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viernes, febrero 29, 2008

Hace 45 años los lectores descubrían Rayuela


Lunes 18 de febrero de 2008 - lanacion.com

El 18 de enero de 1963 se publicó Rayuela , novela -o antinovela- de Julio Cortázar. "¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua." Así comienza, en su versión convencional, o sea a partir del capítulo 1, uno de los escritos más influyentes del llamado boom de la literatura latinoamericana. Según se anuncia en el Tablero de Dirección con que abre el volumen: "A su manera este libro es muchos libros, pero sobre todo es dos libros". Allí, además de aclararle al lector que puede leerse de forma convencional, también se informa que existe otro orden, que lo lleva, por ejemplo, de los capítulos centrales a los primeros, luego al final y así. La historia principal está basada en un grupo de intelectuales y buscavidas sudamericanos en París en la década del 50, aunque hay continuos datos, aparentemente inconexos, que ayudan a darle a la narración una visión caleidoscópica. Toques existencialistas, humor, desenfado, Cortázar consiguió con este escrito un nombre propio en las letras contemporáneas. Traducido a doce idiomas, hay quienes han querido ver en esta obra lo mismo que significó el Ulises , de James Joyce, una verdadera revolución dentro la literatura española.



Luis Ini

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domingo, diciembre 09, 2007

Un concierto escenificado con textos de Julio Cortázar recalará en el Versus Teatre de Barcelona

'La maga i el Club de la Serpiente' de Quim Lecina es un concierto escenificado con textos de la novela 'Rayuela' de Julio Cortázar, que el autor argentino dedica al club, y la música de clásicos del jazz. El espectáculo puede verse del 4 al 22 de diciembre en el Versus Teatre de Barcelona.

Julio Cortázar

La acción empieza en París, a finales de los años 50, concretamente en el barrio de Saint Germain-des-Près, donde los intelectuales de distintas nacionalidades, un grupo de amigos, forman 'El Club de la Serpiente'.

En el local se reúnen para escuchar jazz, beber vodka y disertar sobre política, literatura, pintura y sobre todo sobre las relaciones humanas.

El jazz es el contrapunto musical de los acontecimientos, un protagonista más, que enlaza las conversaciones y las relaciones de los componentes del Club.

Las piezas musicales que suenan son de Bix Beiderbeke, Louis Armstrong, Bessie Smith, Coleman Hawkins y Big Bill Broonzy, Champion Jack Dupree, Duke Ellington, Jelly Roll Morton y Earl Hines, entre otros. La dirección musical va a cargo de Àngel Molas.

Los habituales del Club son el exiliado argentino Horacio Oliveira, el filósofo checo Ossip Gregorovius, el músico norteamericano de jazz Ronald Bab y la maga Lucía, una paraguaya que llegó a París con su hijo Rocamadour, entre otros.

