Philip K. Dick

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lunes, mayo 14, 2007

ENTREVISTA A RAFAEL REIG

Mostramos una entrevista reciente realizada a Rafael Reig, autor de una de las más recientes novelas postmodernas que abordan el género de la ciencia ficción: "Sangre a Borbotones".

?Para pensar hay que arriesgarse a no tener razón, a mear fuera del tiesto?
ALBERTO GARCÍA-TERESA

DIAGONAL: La mezcla entre diferentes subgéneros (especialmente los populares, como la ciencia ficción, el western, el folletín, el policíaco, el cómic) o géneros (ensayo, estudio literario y ficción histórica en Manual de literatura para caníbales) es una de tus señas de identidad. ¿Qué pretendes con ello?

RAFAEL REIG: Creo que subraya la idea de que toda escritura es una lectura de la tradición literaria. La literatura sucede en varios planos, en relación con la vida, pero también en relación con la historia de la literatura. La recombinación genética del ADN de distintos géneros es un procedimiento clásico de la literatura, desde Cervantes, que utiliza en su Quijote todo lo que entonces se encuentra disponible: novela picaresca, novela de caballerías, novela pastoril, etc.

D.: Dentro de este paradigma posmoderno, que clama el fin de todo (de las ideologías, la historia, el arte), ¿el único espacio que le queda a la originalidad es la reformulación, la reelaboración?

R.R.: Yo no me considero posmoderno. Si acaso, marxista con las intermitencias anarquizantes características del pequeño-burgués señorito madrileño que soy. Como decía Althusser: ?La ideología no tiene exterior?. Pensamos en la ideología, desde ella, por eso nos cuesta verla. Es como cuando a uno le dices que tiene las gafas sucias: él no se da cuenta, porque ve a través de esas gafas. Proclamar el fin de la ideología es una de las posiciones más ideológicas que se me ocurren. Y de las más reaccionarias. En cuanto a la originalidad, creo que el problema es que la originalidad es, en realidad, inevitable. No pienso que haya que buscarla de forma deliberada. Como diría, a lo mejor, Tolstoi, todas las novelas buenas se parecen; en cambio, cada novela mala ha pretendido ser original.

D.: En Manual de literatura para caníbales realizas una revisión muy crítica de la historia de la literatura más canónica. Incides en la desmitificación y en remarcar las carencias y defectos de cada escritor canónico. ¿Crees que es necesaria aún esa tarea?

R.R.: Indispensable. Creo que cada generación de escritores debe ofrecer su propia lectura de la tradición literaria. Como decíamos antes: escribir es una forma (algo más atenta) de leer. Hay, como dices, desmitificación, pero también hay pasión por la literatura y ciertos autores. En mi caso, mi pensamiento es adversativo: las ideas se me ocurren (cuando sucede esto, no muy a menudo) en contra de algo.

D.: También resaltaría el concepto de ?capital simbólico? ligado a la literatura que utilizas.

R.R.: Bueno, recientemente Beckham le ha regalado a su señora un consolador de oro y diamantes que le ha costado un millón y medio de euros. No entro ni salgo en la oportunidad de regalarle a tu chica consoladores: allá ellos y él sabrá. El hecho ha sido calificado de hortera. En cambio, cuando se gastan los aristócratas la pasta en regalarle a su señora una sortija, es un regalo exquisito. A mí me toca las narices el buen gusto, que es la última arma de los poderosos para mantener a distancia a los demás. El ?capital simbólico?, concepto desarrollado por Bourdieu, tiene relación con esto: enjuicia el gusto, que se supone que es lo más personal, desde un punto de vista sociológico. Creo que es un análisis muy pertinente al hablar de literatura. ¿Quién decide que Javier Marías es bueno y tiene calidad? ¿Por qué? ¿Por qué Philip K. Dick era una basura y ahora es un gran autor? ¿Qué significa esto, quién tiene el poder, para qué lo usa?

D.: El experimento de Las hazañas del Capitán Carpeto me resultó muy valiente, además de una manera de reivindicar el aparato literario de la prensa del XIX y de principios del XX. ¿Qué papel juega la prensa hoy en día? ¿Tiene aún alguna relevancia cultural?

R.R.: Sí, por desgracia tiene mucha relevancia. Sin embargo, está perdiendo parte de su hegemonía gracias a internet (mientras dure sin censura). A mí la prensa actual me parece mucho menos libre y mucho más aburrida que la del XIX y principios del XX. Las barbaridades que escribían entonces los periódicos hoy en día se considerarían de mal gusto. Vivimos tristes tiempos de unanimidad y la gente ya sólo dice lo obvio: que la guerra es mala, que los puñetazos duelen, que cuando llueve te mojas. Eso no es pensamiento. Para pensar hay que arriesgarse a no tener razón, a mear fuera del tiesto. La prensa, que ya sólo pueden editar los grandes grupos, se ha vuelto atildada, interesada, fastidiosa, demasiado sensata y obvia.

D.: ¿Qué función tienen las editoriales independientes?

R.R.: Son muy importantes, como, supongo, las discográficas independientes. Los grandes grupos no apuestan, no arriesgan, no se atreven a nada, están más pendientes de su cuenta de resultados. Responden también a ese gusto unánime y homogéneo del que te hablaba antes, lo que todos entienden por literatura, no se atreven a publicar más que lo obvio. Las independientes son las que descubren lo que no es obvio, aunque a veces meen fuera del tiesto. El problema es, claro está, que luego llega el gran grupo con la chequera y se lleva al autor, en cuanto tiene algo de resonancia.

D.: Siempre me ha llamado la atención el tema de tu tesis doctoral: la prostituta en la literatura del siglo XIX.

R.R: Su imagen oscila entre dos paradigmas: la cortesana romántica (La dama de las Camelias), que se sacrifica por el orden familiar y burgués (y muere entre toses), por un lado; por otro, la ramera naturalista, la Naná de Zola, que contagia la sífilis y destruye la sociedad. ¿Qué ha pasado entre una y otra, por qué cambia el modelo de representación de la prostituta? Ésa era la pregunta central de mi tesis. La respuesta... el movimiento obrero, claro, entre otros.


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EL HUMOR COMO SUBVERSIÓN

D.: Tus obras me han parecido, ante todo, un despliegue de ingenio, de mala leche y de sanísimo sentido del humor irreverente. ¿Es el humor subversivo?

R.R.: Estoy convencido de que el humor es lo único subversivo. Es una guerrilla. Es como los cínicos. Frente al pensamiento totalitario, sistemático, organizado, los cínicos contestaban con un chiste. Como una cuña metida en el eje, ese chiste desbarataba todo. El hombre es un bípedo implume, diría Platón. Un cínico se limitaría a sacar una gallina desplumada y decir: pues aquí está el hombre. El humor es como meter un palo entre los radios de la rueda: echas por tierra la máquina apisonadora, la bicicleta del sistema.


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GENERACIONES LITERARIAS BAJO SOSPECHA

D.: Eres especialmente virulento con los grupos literarios y los grupúsculos culturales. Destaco cómo plasmas la planificación y construcción del ?artefacto generacional del 27?.

R.R.: Esa visión está en deuda, como reconozco en el libro, con la gran novela de Antonio Orejudo Fabulosas narraciones por historias. Creo que el concepto generación es, en sí mismo, ideológico y sospechoso. En mi opinión surge del idealismo, por eso le encantó a Ortega y Gasset. En lugar de hablar de clases sociales, hablemos de generaciones. En lugar de economía, hablemos del espíritu de una generación. En lugar de relaciones de producción, hablemos de caudillos generacionales. Etcétera. El concepto de generación literaria no es menos sospechoso. Corresponde a la pedagogía de la literatura, no a la literatura. Se sostiene en la discutible idea del ?progreso? en literatura. Quizá la literatura es simultánea y somos, cuando leemos y escribimos, contemporáneos de Horacio y de Cervantes.

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miércoles, mayo 09, 2007

Las ficciones verdaderas de un genio llamado Philip K. Dick

una charla sobre ?simulacro y realidad politica?

Pablo Capanna, Luis Pestarini, Ana María Shua, Carlos Gardini y Marcial Souto debatieron, con la coordinación de Gabriel Guralnik, sobre la vigencia del escritor estadounidense.


