitad de una escena, incluso de un diálogo. Lo importante es dejarlo a medias, cerrar el ordenador reposando lo que estuviéramos escribiendo inconcluso. De esta manera, no solo podremos dedicar el tiempo de descanso a pensar y desarrollar en nuestra cabeza la manera en la que continuaremos cuando nos volvamos a sentar a escribir, sino que además nos va a costar muchísimo menos retomar el texto, ya que sabremos la manera de continuarlo.

Eso mismo te proponemos que pruebes: dejarlo en el momento de mayor esplendor creativo y así nunca caer en el bloqueo. ¿Lo harás? Si a King le funciona, al menos es para sopesarlo.

 

Te ayudamos con tus proyectos de escritura

Proyectos individuales