Terra Actualidad - Europa Press

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martes, agosto 28, 2007

Cortázar para los jóvenes


Rafael Ortega *

Cuando Julio Cortázar escribió ?Rayuela? pensaba haber hecho un libro para la gente de su generación. La gran sorpresa sería ?años más tarde? que la gente de su edad, de su generación, no entendió nada.
Centenares de cartas, en su mayoría enviadas por jóvenes y adolescentes, llegaron a las manos del autor en señal de aceptación cuando el libro se publicó en Buenos Aires y empezó a ser leído en América Latina.
Esto demuestra que una de las maneras de cambiar la realidad no es a través de una filosofía, sino por medio de la experiencia del hombre angustiado que no acepta la existencia como es. Eso sirve mucho más como modelo para los jóvenes que un libro de texto sobre filosofía.
En el momento en que ?Rayuela? se publicó aún no había hippies, pero había una generación que empezaba a mirar a sus padres y decirles: "Ustedes no tienen razón. Ustedes no nos están dando lo que pretendemos. Ustedes están dando en herencia un mundo que nosotros no aceptamos".
En una entrevista publicada en Cuadernos de Texto Crítico (Universidad Veracruzana, México, 1978), cuando Evelyn Picón Garfield le preguntó por qué fueron los jóvenes los que encontraron algo que los impresionó, Cortázar respondió: "Yo creo que es porque en ?Rayuela? no hay ninguna lección. A los jóvenes no les gusta que les den lecciones. Los adultos aceptan ciertas lecciones. Los jóvenes, no. Los jóvenes encontraban allí sus propias preguntas, sus angustias de todos los días, de adolescentes y de la primera juventud, el hecho de que no se sienten cómodos en el mundo en que están viviendo, el mundo de los padres".
Entonces ?Rayuela? lo único que tenía era un repertorio de preguntas, de cuestiones, de angustias, que los jóvenes sentían. Eso explica por qué la obra resultó importante para los jóvenes y no para los viejos.
Otra de las razones por las que Cortázar caló entre el público joven se debe al elemento lúdico presente en su obra. "Hay un viejo juego, que yo sigo practicando con resultados que me asombran, que es lo que alguien llamó la ?poetomancia?. O sea, tomar un libro de poemas, cualquier libro de poemas, cerrar los ojos, abrirlos y poner el dedo en un verso y leer ese verso; es impresionante la cantidad de veces que en mi caso, el verso en el que caigo me ilumina un futuro inmediato o me aclara un pasado o me muestra cuál es mi presente, entonces, ¡cómo no creer en el poder del lenguaje!, cuando ese simple juego se vuelve una cosa seria", confesó el escritor.
Confirmada queda entonces la conjetura de que el juego y el humor representaban algo serio para él, porque "tal vez para un escritor la única manera de combatir ciertas nostalgias es escribiendo".
Además de ?Rayuela?, Cortázar logró trascender, con ?Los premios? y ?62/Modelo? para armar, las barreras del género novelístico. "Mucho de lo que he escrito", dice en un ensayo autocrítico en ?La vuelta al día en ochenta mundos?, "se ordena bajo el signo de la excentricidad, puesto que entre vivir y escribir nunca admití una clara diferencia... Se reprocha a mis novelas, ese juego al borde del balcón, ese fósforo al lado de la botella de nafta, ese revólver cargado en la mesa de luz, una búsqueda intelectual de la novela misma, que sería un continuo comentario de la acción y muchas veces la acción de un comentario".
Pero Cortázar no sólo representa una figura literaria mayor para los jóvenes; es, además, como dijo Tom Bishop al publicarse la edición norteamericana de ?Historias de cronopios y famas?, "uno de los de esa casta selecta que está desapareciendo, un humorista intelectual".
En estos cuentos cortos, escritos en prosa poética "más para ser sentida que entendida", Cortázar ?para quien "el humor es una de las cosas más serias en existencia"? agrupa a los seres humanos en tres categorías: 1) cronopios (seres artísticos, temperamentales, "desordenados y tibios"); 2) famas ("en las sociedades filantrópicas las autoridades son todas famas", "pesimistas por naturaleza"); 3) esperanzas ("se dejan viajar por las cosas y los hombres, y son como las estatuas que hay que ir a ver porque ellas no se molestan"). Cortázar adquirió la noción de esos personajes que llamó cronopios durante un concierto de Louis Armstrong en París, en 1952. Escribió entonces una reseña para Buenos Aires Literaria que 15 años después fue reeditada en ?La vuelta al día en ochenta mundos?: "Un mundo que hubiera empezado por Picasso en vez de acabar por él, sería un mundo exclusivamente para cronopios, y en todas las esquinas los cronopios bailarían tregua y bailarían catala, y subido al farol del alumbrado Louis soplaría durante horas haciendo caer del cielo grandísimos pedazos de estrellas de almíbar y frambuesa, para que comieran los niños y los perros".
"Son cosas que uno piensa cuando está embutido en una platea del teatro Des Champs Elysees..., y los famas llegados al concierto por error o porque había que ir o porque cuesta caro, se miran entre ellos con un aire estudiadamente amable, pero naturalmente no han entendido nada...", agrega.
Si los cronopios representan a los seres artísticos, temperamentales, entonces Julio Cortázar era uno de ellos. Esto podría sonar un tanto abstracto, pero tal como declaró el escritor durante una charla que aparece en ?La fascinación de las palabras, de Omar Prego y Julio Cortázar? (1985): "El hombre que habita un mundo lúdico es un hombre metido en un mundo combinatorio, de invención combinatoria, está creando continuamente formas nuevas".
Existen dos maneras de influir en la gente joven: enseñar con textos y teorías, y transmitir a través del juego experiencias anecdóticas o existenciales. "Para mí, una literatura sin elementos lúdicos era una literatura aburrida, la literatura que no leo, la literatura pesada...".
En una entrevista realizada en París (?Siete voces. Los más grandes escritores se confiesan con Rita Guilbert?, 1968), cuando se le preguntó a Cortázar sobre el futuro de la novela, él respondió: "Me importa tres pitos; lo único importante es el futuro del hombre, con novelas o televisores o todavía inconcebibles tiras cómicas o perfumes significantes o significativos, sin contar que a lo mejor uno de estos días llegan los marcianos con sus múltiples patitas y nos enseñan formas de expresión frente a las cuales El Quijote parecerá un terodáctilo resfriado (...). El futuro de mis libros o de los libros ajenos me tiene perfectamente sin cuidado; tanto ansioso atesoramiento me hace pensar en esos locos que guardan sus recortes de uñas o de pelo; en el terreno de la literatura también hay que acabar con el sentimiento de la propiedad privada, porque para lo único que sirve la literatura es para ser un bien común (...). Un escritor de verdad es aquel que tiende el arco a fondo mientras escribe y después lo cuelga de un clavo y se va a tomar vino con los amigos. La flecha ya anda por el aire, y se clavará o no se clavará en el blanco; sólo los imbéciles pueden pretender modificar su trayectoria o correr tras ella para darle empujoncitos suplementarios con vistas a la eternidad y a las ediciones internacionales".
Y con respecto al lenguaje en sus obras, el escritor confesó a Omar Prego: "También hay un ataque al lenguaje anquilosado, al lenguaje quitinizado. Allí, a mi manera, yo libré un combate en el plano del idioma, porque pensaba (y lo sigo pensando) que ese es uno de los problemas más graves que hay en América Latina, toda esa hipocresía lingüística con la que habrá que acabar de una vez".
En definitiva, aparte del legado de su obra, Cortázar dejó estos sabios consejos para quienes pierden su tiempo instaurando mafias dentro del mundillo literario de cualquier comarca del Universo y especialmente para aquellos que se desviven por destacar ?a fuerza de empujoncitos?, descuidando los valores más elementales del ser humano.