Por Silvina Friera
Además de sospechar sistemáticamente de la realidad en la que viven, sus personajes no encajan en la sociedad. ?¿Qué es lo real? ¿Somos productos de una estafa??, preguntó Gabriel Guralnik a Ana María Shua durante la charla Philip K. Dick: Simulacro y realidad política, de la que participaron Pablo Capanna, Luis Pestarini, Carlos Gardini y Marcial Souto. ?Lo que me maravilla es la solidez del universo que construye a partir de la conciencia de sus personajes?, dijo Shua, y recordó que en El hombre en el castillo el escritor norteamericano sugiere una ucronía sobre el mundo resultante en el caso de que Alemania y sus aliados hubieran ganado la Segunda Guerra Mundial. ?Hay un personaje que no aparece, pero se lo nombra, que está escribiendo una novela ?agregó la escritora?. Es un juego de cajas chinas en el que pone en jaque la percepción de nuestra realidad al plantear si nuestros sueños son más o menos reales que la vigilia.?

Sobre la vigencia de la obra del escritor norteamericano, Capanna señaló que ?cada día canta mejor? porque el mundo se está volviendo más dickiano. ?Dick empezó a desconfiar de todo, al punto de que en una conferencia llegó a dudar de que las personas que lo escuchaban fueran reales o androides?, aseguró el autor de Idios Cosmos y El sentido de la ciencia ficción, entre otros. Después de repasar algunos títulos de Dick, como La penúltima verdad (escrita en 1964), magnífica anticipación de temas como la guerra psicológica, la manipulación mediática y los abusos de poder, Capanna subrayó que encontró ficciones dickianas leyendo los diarios. ?Los empleados del Indec gritan que no les creamos, que todo es mentira?, ejemplificó, sobre los cuestionados índices de medición del organismo. ?Estamos tan acostumbrados a las ficciones que sería mejor leer novelas que leer los diarios?, ironizó. Shua mencionó la manipulación informativa en el caso de la Guerra de Malvinas y Capanna remató: ?Claro, íbamos ganando hasta el último momento?.

Gardini confesó que su vínculo con Dick no es tan claro como el que tuvo con otros escritores. ?Entraba y salía de mi vida, quizá porque con él no se puede tener una relación estable ?planteó el autor de El libro de las voces?. La sensación que me deja su obra es el título de una de sus novelas, Time pawn, el tiempo fuera de quicio, desencajado, dislocado.? Gardini leyó un texto en el que Dick sostenía que creaba universos de tal manera que no se derrumbaran dos días después porque eso era lo que esperaban sus editores. ?Pero me gustan los universos que se desmoronan. El orden y la estabilidad no son siempre buenos en la sociedad?. Pestarini, editor de la revista Cuasar, optó por hablar sobre el tópico de los androides. ?La ciencia ficción los convirtió en meros robots, en herramientas tecnológicas, pero Dick les dio connotaciones antropológicas y filosóficas. Para él los androides son simulacros de los hombres?, explicó el editor. ?Lo que plantea Dick es la imposibilidad del hombre de descubrir la diferencia entre realidad y fantasía y qué es lo que caracteriza al hombre?, opinó el editor.

A los 14 años, Souto descubrió que había otra manera de mirar el mundo gracias a la ciencia ficción. ?Estudié inglés para leer la ciencia ficción que no se había traducido?, precisó el escritor, traductor y editor de la revista Péndulo y de la colección Minotauro. En una convención de ciencia ficción, en Estados Unidos, Souto conoció a Dick. ?Estaba caminando por un pasillo del hotel y Dick me preguntó si conocía a Roger Zelazny, el autor de El señor de la luz, candidato a recibir un premio en esa convención. Lo estaba buscando para proponerle terminar una novela, Deus Irae, que no podía terminar porque había tenido un intento de suicidio y estaba con un tratamiento que lo hacía adormecerse?, contó Souto. ?Dick ha llegado más lejos que la mayoría ?reflexionó el escritor?. Era como los pintores ingenuos: decía la verdad sin filtros, como los niños y los locos. Dick y Ballard son dos extremos que permiten comprender el mundo en el que, lamentablemente, vivimos?.

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sábado, mayo 05, 2007

Ridley Scott celebra 25 años de «Blade Runner» con nuevas escenas

El director ha tenido que echar mano del hijo de Harrison Ford para que lo sustituya como protagonista

Los Ángeles (EE UU) / La Nueva España
«Blade Runner» se prepara para celebrar su 25.º aniversario por todo lo alto. Un cuarto de siglo después del estreno de la cinta que le lanzó al estrellato, el obsesivo Ridley Scott sigue dándole vueltas a los fallos que cometió entonces e incluso se ha propuesto rehacer una escena completa del filme. De hecho, la actriz Joanna Cassidy, que interpretaba a la replicante asesina Zhora, ya ha confirmado que recientemente a rodado algunos planos nuevos para la versión extendida del filme que se lanzará en DVD, y que antes también podrá verse en los cines. Incluso se rumorea que el director ha tenido que echar mano del hijo del protagonista, Harrison Ford, para que, perfectamente caracterizado, sustituya a su padre en estos nuevos planos.

Con motivo del aniversario del estreno de «Blade Runner», Warner Bros tiene previsto comercializar cuatro versiones del filme: el montaje USA de la versión original (1982), el montaje extendido internacional (1982), el montaje del director (1992) y el montaje final (2007). Es en esta última versión en la que se incluirán estas nuevas escenas.

La escena retocada es, según una información publicada por «Filmick» aquella en la que Deckard (Harrison Ford) persigue a Zhora, y con esta nueva versión Ridley Scott quiere corregir algunos gazapos que no son dignos de una obra mítica de la ciencia ficción. En la versión original, Zhora va corriendo con zapatos planos cuando en los fotogramas anteriores aparecía con zapatos de tacón, ahora los llevará durante toda la persecución. También se eliminarán los controles que se veían cuando se disparaba sangre, se retocará el maquillaje de las heridas de la buena de Zhora, que ahora recibirá un segundo tiro en el pecho.

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jueves, abril 19, 2007

Quién es Philip K. Dick

Granada Hoy - JOSÉ ABAD 12.04.07

Hay algo enigmático y terrible (y fascinante) en la figura de Philip K. Dick, uno de esos individuos de sangre encendida que acaban siendo un serio inconveniente para sí mismos; casi un enemigo. La vida no le puso las cosas fáciles; no obstante, mientras la adversidad templa ciertos corazones y los convierte en escudos, del suyo hizo una bomba de relojería que reventó cuando menos nadie lo esperaba. Dick nació en 1928, suele añadirse que "de un parto prematuro" como si éste fuera un primer síntoma aciago a tener en cuenta. Lo que acabó marcándolo entonces fue la muerte por desnutrición de su hermana gemela, Jane, a las pocas semanas de nacer. El futuro escritor se obsesionaría con este hecho hasta el punto de convertirlo en una especie de unción: ¿Jane murió para que él viviera? ¿Por qué?

Sus padres se divorciaron cuando tenía cuatro años y él quedó a cargo de una madre que, para rematar la faena, lo convirtió en cobaya propicio para toda suerte de fármacos milagrosos. Luego, Dick sumaría su granito de arena al alud coqueteando con todos los alucinógenos que estuvieron de moda en las décadas siguientes, desde el LSD hasta las anfetaminas. Se sabe que padecía repulsión a los espacios abiertos (agorafobia) y manías persecutorias de grueso calibre: durante un tiempo se creyó vigilado por el FBI, aunque esto quizás fuera verdad; después por el KGB y, avanzando los años, por entes inefables instalados en algún palco del cerebro para aplaudir el espectáculo de una paranoia que él supo convertir en material narrativo de primer orden. La palabra clave en la obra de Dick es "sospecha". En sus tramas, entretejidas con pasión y atropellamiento, sus protagonistas siguen escaleras abajo la madeja desbaratada de la lucidez y descubren indicios de que la "realidad" pudiera ser un simulacro, y la "memoria" un injerto artificial en el cerebro, y lo que llaman "yo" un rostro asomado al espejo en el que no se reconocen.

En 1951, nuestro autor tomó una decisión temeraria donde las haya, dedicarse por entero a esto de la escritura. La labor de meritoriaje lo tuvo varios años midiendo sus fuerzas con el relato corto, en donde fue definiendo un mundo personal y extremo, más atento a las sugerencias del contenido que a las exigencias de la forma: Si Nietzsche decía filosofar con el martillo, Dick parecía escribir con un taladro. El destino de estos cuentos era, por supuesto, el maremagno de los pulps de fantasía y ciencia ficción, que tanta mítica y mística han generado después. Dick escribió más de un centenar de cuentos, luego recogidos en cinco volúmenes. En España, la editorial Minotauro está lanzando estos Cuentos completos a razón de un volumen por año: hace poco apareció el tercero, con 23 relatos pertenecientes al período 1953-1954. El paso a la novela lo dio con Lotería solar (1955). En los veintisiete años siguientes, hasta su muerte, publicaría un total de treinta y seis novelas en un periplo profesional que alternaba temporadas de frenesí creativo con parones se diría inexplicables, aunque explicados por su dependencia de las drogas.

En 1962 consiguió el premio Hugo gracias a El hombre en el castillo, una sugerente ucronía sobre el mundo resultante en el caso de que Alemania y sus aliados hubieran ganado la II Guerra Mundial. A este período pertenecen sus obras más reputadas: Los clanes de luna Alfana (1963), sobre un psiquiátrico interespacial abandonado a su suerte en donde los enfermos se organizan por grupos según su patología a la manera del sistema de castas hindú, Los tres estigmas de Palmer Endricht (1964), que inquietó tanto al beatle John Lennon como para barajar la posibilidad de llevarla al cine, o ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968), que sería finalmente el primer texto suyo adaptado a la gran pantalla. Yo destacaría asimismo la más tardía Una mirada a la oscuridad (1977), un descenso a los infiernos de la adicción y del tráfico de drogas en donde pudo descargar toda la experiencia acumulada en este campo.

Una historia como la de Dick -era su sino- debía acabar mal en el momento en que empezara a ir bien. A principios de los 80 su carrera estaba encaminada: Dick era un referente inexcusable en el ámbito de la ciencia ficción. Seguramente no quepa decir otro tanto de su salud mental -en aquellos años, juraba hablar con el apóstol San Pablo y despropósitos similares-, pero lo importante es que se había aceptado a sí mismo y, en definitiva, tener una pajarera en la cabeza no es condición sine qua non se pueda ser feliz. Fue el corazón quien dijo basta. Murió de un infarto el 2 de marzo de 1982. Su fama, desde entonces, no ha hecho más que crecer.

Con motivo del vigésimo quinto aniversario de su muerte, Minotauro ha puesto en la calle una selección de sus mejores títulos; además de los citados se incluyen: Nuestros amigos de Frolik 8, La penúltima verdad, Valis? Si Friedrich Nietzsche viviera hoy y leyera ciencia ficción, como mínimo, habría echado una ojeada a un tipo como Dick.

Letras hoy

Con motivo del vigésimo quinto aniversario de la muerte de Philip K. Dick, Minotauro ha puesto en la calle una selección de sus mejores títulos, entre ellos "Valis" o "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?"

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sábado, marzo 31, 2007

Fluyan las lágimas

Marcelo Metayer, en el blog Kulturama (http://www.kulturama.com.ar/ ) publica un extenso artículo acerca de la obra de Philip K Dick.



1928 fue un año interesante. Walt Disney presentó en sociedad al ratón Mickey. Se estrenaron ?La Pasión de Juana de Arco?, de Dreyer, y ?Un perro andaluz?, de Buñuel y Dalí. Louis Armstrong grabó ?West End Blues? y se inventó el chicle globo. Además de todo eso, nacen dos escritores cuyo destino no pudo ser más distinto: Gabriel García Márquez y Philip Kindred Dick. No discutiremos los méritos del primero; sí nos meteremos en la oscuras maravillas del segundo, que supo descubrir los horrores del futuro, que son nuestro presente. Pocas veces la ciencia ficción llegó tan abajo, tan adentro.
1. Mudanzas
Dick padre degollaba cerdos. La madre era encargada de editar y censurar textos oficiales de portavoces gubernamentales. Philip nació en Chicago el 16 de diciembre de 1928. Lo acompañó Jane, su hermana gemela que falleció un mes y pico después. (Se dice que el Dick adulto tenía frecuentes pesadillas con ella).En 1930 comienza una serie de mudanzas. Primero se van a Berkeley, California. Dos años después sus padres se divorciaron y en 1935 el joven Philip y su madre se mudan a Washington. Ambos volvieron a Berkeley en 1938.Era un chico complicado, que sufría de asma, agorafobia, taquicardia. Fue tratado desde su infancia con drogas psiquiátricas. A eso de los trece años le empezó a interesar la ciencia ficción. Se compraba la Astounding, que publicaba el famoso editor John Campbell. Ahí leyó a a gente como Asimov y Heinlein. También le gustaban Lovecraft, Fredrik Brown, Van Vogt. Sobre todo, Van Vogt, que sería una fuerte influencia en sus comienzos. Escribió la novela ?Back to Liliput? a los 14 años, que se ha perdido. También cuentos y poemas; algunos fueron publicados en el Berkeley Gazette. El primero fue ?The Devil?, que apareció el 23 de enero de 1942. Entró en el Berkeley High School en 1944 y se recibió en 1947.Se fue del departamento que compartía con su madre a otro compartido con artistas y poetas. Al poco tiempo se casó con Jeanette Marlin y se divorció seis meses después.
2. Furias
Stephen King cita en el ensayo ?On Writing? como ejemplo máximo de productividad a un escritor británico, John Creasey, que le puso firma a quinientas novelas. No conozco esas obras; Philip Dick escribió en tres años, desde los dieciocho a los veintiuno, setenta y cinco cuentos y muchos son magníficos.Trabajaba en un negocito vendiendo televisores y discos. Suponemos que allí empezó a tomar contacto con la música clásica que era su favorita, especialmente del período barroco. Mientras hacía todo esto le quedaba tiempo para abrir sus gustos literarios y leer a gente como Joyce, Flaubert, Proust, y los gnósticos: Plotino, Maimónides. Se hizo adicto de la Semoxydrina que le recetaban para sus estados depresivos.En septiembre de 1949 se inscribió en la Universidad de California en Berkeley, donde estudió alemán y filosofía. Allí conoció a quien sería su segunda esposa, Kleo Apostolides, una estudiante y activista de izquierda. Se casó con ella en junio de 1950. A fines de 1951 renunció a su trabajo en el negocio de televisores y en junio de 1952 el neoyorkino Scott Meredith aceptó ser su agente literario. Ese año publicó su primer cuento: ?Beyond Lies the Wub? (Allí yace el Wub) (nota: los títulos entre paréntesis corresponden a las ediciones en castellano más difundidas), en la revista Planet Stories. En 1954 terminó el manuscrito de ?The Solar Lottery? (Lotería Solar) que se convirtió en su primera novela publicada.
Portada de Lotería Solar
3. Once
En 1957 Dick y su esposa dejaron Berkeley para mudarse a Point Reyes, en el condado Marin de California. Cinco meses después de la mudanza Dick se divorció para casarse con Anne Rubinstein, que le dio una hija en 1960, Laura Archer. Anne y Phil mantuvieron una relación desastrosa. Al poco tiempo desarrolló una fuerte paranoia hacia ella, convencido de que había matado a su anterior esposo y que él sería el siguiente.En 1963, harto de sus problemas familiares, alquiló una cabaña y atiborrado de anfetaminas, café y música clásica, escribió once novelas en dos años, a razón de 80 páginas diarias. Entre ellas, la más famosa en Estados Unidos (aunque posiblemente no la mejor): ?The Man in the High Castle? (El hombre en el castillo), por la que recibió el premio Hugo, el más importante de la ciencia ficción anglosajona. También ?The Three Stigmata Of Palmer Eldritch? (Los tres estigmas de Palmer Eldritch), que podría haber sido la primera de sus historias en ser filmada, ya que había un productor interesado. Un tal John Lennon. Que finalmente se echó atrás.
4. Dios
En 1964 se divorció de Anne. Conoció a Nancy Hackett y se casó con ella en 1966. Tuvieron otra hija: Isolde Freya..Dick seguía con el consumo de drogas y alcohol. Se mudaron a la ciudad de San Francisco y allí se hizo amigo de Timothy Leary y del ex obispo de California, Monseñor Pike, que le tiró ideas para su novela ?Maze of Death? (Laberinto de muerte), el primer intento de ordenar sus ideas sobre Dios.Volvería sobre este tema más adelante en la serie de novelas que arrancó con ?Valis? (Sivainvi).
En 1970, después de una permanencia en el hospital debido a un caso de pancreatitis que casi le cuesta la vida, Nancy lo abandonó llevandose a Isolde con ella.En 1971 alguien entró en su casa. No se llevó nada. Creyéndose víctima de una conspiración se mudó a Canadá. En 1972 trató de suicidarse por primera vez. Volvió a California al año siguiente y conoció a Tessa Busby, su cuarta esposa. Con ella tuvo otro hijo, Christopher Kenneth. En 1975 ganó el premio John W. Campbell Memorial por la novela ?Flow My Tears, the Policeman Said? (Fluyan mis lágrimas, dijo el policía). Volvió a divorciarse en 1976. Enseguida tuvo un impresionante intento de suicidio: tomó cuarenta y nueve tabletas de Digital y treinta de Librium, se cortó las venas y se encerró en su garage con el motor del auto en marcha para intoxicarse con monóxido de carbono.Sobrevivió.
Portada de Valis
5. Zebra
Sus últimos años fueron marcados por los contactos que alegó tener con una entidad extraterrestre llamada Zebra, que le habría revelado secretos sobre el Universo. Dick volcó esta información en la trilogía mística ?Valis? (Sivainvi), ?The Divine Invasion? (La invasión divina) y ?Radio Free Albemuth? (Radio libre Albemuth).En 1981 Ridley Scott, impresionado por la novela ?Do androids dream with electric sheep?? (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?) decidió filmarla. Le puso ?Blade Runner?. La película es uno de los grandes clásicos del cine de ciencia ficción.Pero cuando se estrenó Dick ya había muerto, el 2 de marzo de 1982, hace ya 25 años.
6. Grandeza
Portada de la edición yugoslava de Ubik
Hace unos años, en un sitio argentino de Internet creado por fanáticos que se denominan a sí mísmos adicktos, tuvo lugar una votación interesante. Se trataba de dilucidar cuál novela era la mejor: ?Ubik? o ?Valis?. Ganó ?Valis?, pero ahí nomás.Tanto una como la otra son las que mejor representan las retorcidas temáticas en las que se centró su autor. Mientras que ?Valis?, como ya hemos visto, lo muestra en su faceta mística, en su búsqueda de un Dios que parece haber abandonado este universo (idea proveniente del gnosticismo), en ?Ubik? el cosmos mismo es una ficción, una representación, como la obra de teatro que ven los protagonistas de ?Hamlet? en que los personajes son ellos mismos. O el sueño del rey que duerme, que si deja de soñar el mundo desaparecería, en ?Through the Looking Glass?, de Lewis Carroll.La grandeza de Dick no está en una concepción suprema del espacio (como en Asimov y Clarke) o en la visión del ser humano conquistando las últimas fronteras (como en Heinlein y tantos otros). Él prefirió quedarse más cerca y denunciar los abusos del Poder, el horror de la existencia diaria, el fantasmagórico carácter de la realidad.Fue un digno sucesor de Kafka, de Lord Dunsany, de Lovecraft (el de ?The Dream-Quest of the Unknown Kadath?), de cierta faceta de Wells (que escribió fantasías oníricas inquietantes como ?The Door in the Wall? y ?A Dream of Armageddon?).Su escritura fue su vida. (No casualmente en inglés ?world?, mundo, y ?word?, palabra, son casi homófonos). La herramienta básica para la manipulación de la realidad es la manipulación de las palabras, afirmó, en un tono que el Humpty Dumpty de Carroll hubiera aprobado sin dudar.
Cinema Inferno
Afiche de ?A Scanner Darkly?
Las imágenes opresivas y confusas de Dick han inspirado a muchos cineastas. Hasta el momento hay cuatro películas basadas directamente en sus obras (se está por producir otra) y unas cuantas con atmósfera dickiana.Las primeras son: ?Blade Runner?, 1982, dirigida por Ridley Scott y citada en la nota; ?Total Recall? (El vengador del futuro), 1990, de Paul Verhoeven, basada (muuuy libremente) en ?We Can Remember It For You Wholesale? (Podemos recordarlo todo por usted); ?Screamers?, 1996, de Cristian Duguay, a partir de ?The Second Variety? (La Segunda Variedad); ?Minority Report? (Sentencia previa), 2002, de Steven Spielberg, adaptada del cuento del mismo título conocido en castellano como El informe de la minoría; ?Paychek?, 2003, adaptada por John Woo; ?A Scanner Darkly?, 2006, extraño experimento visual dirigido por Richard Linklater.
De las películas ?inspiradas? en la obra de Dick, las más expectables son ?The Matrix?, ?The Truman Show?, ?12 Monkeys?, ?The Thirteen Floor?, ?Dark City?, ?eXistenZ?.
De ?The Truman Show? se ha especulado mucho acerca de su ?relación? (vale por ?plagio?) con la novela ?Time Out of Joint? (Tiempo desarticulado, de 1959), pero los productores del film lo han negado sistemáticamente.
***
No todo es cine. En 1987 el compositor Tod Machover, que además es el director del Media Lab del MIT de Massachusetts, estrenó en el Centro Pompidou de París, para su décimo aniversario, la ópera ?Valis?. Dicen que anduvo bien.