* El escritor venezolano Rafael Ortega publicó esta nota en la revista de los escritores hispanoamericanos en internet Letralia.com.

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martes, junio 26, 2007

El Festival Jazzetania y Rayuela

El Ayuntamiento de Canfranc (Huesca) organiza, del 8 al 22 de julio de 2007, el I Festival Internacional de Jazz en el Pirineo Aragonés, Jazzetania

26/06/2007 EUROPA PRESS

Este evento musical, que ha sido presentado hoy en rueda de prensa en el "Espacio Ambar" de Zaragoza, reunirá a grandes figuras y reconocidos intérpretes del jazz nacional, si bien también habrá un espacio para la participación de los músicos extranjeros.

Todos los conciertos son gratuitos hasta completar el aforo y están patrocinados por la Diputación Provincial de Huesca y el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, entre otras entidades tanto públicas como privadas. El Festival toma su nombre de la Comarca de la Jacetania.

"Esta iniciativa surgió el año pasado cuando intercalamos conciertos de jazz en el Festival Pirineos Classic" --que se celebra desde el año 2002 en la Comarca de la Jacetania, con sedes este año en Canfranc, Castiello de Jaca, San Juan de la Peña y Villanúa--, "que tuvieron muy buena acogida", manifestó el alcalde de Canfranc, Fernando Sánchez. El gran éxito de público obtenido por los conciertos de jazz animó a programar un festival independiente, dedicado específicamente a esta especialidad musical.

El presidente de la Comarca de La Jacetania, Alfredo Terrén, manifestó que "se ha visto con buenos ojos las inquietudes musicales del Ayuntamiento de Canfranc" y animó "a que siga en esa línea y que sea el inicio de otros festivales".

La directora artística del Festival, Carmen Martínez, desglosó las actuaciones con las que esta primera edición va a contar. El festival comienza con el espectáculo "La música secreta de las palabras", en el que se va a escuchar música de jazz inspirada en textos literarios y viceversa, como 'Rayuela', de Julio Cortázar, "una las novelas inspiradas en el jazz". Asimismo, señaló que esta actividad, que se celebrará el día 8 de julio, a las 22:30 horas, en el hotel Santa Cristina de Canfranc, "tiene un concepto pedagógico".

En la siguiente jornada, Manel Camp Quartet presentará su disco 'Tornassol'. "Es un cuarteto integrado por cuatro músicos fantásticos, como Horacio Fumero, que durante 19 años fue contrabajista de Tete Montoliu", explicó Martínez. La actuación será en la Carpa de Fiestas de Canfranc-Estación, a las 22:30 horas del 11 de julio.

'Jazz on Bach' es la propuesta que presentarán Francesc Capella Septet & Friends, en el mismo recinto el día 12 de julio. Estos músicos "cogen temas de Johann Sebastian Bach y los trabajan con forma de jazz; es de los pocos conjuntos que hacen este trabajo en España", indicó la directora artística de Jazzetania, Carmen Martínez, al tiempo que añadió que "en esta actuación colaborarán dos músicos clásicos, Joan Enric Lluna al clarinete y Toni García Araque al contrabajo".