(artículo original con imágees: http://www.kulturama.com.ar/?p=21 )

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jueves, marzo 22, 2007

Minotauro conmemora el 25 aniversario de la muerte de Philip K. Dick con la recuperación de obras fundamentales

La editorial Minotauro conmemora el 25 aniversario de la muerte del escritor Philip K. Dick, uno de los referentes de la novela de ciencia ficción y autor del clásico 'Blade Runner', con la recuperación de una decena de sus obras fundamentales.



Minotauro reedita 'El hombre en el castillo', 'Los clanes de la luna Alfana', 'Los tres estigmas de Palmer Eldritch', 'Lotería solar', 'Nuestros amigos de Frolik 8', 'Simulacra', 'Una mirada a la oscuridad', 'Valis' y 'Cuentos completos I y II', y publica por primera vez los 'Cuentos Completos III', según informaron a Europa Press fuentes de la editorial.

El sello recupera 'El hombre en el castillo', considerada una de sus mejores obras, la futurista 'Simulacra', ambientada a mediados del siglo XXI con unos Estados Unidos presididos por un androide, o 'Una mirada a la oscuridad', recientemente llevada al cine recuperando el uso del rotoscopio.

Minotauro también completa con esta celebración la tercera parte de los 'Cuentos completos', que muestran a Dick como prolífico autor. El propio autor compiló sus relatos en cinco volúmenes, de los que la editorial ha editado los tres primeros revisados.

La relación de Dick con el cine y la televisión ha sido muy importante, aunque el escritor tan sólo pudiera ver la adaptación de uno de sus relatos a televisión y algunas escenas de 'Blade Runner', que se estrenó cuatro meses después de su muerte.

La película 'Blade Runner' se basa en la novela '¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?', 'Desafío total', con Arnold Schwarzenneger en el cuento 'Podemos recordarlo todo por usted' ('Cuentos completos IV'), y 'Minority report', de Steven Spielberg, en el relato 'El informe de la minoría' ('Cuentos completos V').

Philip K. Dick (1928-1982) fue un escritor precoz, que empezó a dedicarse profesionalmente a la literatura en 1952. En los años 60, la duda existencial que marcó su vida y su obra le llevó a la drogadicción, convirtiéndose en un apóstol del LSD y gurú de la contracultura.

Dick llegó a publicar un total de 36 novelas y cinco colecciones de relatos. En 1962 ganó el Premio Hugo con la novela 'El hombre en el castillo' y en 1975 el Premio John W. Campbell por 'Fluyan mis lágrimas, dijo el policía'.

fuente: Europa Press

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domingo, marzo 18, 2007

"Fluyan mis lágrimas", novedad en AJEC

fuente: dreamers.com (http://dreamers.com/indices/foros.cgi?indice=news/839&mostrarforo )

Se acaba de poner a la venta el libro ?FLUYAN MIS LÁGRIMAS? del autor mexicano Gabriel Benítez, dentro del número 11 de la colección Albemuth Bolsillo



Fluyan mis Lágrimas, es un título que hace referencia a una de las últimas novelas de Philip K. Dick (Fluyan mis lágrimas, dijo el policía); en este volumen Gabriel Benítez consigue acceder al mundo peculiar y único del gran genio de California, convirtiéndolo en un personaje familiar y consiguiendo un sentido homenaje. Para ello, explora las obsesiones, filias y fobias del escritor, jugando con sus interpretaciones y sus grandes temas, salpicando su novela de guiños sutiles al lector dickiano en una novela transrealista.
Al hacer que Dick penetre en una realidad alternativa a la suya, dónde se encuentra con su hermana gemela, Jane (que en la realidad murió al nacer, y que fue siempre una de las grandes obsesiones de Dick), podemos imaginar más de la vida de este genial escritor, al que las obsesiones acompañaron toda su vida.
Las obras de Gabriel Benítez tienen algo peculiar. Están escritas de la manera más sencilla, con una prosa desenfadada y sin grandes artificios, haciendo que avancen por sí solas. Pero, a la vez, están llenas de sugerencias apenas esbozadas y sus personajes son sólidos, cotidianos y llenos de contradicciones. Completan el volumen dos relatos: ?Charles Bukowski se encuentra vivo y bien y en la Luna? y ?Metamorfosis?.

Gabriel Benítez (Guadalaja, México, 1970), es uno de los escritores mexicanos de ciencia ficción más activos en los últimos años, y de los que más ha movido su producción en España. Gran aficionado a la figura del norteamericano Philip K. Dick, ha escrito numerosos relatos acerca del mundo particular de Dick, entre los que se incluye la novela corta de este volumen. También ha escrito numerosos relatos, incluidos en diversas antologías (De vuelta a Verne), y también gran cantidad de artículos de diversa temática (Vacaciones en Klendhatu).
También ha dirigido una revista virtual de gran calado, Realidad Cero, que tuvo una gran repercusión hace algunos años.
Hay más información en la página de la editorial: www.grupoajec.com

La novela se pone a la venta en librerías, tanto generales como especializadas, y grandes superficies. También se pueden solicitar ejemplares contrarrembolso sin gastos de envío a: grupo_ajec@msn.com

Ficha Ténica:

Título: Fluyan mis Lágrimas
Autor: Gabriel Benítez
Portada: Agustín Garriga
Precio: 7.50 euros
Páginas: 142
ISBN: 978-84-96013-19-7

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lunes, marzo 12, 2007

Philip K. Dick, con los pies en la tierra

Bibliópolis edita varias novelas inéditas en español del autor de ciencia-ficción, en clave realista, y que muestran una faceta desconocida - Se cumplen, además, 25 años del estreno de «Blade Runner», basada en una de sus obras

J. Ors (La Razón)


MADRID- Ya no quedan replicantes que hayan visto arder naves más allá de Orión ni tampoco androides que sueñen con ovejas eléctricas. La ciencia-ficción de Philip K. Dick no es la protagonista en el 25 aniversario de su muerte. La editorial Bibliópolis ha rescatado a un autor inédito que nada tiene que ver con la estética publicitaria, oscura y barroca que Ridley Scott empleó para dilatar las pupilas de los espectadores y reinventar el futuro para el cine con un héroe como Harrison Ford y un Rutger Hauer que interpretó a un robot con motivos suficentes para matar a su creador: un ajedrecista que ciñó su vida a la simple cifra de un dígito.
El autor que persiguió la gloria literaria con un sinfín de títulos, hoy reconocidos por millones de lectores, no alcanzó en vida el reconocimiento que deseaba y que se merecía. Cuando estaba a punto de subir el último peldaño, sobrevino su fallecimiento. «Este tremendo fracaso forma parte de su leyenda. Aspiraba a despuntar como un gran talento literario, pero triunfó en la ciencia-ficción, un género que le permitió mantenerse y, al menos, vivir de lo que escribía. Cuando era inminente su consagración, con el estreno de ?Blade Runner?, murió», comenta Luis García Prado, traductor y editor de esta reveladora serie de novelas de Philip K. Dick que hasta ahora se mantenían inéditas en español y que redescubren a un novelista diferente, realista y que nada tiene que ver, ni envidiar, con el que ya se conoce.
Tratamiento industrial
Las narraciones fantáticas permitieron que Philip K. Dick continuara escribiendo. Cuantas más firmaba, más cobraba. «No revisó apenas sus obras de ciencia-ficción. Este tratamiento industrial de su literatura le perjudicó. Con una idea era capaz de hacer varias historias cortas. Eso se nota ahora que se han editado los cuentos completos». Sorprende que un novelista hoy ligado a un género tan específico, pero que le ha reportado la fama y leyenda, volcara su pasión en unas historias adheridas a la piel de la cotidianeidad como la tinta azul de los tatuajes.«Trabajó en estos títulos partiendo de pequeños desequilibrios emocionales. Son conflictos diminutos. No hay grandes aventuras o dramas. Pero genera una enorme tensión al llevar las historias al límite de una anécdota en apariencia insignificante», explica Prado. Estas obras recobradas, entre las que se encuentran «La burbuja rota», «Mary y el gigante» o «Confesiones de un artista de mierda», se publicaron después de su desaparición. Las editoriales desconfiaron, en su momento, de esos personajes atípicos, que caían mal y desafiaban los gustos editoriales de la época: «Sus protagonistas no encajan en la realidad que les rodea. Están fuera de ella, padecen grandes insatisfacciones y contemplan con distancia todo lo que miran».
«En busca de Milton Lumky» inicia la colección. Dick se introduce, con un pulso narrativo inesperado, en la América más profunda de los cincuenta y los sesenta. «Algunos de estos títulos pertenecen a lo mejor que ha escrito. Me sorprendió su calidad. Creía que su ausencia en las librerías se debía a que eran novelas de aprendizaje, pero es al revés. Con ellas quería consagrarse como escritor», afirma Prado.
Esta primera novela aborda el amor y la muerte. Escoge a un protagonista, Bruce Stevens, que trabaja como comprador para un almacén de saldos; y a Susan Faine, propietaria de una tienda de mecanografía en declive. Los dos se encuentran por casualidad. Ella era su maestra en el colegio y entre los dos no tarda en surgir una relación peligrosa.
«Las narraciones están ambientadas en San Francisco y sus alrededores. Es el sitio en que vivía entonces. Contienen matices biográficos, naturalistas, donde los personajes no llegan a cruzarse, pero conviven. Todos los libros forman un tapiz del microcosmos social de esa zona de EE UU. Las hay mejores y peores. Pero leídas en conjunto ganan porque dan una perspectiva completa de ese mundo». Qué hubiera sucedido si P. K. Dick hubiera publicado estos títulos es la pregunta que queda en el aire: «La crítica se lo ha preguntado. Está claro que habría tenido la posibilidad real de haber obtenido fama como escritor».

Publicado originalmente en: http://www.larazon.es/noticias/noti_cul28065.htm

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viernes, marzo 02, 2007

25 años de la muerte Philip K. Dick, autor de 'Blade Runner'

(EFE. 01.03.2007 - 12:58h )


-Una editorial española edita su obra realista, desconocida hasta ahora.

-El escritor saltó al género de ciencia ficción por motivos económicos.Sus libros han inspirado numerosos guiones de Hollywood, como por ejemplo Minority Report.

Es mundialmente conocido por haber inspirado Blade Runner y su carrera como escritor de ciencia ficción. Lo que pocos sabían es que Philip K. Dick empezó siendo un escritor realista y que su salto a la ciencia ficción se debió a motivos económicos.

Su desconocida obra realista llega a España con En busca de Milton Lumky, novela que inaugura una serie de este autor editada por el sello Bibliópolis .

El lanzamiento de este libro coincide con el 25 aniversario de su muerte -que se cumple mañana viernes- y del estreno de Blade Runner, película basada en uno de sus libros.

La trayectoria realista de Philip K. Dick (1928-1982) que se recupera ahora en la Colección Malabares sólo consiguió ver la luz "a rebufo" de su fallecimiento, según explica Luis G.Prado, editor y traductor de la obra.

Títulos como Confesiones de un artista de mierda, Mary y el gigante o El hombre cuyos dientes eran todos idénticos, sorprenden al mostrar un K. Dick joven, aunque "nada primerizo, que escribe obras ambiciosas, con tramas coherentes y consistentes de auténtico calado sentimental", apunta G. Prado, fascinado por esta obra "alternativa" del autor.

En ellas se descubre un escritor "con voz propia" que plasma "historias lineales con relativa sencillez de escritura", y en el que se atisban similitudes con personajes, sobre todo en los personajes femeninos, que más tarde aparecerían en obras futuras como El hombre en el castillo, Valis o La transmigración de Timothy Archer.

El autor de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, que inspiró la mítica Blade Runner, tiene, según el editor, "mucho cajón", por lo que Hollywood recurre constantemente a sus textos para adaptaciones a la gran pantalla.

Es el caso de las películas Una mirada a la oscuridad (de Richard Linklater, película en la que se utilizó la técnica de la rotoscopia), Desafío total (Paul Verhoeven), Minority Report (Steven Spielberg) o Paycheck (John Woo).