Por otra parte, Martínez resaltó la actuación de Víctor Mendoza & BCN Percussion Project, "uno de los tres vibrafonistas más importantes americanos", que actuará el 19 de julio en la Carpa de Fiestas de Canfranc-Estación; y la actuación de "Cajonmanía", que realizan jazz-flamenco fusión, el día anterior.

Además, están programados varios conciertos de los alumnos de los cursos de Pirineos Classic & Jazz. Se trata de conciertos pedagógicos que pretenden difundir el jazz desde una vertiente formativa, protagonizados por los profesores y alumnos de los Cursos Internacionales de Música que se celebran en paralelo al festival.

ACTIVIDADES PARALELAS
En paralelo al Festival, tendrán lugar en Canfranc dos actividades de orden pedagógico, centradas en el mundo del jazz y la música moderna. Entre ellas está el III Curso Internacional de Jazz --del 9 al 15 de julio--, que lleva celebrándose en Canfranc desde el año 2005.

Además, se impartirá el I Curso Internacional de Percusión en los Pirineos --del 17 al 21 de julio--, un nuevo curso íntegramente dedicado a la percusión en todas sus facetas, "incluida la terapéutica para mejorar la energía personal", matizó Martínez. La mayoría de los músicos que actuarán en el festival Jazzetania impartirán clases en estos cursos.

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lunes, mayo 14, 2007

«Me preocupa que se esté poniendo en duda la vigencia de Julio Cortázar»

Fernando Iwasaki y el bilbaíno Pedro Ugarte, protagonizan mañana una mesa redonda en la que se analizará la obra del creador argentino. El escritor peruano parangona a Cortázar con Allan Poe o Stendhal
J. DÍAZ DE ALDA/Cultura/El Diario Vasco / 11-mayo-2007


SAN SEBASTIÁN. DV. Fotografías, cartas, libros, objetos, músicas, viajes. El mundo del ya mítico escritor Julio Cortázar (Bruselas, 26 de agosto de 1914 - París 12 de febrero de 1984) -expuesto en el Centro Cultural Okendo-, va a ser el escenario, mañana, de una mesa redonda en la que dos prestigiosos escritores, el peruano Fernando Iwasaki y el bilbaíno Pedro Ugarte analizarán la obra del autor de Rayuela, La vuelta al día en ochenta mundos, Historias de cronopios y de famas y tantas otras obras que han convertido al escritor argentino en un inexcusable punto de referencia de la literatura latinoamericana.

Tanto Iwasaki como Ugarte son reconocidos apasionados de la obra de Cortázar. La obra de Pedro Ugarte (Bilbao,1963) constituye una de las referencias fundamentales de la literatura vasca contemporánea. Premio Nervión de Poesía con su primer libro, Incendios y amenazas (1989), su siguiente poemario fue El falso fugitivo (1991). Dentro del genero narrativo ha publicado varios libros de cuentos: Los traficantes de palabras, Noticia de tierras improbables, Manual para extranjeros y La isla de Komodo, su primera novela, Los cuerpos de las nadadoras (1996) fue finalista del Premio Herralde y Premio Euskadi de Literatura. También es autor de una Historia de Bilbao y colaborador habitual en varios medios de la prensa vasca.

Fernando Iwasaki (Lima, 1961), fue director del área de cultura de la Fundación San Telmo de Sevilla (1991-1994) y profesor de la Universidad del Pacífico de Lima (1988-1989). Es autor de libros como El ajuar funerario, Un milagro informal y El sentimiento trágico de la liga. Ha sido colaborador de Diario de Sevilla (1999-2000), La Razón (1998-2000), El País (1997-1998), Diario 16 (1991-1996), Expreso (1986-1989) y La Prensa (1983-1984). Actualmente es columnista del diario ABC.

La condición latinoamericana de Iwasaki confiere probablemente al escritor peruano una especial cercanía y sintonía a la hora de analizar la obra de Julio Cortázar, un escritor que, para Iwasaki «convierte el lenguaje mismo y la literatura en un laboratorio. Cortázar -asegura el escritor peruano- es alguien que está constantemente experimentando y además muchos de sus títulos y de sus obsesiones tienen que ver con esos experimentos. Los juegos, los ritos... todo ello forma parte de un todo coherente que hacen a Cortázar tan universal». Pero Iwasaki, que se declara lector y pensador apasionado de Cortázar hace sin embargo una advertencia y constata un hecho que le «preocupa». «En los últimos años y en las últimas generaciones de lectores, no sólamente en España sino en Argentina, están proliferando muchas voces que aseguran que el tiempo de Cortázar ya pasó. Están asegurando que es un autor que ha envejecido mal y yo soy -dice Iwasaki- un resuelto detractor de esas aseveraciones. Para mí, hoy más que nunca hace falta Cortázar».

Iwasaki hace también un análisis sobre la forma de entender al escritor argentino por parte de los propios literatos latinoamericanos. «Hay muchos latinoamericanos que se sienten más vinculados a su DNI nacional que a su ADN literario. Yo desde luego prefiero mi ADN literario. Para mí, cualquier escritor en mi lengua sea de donde sea forma parte de mi ADN literario. A mi me gustaría -dice con énfasis Iwasaki- que de cualquier libro mío, si esto fuera una célula madre, pues saliera hasta Homero. Todo lo que he leído. Yo rebaso mi lengua pero comprendo que haya personas que se sientan muy orgullosas de presumir que de su genoma literario sólamente sale gente de su propio país. Hecha esta aclaración -precisa el escritor peruano- yo a Cortázar lo veo no sólo cómo un escritor latinoamericano sino mucho más. Lo veo como puedo ver a Edgar Allan Poe, a Stendhal y a tantos otros».

Iwasaki es también muy directo cuando se le pregunta sobre el «mito Cortázar». Para el autor de El ajuar funerario, existe realmente ese mito entre otras cosas «porque a la generación de los sesenta e incluso bastante antes nos encantaba crear estos mitos en los escritores y, la verdad, yo no veo que hoy en día haya esta misma ambición mítica. A la hora de leer la gente es hoy un poquito más pragmática. Se habla mucho más de las ventas que de los resultados. Yo pertenezco a una generación en la que no nos dábamos cuenta de los resultados. A mí me deslumbraba Cortázar y eso ya era suficiente. Yo sentía que con la lectura de las primeras páginas de las Historias de cronopios y de famas ya había amortizado el libro».

Fernando Iwasaki es también conciso cuando se le pregunta por las «lagunas» que dejó el autor argentino. «A Cortázar -dice-, para lo que lo necesito es para la complicidad. Para que su magisterio en el relato breve siga funcionando. Para siempre sorprenderme con la irrupción de lo fantástico. Pero nunca pediré a Cortázar más de lo que ya me dio. Lo releo a menudo y no tengo necesidad de más. Del mismo modo nunca pediré a Vargas Llosa o a Carlos Fuentes sentido del humor; en cambio Cabrera Infante, aunque esté ya fallecido, me sigue haciendo reir. A los autores hay que pedirles aquello que te pueden dar y no hay que pedirles todo porque todo nunca lo va a dar nadie».

El escritor peruano se refiere finalmente al hecho de cómo los lugares «marcan» a los autores. Un aspecto al que el propio Cortázar se refirió en varias ocasiones, sobre todo en sus cartas. En el caso de Iwasaki ese lugar es Sevilla. «Es una ciudad en la que prácticamente he vivido la mitad de mi vida. En este momento puedo escribir ficción ambientada en Sevilla pero advirtiendo que uno debe siempre escribir sobre lugares donde ha sido feliz y donde ha acumulado vivencias. Distinto es cuando uno dice que va a escribir una novela sobre San Sebastián, por ejemplo, y su conocimiento de San Sebastián es sólo literario. Eso, más tarde o más temprano hace aguas».

CASA DE CULTURA DE OKENDO I Mañana, jueves, Mesa redonda con los escritores Fernando Iwasaki y Pedro Ugarte. 19:30 h. I Entrada libre



El encanto de 'Rayuela'



Si hay algún libro que ha inmortalizado al genial escritor argentino ha sido Rayuela, obra a la que Iwasaki considera que es «consecuencia del fenómeno Cortázar y además es un libro escrito con una idea fragmentaria de la literatura y los fragmentos de este libro siguen funcionando». Iwasaki refiere cómo cada vez que le invitan a dar una charla en colegios para incitar al fomento de la lectura en los más jóvenes siempre les lee el comienzo del capítulo 68 «y los chavales se matan de la risa. Las palabras no son reales, su mezcla resulta chocante pero los chicos entienden que allí está pasando algo y además entran al trapo de la celebración del lenguaje de Cortázar». Es un mensaje que funciona «aunque haya otros -dice- de más difícil comprensión. Otros capítulos que, indudablemente son más heavys». Pero los capítulos sueltos de Rayuela -subraya Iwasaki- «siguen funcionando de una manera brillante». La relectura de este libro es uno de los ejercicios más apasionantes para cualquier seguidor del creador argentino.