Reconocido únicamente tras su muerte, esta recuperación del legado realista de K. Dick, no solo estará disponible en España, sino que, según asegura G. Prado, editoriales de Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Alemania, ya ha comenzado esta misma andadura.

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sábado, febrero 24, 2007

Nuevo trailer de Next


Hoy ha aparecido el trailer de Next, película basada en la novela de Philip K. Dick The Golden Man, que cuenta la historia de Cris Johnson (Nicolas Cage) un hombre que puede ver el futuro y sus consecuencias, que es perseguido por la agente del FBI Callie Ferris (Julianne Moore) que quiere usar sus habilidades para intentar evitar una amenaza nuclear anunciada sobre la ciudad de Los Angeles.Acompañando a los dos actores está la bellisima Jessica Biel (El Ilusionista) como la mujer de Cage (a pesar de que se llevan unos añitos, y se nota) y el veterano Peter Falk (Colombo). El director a cargo de la cinta es Lee Tamahori (Muere Otro Día), con guión de Gary Goldman (Minority Report).Ver trailer de Next
Eso sí, Cage debería tener un peluquero propio y llevarlo a los rodajes. Porque la peluca de cada nueva cinta es peor que la de la anterior (y eso que la "rata-muerta" de Ghost Rider era difícil de superar).Next se estrena el próximo 27 de Abril en los EE.UU.


Fuente: dvd en la red

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sábado, febrero 17, 2007

Un libro desvela los secretos mejor guardados de ?Blade Runner?

Recuperamos la reseña de un libro sobre el proyecto con el que se llevó a cabo la película Blade Runner

INFORMATIVOSTELECINCO.COM / EFE
29 de marzo de 2005

A Harrison Ford nunca le gustó Blade Runner. Sólo aceptó el papel para evitar que le encasillasen como superhéroe al uso. Durante el rodaje el actor se llevaba a matar con el director, Ridley Scout, y con su atractiva compañera de reparto, Sean Young.
Un libro sobre la mítica película aborda curiosidades y aspectos poco conocidos en España sobre el filme. El periodista Miguel Ángel Prieto recoge en su obra la génesis del proyecto y el complicado rodaje.

A pesar de que Blade Runner es una película de culto en medio mundo y de que Internet ha supuesto un buen caldo de cultivo para que los fanáticos de los replicantes filosofen sobre los sentidos esotéricos del filme y compartan curiosidades varias, poco se ha escrito en España sobre el proceso del rodaje de la película.

Blade Runner se considera en la actualidad la mejor película de ciencia ficción de la historia del cine; pero, al principio, no fue nada fácil. El filme fue ignorado por crítica y público, de ahí que Ridley Scott dijese que "pasó de fiasco a clásico sin haber sido nunca un éxito".

"Fue muy difícil poner económicamente en pie el proyecto, y tampoco fue fácil encontrar director y protagonista, que en un principio iba a ser Dustin Hoffman", explicó el periodista experto en cine Miguel Ángel Prieto en una entrevista.


17 capítulos de curiosidades

Blade Runner (Colección Making Of de la editorial T&B) aborda a lo largo de sus 17 capítulos y tres apéndices temas como la difícil elección del reparto, las pésimas relaciones personales entre el elenco, la mala aceptación que tuvo en un principio la película, la influencia estética en otras obras de ciencia ficción como Matrix o Minority Report, curiosidades de todo tipo y un análisis sobre si Deckard, el protagonista, es un replicante o no.

Al hilo de esa polémica, dos de las seis versiones de Blade Runner son tratadas también en profundidad por este libro. La primera, estrenada en 1982, en un principio contaba con un final sombrío en el que los protagonistas se metían en un ascensor y aparecía la famosa escena del unicornio, que insinuaba claramente que el personaje de Harrison Ford sí era un replicante, algo que Scott admitió definitivamente en 2000 y que el actor ha negado.

Sin embargo, nadie pareció entender el filme en los primeros pases de prueba, así que, "presionado y lleno de dudas", Ridley Scott decidió cambiar el final antes de estrenarla, imprimiéndole un toque más feliz y vital, en el que los actores se adentraban en un bosque.

La segunda gran versión, estrenada en 1992 y conocida como El montaje del director, retoma, según Prieto, "ese desenlace pesimista del unicornio que va más en consonancia con la estética de todo el filme y que deja menos cabos sueltos".

Con este libro, saldrán a la luz los entresijos de la mítica película. Blade Runner vuelve a estar de actualidad.

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sábado, febrero 10, 2007

La virtualidad al poder

Senadores americanos, diplomáticos suecos, derechistas franceses y guerrilleros anticonsumistas son algunos de los actores políticos del Second Life, el mundo virtual de Internet. Con 3 millones de usuarios, su creciente politización ya lo hace un nuevo campo de batalla.

Por Javier Sinay, de la redacción de Clarín.com
jsinay@claringlobal.com.ar


Para Aristóteles, el hombre es un animal político y por lo tanto el origen de la sociedad está en su ADN (claro que el filósofo griego no hablaba de genética...). En su filosofía, cada elemento de la naturaleza busca su perfección, y el hombre la encuentra en la polis. Ahora bien, ¿qué hubiera dicho Aristóteles de una polis de alucinación, en la que ya no se habla del hombre como animal político sino como animal virtual?

El interrogante lo plantea Second Life, el mundo virtual con gráficos 3D que alberga a casi tres millones y medio de usuarios/habitantes/avatares que interactúan y generan un tráfico de más de un millón de dólares americanos por día en una economía libre con fluctuación propia, ajena a los mercados del mundo real, pero conectada. Un juego de rol online masivo y multiplayer que ?fundado por Linden Labs, de San Francisco en 2003 y basado en las fantasías cyberpunk de novelistas como Neal Stephenson y Philip K. Dick, más allá de The Matrix- ya llegó demasiado lejos. A tal punto que se habla de un "metaverso": un universo más allá de lo tangible. El futuro llegó hace rato.

En las últimas semanas este mundo aparte se vio sacudido varias veces: su politización es creciente. Aquí, las políticas se entrelazan y se muerden la cola, con luchas reales y acciones virtuales: el senador republicano George Miller y la demócrata Nancy Pelosi (que preside la Cámara de los Representantes) tienen sus avatares y ya dieron conferencias en un Capitolio virtual; el Foro de Davos tuvo su ceremonia de cierre con transmisión virtual (Second Life fue tema de interés debido a su gran potencial económico y al extraño problema de aplicar impuestos reales sobre operaciones virtuales); Suecia está abriendo su embajada; el derechista francés Jean-Marie Le Pen tiene un local de su partido donde se puede debatir sobre libertad de expresión y matrimonio gay, y los usuarios organizan marchas virtuales en su contra; y hasta existe la SLLA (¡Second Life Liberation Army!), una célula de guerrilleros virtuales que luchó por la liberación del código fuente del programa (la única causa intrínseca) y realizó ataques anticonsumo a un local de Reebok. Todo, en el mundo virtual.

"Me parece natural que los políticos se interesen en Second Life para mostrarse renovados e innovadores... los mundos virtuales en el futuro de la política van a tener mucho impacto", dice Pablo Potvin, uno de los constructores del espacio argentino virtual, Argentonia. Y, directamente desde adentro, Wagner James Au ?autor del blog oficial de Second Life, New World Notes- suma: "Creo que la política virtual puede afectar a la política real. Los políticos crean presencia en el metaverso tratando de llegar a una audiencia que se está alejando de los medios tradicionales y pasa más tiempo en mundos online como este".

En algo parecen coincidir los que saben: Second Life debe ser visto estructuralmente como un nuevo nivel de la Red. "Por eso, creo que tiene mucho potencial para generar un base de partidarios entusiastas. La gente que participa de una reunión política en Second Life tiene más contacto con el tema que debatiendo en un foro 2D normal. Y por ejemplo, ahora hay 25 mil usuarios franceses, y si la socialista Ségolène Royal puede llegar a un 10% con su base virtual, tendrá 2.500 personas a su favor que de otra manera no hubiera tenido... y creo que eso hace una diferencia", sigue Au.