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miércoles, abril 25, 2007

Edith Aron, su propia 'maga'

La mujer que dicen que inspiró a Cortázar publica sus "rayuelas" en España

Edith Aron está a punto de cumplir 80 años y conserva la mirada y la ingenuidad que la convirtieron para muchos en la joven que en los años cincuenta de París inspiró la Maga de Rayuela, la novela más famosa de Julio Cortázar.

Edith Aron
Se vieron en un barco, a mitad de siglo, pero aunque vivían en Buenos Aires ese viaje común no los puso juntos; después, ya en París ambos, vivieron la amistad y la bohemia de aquellos años, y ella se hizo una figura de aquel conglomerado latinoamericano que hizo de París lo que cuenta Rayuela.

Ella estaba ayer en Madrid, presentando su propio libro, 55 Rayuelas, publicado en la colección La Otra Orilla por la editorial Belacqua. "¿Yo la Maga? Yo soy mi propia persona".

Es una mujer especial. Vive en Londres, con su hija, Joanna Bergin, cantante de ópera; al lado de su casa está el paso de peatones que cruzaron los Beatles para hacerse la foto más famosa de la historia de la música pop, y un día hasta allí se acercó Julio Cortázar, para saludarla por última vez en la vida, en 1977. Él moriría unos años más tarde. Ella nunca se recuperó de una "traición indigna de Julio", que impidió que salieran en alemán (la lengua natal de Edith) unos cuentos suyos traducidos por ella.

Cortázar apareció en la casa, él jugó con Joanna, que entonces era una niña, y se fue. La reconciliación acaso está en el alma, y en cierto modo en este libro, pero aún no puede estar en las palabras. Internet le ha ayudado a aliviar su rabia: ahí, en la Red, están las traducciones que Cortázar impidió que estuviera en forma de libro.

Pero Julio fue su amigo y, "en cierta manera, mi profesor"; le enseñó muchas cosas, y sobre todo le relacionó con un mundo, el latinoamericano, "que hoy me sigue emocionando". Y se emociona de veras, sus ojos se humedecen, cuando recuerda qué le apasiona de este universo "que me tiene más feliz en Madrid o Barcelona que en Londres o en Berlín". Aunque en ningún momento ella acepte que fue la Maga, estas 55 Rayuelas que figuran en el frontispicio de su nuevo libro (tiene otros, El tiempo en las maletas y Las casas falsas, "¡y tengo el triple en mis cajones!") le parece un buen título: "Fíjese: yo siento que él fue mi profesor en muchas cosas, y estas rayuelas significan mucho como expresión de mi gratitud"; pero cuando recibió el paquete de libros que le envió la editorial, "puse encima de la portada, ésta en la que se ve la rayuela", como en la primera edición latinoamericana de la famosa novela, "un papel que decía, en alemán, Mein Buch".

No es Rayuela, ni lo pretende, una carta a Julio, que sale "cuando es importante", pero refleja en muchos de sus cuentos o rayuelas el mundo que ahora resulta ya definitivamente cortazariano y rayuelino. He aquí, por ejemplo, una frase que parece extraída de las ocurrencias surrealistas, e incandescentes, de aquella Maga de la que varias generaciones hubieran querido estar enamoradas: "Cuando íbamos a hacer las compras con mi madre, cogíamos la Obere Alleestrasse, que estaba rodeada de acacias. Allí fue donde pregunté: 'Mami, en realidad, ¿qué significa en realidad?".

El libro no es el pago de ninguna deuda, sino el efecto de su pasión por la escritura, que acaso se le aceleró en aquellos años en los que Rayuela aún no era un libro, sino una manera de vivir. Detrás de su propia escritura ella ve, sobre todo, "a los latinoamericanos, y a ellos me abrió Julio; aparte de que me apasionan los cuentos de Joseph Roth, vuelvo siempre a Borges, a Bioy, a Silvina Ocampo, a los que he traducido al alemán... Ahora creo que voy a leer a Juan Carlos Onetti, me hablan tanto de él. Y Elías Canetti. ¿Usted conoce a Canetti? Qué grande es Canetti".

En Rayuela hay algunas pistas que llevan a Edith como la Maga, y aunque ella ahuyenta esa suposición salta como una espectadora asombrada cuando se le nombra a Mondrian, un personaje fundamental en la historia del arte que se contiene en la novela de Cortázar. "¿Mondrian? ¡Pero es maravilloso!".

Vuelve hoy a Londres, a la bruma que rodea un mundo (el mundo entero) que está ahora "peor que nunca". "¿Ha visto usted el horror que ha pasado en Virginia? Ese idiota segando tantas vidas". Soñadora, como en muchas partes de sus 55 Rayuelas, Edith Aron vive a sus 80 años como si aún tuviera detrás el asombro de vivir y la rabia de despertar. Abrió los ojos en París, dice, y ni en sueños los ha cerrado. Son potentes. Imposible decir si fue la Maga. Pero se le parece mucho.

(publicado originalmente por El País: http://www.elpais.com/articulo/cultura/Edith/Aron/propia/maga/elpepucul/20070420elpepicul_4/Tes )

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lunes, febrero 12, 2007

A 23 años de la partida de Julio Cortázar, el más grande cronopio

El 12 de febrero de 1984 partió a la inmortalidad, en París, Julio Florencio Cortázar, uno de los más grandes escritores del siglo XX. A pesar de todos y de nadie, de los cronopios y su querido Buenos Aires. Sin importarle aquella leyenda que decía que él nunca moriría, que era un eterno niño, y de la cual incluso Gabo y Carlos Fuentes habían sido partícipes. Han pasado 23 años desde ese día y la promesa de recordarle con una sonrisa en el rostro sigue vigente.


"Es tan difícil ser justo con la felicidad", decía Julito en Rayuela, con la inconmensurable certeza de que ni Oliveira, ni la Maga ni incluso Racamadour disentirían de eso que se puede llamar una verdad del día a día y, por lo tanto, una sentencia que suele pasar inadvertida.


Tal vez ahí, el más exquisito valor del creador de Historias de cronopios y de famas, ya que a raíz de esa severa visión del mundo, ausente de indulgencia y liviandad, Cortázar podía darle el sitial que se merece a tamaño sentimiento. Eso sí, sin cursilerías -a veces hermosas- pero con mucha consecuencia en su lugar.


Alguna vez dijo que no todo estaba perdido si aceptábamos que así era, si a pesar de esa terrible certeza tragábamos saliva y certificábamos la realidad y, luego de unos instantes de angustia, de duelo, empezábamos la búsqueda de una nueva salida, hacia la esperanza.


Quizá por eso el autor de Bestiario observaba atentamente el dolor del mundo y contestaba con una sonrisa, para no hacer las cosas más trágicas, para decirle adiós a la solemnidad. Porque en el humor encontró esa gran llave que necesitaba, no solo él sino, América Latina para reinventarse.


Esa forma tan dulce e irónica de transgredir, literatura en la que incluso las máquinas podían hacer huelga, los conejitos multiplicarse como si saliesen del sombrero de un mago, el mundo, sí el Mundo (la rayuela) convertirse en un gran juego, en esa espléndida excusa para saltar, perder, vivir y morir, y reinventar el planeta y a uno mismo. Comenzar desde el final, el principio o en algún rincón perdido de la razón, porque como mencionaría Beckett en Esperando a Godot: "A veces es necesario perderse para encontrarse".


Cortázar inició la magia de la complicidad, le dijo al lector 'dale y contéstame, dime lo que piensas' para que miles de jóvenes en todo el globo le dijeran que la obra les fascinaba o que les era abyecta.


Ese era Julito, quien con Octaedro y La vuelta al día en ochenta mundos hizo del arte una viñeta y de la literatura una excusa, para encantar y cavalgar a bordo de una París que no acaba nunca, de una fantasía, en cofradía.


TANTAS VECES JULIO. "Acababa de terminar mi primer libro de cuentos, me sentía lleno de ciertas ataduras, con ciertos temores de infringir la regla, el academicismo, la sintaxis, la gramática, y Cortázar fue para mí una especie de ventarrón de libertad con su manera deshilachada, rota, de crear un párrafo, sobre todo en sus relatos, que es lo que yo leí en ese momento", contaba Alfredo Bryce Echenique en una entrevista, hace ya varios años.


Pero no solo a él lo conmovió el gran maestro del cuento que era Cortázar, sino al mismo Jorge Luis Borges, quien de alguna forma había implantado las reglas de una literatura mucho más solemne, sombría, intelectual.


Cuenta el creador de El Aleph que, una tarde de mil novecientos cuarenta y tantos, cuando este se desempeñaba como secretario de redacción de una revista literaria, se presentó un muchacho muy alto trayéndole un manuscrito. Ante esto, Borges le pidió regresar en diez días, luego de los cuales le daría su opinión. Honda -y grata- fue la sorpresa al verlo entrar tres días antes por la misma puerta.


"Le dije que su cuento me gustaba y que ya había sido entregado a la imprenta. Poco después, Julio Cortázar leyó en letras de molde Casa Tomada con dos ilustraciones a lápiz de (mi hermana) Norah Borges. Pasaron los años y me confió una noche, en París, que ésa había sido su primera publicación. Me honra haber sido su instrumento", sentenció el maestro.