Mucho se habló de la Red como espacio de cíberdemocracia. Y mientras la revista Time elige como Persona del Año a los usuarios de todo el mundo y el filósofo superstar Slavoj Zizek reflexiona sobre este tema en relación a la dicotomía entre persona real y persona en pantalla, en Second Life el poder se construye por la tangente: "no es una cíberdemocracia", opina Pablo Potvin, "sino una plurarquía. No votamos, sino que consensuamos con el de al lado todo el tiempo". Para Au, en cambio, "no es una democracia al estilo un avatar/un voto, es más libertaria y cada individuo tiene el poder de crear un nivel propio de libertad, autoactualización y éxito financiero".

Lo cierto es que hay la mayor lucha política propia de Second Life es la liberación de su código fuente. Y se logró en las puertas del 2007. ¿Qué significa esto? La comunidad de desarrolladores del software libre ?formada por cualquiera que sepa programar- tiene en sus manos el abecé de este mundo virtual para hacerlo evolucionar. "Si no liberaban el código, Second Life iba a morir, porque la capacidad de innovación de una empresa es muy pequeña al lado de la de una comunidad", explica Potvin.

Pero la política real deja lecciones. Y así como los monarcas cedieron poder a una minoría de burgueses, ahora la monarquía de Linden hace lo propio con los programadores: es que desde el mundo real no es tan fácil transformar el metaverso. Como sea, las paredes virtuales y las reales pronto sabrán del tema con pintadas del tipo "Revolución o muerte... o Second Life".

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sábado, enero 27, 2007

Castillo alto

EMILI PIERA - El Mercantil Valenciano

La primera vez que me interesé por Stanislaw Lem fue por una referencia oblicua. Lem opinaba sobre la ciencia-ficción americana y decía, más o menos: «Está Philip K. Dick y están los demás, que no valen nada». Por está sátira, fue expulsado de alguna asociación americana de cazadores de hombrecitos verdes de la que era miembro honorario. A lo peor dijo lo que dijo para no tener que asistir a sus reuniones o porque no le pagaban el güisqui. Finalmente, mi estreno con Lem ha sido con la prosa memorialista, teñida de picor metafísico y más opiniones de lo que, a mi juicio, le convienen a una narración, de El castillo alto. El castillo alto también me ha servido para descubrir un sello -Editorial Funambulista - que trabaja muy bien. Es un libro hermoso por fuera y por dentro. Y muy bien escrito. Algunos párrafos basta ponerlos en renglón corto y el resultado es un poema: «Cuando era niño no murió nadie. Oí hablar de estas cosas como quien oye hablar de los meteoritos. Todos sabemos que caen pero ¿qué tienen que ver con nosotros?».

El castillo de este cuento sobre un niño que fue y la memoria del viejo que lo evoca (y las mentiras de uno y otro) es tanto un lugar físico de su pueblo como una Jerusalén resplandeciente que emite documentos de salvación si estás marcado con el sello de los elegidos o sabes como construir, sin pronunciarlo, el verdadero nombre del Altísimo, el niño judío jugaba a la cábala, pero no logra engancharme. Los aficionados a la ciencia ficción somos como los seguidores del Rayo Vallecano: estamos acostumbrados a sufrir. Una mala peliculilla sólo reclama dos horas, pero hay que invertir más tiempo en una novela. Y después de todo, Lem exageraba. Crónicas marcianas (Ray Bradbury) sigue siendo una de las mejores elegías del siglo XX. Y lo mismo que diría de su (nuestro) amado Philip. K. Dick puede decirse, también, de Arthur Clarke: a menudo escriben como dentistas, pero siempre imaginan como Dios.

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domingo, enero 07, 2007

Contra la crítica androide

Por: Salvador Barros, El Siglo de Durango


27 de diciembre de 2006
Desde modestas ediciones de tapa blanda, el norteamericano Philip K. Dick (1928-1982) construyó una de las obras centrales de la literatura del siglo XX. La influencia que Dick ha tenido sobre la imaginación contemporánea es sólo comparable a la de Kafka o Borges. Dick transportó hasta la ciencia ficción el antiguo tópico de la irrealidad del mundo, que puede resumirse en el título de la obra de Calderón: la vida es sueño. Su otro gran tema fue la relación entre la identidad y la memoria. El título que eligió Capanna para su ensayo, Idios Kosmos, refiere al "mundo (cosmos) particular (idios)", el mundo soñado que abunda en las ficciones de Dick. Las preguntas "¿qué es real?" y "¿quién soy yo?" lo acompañaron en las ficciones y en la vida, en la lucidez y en sus episodios de locura.

Dick encontró en Capanna a un crítico ejemplar. Su libro es un auténtico ensayo, por todo lo que el género tiene de mezcla entre voluntad de objetivación y diario de lectura, entre búsqueda de conocimiento y pasión. Jaime Rest, que definió al ensayo como "el cuarto en el recoveco" de la literatura, escribió: "Sea cuales fueren el tono y la dimensión del ensayo, éste debe resultar persuasivo, y ha de crear en torno del lector una especie de sortilegio verbal". Capanna consigue este sortilegio a través de la empatía con su personaje y un profundo conocimiento de la historia de la religión y la filosofía. No traza una biografía tradicional: al comienzo enumera en pocas páginas los hechos de la vida de Dick, a los que habrá de volver en su texto según lo exija la historia intelectual del escritor (que es también, debido a sus episodios psicóticos, una historia clínica). Pero el centro del libro está en la relación que las ficciones de Dick establecen con el pensamiento gnóstico, en particular con la creencia de que nuestro mundo fue creado no por el verdadero Dios, sino por un demiurgo -malvado, o al menos insuficiente-, un ángel caído. El Dios verdadero es el dios invisible y desconocido. Dick quedó profundamente marcado por la lectura del Evangelio de Tomás, uno de los textos gnósticos encontrado en Nag Hammadi en 1945. No era el único de su círculo en interesarse en las formas más secretas del misticismo: su amigo el obispo Pike (pastor episcopal que fue echado de su congregación por sus ideas en extremo liberales y su culto del espiritismo) murió en el desierto palestino, donde se internó en busca de manuscritos esenios, con un par de gaseosas por toda provisión.

Capanna ha escrito un libro tan notable en la cercanía que establece con la figura de Dick como en las distancias que elige. A pesar del recorrido por las drogas, los arranques místicos y el gnosticismo que fue la vida de Dick, Capanna no le da ningún lugar a la leyenda romántica del artista loco (en la que Dick calzaría perfectamente). Su exposición de las distintas facetas del movimiento gnóstico es muy clara, pero la curiosidad no significa simpatía: Capanna, que es cristiano, nos recuerda que el gnosticismo hubiera llevado a la disgregación de la Iglesia y que su idea de la salvación era claramente elitista.

Pablo Capanna es florentino de nacimiento, pero estudió en la Argentina. Entre sus muchos méritos está el de haber escrito el primer libro sobre el género publicado en español: El sentido de la ciencia ficción (1962). En las páginas finales del libro, además de retratar las relaciones entre Dick y sus críticos, Capanna hace un demoledor análisis de la crítica académica. "La industria del paper es el resultado de toda una estrategia de los ´humanistas para ser aceptados en el mundo de la Big Science, ese vasto continuo de ciencia y técnica [ ]. Para arrancarles fondos destinados a estudios literarios a quienes patrocinan la investigación, es preciso persuadirlos de que esa sospechosa actividad no tiene nada en común con la vieja retórica o la crítica subjetivista, sino que se circunscribe en el ámbito de la ciencia". Capanna postula entonces otro modelo crítico basado en la empatía y alejado "de la crítica androide que indignaba a Dick".



http://www.elsiglodedurango.com.mx/archivo/116485.contra-la-critica-androide.siglo


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jueves, enero 04, 2007

La experiencia religiosa de Philip K. Dick

Philip K. Dick murió de un repentino infarto en 1982. En sus libros trata a menudo de la cualidad ilusoria de la realidad tal como nosotros la conocemos. En marzo de 1974, Dick vió lo que luego describiría como una visión del apocalipsis, y dedicó el resto de su vida a intentar comprender lo que había experimentado. Prueba de ello es su libro ?El Último Testamento?, de donde el dibujante Gregg Rickman extrajo varios diálogos para confeccionar una historieta gráfica. Ese comic fue publicado en varios fragmentos en 1985. Tres años mas tarde fue traducido al castellano y vuelto a publicar por la revista El víbora. Ahora lo tienen aquí para descargarlo y leerlo a gusto. (Fuente: Katarsis)

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domingo, diciembre 31, 2006

La pistola de rayos

Recuperamos la referencia aparecida en Gigamesh sobre la edición de una novela inédita hasta ahora en nuestro país.