MATASANOS, AUTOPISTAS Y OTRAS SALSAS. Julio Cortázar parecía ir en contra todo, incluso de la lógica misma. Años antes, había empezado su gusto por la lectura y, dado que era un niño muy enfermizo y pasaba grandes temporadas en la cama, devoraba cada ejemplar que su madre le suministraba. Tanto así que un 'médico' le aconsejó dejar de leer por un tiempo.


Esto no fue así y siguió leyendo y escribiendo, poemas, cuentos e incluso una novela que su madre siempre escondió, para evitar que este la incinere. Pero antes de este feliz episodio ocurriría lo elemental, la duda de su madre ante tamaña creación artística de su vástago y, pese a que este le aseguró que los escritos eran suyos, ella pensó que no era así.


Esa fue la primera gran decepción de Cortázar, algo que más tarde describiría como el "descubrimiento de la muerte".


Pasarían los años y, ya en Francia, publicaría Todos los fuegos el fuego, una de sus obras maestras. Precisamente uno de los cuentos de este volumen titulado "La autopista del sur" fue elogiado por gran parte de la crítica y llevado al cine más tarde.


Pero lo más interesante -y anecdótico- es que dos meses después de la presentación de la obra, viviría en carne propia en París, un atolladero de tamañas proporciones por un lapso de más de cinco horas.


La 'venganza del destino' podrían decir muchos, lo cierto es que el autor de Octaedro le recordó las madres a los funcionarios de la Municipalidad y del Gobierno, conversó durante horas con sus 'vecinos' de pista, socorrió con agua a alguna niño víctima del calor, pidió algún cigarro a sus compinches de asfalto.


Sí, vivió lo mismo que los personajes del cuento, por primera vez. Ahora entendía las grandes puteadas de sus amigos cada vez que lo recordaban por estar enfrascados en tamaña situación.


CORTÁZAR Y LOS GATOS. Cortázar amaba a los gatos, quizá porque se le parecían mucho en lo solitario y aparentemente inmortal, en lo exagerado y juguetón, en lo tiernamente flojo. La postal con Franela, tomada por Ulla Montan en París, en 1981 es entrañable.


Sin embargo, una foto tomada en 1976 en esa misma ciudad es todavía más elocuente en ese sentido y muestra a un Cortázar hogareño y muy juguetón, con la cámara de fotos en la mano, arregostado en un lado de la pared en un fascinante momento de comunión con un minino, quien sabe el mismo.


ARTE POÉTICA. Cortázar pudo haberse equivocado en algún momento al opinar políticamente de Cuba pero eso era y nada más, el error de un hombre, un hombre culto pero quizás algo ingenuo y soñador. Pese a esto, su obra está incólume, no solo por la majestuosidad de sus historias, por la capacidad de abstracción de sus personajes, por el diálogo con la realidad y la ficción.


Porque a diferencia de muchos otros tenía un trabajo finísimo con el lenguaje, convirtiéndolo en uno de esos escritores preciosistas por excelencia.


Para muestra un botón: "No pregunto por las glorias ni las nieves, quiero saber dónde se van juntando las golondrinas muertas".


Y es que el "argentino que se hizo querer por todos" es de aquellos genios que dan para llenar la libreta o subrayar a más no poder el libro.


"Los ídolos infunden respeto, admiración, cariño y, por supuesto, grandes envidias. Cortázar inspiraba todos esos sentimientos como muy pocos escritores, pero inspiraba además otro menos frecuente: la devoción", comenta García Márquez en el prólogo homenaje del libro Todos los fuegos el fuego, de editorial Norma.


Ahí también menciona que se debe recordar a Cortázar sin solemnidad ni homenajes póstumos, pues este moriría de nuevo, esta vez de vergüenza, de solo verlos.


Desde ya, esta página le hace llegar sus disculpas por si llegara a incurrir en tamaño desencuentro y reitera, no sin antes levantar el volumen a Thelonious Monk, escuchar su piano como una piedra en la oreja y excomulgar a tanto indiferente, a tanto fama que anda por ahí.


Por eso desde ese día, Charlie Parker, Henry James y Fitzgerald -y más tarde Eielson- tocan junto al gran Cronopio en el más allá. Como siempre, como la vida en un eterno derruir que no dice basta, que no duerme, que se deshace en la tinta fiel de aquél Caballito de juguete que nos espera en algún lugar.


Y es que sí: "Hace muchos años nos citamos esta tarde. Es verdad. No importa cuando, porque ya ves que no pudimos olvidarlo y aquí estamos puntuales".



Artículo original de Rudy Torres Villegas para Peru.21

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