PHILIP K. DICK
LA PISTOLA DE RAYOS
Una invasión extraterrestre amenaza con triunfar a causa de la moda y la política terrestres

Novela inédita en castellano de Philip K. Dick


Lars Powderdry es diseñador de moda armamentística. Bendecido por el talento de médium, sus diseños permiten al Bloque Oeste mantener la frenética carrera de armamento con el Sector Este, en un constante equilibrio que, a través del miedo, asegura la paz en la Tierra? hasta que unos satélites alienígenas se sitúan en órbita y comienzan a volatilizar ciudades de ambos bandos.

La pistola de rayos destila un humor irreverente con el que Dick construye una sátira desquiciada sobre los sinsentidos de la Guerra Fría. El californiano emprende una de sus portentosas exploraciones de lo que constituye el tema central de su obra: la paranoia vital, tanto individual como colectiva, y su inevitable vinculación con nuestra forma de interpretar la realidad.

?El autor más consistente y brillante de ciencia ficción del mundo?
John Brunner




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La búsqueda desesperada de una tabla de salvación en una carrera de mentiras.

Los Protocolos de Conversión del 2002 marcaron las pautas de la carrera armamentística entre las dos esferas de influencia de la Tierra. Lars Powderdry es uno de los hombres más importantes del Bloque Oeste: cuando cae en trance, es capaz de diseñar las armas más prodigiosas. Solo Lilo Topchev, su homóloga del Sector Este, es capaz de competir con él. Pero cuando una amenaza externa, que adopta la forma de satélites alienígenas, empieza a devastar sistemáticamente ciudades de ambos bandos, Powderdry y Topchev se verán forzados por sus respectivos gobiernos a colaborar en el diseño de un arma... una que funcione. Sin embargo, serán un dibujante de cómics y un juguetero peculiar los que tendrán la respuesta.

En esta novela, hasta ahora inédita en nuestro país, Philip K. Dick elabora una parodia de la guerra fría y la disuasión nuclear. Los personajes, obligados por las circunstancias a abandonar el cálido y confortante manto de la mentira asumida, bordean la esquizofrenia al verse abocados a una espiral de angustia e inseguridad. Cínica y socarrona, abarca tanto el homenaje al pulp más desaforado en el que empezó su carrera como la semilla de la temática que marcaría su obra en conjunto: la inseguridad de la percepción y la incapacidad de aprehender la naturaleza íntima de la realidad.

Demoledora comedia contra el absurdo de la Guerra Fría del autor de Blade Runner.



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EL AUTOR

Philip K. Dick (1928?1982) nació en Chicago y a los cinco años se trasladó a Berkeley, donde residió buena parte de su vida. Inició estudios de filosofía que abandonó enseguida. En 1952 publicó los primeros cuentos, y en 1955 apareció su primera novela, Lotería solar. En 1963 consiguió su único Hugo por El hombre en el castillo, y a partir de entonces encadenó una serie de años prolíficos con otros sin apenas producción debido a continuos problemas psicológicos. Cuando su nombre iba a saltar a la fama gracias al film Blade Runner, adaptación de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, Dick falleció de un ataque cardíaco y pasó a engrosar la lista de autores legendarios de la cf.

Más información sobre el autor



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PRESENTACIÓN

Es una falacia que existan Dicks menores.

El manual de instrucciones de la posmodernidad tiene muy claro, como lo tiene siempre sea cual sea la eventualidad a la que deba hacer frente, qué es lo que define la obra dickiana y la naturaleza básica de sus personajes: nada es lo que parece; nadie sabe quién es en realidad; nunca hay la menor esperanza de que exista una respuesta válida para el sinfín de preguntas que recorren y atraviesan la historia. Esa receta interpretativa permite que todavía se tenga como expresión máxima del ethos dickiano lo que nos muestra la pantalla durante el metraje de Blade Runner y, como contrapartida, que se desprecie olímpicamente un título como Asesinos cibernéticos por considerarlo mero metraje comercial prolongado a costa de un patrón de corte y confección que ha sido tomado en vano.

Eso es muy coherente, claro está, cuando se parte de la base de que es preciso negar toda posible trascendencia y se utiliza instrumento cognoscitivo de que todos los conocimientos son intercambiables y solo pueden ser regulados de acuerdo con el valor de cambio que hayan alcanzado en la pasarela mediática del momento. Se olvida así, no obstante, que la vida y la obra de Dick estuvieron regidas ?de manera casi obsesiva, casi maldita? por el hecho de que el segundo nombre de Philip Dick fuese Kindred, es decir, «parentesco».

A primera vista, entonces, la peripecia argumental y los protagonistas de La pistola de rayos encajan sin ninguna dificultad en ese parti pris ya especificado: tenemos a un par de diseñadores de moda armamentística que se ganan la vida vendiendo mentiras inexistentes que no pueden ser utilizadas en el mundo real y que, de pronto, ponen al descubierto la falsedad en que se había basado su existencia cuando una amenaza exterior ?alienígena, claro está, y por más señas llegada de Sirio? hace que deban replanteárselo todo para salvar a una humanidad amenazada. La solución es encontrada en el último momento, las falsedades quedan más o menos puestas en su sitio y las maldades dictatoriales reciben su merecido.

Cierto, desde luego, porque todo eso está escrito en negro sobre blanco a lo largo de las páginas de la novela. Pero ese análisis y/o punto de vista, por hacerle el favor de llamarlo de alguna manera, se niega obstinadamente a aceptar la desesperada búsqueda de trascendencia que ?cada uno a su manera? emprenden Lars Powderdry, Lilo Topchev y el insignificante fabricante de juguetes llamado Vincent Klug. Peor aún, se niega a plantearse ?aunque solo sea como hipótesis de trabajo? la amenazadoramente clara posibilidad de que esa búsqueda de una salida cósmica, metadiscursiva y trascendental sea lo que realmente le interesa a Dick y que, sorpresa, la novela no solo se abstenga de negar su existencia sino que termine encontrándola entre las paredes de un juguete tan insignificante, a primera vista, como el hombre que lo ha creado.

No se podía esperar otra cosa de un credo vergonzante como el de la posmodernidad, que evita mirar hacia delante más allá de sus cuatro paredes para no tener que enfrentarse al abismo de negrura que devuelve la mirada en cuanto se llega al final de los años: para el especialista en prêt-à-porter dickiano, que Lars Powderdry se obsesione ?y obsesione a quien lo lee? preguntándose qué ha sido de su amante Maren Faine, o decida pasar muchos años aguardando la llegada de un hipotético medio de transporte en el tiempo para retroceder al momento crucial, no solo resulta incomprensible y chocante, sino que roza lo blasfemo. Dick, a través de Powderdry, lo ha dejado muy claro: sus muchos trances no le han permitido entrever a Dios, pero no dejará de volver la mirada en todas direcciones para dar con la deidad.

ALBERT SOLÉ



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Ficha técnica:
Philip K. Dick, La pistola de rayos (The Zap Gun, 1967)
Ediciones Gigamesh. Barcelona, 2006.
Colección dirigida por Alejo Cuervo
Traducción de Albert Solé y Eva Feuerstein
Prólogo de Albert Solé
Ilustración de portada de Juan Miguel Aguilera
ISBN 84-96208-29-X
P.V.P. 11,95 ?
240 págs.

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jueves, diciembre 28, 2006

el cazador de recompensas parecía un hombre corriente...


En la penumbra, el cazador de recompensas parecía un hombre corriente, no peligroso. Cara redonda, lampiña, rasgos suaves, como de burócrata. Metódico pero informal.

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?


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martes, diciembre 26, 2006

Ursula K. Le Guin sobre Philip K. Dick

"El hecho de que Dick sea entretenido se basa en que sus relatos mezclan la realidad y la locura, el tiempo y la muerte, el pecado y la salvación - y todo esto escapa a la mayoría de los críticos. Nadie dice que tenemos nuestro propio Borges local" -- Ursula K. Le Guin
Dick y Ursula K. Le Guin, comparten algo más que esa letra K., ambos fueron al mismo instituto (Berkeley (Ca.) High School, 1947), aunque curiosamente no se conocieron. Le Guin (entonces Ursula Kroeber) había avanzado un grado, mientras que Dick perdió un año con la agorafobia que le torturaría de adulto. Le Guin sería más tarde una de sus mayores valedoras y escribió The Lathe of Heaven (La Rueda Celeste) como un homenaje consciente a Dick; ambos mantuvieron amistad y correspondencia hasta la muerte de Phil.


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